Mural dedicado a Don Quijote en la Universidad Nacional Autónoma de México.


La Facultad de Veterinaria  tiene un monumento a la dialéctica protagonizada por la razón y la sinrazón. No se asusten. No es un pensamiento etílico o mescalinero. Estamos hablando de Sancho Panza y Don Quijote.

 En realidad es un mural revestido   con muchos cuadritos de porcelana estilo de la que se hace en Puebla, que llaman de Talavera. Cada cuadrito representa un escena de la novela de Miguel de Cervantes Saavedra. Ojalá que los trabajadores de la UNAM y todos se den una vuelta y la conozcan. Los que ya  leyeron esta obra  identificarán algunas escenas. Los que no, será un modo ameno para agarrar contacto con ella.

 Parece que la lectura de esta obra se dificulta a los mexicanos por varias causas. Lo correcto sería decir “por varios efectos”. Pero no se acostumbra decir el resultado antes del origen. Lo normal es decir “la causa y el efecto”. Y aquí la causa es que se trata de un autor español. Por razones históricas eso cuenta, aunque usted no lo crea. Casi estamos por apostar que primero leemos La Ilíada, La Eneida, La Divina comedia (y sus dos mil notas aclaratorias), o La Guerra y la Paz, que Don Quijote.

 No vamos a repetir el lugar común  de que el genio es universal y la cultura también es universal. Cervantes es español y España ha dado grandes hombres de letras y, a nuestro parecer, no hay porque diluir ese genio en “lo universal”. Como sea, el genio de Cervantes, en esta obra, no fue que creara dos personajes casi cómicos y que los echara a andar por los llanos de La Mancha y haber qué tanto se les ocurría hacer en el camino.

 Lo que hizo primero Cervantes es querer contar lo que los filósofos de todos los tiempos nos han contado. Que hay una razón y una sin razón.  Es decir, el fenómeno y el abstracto. La materia y la idea. Pero no escribió una historia de la filosofía o un ensayo para decirlo.  Escribió una novela en la que dos estrafalarios personajes van por tierras españolas diciendo y haciendo ocurrencias muy concretas o, muy a doc, con lo que el autor quería decir.

 El mural referido se localiza en la entrada principal de la Facultad. Es decir en la entrada oeste. Una placa contiene la explicación que este mural se encontraba originalmente en la Granja Porcina de Zapotitlán. Desde el 12 de marzo de 1998 está en este lugar de Ciudad Universitaria.

 Las manifestaciones del Humanismo están por todas partes de Ciudad Universitaria de la UNAM, plasmadas en sus murales  y esculturas. Pero de nada sirve que estén ahí sino nos detenemos a verlos. La placa referida dice: “La Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (de la Universidad Nacional Autónoma de México) la ubicó en este lugar para solaz  y memoria de su comunidad”. Lo menos que podemos hacer, ante tan generoso gesto, es visitar este mural. Y, viendo los cuadritos, a lo mejor nos animamos y leemos la novela.

No hay comentarios:

Publicar un comentario