POMPONAZZI, LIBERTAD PARA ESCRIBIR Y PUBLICAR

Practicamos la democracia para poder hablar, escribir y publicar.

Caminamos por la vida guiados por la razón. Y muchos, además, por la fe en algo que trasciende el fenómeno. Si  esto se puede llevar a cabo, metidos todos en el mismo caldero, ya poco más se le puede pedir a la vida.

 No es retórica. Basta mirar, este día,  al país de más allá para ver el caos en las calles. No hay casillas para votar, no hay comida, no hay libertad, no hay trabajo…

Pietro Pomponazzi, filósofo nacido en 1462, en Mantua, dice que todos los hombres sin excepción participan en la razón y sus conquistas, debería ser nuestro interés común extender su dominio tan lejos como podamos, y no aceptar ningún intento de reducirlo:

“Nuestra vida y nuestra persona no están  hechas de razón solamente, y mientras más conscientes seamos de este hecho, será mejor.”

Paul Kristeller. Ocho filósofos del renacimiento italiano, Fondo de Cultura Económica, México, 2013.

Lo anterior sólo es posible cuando se vive en el país de la democracia, la menos mala de las dictaduras. Permite circulen los vientos de la libertad para hablar (dos  o tres parados en la esquina platicando sin que se los lleven a la cárcel bajo el cargo de  conspiración), escribir y publicar.

Estamos hablando del área occidental, o cultura occidental, la que camina con dos piernas que son fe y razón.

La gente de algunos países no sabe lo que es vivir en la dictadura. Hace algún tiempo tres salimos de cenar de un restaurante, en Buenos Aires, y fuimos llevados a la cárcel  con las metralletas golpeándonos  las costillas. Juramos y perjuramos que éramos alpinistas (andinistas) e íbamos en expedición para el filo NO del  Aconcagua. La policía creía que éramos conspiradores,  terroristas o algo así.  “Sos tres boludos y esa cantidad  ya es sospechosa” decían.

Fue un trauma que no se borra desde hace más de cuarenta años. En la actualidad en México veinte o treinta pueden estar parloteando en una esquina o en un café y a nadie le importa un carajo. México está lejos del paraíso, pero se puede platicar libremente, y eso ya es mucho. Mucho más de lo que se puede imaginar.

Ilustrativos son los experimentos que se han hecho, dentro del área occidental, de negar la libertad de pensamiento.

Los temas de estos pensadores, del Renacimiento, están lejos de ser cuestiones aburridas de biblioteca. Siempre en nuestra vida  las encontraremos con sólo echar un vistazo en países de nuestro mismo continente.

En este país lo sabemos bien en carne propia por nuestra propia historia.

Pero sobre todo por los éxodos políticos que han tocado las puertas de nuestras embajadas en el extranjero. La más valiosa de las experiencias es la de España en el primer tercio del siglo veinte.

Los que primero llegaron al país fueron los nacionales huyendo de la locura de los internacionales. Los segundos que arribaron al puerto de Veracruz  fueron los internacionales huyendo de la locura de los nacionales.

En esas dos “oleadas” llegaron españoles ilustres que hicieron valiosos aportes en el terreno de las ciencias a nivel universitario.

Pero la lección más grande que nos proporcionaron fue la confirmación que contra la democracia no se juega.

Desde este contexto histórico podemos regresar a los “aburridos” temas de los filósofos renacentistas, a los que perteneció Pomponazzi.

La síntesis es respetar el modo de pensar de los otros. Conocerlo y estudiarlo como contraste dialectico, pero no más allá. De lo contrario nunca  terminarán los éxodos políticos.

Pomponazzi: “Si tenemos una fe-dice Kristeller refiriéndose al asunto de la fe vista por Pomponazzi- que no está basada en la razón, al menos la conservaremos aparte y no le permitiremos interferir en los dictados de la razón. Si no tenemos una fe tal, podemos al menos tolerar, fuera de los límites de la razón, la fe apreciada por los otros, sabiendo que no puede hacerse ninguna incursión en ese territorio dentro del cual nos sentimos en casa.”

Pomponazzi le dedica la mayor atención en su obra escrita al tema recurrente del pensamiento renacentista que es la inmortalidad. Uno de sus escritos es  De la inmortalidad del alma.

Escribió también del valor de la plegaria “y el problema específicamente teológico de la conciliar la providencia y predestinación con el libre albedrio”.

Un tema suyo, que levantó mucho polvo en su tiempo con filósofos y teólogos, fue lo que se conoce como la doble verdad. En esta nota no se puede abundar al respecto pero siglos más tarde   aparecerá algo muy parecido con las “dos morales” de Bergson.

Pomponazzi termina diciendo que no hay razón natural para demostrar la inmortalidad del alma, pero igual no la hay para negarla. Es un terreno muy dudoso-dice Kristeller-por lo tanto no queda más que confiar, por la fe, en el mismo Dios que lo probó claramente sobre las Sagradas Escrituras:

“La inmortalidad del alma es un artículo de fe, ya se basa en la fe y la revelación. Por lo tanto debe afirmarse sobre esta sola base y no sobre la base de argumentos racionales inconcluyentes y no convincentes.”

 
Kristeller

“Paul Oskar Kristeller (Berlín, 22 de mayo de 1905 - Nueva York, 7 de junio de 1999) fue un filósofo e investigador especialista en temas relacionados con el renacimiento, el humanismo y los manuscritos de filósofos de ese período. Es considerado el más importante de los investigadores sobre el renacimiento durante el siglo XX.”wikipedia

 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario