JASPER, NO TODO PASA


 

No reconocemos ya a la persona que dejamos de ver veinte años. Nos parece que la que recordamos es una y ésta es otra. Como si hubiera cambiado radicalmente, “de un día para otro”, sin transición.

En cambio, la persona con la que convivimos todos los días, ya sea en la familia, en la fábrica o en la vecindad, nos parece de lo más natural y apenas notamos los cambios que en su fisonomía van teniendo lugar.

Este es el tema de discontinuidad y continuidad, que considera la filosofía cuando explica el Devenir. ¿Son episodios bruscos, como grandes saltos, estáticos,o se trata de un fluir lento sin detenerse?  Ambas cosas.

 Pensamos que son temas sólo del ámbito de los institutos de filosofía. Pero están presentes en la vida diaria del pueblo.

¿No nos dice el catecismo de religión, el cristianismo, que hubo una Creación y que habrá un Juicio Final?

¿Y no nos dice la Ciencia que la Evolución es un eterno fluir de trasformación y adaptación, más de cooperación que de eliminación?

Tenemos frente a nuestras narices las cosas eternas y  las cosas temporales y nosotros somos parte de todo eso. Se trata de una antinomia ya  seamos creyentes o laicos, estamos dentro del asunto.

En Enrique de Ofterdingen  Novalis “Presenta una fusión de lo pasado y lo presente, de un pasado ya vivido y de un presente nunca vivido antes.”

Nacer y morir, la niñez, adolescencia, adulto y vejez. Ideas de continuidad y discontinuidad es lo que tenemos enfrente del espejo para asomarnos a lo que pareciera el complicado tema del Devenir.

Nacer y morir es el modo antitético que nos sugieren lo inmóvil y lo que se mueve. El frío y lo caliente, lo de arriba y lo de abajo:

Wal: “Tendríamos que mencionar el mar, que pronto se tomó como símbolo del cambio universal, y cambios cíclicos, no sólo los del flujo y reflujo del mar, sino los de la noche y los del día, la vigilia y el sueño, el inspirar y el expirar, que dieron a Heráclito la idea de que  el movimiento es antitético.”

Jean Wahl, Introducción a la filosofía, Fondo de Cultura Económica, México, 1988.

Hay muchos modos de ver la continuidad y la discontinuidad. Desde Platón, Aristóteles, Kierkegaard, Hegel, James, Zenón, Bergson…El tipo continuo, los instantes separados, el  vuelo de la flecha, la luz de las estrellas, la negación que dice nada de esto es verdad sino puros construcciones intelectuales…

Entretanto imaginamos el presente como el a priori que todavía no llega, al pretérito que llevamos por todas partes en al metafórica mochila.

Wahl: “Del cambio y el tiempo se dice que son irreversibles, que van de lo anterior a lo posterior; pero a veces, por ejemplo, al despertar cuando estamos soñando, tenemos la impresión de que el tiempo vuela hacia  atrás, como si se  alejase mucho y muy velozmente de nosotros.”

Sucede también en el campo de la cultura, que lleva un ritmo suave y continuado. Pero que a la vez se ve marcada e impulsada, por hitos de pensamiento renovador.

Podemos pensar en un gran salto cultural desde Sócrates 500 a. C, y Plotino, 300 d.C. O los olmecas 1000 a C. y Miguel León Portilla 2000 d. C.

Y, sin embargo, la línea que une a todos estos episodios es la continuidad, con otro nombre, la tradición.

Esa continuidad, esa tradición, la tenemos en dos campos del pensamiento humano: la religión y la filosofía: creyentes y laicos.

Jasper: “La filosofía es en todo tiempo un rasgo esencial de hombre. Discrepando en esto de otros sectores de la historia de espíritu, puede en presuntos tiempos de decadencia aparece repentinamente un filósofo de primer orden. Plotino en el siglo III y Escoto Erigena en el IX son figuras aisladas y cumbres únicas. Se hallan con el material de sus ideas dentro de la cadena de la tradición, son quizá dependientes en todas sus ideas particulares y sin embargo aportan en conjunto una nueva y grande determinación fundamental del pensamiento.”

Karl Jasper, La filosofía, Fondo de Cultura económica, México, 1996.

No nos detenemos aquí en considerar los diferentes modos de la Dialéctica. Sólo apuntamos que Kant veía  la Dialéctica “ancestral” parecida al juego de sofismas donde pierde el que desarrolle menos ingenio (recordar Doce hombre( en pugna) sin piedad, de Sidney Lumet, 1957, con Henry Fonda).

En cambio la Dialéctica trascendental de Kant está en la perspectiva de un conocimiento positivo no sólo para la sociedad sino también para la espiritualidad:

“Dialéctica significa para él tratamiento crítico del razonamiento falso o sofistico. Y Dialéctica trascendental significa una crítica del entendimiento y de la razón en atención a sus pretensiones de suministrarnos conocimientos de las cosas en-si y de  las realidades suprasensibles.”

Frederick Copleston, Historia de la filosofía, Vol. 3 tomo VI, Cap. XIII.

Un filósofo aporta sus ideas y llena una época como algo que fluye sin cesar y a éste le sucederá otro y luego otro. Cada uno de ellos es como tremolina, como las trombas que se levantan del desierto para luego perderse de vista. 

 En contra tesis hay cosa que permanecen a través de los milenios:

Jasper: “Por eso en filosofía no está permitido decir nunca, refiriéndose a su esencia, que ha llegado su término. En cada catástrofe subsiste quizá la filosofía, siempre como pensar  efectivo de algunos individuos, incalculablemente en obras solitarias procedentes de tiempos por lo demás infecundos espiritualmente. La filosofía existe, como la religión, en todo tiempo.”

Jasper
“Karl Theodor Jaspers fue un psiquiatra y filósofo alemán, que tuvo una fuerte influencia en la teología, en la psiquiatría y en la filosofía moderna. En 1921 ocupó la cátedra de filosofía de la Universidad de Heidelberg.” Wikipedia





 

 

 

 

 

 

 

 

 

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