EL CONCEPTO DE DIFICULTAD EN EL ALPINISMO


 


Todo fracaso en alpinismo es un gran logro.

Si estamos abiertos a aprender la lección.

Escalar la montaña es tan difícil o tan fácil como el individuo se la imagina.

 En alpinismo vale la sentencia famosa de Protágoras "El hombre es la medida de todas la cosas." En otras palabras, cada hombre mide las cosas según él es.

William K.C. Guthrie escribe en su obra Los filosofos griegos

"la manera como las cosas se le presentan a un hombre es la verdad para él y el modo como  se presentan a otro es la verdad para éste."

Según sus potencialidades psicofísicas.

En otras palabras, la dificultad está en la mente del escalador, no en los diedros, paredes, agujas o “chimeneas” de la montaña, igual  se trate de la cota 1mil o de la 8 mil.

Cuando vengo a contar que vencimos una ascensión, humanamente imposible, estoy diciendo en realidad que para mí era imposible o extremadamente difícil, muy superior a mis posibilidades mentales, físicas y técnicas, de equipo, de víveres, etc.

Algo que confirma lo anterior es que es una realidad que para otro esa misma escalada no resulto tan dificultosa.

Y esa es la realidad: todo depende de nuestras potencialidades psicofísicas, que difieren de un individuo a otro.

Porque la montaña no se va aponer difícil para unos y fácil para otros. La montaña no juega al photoshop.

¡La montaña no juega, nosotros somos los que jugamos!

¿Qué tuvo que ver en todo esto la montaña?

La montaña no juega, nosotros somos los que jugamos.
Semejante a la experiencia empírica cuando vemos que el sol da vueltas al planeta tierra...Apenas creemos cuando alguien nos dice que es al revés…

Así es la dificultad en la montaña.

La montaña nos manda impresiones, como todas las cosas materiales, pero los conceptos puros a priori  nosotros se las imponemos a las cosas.

En la historia del alpinismo se han ideado las más ingeniosas “escalas de dificultades” desde la de Welzenbach, que iba del 1 al 5 superior. Después se le agregó el 6 luego el 7, luego el 8…Otros han ideado diferentes modos de señalar la dificultad alpina.

Se pasa por alto el factor altitud. La altitud  tiene efectos sobre nuestro organismo y también sobre la constitución de la montaña. Glóbulos rojos en el primer caso y erosión en el segundo.

Cada mil metros de desnivel  cambian las condiciones para al escalada. Tanto psicofísicas para el escalador como la constitución de la roca.El noveno grado de dificultad, en los tres mil, ya no es el mismo en los cuatro mil. El de los cuatro mil ya no es el mismo para los cinco mil...

De tal manera que si se habla de un noveno grado imaginado, en los tres mil, no pasa de ser eso,  un puro subjetivismo.

Son escalas que miden el grado de dificultad, no de la montaña,  sino del escalador que experimenta   frente a la montaña.

Así como la ciencia medica tiene una escala para valorar la cantidad de azúcar que hay en la sangre, o la manera de  medir la presión arterial, así son las escalas que han inventado los escaladores para medir el miedo en lo individual.

Lo ponemos como ejemplo pero sin ignorar que la medicina es sobre bases de laboratorio y las del  escalador son puras opiniones particulares, es decir, ni siquiera conceptos, son subjetivismos que a cada quien se le ocurre.¿Qué te pareció este paso? ¡Un tercer grado! ¿Para ti el mismo paso? ¡Un sexto grado! ¿Para ti? ¡Un décimo grado!

Hay otro modo de considerar el asunto. Es un dato histórico, qué se repite en todas las montañas del planeta, que una vez que alguien ha conseguido la primera escalada a determinada montaña (el Matterhorn, por ejemplo) los alpinistas subsecuentes suben cada vez con más confianza en el triunfo.

Hasta que se llega al exceso. En lugar de tres días, ahora se “hace” en un día, y lo que en un principio fue sólo privilegio de los más audaces y experimentados, después hasta “señoritas suben con falda larga y provistas de sombrillas.” O se programa la entrevista con la televisión para la tarde, al regreso de la ascensión, que se empezó ese mismo día por la mañana, etc.

Las primeras escaladas a la Oeste del Centinela, en la cañada de Milpulco, suroeste de la Iztaccihuatl, se hacían en dos días, con vivac en Las Terrazas.  Llegaron otros que la "hicieron" en un día. Mario Campo Borges y su hermano Eduardo, la "hicieron" en tres horas...

Manuel García Morente, en su excelente obra Lecciones preliminares de filosofía, escribe, en el capítulo XVIII: “son las cosas las que se ajustan a nuestros conceptos y no nuestros conceptos los que se ajustan a las cosas.”

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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