LEIBNIZ Y SU VACUNA CULTURAL


Como los príncipes de Las mil y una noche, el novelista tendría que dejar por un momento su narcisismo y mezclarse con la gente del mercado y escucharla. Conocer sus necesidades materiales, sus carencias y sus aspiraciones. ¿Qué lo nutre de la tierra y que patología le impide levantar el vuelo?

 Falta el naturalismo de  Thoreau que, al caer la noche, regresa del
campo con su mochila llena de notas, sus botas barrosas y sus sobacos sudorosos.

Encontraría el novelista  que “Los hombres necesitarían los idiomas, las lecturas, la conversación, las observaciones de la naturaleza y las experiencias del arte”, dice Leibniz. Encontraría que ese pueblo está desculturizado.

 No que alguna vez haya estado culturizado  sino porque, entre la economía demandante de su miserable sueldo mínimo, y lo sensacional de las noticias, no tuvo tiempo de allegarse información de calidad. Lo que hay de calidad en las pantallas es tan poco que casi pasa desapercibido. Y antes que  el libro de la Paideia llegue a sus manos llega el panfleto  con palabras calientes…

Por si fuera poco, periódicamente, cada cuatro o seis años, las elecciones de sus representantes populares lo saca de sus rutinas y lo hace sentir tan importante que con su voto podría cambiar al mundo. El infaltable plan B, que sigue a las elecciones,  también lo distrae cuando los economistas hacen responsables a los políticos y estos culpan a la oposición camaral y entre tanto ya subieron otra vez  los precios de la gasolina y el gas y con ellos el pan, las legumbres y la carne se fueron a las nubes y el sueldo mínimo se hizo más mínimo.

Se daría cuenta el novelista que algunos escritores, al estilo de Faulkner, Tolstoi, George  Eliot (Mary Ann Evans), Jane Austen, Tom Wolfe, John Updike, Margaret Mitchell, C.S. Lewis, no gustan mucho porque siguen el ritmo lento de los acontecimientos, al parecer intrascendentes.

Es la malformación que los medios y las películas proyectan en nosotros diariamente porque lo suyo es lo sensacional, no lo cultural.

El drama es que no sabemos ya cuál es la realidad. Alguien escribió una cosa por demás acertada aunque parece algo complicada: “el problema es que no sabemos qué es lo que no sabemos.” Sólo sabemos que la desculturización nos ha metido en el loco mundo de lo sensacional: “Hoy sólo hubo noventa muertos en la carretera 42, en la estación de trenes de la ciudad rusa de Volgogrado murieron 16 personas y otras 40 están heridas, debido a un atentado suicida, en Ciudad Juárez, frontera con Estados Unidos, aparecieron otras dos fosas clandestinas con cadáveres de mujeres, y damos la vuelta a la hoja buscando en la cartelera de los cines.

Se nos dificulta ya vivir en el estado de ánimo campirano. Alguien nos condicionó para lo sensacional, aunque eso desgaste nuestros nervios, nos haga vivir en la paranoia y creamos que    la aleatoriedad virtual de la pantalla de televisión es de alguna manera parte de nuestra vida.

Ese novelista, como los príncipes de Las mil y una noche, al regreso en su computadora, necesitaría decirle a su pueblo que muchos hombres de pensamiento de calidad, de todos los países y de todas las épocas, han escrito para nosotros obras valiosas, sólo hay que ir a su encuentro. Darles crédito y citarlos (no omitirlos, no negarlos), como un reconocimiento a su legado. Decirle que no fueron los extraterrestres los que nos trajeron esos libros sino hombres y mujeres de este planeta.

 Desde esta perspectiva de la normalidad reencontrada  veríamos lo de Volgogrado como una tragedia en toda su dimensión, no sólo como una noticia más y pasa la hoja a ver cómo quedó el partido de futbol entre el Barcelona y el River Plate. 

Decirle al pueblo del mercado que Jean Wahl, el filósofo marsellés, nos recuerda en su valiosa obra Introducción a la filosofía, que “debemos buscar allende una visión más rica y más adecuada de la realidad. El paso de nuestro espíritu por las grandes filosofías nos traerá siempre una ganancia inestimable. Debemos familiarizarnos con ellas y atesorarlas en nuestra memoria.”

Lo que Leibniz propone  es un antídoto parecido a las vacunas contra los virus patógenos. El bacilo de Koch lo tenemos en nuestros pulmones. Al llegar del exterior  un bacilo de Koch, nuestro bacilo  entra en acción y  lo vuelve inocuo. ¿Cuál sería nuestro bacilo de Koch cultural?

¡Las novelas!  Aquellas que eufemísticamente algunos dicen “novelones” o “ladrillos”.

Las novelas nos evaden de este mundo, dice la psicología, porque la pretensión es adaptarnos a este mundo de lo sensacional. Y lo que busca la filosofía es, efectivamente, alejarnos de este mundo patológicamente sensacional. Alejarnos  para encontrarnos con ese otro mundo de las grandes filosofías y atesorarlas en nuestra memoria. Ellas atesoran a la ética y a la moral que sujetan  las acciones de príncipes y pueblo.

José Ortega y Gasset escribió  que hay que leer novelas largas. Pero no al estilo de cómo nos ha acostumbrado la lectura del Internet: rápida y a saltos. No como si fuera una nota periodística diseñada para lectores apresurados que buscan el contenido de la noticia en el primer párrafo. Al contrario, ser lentos en degustar la frase, regresar a ella y guardarla en la memoria o en nuestra libreta de notas.

Meterse en el mundo de la novela larga. Y si encontramos una novela que nos guste, leerla cinco o diez veces. En una novela hay más información de la vida  que en las “historias   verdaderas”. Más información de la vida que en los diarios, además que nos  familiarizamos con el acto de la lectura y las maneras de pensar y redactar.
Santayana en su estudio

“Una narración somera no nos sabe: necesitamos que el autor  se detenga y nos haga dar vueltas en torno a los personajes…Todo lo contrario, por tanto, que el cuento, el folletín y el melodrama.”Ortega y Gasset fue el que (La deshumanización del arte) primero dijo esto.

Una novela también es un mundo fantástico que sólo existe en esa novela. Pero es una fantasía didáctica y terapéutica,  arrancada de la vida misma,  no  como (solamente) la sensacional  de las pantallas y los diarios.

