CICERON NO HABLA LUNFARDO


 

 

La ciudad de Crotón, que nos relata Petronio en El Satiricón, es en realidad  una ciudad-cloaca. Gente de la peor calaña es la que vive en ella. La policía, los políticos, los gobernantes, los intelectuales y hasta parte del clero se han envilecido. Y, como hace la lluvia al caer a tierra, la podredumbre va penetrando las capas inferiores.
 
"El robo, el incesto, el homicidio de los hijos y de los padres, todo ha encontrado lugar entre las acciones virtuosas:" escribirá más tarde Blaise Pascal(Pensamientos)

¿Cómo sanearía un general esta cloaca llamada Crotón? Le preguntan a Eumolpo, un personaje del relato. ¿Cómo lo haría un político? ¿Cómo un filósofo? ¿Cómo un guía espiritual? ¿Cómo un financiero? ¿Cómo lo harían Platón y Aristóteles? ¿Cómo lo haría Dios?

Eumolpo es un hombre de letras y dice que empezaría por la manera de hablar, reflejo de su yo íntimo. Disciplinar a mi mimismo. El verbo y el individuo son uno, no son dos: “La noble inspiración odia la verborrea vacía  y la mente no puede concebir o fructificar a menos que esté empapada en el flujo poderoso de las grandes acciones.” Empezando por los niños.

 Hablamos en caló o lunfardo a los niños y estos, en la creencia que está bien dicho, pues lo escucharon a sus padres, se lo dicen a sus amiguitos y más tarde a sus mismos hijos. A la vuelta de pocas generaciones las raíces griegas y latinas se fueron al cesto de la basura y los habitantes de ese país están hablando en caló, los canales de televisión, los periódicos y ni quien lo note. Más aun, el que no habla o escribe en caló o lunfardo, está obsoleto.

En la “alta sociedad”, digamos la universitaria, se empieza haciendo bromas hablando caló y al rato en esa “alta sociedad” ya se ha instalado cómodamente el caló.

Célebre orador, Cicerón dominaba la retórica, que se aprende en las escuelas.  Se aprende el modo pero no la esencia. El modo es el  producto, es la herramienta, es vehículo, del pensamiento.

“…no se olvide que el lenguaje sigue al pensamiento, se construye como expresión del pensamiento, y esto es especialmente verdad tratándose del lenguaje filosófico.”(Frederick Copleston, Historia de la filosofía, volumen I, capítulo XXVIII).

Un retrato fiel de nuestro ser más íntimo porque nuestras palabras emanan de nuestro pensamiento. Por eso el modo de expresarse, el lenguaje, el idioma, hay que conocerlo lo más que nos sea posible en la escuela, y cuidarlo.


 Más que México es el país que cuentan con el mayor número  de individuos que hablan el idioma español en el mundo. Y otros cincuenta millones de  mexicanos que viven en Estados Unidos con el mismo idioma español de México.

No es que el ser profundo del mexicano  busque expresarse únicamente en el idioma español, relativamente fresco en México, con apenas cinco siglos.

 Es que el idioma español contiene mucho de náhuatl y, con éste, el modo esencial de representarse el universo indígena.

Es una discusión que no cabe en esta nota, pero eso es algo nodal  por lo que los mexicanos cuidan (o deberíamos cuidar)que el idioma español no derive en una verborrea deformadora y vacía.

 Inevitables los modismos y los neologismos, pero vistos y servidos con la peligrosidad con  que se toma el azúcar o la sal de mesa…

“…en el lenguaje-dice Cicerón-, que es también en mucha consideración, otras dos maneras diferentes: una que pertenece a los discursos oratorios y otra a la conversación familiar. De los discursos públicos dan preceptos los retóricos, de las conversaciones no.”

Agrega: “Se debe evitar toda vulgaridad del lenguaje y hay que seleccionar  las expresiones que no son de uso corriente. Mira a Homero y a los poetas líricos, al romano Virgilio y la cuidadosa  felicidad de Horacio.”

CICERÓN
“Marco Tulio Cicerón, en latín Marcus Tullius Cicero1 (pronunciado ['mar.kʊs 'tul.liʊs ˈkɪkɛroː]), (Arpino, 3 de enero de 106 a. C. - Formia, 7 de diciembre de 43 a. C.) fue un jurista, político, filósofo, escritor y orador romano. Es considerado uno de los más grandes retóricos y estilistas de la prosa en latín de la República romana.WIKIPEDIA

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