Bibliografía: La mujer frígida
Autor: Wilhelm Stekel
Ediciones Iman, Buenos Aires, Rep. Argentina
1956
Este psiquiatra nos relata que el humano tiene la necesidad de ser curado cuando siente que alguna enfermedad lo agobia, pero al mismo tiempo, en algún tipo de enfermo, propiamente el neurótico, se resiste a ser curado.
Lo vemos en el individuo que consulta a tres médicos. Acude al médico con todo empeño y responsabilidad por su salud que siente quebrantada. Al salir del consultorio, todavía con la receta en la mano, exclama: qué tal si es otra cosa la que tengo. Para salir de dudas consulta a un segundo médico. Este le ha recetado lo mismo que el otro pero, considerando que un laboratorio es de calidad más confiable, anota en la receta la misma medicina pero con el nombre muy propio de su marca comercial. El enfermo al ver que hay discrepancia decide que los doctores no saben y consulta a un tercero. Es el viejo ejemplo de querer curarse y al mismo tiempo tener una justificación de permanecer enfermo.
O bien si pertenezco a algún servicio médico como sería el caso, en México, del Seguro Social, para los trabajadores de las empresas libres, o el ISSSTE para trabajadores al servicio del Estado, me parece que mi médico es incapaz, o muy burocratizado, y voy a la dirección de mi clínica a pedir que me cambie con otro médico o con el médico de otro turno…
Hay aquí también la intención de curarse ya la vez la decisión de permanecer enfermo. Porque ambos médicos me han señalado que para combatir de fondo el mal me abstenga de comer esas grasas de carnes rojas, particularmente las de borrego y las de cerdo, y a la vez que haga ejercicio físico de manera regular, según mi edad. Pero sigo comiendo esas grasas y también sigo en el sedentarismo patológico.
En concolusión, digo, esos médicos no saben y, pasado algún tiempo, volveré a pedir al director que me cambie de médico. Stekel dice:”Si hay voluntad de ser curado, existe también, la antítesis, la voluntad de permanecer enfermo…Todo neurótico procura que su neurosis sea insoluble para siempre y que sea suprimida toda posibilidad de curación”.
A estas alturas del asunto Stekel menciona que el narcisismo se ha hecho evidente, en el objeto de su estudio, que es la mujer frígida: “No ama más que a sí misma y a todos los que la admiran. Cuando un hombre le hace el amor diciéndole que es muy bella, se siente triunfante, le ama en seguida, es decir, se ama a sí misma”.
Pero ¿cuál es el objetivo de esta conducta? Uno de ellos, puede haber varios, es un sentimiento de inferioridad a que está siendo tomada, o tomado, en cuenta, cada día menos: “Tiene necesidad de la enfermedad, porque con su ayuda domina el ambiente que le rodea”.
Una reflexión final que hace Stekel, refiriéndose en este caso a una mujer: “Deseosa de salud, derrocha una fortuna en sanatorios y en médicos, aun siendo tan celosa de su enfermedad”.
Muchas de estas patologías Stekel las aplica por igual al hombre que a la mujer. En ella la cosecuencia es la frigidez y en el hombre la impotencia.
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