Y lo que Leibniz dice  (en Nuevo tratado sobre el entendimiento humano, libro cuarto, capítulo I) es esto: “el que haya leído  más novelas ingeniosas  y escuchado más narraciones ingeniosas, ese, digo, tendrá más conocimientos que otro cualquiera, aun cuando no haya una palabra  de verdad en lo que se le haya descrito o narrado; pues la costumbre que tiene de representarse  en la mente muchas concepciones o ideas expresas y actuales, le hace más apto para concebir lo que se le presenta, y de seguro será más instruido y más capaz que otro que no haya visto, ni leído ni oído nada, siempre que en esas historias y representaciones no tome  por verdadero lo que  no lo es, y que dichas impresiones no le impidan discernir  lo real de lo imaginario, o lo existente de lo posible.”
 
Leibniz
“Gottfried Wilhelm Leibniz, a veces von Leibniz1 (Leipzig, 1 de julio de 1646 - Hannover, 14 de noviembre de 1716) fue un filósofo, lógico, matemático, jurista, bibliotecario y político alemán. Fue uno de los grandes pensadores de los siglos XVII y XVIII, y se le reconoce como "El último genio universal". Realizó profundas e importantes contribuciones en las áreas de metafísica, epistemología, lógica, filosofía de la religión, así como a la matemática, física, geología, jurisprudencia e historia.








JEAN WAHL Y EL REGRESO DE PEER GYNT


Cincuenta años duró Peer Gynt (de Ibsen)  recorriendo el mundo y al final regresó a su aldea, Hagstad, entre los fiordos noruegos.

Su exilio fue elegido. Pudo apreciar los suyo sólo cuando estuvo fuera. Por voluntad propia se fue  y siempre pudo regresar cuando él lo decidiera. O no regresar. Pero regresó porque en Hagstad estaba la parcela de tierra que lo vio nacer y el pedazo  de firmamento que le tocó vivir  por arriba de su cabeza.

Ese conocimiento de lo suyo  se exacerba cuando el exilio es impuesto. Ya por razones políticas, económicas o de seguridad social. Los árabes y africanos buscan irse para Europa, los latinoamericanos  nos vamos para Estados Unidos porque allá la moneda vale veinte veces más y, sobre todo, porque,  para respetar las leyes, todavía se pone a Dios  como testigo, los norteamericanos se viene a México porque aquí su moneda vale veinte veces más, etc.
Peer Gynt conoce el mundo

Odiseo también regresó a Ítaca  después de participar en la destrucción de Troya. Un tal Quijano siempre regresaba a   su parcela en algún lugar de La Mancha. Martín Fierro  regresaba a la nada de  sus pampas argentinas, que para él estaban llenas de todo. José Vasconcelos regresó de Paris a México. Pancho Villa regresó de Estados Unidos a México, Dostoievski regresó a Rusia, Malcom Lowry regresó a Inglaterra…

En un trabajo sobre La filosofía de José Ortega y Gasset y José Gaos, de Héctor Guillermo Alfaro López, publicado por la Universidad Nacional Autónoma de México, en 1992, vemos que a resultados de la Guerra Civil, de los años treinta del siglo pasado, muchos españoles lograron adaptarse, con marcada    dificultad, (hay toda una literatura del exilio español), pero otros no lo lograron y hubo quienes, ya en el exilio, prefirieron el suicidio.

 ¡El exilio, del color que sea, no es un juego! Ortega y Gasset, con todas sus luces, nunca pudo adaptarse  “a lo americano “, con haber estado varias veces en Argentina y siempre defendió el eurocentrismo. Otro gran filósofo español, Manuel García Morente, exiliado, cuando lo del Frente Popular, impartió clases en la universidad de  Tucumán y al final regresó a España.

Jean Wahl, en su valiosa obra Introducción a la filosofía, explica por qué  el regreso de Peer Gynt:”Es verdad que somos lo que conocemos, pensamos y sentimos, que estamos vinculados a nuestra cultura, la historia y finalmente al mundo.”

Ya es muy complicado  cuando se tiene sólo una cultura. Es una síntesis de ideas, hechos históricos a través  de inmensurables años, más allá de lo que la arqueología ha logrado descubrir. ¡Antes de existir en lo documentado  ya existíamos!

Los pueblos indoamericanos, desde Alaska a la Tierra del Fuego, tenemos doble tarea, conocer  lo nuestro y conocer lo “occidental”( y luego hay nos iremos hacia lo asiático).No es un cabo suelto cuando Wahl dice:”sentirnos que estamos vinculados a nuestra cultura, la historia y finalmente al mundo”.

El pedazo de firmamento  sobre nuestra cabeza es la metáfora de lo nuestro intelectual. Los mitos, las leyendas, los cuentos para niños, la poesía y la novela, se alimentan de las rocas ígneas, metamórficas y sedimentarias de esa única parcela de la Tierra. Tom Swayer, Peer Gynt, y  Don Quijote son soñadores que se fueron en busca de locas aventuras, pero no se perdían y encontraban el camino de regreso.

Fue Sócrates el primero que dijo, dice Wahl, que “por detrás de fluctuantes cualidades particulares hay ideas universales”. Y con esto tenemos ya el añorado horizonte de la plena libertad. Porque en el fondo eso es lo que se busca con lo de la cultura, la libertad. Las lecturas y las escrituras, sin la perspectiva de la libertad, de poco o nada valen. Si hay algo más valioso que la vida, es la libertad, por eso muchos dan la vida por tener libertad.

 No quedar encerrado en una abstracción cultural. Nada  más “lo nuestro” sería una abstracción, pero nada más lo de “allá” también sería otra abstracción. Y ya lo pueblos han sufrido (y algunos lo siguen sufriendo) por vivir en tanta abstracción cultural.
Pero, como una vez  escribió Séneca, entre otros, el mundo está lleno de libros de calidad que han escrito grandes pensadores, y, son tantos, que lo más seguro es que no los conozcamos todos. Impotentes para conocer la tradición cultural de los milenios, en ocasiones optamos por dar pistoletazos y salir con algo que declaramos  nuevo. Hegel fue el que primero dijo esto.

Marco Tulio Cicerón se detiene (en Los oficios)  en tratar de penetrar en el entramado de eso que con tanta frecuencia llamamos Sociedad. Que es   por lo que  Peer Gynt regresa a  su aldea:

 “Son muchos los grados  de la sociedad humana. Porque descendiendo  de aquella infinita   universal, la más inmediata es la de una misma nación, la de una misma tierra, la de una misma lengua, por la cual se unen en mucho unos hombres con otros. Pero todavía es más estrecha la de una misma ciudad, porque son muchas las cosas que tiene  comunes los ciudadanos, como la plaza, los templos, los paseos, los caminos, leyes, votos, privilegios, y además los tratos, amistades y muchos negocios y contratos particulares.

