Tlamatzinco es el sitio del templo mayor dedicado a Tezcatlipoca; donde está el que aprisiona. Armando Altamira Gallardo escribe sobre alpinismo y literatura.
Emerson y la novela
Su entusiasmo por la novela (porque se lean novelas y se escriban novelas) perfila un estilo muy emersoniano.
Primero recuerda los lugares comunes de este género tales como “Ella era hermosa”, etc. O los temas como las infidelidades amorosas, no menos tautológicos, el asesinato, el dinero, el poder…Quizá sea una etapa por la que pasa el lector de novelas. Así como casi todos tuvimos de niños nuestra etapa de leer a los “comics” o la llamada novela negra de detectives y hampones o las subidas de tono erótico. Todo es parte del paquete de la formación (habito) del lector de novelas.
Hasta que va reduciendo su lista de autores según su particular modo de ser, leer, pensar y actuar, a no más allá de una o tal vez dos docenas de autores: “considera lo que tú mismo posees en la más pequeña biblioteca selecta. Una colección de los hombres más sabios e inteligentes que se pudieron seleccionar de todos los países civilizados en mil años y que han puesto en el mejor orden los resultados de sus conocimientos y de su sabiduría.”
Considera que hay libros malos y libros buenos. Es necesario aprender a distinguirlos a través de la práctica de leer. Buenos en la perspectiva de avanzar en la elevación de los pensamientos y las actitudes para el individuo que redunde en una mayor calidad de vida para la sociedad. La regla de oro sería atender el dicho de “dime quién eres y te diré que lees”. No al revés. Si se leen cuestiones edificantes o vulgares. Cuando ya se han superado las etapas que mencionamos más arriba.
En otras palabras, creemos, hasta la paranoia, que el mundo es malvado, porque vemos noticieros televisivos o escuchamos la radio que reflejan un mundo bajo, lo mismo que los titulares de los periódicos. Lo que están haciendo, los intereses detrás de la pantalla, es una abstracción de la vida de trabajo y estudio a los que está entregada la población general. Emerson lo dice de esta manera: “No leas libros mediocres, y huye de los productos de la prensa en la charla ordinaria…Si vas con el pueblo bajo pensarás que la vida es baja. Lee a Plutarco, y el mundo es un lugar noble y elevado al que pueblan gentes de cualidades positivas.”
Emerson, en este asunto de la novela, se inclina, sin dejar de ser lector universal, al tema de la novela que diga más de la naturaleza que del hombre. Al estilo de Roger, Frisón Roché, autor francés celebre de la novelística de alpinismo (El primero de la cuerda, Grieta en el glaciar…).O Emilio Salgari en donde la naturaleza es el personaje central y la actuación del hombre un elemento adyacente. Pirata ingleses (buenos) que van a rescatar a la muchacha prisionera del hacendado español (malo). Para ello tienen que cruzar la selva. Es cuando Salgari nos va describiendo el mundo maravilloso de la flora y la fauna centroamericana, las condiciones climatológicas.
Emerson recuerda una larga lista de novelistas de prácticamente todas las razas y todos los tiempos y dice cual puede ser la ganancia social de todo eso:”abren amplio campo a las esperanzas y las nobles aspiraciones”. Y, sobre todo este valioso panorama cultural, Emerson recomienda la lectura de los libros sagrados que cada nación ha escrito, vivido y puesto como guía de actuación. “Existen además libros que han adquirido en el mundo una autoridad casi canónica y que expresan los más altos sentimientos y las más elevadas esperanzas de las naciones.”
En un mundo que se quiere llevar al modelo de Lucrecio y Parménides, esta mención a los libros sagrados no gusta a más de cuatro. Pero él no olvida que hay libros sagrados que educaron y guiaron a todo un pueblo durante miles de años como La Ilíada de los griegos, el Popol Vuh de los mayas, la Biblia de los judíos, el Corán de los árabes, etc.
Sin omitir a esos libros sagrados,no escritos,que las razas o las etnias, de todo el planeta, viven diariamente, día tras día,a travé de sus ritos y leyendas, como lo huicholes y tarahumaras (y otras cincuenta y cinco etnias más) de México.
Y algo para hacer reflexionar, como autocrítica, cuando se está en el terreno de la lectura. ¿Cuánto tiempo diario le dedico a la lectura de libros de cultura?: Emerson dice: “Lee durante cinco horas diarias alguna cosa y no tardarás en ser instruido”.
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