COPLESTON Y LA GLOBALIZACIÓN DE LA CULTURA




Filosofía y culturas
Frederick C. Copleston
Fondo de Cultura Económica, México
1984

Esta obra es el resultado de las conferencias  “Martín D´Arcy”, dictadas por Copleston en Campion, en Oxford, durante el otoño de 1978.
Se trata de un esfuerzo por conocer la manera de pensar de  individuos que viven en otras sociedades: “es muy de desear que ampliemos nuestros horizontes y conozcamos  las maneras de pensar de otros pueblos, de otras culturas distintas de la nuestra.” Y de esa manera  reafirmar y enriquecer la propia. ¡Ah, y respetar a las otras!
F.C.Copleston

Si algo trascendental  tiene la vesánica rapiña de las guerras es llevar la cultura a otros pueblos. Si bien, al precio de la destrucción de la cultura del pueblo invadido. Los griegos contra los troyanos, los argentinos contra los ranqueles, los ingleses contra los argentinos, los norteamericanos contra los pieles rojas, los romanos contra los españoles, los españoles contra los mexica, los mexicanos mestizos contra los indios mexicanos y sus particulares culturas, los romanos contra los cartagineses, etc.

Lo que Copleston plantea es el modo cultural de conocer otros modos de pensar sin recurrir a la patológica costumbre de destruir. Porque lo que los ejércitos de invasión destruyen en una semana los antropólogos tardarán siglos en reconstruir, al ejemplo de la Troya de Homero o del todavía misterio casi impenetrable de Teotihuacán.

Se podría pensar en los historiadores como una fuente de información de la vida de los pueblos pero está visto que esta respetable ciencia está plagada por gente que escribe, como dice Shakespeare: “…desde nuestros tiempo y según nuestros intereses”.

 Nos queda  recurrir a los filósofos pero estos se dan en maceta y en cambio es mucho el   material por exponer. Por si fuera poco, y como la labor del filosofo es pensar, por lo general los gobiernos, desde la antigüedad en Grecia, los ven con malos ojos y les siembran el camino de piedras (o les ofrecen la cicuta) y de ahí que un filosofo gane más o menos veinte  millones de pesos, menos, al mes, que un futbolista. Sin embargo por  ahí andan los filósofos, y hay que buscarlos ya que no todo el mundo puede conformarse con el sentido común que nos ofrecen las telecomedias de las abuelitas: “Hay pocos filósofos (dice Copleston), y, con algunas excepciones, en general no influyen  en los destinos de los pueblos de una manera visible o dramática... Aquellos a quienes por uno u otro motivo no satisfacen las tradiciones miticas ni las éticas y religiosas debían volverse hacia la filosofía, aunque fuera sólo  para justificar su escepticismo. ”

  Ahora habría que cambiar la imagen: un hombre sin rostro buscando  en el  día, con su lámpara encendida, a un filósofo...

La intención de Copleston   es reunir, conocer, y conservar las culturas, para vivir del beneficio de la gran cultura de la Humanidad. ¿De qué sirve tener los libros del Popol Vuh, precioso legado de los mayas o la Ilíada de los griegos o los Upanishads de los indios o las máximas de Confucio, si las desconocemos?

Copleston nos invita a que conozcamos los otros modos de pensar al nuestro que, ya sobre   la vereda, nos damos cuenta que no son tan diferentes. Es un modo de decir que nos alejemos del escorbuto cultural que significa conocer sólo  un modo de pensar, el mío. Porque está visto, a través de los siglos, que el solipsismo cultural es una amenaza mortal para la cultura de las etnias.

“Frederick Charles Copleston S.J., (10 de abril, 1907, Taunton, Somerset, Inglaterra3 de febrero, 1994, Londres, Inglaterra) fue un sacerdote de la Compañía de Jesús y un escritor de filosofía. Copleston se convirtió al catolicismo romano mientras asistía al Marlborough College. Fue el autor de la influyente obra Historia de la filosofía, publicada en once volúmenes. Es conocido además por el debate que sostuvo con el famoso pensador inglés Bertrand Russell, transmitido en 1948 por la BBC. El debate se centró en la existencia de Dios. El año siguiente debatió con A. J. Ayer sobre el positivismo lógico y la significación del lenguaje religioso.”





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