“Aun es más de adentro la de los parientes, que reducen a un estrecho punto  la sociedad universal de todos los hombres. Pero como sea propio de todos los animales el deseo de multiplicarse, la primera sociedad está  en el matrimonio, la segunda en los hijos, de que se forma una casa y un todo común, y este es el principio de las ciudades y como semillero de la república:

“síguense después los hermanos, sus hijos y los hijos de estos, que no cabiendo ya en casa, se extienden y reparten en otras a manera de colonias, después los casamientos y entronques con otras familias, de quienes resultan otros muchos parientes, la cual propagación y descendencia es causa y origen de las repúblicas. El vínculo de la sangre  es uno de los que más estrechan la unión y benevolencia de unos hombres  con otros, a lo cual contribuye mucho tener  en su familia los mismos monumentos, la misma religión y las mismas sepulturas.”

Hombre cercano al poder del Imperio Romano, y dueño de una  gran cultura, Cicerón conocía que la tesis contraria,  a lo que él escribió, era utilizada como arma para erosionar los cimientos mismos de la sociedad.

Hace veinte siglos Séneca no tenía la televisión  en el corazón geográfico  de su casa, con las comedias de las abuelitas y todos esos programas  de la cinematografía light, que se hacen con cartabón para dar entrada a los “comerciales”. De modo que encontrar el camino de los pensadores de calidad ahora es abrirse paso entre el laberinto.
Peer Gynt regresa a sus fiordos 

Y esa es la lección que nos dejó Peer Gynt. Conoció la cultura de “allá”  y no se perdió en el eclecticismo disolvente del mundo. Y  pudo regresar a su parcela entre los fiordos de Noruega y a su porción de estrellas sobre su cabeza.



Jean Wahl

Jean Wahl nació en Marsella, en  1888. Falleció en París en 1974. Filósofo francés. Tras ejercer como profesor en EE UU, regresó a Francia (1945) para enseñar en la Sorbona y fundó el Colegio Filosófico de París. Es recordado, sobre todo, por su estudio sobre La desdicha de la conciencia en la filosofía de Hegel (1929). Otras obras a destacar son, entre otros títulos, Filosofías   pluralistas de Inglaterra y América (1920), Hacia lo concreto (1932) e Introducción a la filosofía (1948).”






CICERON SÍ CREE EN LA AMISTAD


Cuatro pensadores, Epicteto (50-130 d C.), Aristóteles, Cicerón y Schopenhauer, coinciden  en que la amistad entre los hombres casi no existe. Aristóteles es tajante: “Oh, amigos! no hay ninguno”

No es una manifestación de escepticismo sino de objetividad. Véase que  estos cuatro nombres pertenecen a muy distintas época y a diferentes nacionalidades. Epicteto y Aristóteles de la antigüedad griega, Cicerón del Imperio Romano y Schopenhauer de la Alemania del siglo diecinueve. Individuos que no se van a la ligera sino que están acostumbrados meditar los temas.

El “problema” es que la virtud es la condición para una verdadera amistad. Por lo que los dos tendrían que ser virtuosos. Si uno es y el otro no, ya no funciona. Y lo que se da con más frecuencia, casi en abundancia, es que los dos no sean virtuosos. Aristóteles: “es evidente que esta amistad no puede darse entre la gente mala, porque el malo es desconfiado y malévolo para con todo el mundo, ya que mide a los demás por sí mismo.”

 Lo que le dio el éxito a la película norteamericana  Rápidos y furiosos, dirigida por Justin Lin, 2011, del recientemente fallecido actor Paul Walker ( ex policía Brian Ó Conner) fue esa rara muestra de amistad que se da entre malos. Lo espectacular de este film fueron los autos últimos modelos y la velocidad de los mismos. El asunto vital descansó en que hace pensar que  aun entre malos puede darse la manifestación de sincera amistad.

En términos actuales eso de la virtud podemos entenderla como algo que se da sin interés, en términos pecuniarios o de alguna clase material. Si no interviene el interés material puede manifestarse la razón vital. Se trata de una simplificación nuestra. En realidad eso de la virtud es un asunto intrínseco. Plutarco dice que sólo hay una virtud y ésta tiene varios nombres. Cicerón en cambio traza un camino para llegar a la virtud y de ahí a la verdad, mediante cuatro principios que son honestidad, prudencia, justicia  y templanza. Y más se prolonga este camino cuando el pensador romano empieza a desglosar cada uno de estos  principios.

No se puede negar que la amistad auténtica exista porque sería negar la potencialidad humana que alberga ese genuino sentimiento, pero es tan poco frecuente que no cuenta en la muestra. Se afirma una cosa  en relación con la existencia de la otra. Si no hay rocas ígneas es porque en alguna parte sí hay rocas ígneas. Si hay anti amistad es que en alguna parte hay amistad. El movimiento con relación a la inmovilidad, el frío con relación al calor, la pobreza con relación a la riqueza, la altitud con relación al nivel del mar, las promesas de los políticos en campaña frente a las carencias reales que se promete aliviar, etc.

La prueba de fuego se da cuando de la palabra hay que pasar al hecho. En tanto esta situación definitoria no se presente, todo trascurre en una afectividad que puede parecer genuina para ambos. Como esos tipos de cáncer que jamás s e manifiestan y el individuo muere de una gripe pero no de cáncer.

Para la amistad entre un hombre y una mujer estos pensadores prefieren no buscarle tres pies al gato. Según la película norteamericana, El día que Harry conoció a  Saly (dirigida por Rob Reinier,1989 y protagonizada por Billy Cristal y Meg Ryan)  todo tiende a acabar en la cama. Aquí las que hablan son la feromonas.

Schopenhauer coincide con Epicteto y ambos lo dicen con la metáfora de los perros que, reunidos, se encuentran jugando, brincando rebosantes de “animal ludismo”, revolcándose y dándose de lametones. Pero, dicen, arroja un hueso en medio de ellos y verás como acaban destrozándose entre todos.

Ver, por ejemplo, la situación de las herencias, sobre todo cuando no hay testamento legal de por medio. En situación de  pensión alimenticia. En la fábrica por ascender en el escalafón. En el sindicato por ganar la secretaría general. Los que de plano quedan descartados, para el horizonte de la amistad, son los políticos de profesión. En estos el paradigma se llama José Fouché. En opinión de Cicerón: “la amistad verdadera difícilmente se encuentra  en los que siguen la carrera política.” Los familiarizados con  la biografía de  Cicerón saben  que conoce de lo que  está hablando.

