SCHOPENHAUER ANTES DEL ALZHAIMER




La cuádruple raíz del principio de razón suficiente
A.    Schopenhauer
Buenos Aires, Losada, 2008

Los genios tienen mala memoria y el hombre del común goza de buena memoria.

Porque aquel maneja muchos conceptos y el segundo pocos: “El genio no suele tener muy buena memoria y esto se explica por la gran cantidad de pensamientos y de combinaciones que maneja, que no le dejan tiempo de repetirlos.”

Como la madre que tiene diez hijos, cuando quiere llamar a Juan,  pronuncia varios de los nombres de los otros hijos antes de acertar con el de Juan. Esto no sucede con la mujer que sólo tiene un hijo o dos.

 O como alguien  que, estando en la cocina, se levanta y va por algo a la sala pero al llegar ya se le olvidó por qué iba. Se debe que en ese corto tiempo le vino un tropel de pensamientos y la motivación original acabó extraviándose, al menos por el momento.

Por eso el relato oral de nuestros abuelos cazadores, campesinos, o granjeros, al igual que Homero, eran capaces  de repetir un relato de manera tan igual como hacer dos fotografías del mismo negativo.


En cambio el genio, o el hiperactivo citadino, desde que se levanta ya están pensando en tantas cosas que, si se les preguntara de qué color son los calcetines que llevan puestos, no sabrían  decirlo.

Igual sucede con el que lee sólo un libro cultural al año, podría casi repetirlo de memoria. Caso contrario el que lee varios o numerosos:

“Así se explica que hombres que leen incesantemente novelas pierden la memoria, porque a ellos les sucede como al genio: que la multitud de representaciones, que aquí no son conceptos y combinaciones, sino rápidas impresiones pasajeras, les quita el tiempo para la repetición, así como la paciencia.”

De ahí que tanto Ortega y Gasset, como Santayana, Nietzsche y el mismo Schopenhauer, son de la opinión que se lea mucho pero de pocos autores, para evitar  el galimatías intelectual, dicho de otra manera, el eclecticismo disolvente que campea en no pocas  sectas intelectuales.

En el subcapítulo  45, que se refiere a la memoria, Schopenhauer señala que  algo vivido empíricamente se recuerda más en el tiempo que algo leído o aprendido de manera oral. Podemos leer tres cuartillas, del tema del beso, pero nada perdurará como el segundo en el que nuestros labios tocaron los otros labios.

Si queremos grabar algo  de manera duradera, y con precisión, necesitamos darle una imagen o referirlo a algo:
 
A.Schopenhauer (1788-1860)
“Cuando queremos retener profundamente  algo en la memoria, hay que referirlo a una imagen sensible, ya directamente por un ejemplo, ya por una simple comparación cualquiera, pues lo percibido intuitivamente se adhiere de un modo más sólido que los simples pensamientos abstractos y que las palabras. Por eso retenemos mejor lo que nos ha sucedido que lo que hemos leído.”  

De ahí que todo capital cognoscitivo del intelectual necesite volver a repetirlo, visual y mentalmente, sino quiere que se le  escape:

“Así se explica  que nuestros conocimientos  cuando no los ejercitamos, acaban por desaparecer paulatinamente de nuestra memoria, porque sólo son objeto de ejercicio de la costumbre; así, por ejemplo, olvidan los sabios  su griego, y los artistas que vuelven a su patria, su italiano…De aquí que quien aprende varios idiomas, debe leer de cuando en cuando obras en dichos idiomas para conservar su posesión.”









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