GRAHAM GREENE, LA PELÍCULA, cuento


 

Soy lo que veo.

Hay una alta probabilidad de ello, aunque no es un determinismo:

Siempre seré básicamente como soy. Pero también cuento con potencialidades adyacentes, vamos a nombrarlas así, para ser como no soy.  Un santo, un sicario, un agnóstico, un glotón, un deportista, un político…

“Si el hombre puede tener recta intención, también puede tenerla torcida  y mala.”(F. Copleston, Historia de la filosofía, tomo 1, capítulo XXXVI)

Hay varias maneras de definir la existencia humana. Pensando, según Descartes. Comiendo, lo descubrió Epicuro. Leyendo, sentenció Emerson. Por sus obras, dijo Jesús. Vistiendo, según la mercadotecnia: ¿dime cómo vistes y te diré quién eres?¿Qué teléfono móvil celular traes y te diré cuál es tu estatus. Sade catalogaba al hombre según la cantidad de mujeres que se tiraba. Te diré quién eres cuando lea lo que escribes. ¿Escalas en los cuatro mil?, ¿escalas en el gimnasio de la ciudad? Eres como hablas…

Vemos una película erótica y  la glándula tiroides empieza a regula el metabolismo, produce proteínas, regula la sensibilidad del cuerpo y se alborotan las  hormonas.

Una película de tema místico y nos sentimos trasportados al  universo de los  valores esenciales.

Una de comida y las glándulas salivales empiezan a funcionar. Escucho un programa sobre el cáncer y me parece que yo también lo tengo. La película Rocky y me da por ser boxeador…

Desde un millón de años atrás la teoría creacionista me diseñó tal como soy. O, desde entonces, la evolución genética me fue haciendo así.

Hay de donde escoger. Las Ideas espirituales  de Platón o los átomos materialistas de Demócrito:

Jean Wahl escribe a este  respecto de los valores utilitaristas y los valores vitales:

 “Jaspers ha llamado la atención sobre el hecho, y percibido por Kierkegaard y Nietzsche, de que la existencia es elección. Pero esta elección está determinada por el dato de que soy yo…Se ha discutido mucho la relatividad de los valores y sus cambios en el tiempo y en el espacio. Pero en realidad hay algunos valores que permanecen relativamente estables, porque hay características estables y comunes de la naturaleza humana y también porque el valor tiene  una forma, una especie de estructura, perfectamente visible, por ejemplo, en la forma del deber que toma el valor moral.”(El camino del filósofo)

No es determinismo, o mecanismo biológico, porque soy como soy y  mi voluntad de decisión me hace inclinar la actitud para un lado o para el otro.

“El dominio de las pasiones”, dice Séneca.
Dibujo tomado del libro
La psiquiatría en la vida diaria
de Fritz Redlich,1968
 

Y este es el asunto del cuento, La película, de Greene.

Un matrimonio ya viejo, pero unido, que de vez en cuando se dan sus “toques” de opio. El hombre la observa, ya despojada de todo romanticismo, y la compara como a una grulla con sus largas piernas a punto de dar el picotazo a algún pez. Y su piel arrugada  de la garganta le recuerdan los guajolotes (pavos) que se comen en Noche Buena. Todo atractivo está completamente frío. Mejor dicho, congelado.

Para distraerse ella le recuerda el opio. Allá era fácil, le dice él, pero aquí es arriesgado. Mejor vamos a ver una película.

Pero es una de esa película que no se exhiben en las salas del cinematógrafo. Empero, él sabe cómo conectarse y no tardan en conseguir un “guía”. De esos que hablan al oído al ofrecer su “mercancía” o en silencio te entregan una tarjetita.

 Los conduce por tortuosos callejones y casuchas. Cuándo  entran a una estancia desastrosa, y mal iluminada, los instalan y empieza la proyección. Al principio ella se siente incómoda pero él le dice que ya que están ahí, hay que verla completa.

Luego ella se interesa en el galán de la película erótica. Le parece que…sí, es su marido. Eso fue hace muchos años, le dice él cuando abandonan del lugar. Esa muchacha tenía necesidad económica y de esa manera le hicieron ganar algún dinero. No la volvimos a ver, dijo.

En su casa él fue al baño. De regreso a la sala escuchó a su mujer que le hablaba con un tono como hacía mucho tiempo no lo hacía:

“Había olvidado lo guapo que te veías.”

Hacía treinta años de eso y sólo acertó a decir:

-Lo siento, uno cambia.

-Quiero decir que me gustas tal como eres.

Luego:

“Fue seca, ardiente, implacable en su deseo. “Más” decía,” más “y luego gritó como un pájaro enojado y herido.

Más tarde ella dijo:

-Hacía años que eso no sucedía.

G. Greene

“Henry Graham Greene (Berkhamsted, Hertfordshire, 2 de octubre de 1904 – Vevey, Suiza, 3 de abril de 1991) fue un escritor, guionista y crítico británico, cuya obra explora la confusión del hombre moderno y trata asuntos política o moralmente ambiguos en un trasfondo contemporáneo. Fue galardonado con la Orden de Mérito del Reino Unido.”WIKIPEDIA

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