En Ética Eudemia Aristóteles escribe: “ahora bien, los hombres empiezan siendo amigos con amistad moral y por la virtud, pero tan pronto como se impone  el interés particular  de cualquiera de ellos se ve claro que no son los que creían ser…Por lo cual la primera amistad no se encuentra entre la multitud, porque es difícil poner a prueba  a muchos, ya que habría que convivir con cada uno.”

Sin embargo  Cicerón no cierra la posibilidad de  la auténtica amistad:”Los amigos son pocos, dos personas o un pocos más.”

Aristóteles, después de reiterar tajantemente que la amistad no existe, cree que, sin dejar de ser sociable, el hombre  puede vivir sin amistad: “El hombre más feliz no tendrá en absoluto  necesidad de amigos.”

El que no se anda con rodeos es Schopenhauer que asegura, como Séneca,  que todo esto de la amistad no se debe  a una intención de convivencia social sino al miedo de estar solo con sí mismo: “Buscas a otros porque no puedes estar sólo con tí mismo.”
 
Cicerón
“Marco Tulio Cicerón, en latín Marcus Tullius Cicero1 (pronunciado ['mar.kʊs 'tul.liʊs ˈkɪkɛroː]), (Arpino, 3 de enero de 106 a. C. - Formia, 7 de diciembre de 43 a. C.) fue un jurista, político, filósofo, escritor y orador romano. Es considerado uno de los más grandes retóricos y estilistas de la prosa en latín de la República romana.































A.CARREL Y EL HOMBRE QUE NO QUERÍA SER PADRE


Es una película norteamericana hecha para hacer reír pero sobre todo para hacer pensar. La película se llama, en español, “Ni en tu casa, ni en la mía”, del director Seth Gordon, año 2008, Estados Unidos.

 Es una pareja que se va de vacaciones a visitar a sus respectivas familias. Pero tanto la familia de  él como la de ella tiene niveles de conducta que con sólo verlas cualquiera se arrepiente de casarse. En especial el muchacho (Vince Vaughn) se resiste a tener un hijo. Dice que es mucha responsabilidad. Traer un bebé a esta vida y atenderlo como es necesario de  amor, alimentación, educación. Se trata de una pareja de adultos con experiencia y recursos económicos. No atender al niño, como se debe, se da a entender en el film, es reproducir el modelo patológico de las familias de la película.
Los pobres comen grasas de baja calidad y los ricos grasas de alta calidad pero en exceso.

 A los mexicanos esta película  nos hace pensar  que recientemente, en el Estado de Jalisco, se aprobó, por ley, que las mujeres se pueden casar a los 12 años de edad y los hombres a los 17…

En realidad estamos hablando en la película  de un mundo, primer mundo, adulto, lleno de problemas de salud no obstante contar con la edad, información y  experiencia y recursos económicos. ¿Cómo serán los padres mexicanos a los 12 años de edad? ¿Masas de esclavos para el outsourcing laboral,  aumentará  la inseguridad en las calles,  aumentará la emigración ilegal hacia Estados Unidos?

En la revista European Journal of Clinical Nutritión salió publicado, en 2003, un trabajo llevado a cabo por un grupo de  investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid, en el sentido que en Europa al menos una de cada 13 muertes podría estar asociada a la obesidad. Definida esta como una peligrosa acumulación de grasa que viene siendo la puerta de entrada a nuestro organismo de varias patologías de alto riesgo. Los pobres por comer grasas de menor calidad y los ricos por comer grasas de calidad pero en exceso.
Un niño así necesita al menos 25 años de apoyo intrínseco,empezando por los dos mil pañales desechable de sus primeros tres años de vida y 500 botes de leche de alta calidad.

Los laboratorios biomédicos del planeta estudian, a marchas forzadas, qué tipos de grasas y bebidas provocan el mortal sobrepeso. Entre tanto a los niños en las escuelas públicas, a muy temprana edad, les venden en la “tiendita” del plantel lo que se llama “comida chatarra”.

Demasiado tarde cuando los individuos están en posición de leer y analizar la información sobre la   buena alimentación. Ya están en el sobrepeso y la prediabetes…Demasiado tarde cuando los dietistas nos recomiendan alejarnos de la inactividad para efecto de recuperar el balance entre calorías ingeridas y calorías gastadas.

Hace ya mucho tiempo, muy al principio del siglo veinte, Alexis Carrel, Premio Nobel en Medicina, advirtió el desastre que en términos de salud podría remediarse pero, a juzgar por el estudio referido de los académicos españoles, poco o nada se le hizo caso.

Carrel  proponía una cultura de prevención que empezara en el hogar y seguir de manera responsable, informada, en la escuela, tal como lo intuye Vince Vaughn, en la película. Y, por contraste, nosotros mencionamos el caso de los padres de Jalisco a los 12 años de edad...

En el apartado 11, del capítulo VIII, de La incógnita del hombre, Carrel escribe: “El progreso de la Medicina no ha de venir  de la construcción de hospitales mejores y más grandes, de fábricas de productos químicos más amplias y mejores…La renovación de la educación  requiere principalmente  una reversión de los valores respectivos atribuidos  a los padres y a los maestros en la formación del niño. Sabemos que es imposible educar a niños al por mayor, que la escuela no puede ser  considerada como un substituto  de la educación individual….Los padres tiene que comprender claramente que su  papel es indispensable. Deben estar preparados para él.”









ARISTOTELES REAPARECE EN LA EDAD MEDIA


“El Medioevo no fue una época de oscurantismo y de superstición”, dice Ikram Antaki, en su obra El banquete de Platón.

El imperio romano se derrumba en los primeros siglos de la era cristiana y la gran cultura de Grecia, de la que Roma se había hecho heredera, aprendiendo de ella y aportando  a su vez con pensadores como Cicerón, Séneca, Marco Aurelio, Plotino…es dispersada. Como una biblioteca que se derrumba y sus rollos y pergaminos se los lleva el viento. Pero no para perderse sino, como el polen de las flores, ir a fertilizar otros  campos.

