H. Bergson y la risa

La risa
Henri Bergson
Colección Austral, número 1534, 1994, México, D.F.

La risa en lo general acerca a las personas, no las separa. Ese es su enorme aporte social. Es la contraparte de los gritos iracundos que erosiona las relaciones entre los individuos: “La risa tiene precisamente  como función la de reprimir  las tendencias separatistas. Su papel  es corregir la rigidez  cambiándolas en agilidad, readaptar a cada uno a los demás, suavizar, en suma, las aristas”.

Sin embargo hay risas que responden a  toda clase de situaciones cuya función es correctora, como cuando tropezamos y los otros se ríen de nuestra distracción. Sentimos una mezcla de ira y vergüenza. Bergson dice que en esta situación se requiere “tensión y elasticidad” para poder adaptarnos. Y salimos fortalecidos.

Se apresura a prevenir  ante las personas que no son capaces de sentir esta tensión y adaptación. En ellas “surgen las profundas inadaptaciones a la vida social, fuente de  miseria, y a veces acaso de crímenes”. Estos individuos no ríen o, cuando más, ríen con la risa del diablo, un segundo antes de jalar el gatillo de la pistola.

“La risa es el remedio especifico de la vanidad y el defecto esencialmente  risible es la vanidad”

Nos reímos del padecimiento o la deformidad física de otros, más que burla, es altamente reflexiva: ¿por qué?, nos preguntamos, remitiendo la interrogante a los dioses  o a la genética. O siniestra cuando un sádico s e ríe del dolor ajeno. También hay risas frente  a los tragicocómicos chistes de los payasos profesionales. Risas obscenas como resultado de los chistes picarescos pero, dice el autor, todo eso sucede en la longitud de lo humano: “No hay nada cómico fuera de lo que es propiamente humano”. Un paisaje será hermoso, o la luna brillará esplendorosa a en el cielo de la media noche, pero jamás serán risibles.

La risa requiere del concurso de la gente porque no se da en la soledad. Aun el que va por la calle, y de pronto se echa a reír es que recuerda alguna situación acaecida con alguien más. En la época del celular  vemos a solitarios festejando algo con otro que está en alguna parte, tal vez muy lejano en el ciberespacio: “No se saborearía lo cómico si se sintiera uno aislado”.

Si bien la risa no se da entre gente de diferente idioma. Una de las grandes pruebas de que se domina un idioma e s precisamente su reacción en situación de chiste o broma. Por eso vemos que el extranjero se queda indiferente, ante un chiste que s e cuenta en grupo, en tanto los otros se desternillan de risa: “La risa debe responder a determinadas exigencias de la vida en común”.

Las complejas risas, de alto valor positivo social, sin lugar a dudas, que están enmarcadas en lo que s e llama “fuego amigo”.  Un grupo de amigos platica libremente en la reunión después del partido de futbol y uno de ellos dice: “Sí, estoy viejo pero no tanto como Juan” Y ni Juan ni nadie se siente agredido y todos estallan en carcajadas. En México  una carcajada es más cálida, tiene más hermandad, que una risotada y mucho más  que una “simple” risa.

Sobre todo tipo de risas no hay que olvidar lo que Bergson dijo al principio. La risa reprime las funciones separatistas. Su función es corregir la rigidez, readaptar y suavizar las aristas que pueden estar erosionando a la sociedad.

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