FICHTE Y SU NECESIDAD VITAL



El destino del hombre
J.G.Fichte

¿Con relación a qué las cosas se mueven?

Observar las cosas, en su constitución física y en sus traslaciones, es lo que hace pensar a Fichte  en que todo esto es en relación a algo inmutable y eterno:

“Yo necesito que exista algo fuera de la mera representación, algo que sea, que haya sido y siga siendo independiente de la representación; algo de lo cual la representación no sea sino mera espectadora, sin producirlo sin poder cambiar la menor de sus partes.”

El antropocentrismo le parecía de importancia extraordinaria pero no razón suficiente que explicara la presencia de fuerzas vitales. Estaba convencido que los átomos siguen reglas pero que no hacen juicios subjetivos. Y en ocasiones ese antropocentrismo se acerca a un narcisismo auto contemplativo, por más redundante que esto parezca.
En la acción, con contenido moral, veía la solución. Decía para sí mismo:

“Tú no existes para una mera observación  o expectación de tí mismo, ni para incubar eternamente tus propias  impresiones, sino para la acción, la acción y sólo la acción determina tu valor.”

Sus habilidades cognitivas le proporcionaban fluidez para la especulación pero, frente a la belleza, resultaban una camisa de fuerza que no iba más allá de la causalidad de billar en  una partida de tres bandas.

Se preguntaba a qué se debía esa motivación que lo impulsaba tan vivamente, desde su individualidad, a hacer cosas con y parar el mundo. De algún modo percibía que era motivado por algo que no  pertenecía al mundo atómico de Heráclito:

“algo existente fuera del conocimiento, por su naturaleza completamente independiente fuera de él…Este algo existe, lo sé intuitivamente pero he perdido la pista por medio de la especulación… ¿De dónde nace aquella voz que en mí interior resuena, y que me lanza fuera de la representación?”

Es un acto de libertad mediante el yo que me defino y  afirmo.

“La fuerza real debe estar fuera de ellos, y como tal, existir por sí misma”

Por momentos parece encontrar de dónde le viene esa necesidad de creer en una razón vital que no puede encontrar en el mero chocar de los átomos:

“Toda mi convicción es fe, y no es otra cosa, y proviene de mis sentimientos, no de mi inteligencia…Si sólo ejercito la inteligencia descuidando la voluntad, no conseguiré sino la posibilidad de perderme en el vacío  de las sutilezas y los sofismas.”

Al final Fichte va  al recurso de la intuición. Acepta, intuye, la existencia de la razón vital sin cortapisas pues no intelectualiza el hecho sino que lo siente. Pero la intuición no se queda ahí sino que exige un mayor acercamiento a una fuerza exterior a él:

“Estoy firmemente persuadido  que no lo percibo, sino mediatamente por sus manifestaciones; sin embargo le atribuyo  una existencia  independiente de mí.”

 
Fichte
“Johann Gottlieb Fichte (Rammenau, 19 de mayo de 1762Berlín, 27 de enero de 1814) fue un filósofo alemán de gran importancia en la historia del pensamiento occidental. Como continuador de la filosofía crítica de Kant y precursor tanto de Schelling como de la filosofía del espíritu de Hegel, es considerado uno de los padres del llamado idealismo alemán.”




















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