Europa es a la sazón una inmensa olla donde coinciden pueblos vencedores y vencidos. Todos llevan de sus tierras  sus religiones locales, sus leyendas, sus mitos y supersticiones. Manifestaciones culturales que en conjunto hacen un acervo cultural de inmensurable valor para la vida práctica y espiritual. Cada pueblo, cada etnia, cada lengua o dialecto, es una valiosa  manera de ver la vida empírica y emocional.   Insustituible por ser original, creación del individuo insustituible a su vez  en su individualidad.

Sus artesanías, su manera de relacionarse entre sí y con los otros. Ante la diversidad hay una conservación estricta de lo suyo, para no caer en el eclecticismo disolvente, pero a la vez se da el deseado mestizaje o la disposición ecléctica que catapulta el movimiento cultural, lo que los filósofos llaman devenir, movimiento, en todos los planos.

En medio de este  nihilismo cultural la Iglesia, única institución centenaria  abierta que  vive organizada,  en medio del valioso caos cultural, trata de darle coherencia y, entre el Papa y el Rey, empiezan a fundar universidades. Grandes universidades aparecen en los países del centro de Europa. Y de alguna manera esto se reproduce en las lejanas tierras que van ganando por las armas, como la Real y Pontificia universidad de México.

Este es el contexto cultural, histórico y geográfico en el que reaparece Aristóteles. En el principio visto con desconfianza por la Iglesia. En la obra de este pensador de la antigüedad griega tiene un peso considerable el pensamiento atómico de Demócrito y de Parménides pero, al fin y al cabo discípulo de Platón, también las ideas vitales llenan su pensamiento. Paul Johnson escribe en su valiosa obra El Renacimiento: “Los primeros padres de la Iglesia  habían mirado a Aristóteles  con recelo, tachándolo de materialista, a diferencia de Platón, al que veían como a un pensador  más espiritual y como el precursor  genuino  de la ideología cristiana.”

En parte  es cierto cuando se dice que la Edad Media  fue oscurantista. Esto se dio cuando los príncipes del poder político empezaron a meter la mano en las cuestiones de la Iglesia.  Celosos del poder de organización de la gente en derredor  de  su Iglesia,  empezaron a confiscar edificios y conventos que pronto convirtieron en cuarteles, almacenes y hasta en burdeles. Algunos de estos inmuebles con el tiempo las universidades los rescatarían para convertirlos en bibliotecas o museos.

Ikram Antaki dice: “La Iglesia entra en una crisis mayor por causas de orden político (Guerra de los 100 años, conflictos internos  en Italia y  Alemania, gran cisma de Occidente de 1378 a 1417).Los príncipes se apropian  de la nominación de los obispos, los bienes de las diócesis, los monasterios, etc.”

Señala  el papel formativo que tuvo la Iglesia  en el  mundo occidental: “En los tiempos carolingios, este pueblo estaba educado en una relación moralizadora y litúrgica…A partir del siglo XII los laicos ganan especificidad; la Iglesia moraliza el oficio de las armas, dignifica a la mujer, trasforma a la nobleza, suscita élites espirituales  de laicos piadosos.”

Hay un sano equilibrio. El famoso término medio es de Platón pero Aristóteles le dio un acabado fino.  Es una de las primeras manifestaciones contra la  peligrosa abstracción filosófica. Ahora el conocimiento parcial  busca ser conservado e integrado a la corriente universal sin perder su identidad.

Nunca faltó el pensamiento genocida de acabar con las culturas locales pero ahora ya están las universidades que garantizan la conservación de la cultura étnica y universal. En México lo que pudo  salvarse del genocidio étnico y cultural en que habían sido sometidas más de cincuenta etnias, tales como los huicholes, tarahumaras, zoques…se debió en gran parte a la presencia directa universitaria o a su influencia.

A Aristóteles se le acepta plenamente en la Edad Media hasta que dos pilares de la Iglesia lo descubren entre los árabes. Santo Tomás de Aquino y San Alberto Magno. Denotan en sus obras filosóficas y evangélicas marcadas influencia de Aristóteles.

Ya para entonces la vida cultural ha sido encabezada por la presencia universitaria y a Aristóteles se le estudia con rigor científico. Paul Johnson  escribe: “La creación de las universidades trajo consigo el momento  y el lugar oportunos  para la recuperación de Aristóteles, el mayor filósofo enciclopédico y sistemático de la antigüedad:”

Y Aristóteles  es plenamente aceptado en la Europa del Medioevo, dice Johnson: “ La incorporación de ideas y métodos aristotélicos debe ser considerada el primer gran capítulo más o menos complejo en el largo relato de la recuperación de la cultura de la Antigüedad, y esto sucedió en el siglo XIII, antes que empezara  el Renacimiento propiamente dicho.”
Ikram Antaki

Ikram Antaki “Nació en la ciudad de Damasco, Siria, el 9 de julio de 1948. Su madre era experta y amante de la literatura rusa del siglo XIX y su abuelo fue el último gobernador turco de Antioquía y tuvo el valor de salvar a miles de armenios durante el genocidio armenio en Turquía. A los cuatro años ingresó a una escuela de monjas franciscanas francesas donde cursó la educación básica y el bachillerato. Posteriormente emigró al país galo para estudiar literatura comparada, antropología social y etnología del mundo árabe en la Universidad de París VII(7) Denis Diderot. En 1975, según palabras de la escritora, se propuso viajar "hasta el fin del mundo". Abrió un compás y colocó uno de los extremos en su ciudad natal y la otra en el punto más alejado posible, el cual resultó ser México, país del cual adoptaría la ciudadanía y en el cual residiría hasta su muerte.[








ALPINISMO, CASI EL PARAISO CONTRA LA DEPRESIÓN


“El uso de antidepresivos se ha disparado en toda Europa”, dice un reportaje publicado en El País, de España, el 7 de diciembre de 2013, Pág. 30.Lleva el ilustrativo título “Pastillas para el dolor de la vida”. Se apoya en datos publicados por la OCDE   del año 2,000 en que se consumían 30 dosis diarias por cada 1.000 habitantes, a  64 dosis en 2011.La muestra comprende 24 países de  diversas  partes del planeta. Corea del Norte y Chile son las que menos (13) dosis diarias consumen, con un intermedio de Alemania y Francia (50 dosis) e Islandia con 106 dosis diarias.

Se mencionan varias causas por lo que se prescriben estas pastillas para tratar de aliviar  la tristeza cotidiana o el duelo. La pérdida de trabajo, la muerte de algún familiar. Otra causa nos recuerda a lo que siempre hemos leído de Nietzsche, Thoreau, Alexis Carrel, Desmond Morris, que cada vez estamos más lejos del esfuerzo y las dificultades que nos plantean vivir más cerca de la “naturaleza natural”.

