Sócrates vs Protágoras

Sócrates¿Por qué hay hijos buenos de padres malos y viceversa?
Es el tema de la educación.

En esta obra se trata de entender cómo un problema moral, que sólo pertenece a los dioses de la cultura griega, se puede “bajar” a tal punto que los humanos logren enseñarla en las aulas. Es de nuevo el afán de Prometeo tratando de robarles el secreto a los dioses para entregarlo a los humanos.

Los protagonistas son Protágoras (sofista maestro profesional) y Sócrates que convierte este asunto de la enseñanza de la virtud en un aparente enredo. Platón es el autor de tan portentosa pieza.

Protágoras dice que la virtud  se enseña y está tan convencido de ello que va por las ciudades lleno de optimismo pedagógico cobrando por sus lecciones sobre la virtud. Sócrates lo felicita por  semejante labor pero difiere en un punto y este es el tema del Protágoras.

 Hay cuestiones que se enseñan como construir barcos, hacer zapatos, muebles, etc. Y para esto son necesarias las instituciones educativa, tecnológicos, universidades, los maestros, los cursos, los presupuestos suficientes para las mismas. Pero en otras cuestiones hay que caminar despacio porque pueden ser  de tal manera subjetiva que cualquiera puede dar su opinión difiriendo de los otros.

Sócrates está convencido de lo mismo, que la virtud se enseña, pero quiere despejar la pregunta de cómo una cuestión tan huidiza, o de criterios valorativos, puede enseñarse. Con la mayor facilidad se puede recomendar que se sea virtuoso pero ¿cómo ser virtuoso? Como si alguien dijera es bueno o necesario ser corredor de maratones. Pero es diferente a saber la técnica de corredor de maratones y llevarla a la práctica.

Esto de la virtud que amenaza  volverse un aburrido tema académico está más cerca de la gente de lo que parece. En otras palabras, el mundo está lleno de críticos del gobierno equis  pero cuando esos críticos  llegan a ser gobierno no saben qué hacer. Con mucha frecuencia la preclara oposición   ya en el gobierno es  tan torpe como los torpes anteriores. ¡Y hay marcas que se superan!

 No es lo mismo ser un crítico, un  “recomendador profesional”, que ser el ejecutivo soñado. 

Sólo hay una manera de esclarecer el huidizo asunto de la virtud y es introduciendo una contra tesis. Pregunta Sócrates: ¿Por qué Pericles no pudo enseñar a sus hijos a ser tan grandes como él? O ¿Por qué hay hijos buenos de padres malos y viceversa?

El resultado va a ser desconcertante. Protágoras acaba dudando de lo que enseña.Y Sócrates, que defiende  que la virtud no se enseña, declara ante los presentes de la asamblea  que la virtud puede ser enseñada en las aulas.

Al final Sócrates parece haber ganado la partida. Se sirve de una jugada que tenía escondida bajo la manga. Trata de demostrar que la virtud es lo mismo que el saber.  Se auxilia del concepto del valor.

¿El valor se enseña, no? (¿valor de valiente?¿qué valor? ¿el de los juicios analíticos o el de los juicios sintéticos?).  Pues así con la virtud! Todo depende de que se emplee la educación adecuada.

En realidad  el Protágoras se trata de un encuentro de calentamiento, como en el box, para ser desarrollado más tarde en varios “raunds” o asaltos. El desenlace de este asunto de la educación  Sócrates lo dará por terminado en otra obra conocida como Gorgias. 

En Paideia Werner Jaeger escribe: “Sospechamos que Sócrates, dado el desenfado con que se manifiesta en el Protágoras, se está burlando de todos los sofistas y de nosotros mismos. Y exigimos que por fin nos hable  seriamente acerca  de un problema de tanta  seriedad. Esto es lo que hace en el Gorgias, que es, desde todos los puntos de vista, el perfecto hermano gemelo del Protágoras y el complemento indispensable del temperamento irónico vertido en éste”.

Hipócrates, amigo de Sócrates,es el que quiere aprender del sofista Protágoras. Como apuntamos,al final del largo diálogo entre Protágoras y Sócrates los pareceres se van a invertir. 

Se ha llegado a una aporía(camino sin salida). Sócrates ahora acepta que la virtud es una ciencia y, como tal, se puede enseñar.En cambio Protágoras, que sostenía que la virtud s e podía enseñar,a tal punto que eso era lo que iba enseñando por las ciudades griegas, y por eso cobraba, ahora admite que  la virtud no es una ciencia y que por lo tanto no se puede enseñar... 

Por lo pronto ambos contendientes nos han dejado la idea que hay cosas que se pueden enseñar y otras que son por sí...

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