Los días de recolectores y cazadores ya quedaron muy lejos. Y las comunidades rurales viven tan precarias condiciones  económicas que en todas partes se están dando prisa por integrarse a la vida de alguna ciudad cualquiera. Y como los habitantes de una ciudad cualquiera siguen viviendo en la precariedad entonces, como en los tiempos de los grandes imperios, se van para el país o los países hegemónicos de la actualidad, que es lo que se conoce como el fenómeno de la emigración. Y con esto llega otro trauma, el del éxodo, del que José Ortega y Gasset escribió tan objetiva y sentidamente.


México no se menciona en  esta lista, de consumidores de antidepresivos, pero hace pocos años  la Secretaría de Salubridad publicó, en la portada de su revista, un también ilustrativo título previniendo contra la polifarmacia, refiriéndose  sobre todo a una práctica ya muy extendida en la población de los ancianos.

Los especialistas mencionados, en el reportaje  del diario español,  están recomendando alternativas para paliar  le depresión tales como el yoga y  el minfullness. Se coincide que en muchos casos de los antidepresivos se combaten los efectos de la enfermedad pero las causas siguen sin solucionarse.

Varios factores intervienen en esta práctica.  Una que hay pocos especialistas como psiquiatras y la prescripción se da con facilidad en el nivel de la medicina general. La otra por recomendación callejera, esa que se da entre comadres.

Sin dejar de mencionar que mucho de la industria farmacéutica sigue el principio de la mercadotecnia de inventar necesidades para vender sus productos. Ahora abundan por televisión y radio los programas presididos por médicos que nos dan amplia información respecto de algunas enfermedades. Lo cual es una situación positiva. El caso es que siempre habrá alguien sugestionable que exclame: “¡eso es lo que yo padezco!” y en un acto de reprobable automedicación corra a la farmacia a comprar  lo que está viendo por televisión.

Otras  pueden ser las causas de este disminuido estado de ánimo. Recuérdese que el sobrepeso y la obesidad ya ha aumentado tanto que se les considera por los de  la ciencia médica  como una pandemia mundial. O porque nos tocaron  en mala suerte vecinos que arrojan su basura en la puerta de   nuestra  casa. O bien con aspectos existenciales como los que dice Kierkegaard  que proceden  de la caída en el Paraíso, con aquello de Adán y Eva, etc.

Los individuos que practican el alpinismo en todo el mundo tiene comprobado, por sí mismos, que todo eso se parece mucho a la metáfora de la tormenta en un vaso de agua. Nos hemos cuidado más de la cuenta, en algunos casos casi hasta el narcisismo.

Dejemos de lado los aspectos ya especializados de este deporte como la escalada en roca, nieve y hielo. Pero sí caminar por la sierra  y dormir en la cueva  o en una tienda de campaña, logrará desvanecer de golpe, sino los cien fantasmas que nos hacen tomar antidepresivos, al menos 95 de ellos. Volvernos un poco neandertales puede ganarles varios rounds a los antidepresivos. Sin dejar de atender, desde luego, a los recetados por los especialistas y casos que requieren hospitalización.

Pero en tanto no se deje, ocasionalmente, el abrigo social, de la última calle de la ciudad, todo llevará otra vez a la puerta de la farmacia para hacerse  de los antidepresivos.
 
Henry David Thoreau
Este recurso, de caminar por el campo, y pernoctar bajo la luz de las estrellas, no es nada nuevo.

 Después de la primera guerra mundial algunos países reencontraron la energía necesaria para seguir viviendo, no sobreviviendo, mediante el recurso de la práctica masiva de ir a caminar en las montañas, de mil maneras que pudieron organizarse las mujeres, jóvenes, niños y ancianos. Este dato está consignado en el libro Los tres últimos problemas de los Alpes, de André  Heckmair (Editorial Juventud).

No hay ningún misterio en ello. Sólo  fue  poner en práctica lo que Thoreau, Alexis Carrel y Desmond Morris,  escribieron  en sus trabajos literarios.















VIRGILIO Y LOS QUE REGRESARON DEL INFIERNO


Pitágoras, Eneas, Dante, Orfeo, Jesús.

Vida de los más famoso filósofos, Diógenes Laercio

Del infierno nadie regresa, dice Diógenes. Por más que los individuos se arrodillen y ruegos que interpongan. Y, sin embargo, varios regresaron.

Si regresaron o no lo que dicen estos personajes es que “allá”, sea en el infierno o en el cielo, el individuo sigue siendo eso, un individuo. Es decir que conserva su yo, su memoria, su forma. No se desvanece ni se funde con ninguna luz ni nada que se le parezca. Él o ella siguen siendo él o ella. Si no es así para qué las leyes metafísicas de premios y castigos. Como en la sociedad de “acá” ¿para qué las leyes sino hay premios y castigos? Y, en último caso, ¿para qué el Estado? Esto y muchas consideraciones  más pueden desprenderse de la sencilla afirmación “los que regresaron del infierno”. En otras palabras, los que no se desvanecieron, no se perdieron en el éter y sí regresaron tal como se les había conocido.

El infierno es, para los tiempos antiguos griegos,  un lugar de confinamiento pero no precisamente como el infierno del cristianismo, lleno de “fuego ardiente físico”. Aparte de ese otro infierno de “ausencia de no participar de la cercanía de Dios”.

 Sí es residencia de los malos porque Mercurio, que es quien saca las almas de los cuerpos, luego los reparte. A las almas “puras” las conduce a lo “alto” y a las “impuras”, por contraste, los entrega a la barca de Aqueronte para que se  los lleve allá “abajo”.

Pitágoras, Diógenes Laercio

Diógenes Laercio dice que Pitágoras permaneció 207 años en el infierno. Al cabo de ese tiempo regresó a Atenas. Pitágoras ha trascendido en los siglos debido a su aportación en las matemáticas y por tener en general una filosofía que lo incluía en  los grandes pensadores de su época y también muy buscado por el pueblo ávido de escucharlo hablar. Diógenes dice que llegó a tener 600 discípulos.

Sin embargo Pitágoras tenía sus singularidades. Como decir que regresaba del infierno cuantas veces quería. Y Hermipo, filósofo contemporáneo suyo, decía que hacía trampa. No sabemos si Hermipo era enemigo de Pitágoras y, como sucede con los enemigos, se dedican a desvirtuar aun donde la pureza resplandece como el sol. Dice Hermipo que Pitágoras se escondía durante algún tiempo en una gruta de Italia.

Encargaba a su madre que anotara cuanto sucedía durante su ausencia y al salir Pitágoras de su gruta, y decir que volvía del infierno, relataba  a la gente cuanto había tenido lugar en su ausencia, con lo que la gente lo creía un dios. Al punto que hubo una especie de orden de mujeres, dice Diógenes, que se les conoció como Pitagóricas.

Eneida, Virgilio.

Eneas es el sobreviviente de la destrucción de Troya que conducirá a su gente hacia Italia para, después de guerrear con tribus establecidas ahí, tales como los etruscos, serán cofundadores del gran imperio romano. Mientras sus compañeros exploran el país Eneas se dirige a la gruta  conocida como la Sibila. Lo acompaña Ecates.

Es el reino de los muertos. Ahí es donde se le revela a  Eneas que será cofundador de un reino, o imperio, que con el tiempo tomará venganza de los que incendiaron Troya “Y vengará a los abuelos de Troya y los violados templos de Minerva”.
 
Caronte, en su barca, conduciendo almas al Infierno,de donde ya no se regresa
En la entrada de la caverna, avatar del infierno, la sibila Cumea le dice a Eneas. “Concebido en sangre de dioses, ¡oh troyano anquisiada!, fácil es el descenso al Averno; de día y de noche está abierta la puerta del tenebroso Ditis; pero volver el pie atrás y evadirse  a la auras  de arriba, aquí está lo difícil; lo trabajoso está aquí. Lo han podido unos pocos, hijos de dioses.”

Pero como Eneas, aparte de ser hijo de Príamo, también es hijo de dioses, también logra regresar y contar a cuantos conocidos vio allá abajo.

  La Divina Comedia, Dante

El subsuelo, la cueva, convertido en submundo, en un espacio para la metafísica, viene desde la antigüedad griega con Platón. Le siguió Virgilio que hace actuar en otra cueva a Eneas, el personaje escapado del incendio de Troya. Siglos más tarde, Dante con su Divina Comedia.

Vemos que desde la antigüedad griega, con la Caverna de Platón, la caverna es un lugar de ignorancia, que se identificaba con la maldad. Si conocieran el bien, nadie sería malo, decían aquellos viejos  filósofos, coincidiendo con los modernos teólogos.

 Se creyó que  en un supremo esfuerzo por apartar al hombre del rito del subsuelo, el cristianismo convirtió a las cuevas en puertas de entrada del averno y espacio habitado por toda clase de criaturas diabólicas. Es uno de tantos "milagros" que se  le han colgado al cristianismo. Ya vemos que desde la antigüedad está esa creencia en la cultura occidental.

 Como sea, esa  es la dirección que Dante dará a su bello y largo poema La Divina Comedia “producto” de la plena Edad Media. Si bien, como sabemos, el final será el arribo al Paraíso con su cielo (la teología) despejado lleno de estrellas. Se trata de un viaje imaginario de los poetas Virgilio y Dante a través del Infierno, el Purgatorio y el Paraíso. Se supone que Dante, guiado por Virgilio al principio, y por Beatriz más tarde, hizo su viaje al Infierno en el año mil trescientos, de era crisitiana. Después pasaría al Purgatorio y finalmente al Paraíso.  Dante nos parece como el eslabón perdido entre el Eneas de Virgilio y el Dante (como viajero del submundo) de Dante. Nacido en el último siglo antes de Cristo, Virgilio escribirá dentro del paganismo su Eneida. Ya vimos que en  esta gran obra Eneas, el personaje principal, después  de la caída de Troya, se introduce en una enorme cueva que, poco a poco va configurando al submundo habitado por muertos que Eneas conoció en vida. De tal manera hay una línea directa, literaria e histórica, entre Virgilio y Dante.

 Al final Dante regresa para contar lo que en el Infierno vio.  


 ORFEO, Ovidio

Las metamorfosis –Ovidio

Eurídice, esposa de Orfeo, muere por  mordedura de una serpiente y se va al Tártaro. Ovidio nos dice cómo imaginaban los griegos que era este lugar:”lugares llenos de espanto, de silencio y de Caos.” Orfeo la sigue y logra convencer a las divinidades rectoras del lugar que le permitan a Eurídice regresar con él: “he venido en busca de mi esposa. Una víbora le inyectó su veneno y la hizo perecer en la flor de la edad”.  Se le concede a condición que él no vuelva la vista atrás. Caminan hacia la salida pero él no logra resistir y Eurídice regresa a lo profundo del Tártaro. Orfeo sale y con   el tiempo Orfeo muere y hasta entonces  logra reunirse con su Eurídice y vivir juntos por siempre.
 
Entrada al Infierno de Eneas y la Sibila
Tal es la leyenda de Orfeo. Cuando Orfeo regresa del Tártaro, en su intento por sacar a Eurídice, su conducta es mantenerse alejado de las mujeres y se le señala de haber propiciado  el homosexualismo.  Lo que caracteriza a Orfeo es su modo especial de tañer la lira, pues es un don concedido por los olímpicos: “Orfeo era hijo de Apolo, quien le enseñó a cantar” dice Ovidio.

Hasta los árboles del bosque se arrancan de sus raíces por tal de seguirlo. Mediante el sonido de su instrumento es como consigue convencer a los personajes del Tártaro para que lo dejen entrar y le permitan traer a Eurídice. Resentidas las mujeres por su rechazo, lo asesinan y desmembran su cuerpo, arrojan su cabeza al río. Finalmente los dioses lo rescatan y lo llevan al lugar en el que los hombres lo adorarán como un divinidad. Lo mismo le sucede a su lira, que paso ser objeto de adoración.

Es un relato en el que Ovidio nos dice en primer lugar que los griegos de la antigüedad creían en la vida después de la muerte. En segundo que del Tártaro nadie regresa. Y tercero que allá es posible reanudar la vida conyugal y familiar.

Orfeo es un mito y una realidad. En algunos pueblos árabes y mediterráneos existió la práctica religiosa conocida como orfismo. El padre Garibay, erudito conocedor de la cultura de la Helade,  dice que “Es un movimiento religioso muy divulgado en Grecia  y Roma, principalmente por los mismos días de la difusión del cristianismo. Pretende fundarse en principios doctrinales que provienen del famoso personaje. Se suele señalar algunas etapas y hay quien lo hace tan antiguo como para proceder del siglo VII a C. Tiene ciertos libros  que suelen llamar Escritos Órficos, de muy diversa autoridad y antigüedad.”


Jesús, Nuevo Testamento
“La Escritura llama infiernos, sheol o hades a la morada de los muertos donde bajó Cristo después de muerto, porque los que se encontraban allí estaban privados de la visión de Dios”
Y Jesucristo volvió, lo que en el Nuevo Testamento se conoce como la resurrección: 
Jesús al regreso del Infierno
Según el Nuevo Testamento, ocurrió al tercer día de que Jesús fuera crucificado, muerto y sepultado en una tumba. El momento preciso de la resurrección no se describe, ni aparece como presenciado por nadie (ni siquiera por los soldados que custodiaban el lugar); sí su consecuencia: las miróforas[] (tres Marías o santas mujeres) encuentran la tumba vacía[] (en uno de los evangelios, el de Mateo, en medio de un estruendo causado por la llegada de un ángel -en los demás evangelios también aparecen ángeles, aunque en otra actitud-). A partir de ese momento se mencionan varias apariciones de Jesús resucitado[] en diversas ocasiones, tanto a María Magdalena (Noli me tangere) como a los apóstoles (Tomás, que había mostrado su incredulidad,[ ]es invitado por el propio Jesucristo a meter la mano en la llaga del costado)[] y a otros discípulos (a los discípulos de Emaús y a un grupo de más de quinientos "hermanos")[

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Comentario de Gabriel Galván  12 febrero del 20 23


"Muy interesante Gracias"






Justificación de la página

La idea es escribir.

El individuo, el grupo y el alpinismo de un lugar no pueden trascender si no se escribe. El que escribe está rescatando las experiencias de la generación anterior a la suya y está rescatando a su propia generación. Si los aciertos y los errores se aprovechan con inteligencia se estará preparando el terreno para una generación mejor. Y sabido es que se aprende más de los errores que de los aciertos.

Personalmente conocí a excelentes escaladores que no escribieron una palabra, no trazaron un dibujo ni tampoco dejaron una fotografía de sus ascensiones. Con el resultado que los escaladores del presente no pudieron beneficiarse de su experiencia técnica ni filosófica. ¿Cómo hicieron para superar tal obstáculo de la montaña, o cómo fue qué cometieron tal error, o qué pensaban de la vida desde la perspectiva alpina? Nadie lo supo.

En los años sesentas apareció el libro Guía del escalador mexicano, de Tomás Velásquez. Nos pareció a los escaladores de entonces que se trataba del trabajo más limitado y lleno de faltas que pudiera imaginarse. Sucedió lo mismo con 28 Bajo Cero, de Luis Costa. Hasta que alguien de nosotros dijo: “Sólo hay una manera de demostrar su contenido erróneo y limitado: haciendo un libro mejor”.

Y cuando posteriormente fueron apareciendo nuestras publicaciones entendimos que Guía y 28 son libros valiosos que nos enseñaron cómo hacer una obra alpina diferente a la composición lírica. De alguna manera los de mi generación acabamos considerando a Velásquez y a Costa como alpinistas que nos trazaron el camino y nos alejaron de la interpretación patológica llena de subjetivismos.

Subí al Valle de Las Ventanas al finalizar el verano del 2008. Invitado, para hablar de escaladas, por Alfredo Revilla y Jaime Guerrero, integrantes del Comité Administrativo del albergue alpino Miguel Hidalgo. Se desarrollaba el “Ciclo de Conferencias de Escalada 2008”.

Para mi sorpresa se habían reunido escaladores de generaciones anteriores y posteriores a la mía. Tan feliz circunstancia me dio la pauta para alejarme de los relatos de montaña, con frecuencia llenos de egomanía. ¿Habían subido los escaladores, algunos procedentes de lejanas tierras, hasta aquel refugio en lo alto de la Sierra de Pachuca sólo para oír hablar de escalada a otro escalador?

Ocupé no más de quince minutos hablando de algunas escaladas. De inmediato pasé a hacer reflexiones, dirigidas a mí mismo, tales como: “¿Por qué los escaladores de más de cincuenta años de edad ya no van a las montañas?”,etc. Automáticamente, los ahí presentes, hicieron suya la conferencia y cinco horas después seguíamos intercambiando puntos de vista. Abandonar el monólogo y pasar a la discusión dialéctica siempre da resultados positivos para todos. Afuera la helada tormenta golpeaba los grandes ventanales del albergue pero en el interior debatíamos fraternal y apasionadamente.

Tuve la fortuna de encontrar a escaladores que varias décadas atrás habían sido mis maestros en la montaña, como el caso de Raúl Pérez, de Pachuca. Saludé a mi gran amigo Raúl Revilla. Encontré al veterano y gran montañista Eder Monroy. Durante cuarenta años escuché hablar de él como uno de los pioneros del montañismo hidalguense sin haber tenido la oportunidad de conocerlo. Tuve la fortuna de conocer también a Efrén Bonilla y a Alfredo Velázquez, a la sazón, éste último, presidente de la Federación Mexicana de Deportes de Montaña y Escalada, A. C. (FMDME). Ambos pertenecientes a generaciones de más acá, con proyectos para realizare en las lejanas montañas del extranjero como sólo los jóvenes lo pueden soñar y realizar. También conocí a Carlos Velázquez, hermano de Tomás Velázquez (fallecido unos 15 años atrás).

Después los perdí de vista a todos y no sé hasta donde han caminado con el propósito de escribir. Por mi parte ofrezco en esta página los trabajos que aun conservo. Mucho me hubiera gustado incluir aquí el libro Los mexicanos en la ruta de los polacos, que relata la expedición nuestra al filo noreste del Aconcagua en 1974. Se trata de la suma de tantas faltas, no técnicas, pero sí de conducta, que estoy seguro sería de mucha utilidad para los que en el futuro sean responsables de una expedición al extranjero. Pero mi último ejemplar lo presté a Mario Campos Borges y no me lo ha regresado.

Por fortuna al filo de la medianoche llegamos a dos conclusiones: (1) los montañistas dejan de ir a la montaña porque no hay retroalimentación mediante la práctica de leer y de escribir de alpinismo. De alpinismo de todo el mundo. (2) nos gusta escribir lo exitoso y callamos deliberadamente los errores. Con el tiempo todo mundo se aburre de leer relatos maquillados. Con el nefasto resultado que los libros no se venden y las editoriales deciden ya no publicar de alpinismo…

Al final me pareció que el resultado de la jornada había alcanzado el entusiasta compromiso de escribir, escribir y más escribir.

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