JASPER, EL ARTE DE LEER LO POCO INDISPENSABLE


 

Se lee para saber, para prevenir el Alzheimer y para resistir la loca carrera de la ciudad del iPod. Pero leer mucho, y de todo, es como echar mucha agua a una buena taza de café.

 “No soy de aquellos cuyo ánimo anda siempre vago de unas en otras opiniones, sin tener norte fijo. ¿Qué ánimo ni pensamiento, o por mejor decir, qué vida sería la nuestra quitado el método, no sólo de la disputa, sino aun el de arreglar el modo de vivir?”

Cicerón, Los oficios, Cap. II

A la vez, la lectura, y la escritura, son felices sucedáneos para nosotros los que vivimos en apretadas ciudades. Debe haber una explicación razonable por lo que hay tanta demanda mundial de estupefacientes en la gente y en especial en la juventud. De seguro no es una perversión sino una necesidad para paliar algo, en lo existencial, que no hemos podido resolver ni acaso aun detectar, diagnosticar.

¿Millones de jóvenes que no pueden estudiar y si estudian no pueden trabajar? ¿Será el hacinamiento, el cartabón con el que somos medidos? Para Kierkegaard es eso:

“Es imposible edificar o ser edificado en masa, aun mas imposible que estar enamorado en cuatro o en masa.”

Sören Kierkegaard, Mi punto de vista.

Lo confesionarios ante el sacerdote, y los sillines del psiquiatra, no se dan abasto. Las cárceles están llenas, también los manicomios y los cementerios.

Lejos de la naturaleza del campo, ya no sentimos el golpe del agua en el rostro, la violencia del viento que nos envuelve, el sol que nos quema o el frío de nos hace tiritar. Nuestros mecanismos naturales de adaptación los hemos arrinconado a buen seguro bajo el techo de la buhardilla. “Abrígate bien, hijo, porque el tiempo está horrible” decimos a la menor nubecilla gris que divísanos en lontananza. “Ha, y no olvides la bufanda para protegerte el cuello”.

Se dificulta descubrir la antinomia de nuestros tiempos. En la montaña del centro de México, los campesinos del monte Teocuicani, ladera sur del Popocatépetl, están quemando copal, como desde hace milenios lo hacen, para que llueva, la tierra dé frutos y haya que comer.

En la gran  ciudad del valle, al pie del Popocatépetl, se reniega porque amaneció lloviendo y, por lo pronto, no se puede ir, ni en automóvil, a la tienda de autoservicios para comprar los víveres…

Parece que para Kierkegaard no existe tal antinomia sino por el contrario, un perfecto entendimiento:

“Porque el hecho de que dos personas  no estén realmente de acuerdo, no entraña mal entendimiento. Realmente no están de acuerdo precisamente porque se entienden la una a la otra.”

No es cuestión de dinero que en los pueblos rurales haya pocos médicos, psicólogos y psiquiatras. Es en la ciudad donde los necesitamos.

Morris:

“Los individuos que viven en un gran complejo urbano padecen una diversidad de cargas y tensiones: ruido, aire viciado, falta de ejercicio, limitación de espacio, exceso de gente, exceso de estímulos y, paradójicamente, para algunos, soledad y aburrimiento.”
Desmond Morris, El zoo humano.  

Se afianzan las ideas propias sin renunciar al dialogo, a  la dialéctica, con los otros. Y, a la vez, con el dialogo con otros, se afianzan las ideas propias. Es interesante, aleccionador, enriquecedor, conocer otras maneras de pensar.

 Pero si usted ha estado en una asamblea sindical, o de partido político, o estudiantil, donde la lista de oradores es de cincuenta, o algo así, sabe que mucho de lo que se dice ahí es pura tautología. Así con no pocos autores de libros.

Dibujo tomado de El País 17/6/2017
Jasper coincide con Cicerón en el sentido de no echar mucha agua a la taza de café:

“Es bueno elegir ante todo un filósofo capital. Es ciertamente deseable que sea uno de los mayores filósofos. Todo filósofo, estudiado a fondo, conduce paso a paso a la filosofía entera y a la historia entera de la filosofía.”

“A su propio riesgo cada lector debe escoger sus amistades en la larga galería de los escritores griegos”.

 Carlos García Gual (El País, Babelia, 08/10/16, página 11.

Todo libro es el testimonio de un esfuerzo considerable para escribirlo, publicarlo y publicitarlo. Y hay eriales culturales, en este planeta, que un libro, aun considerado el “peor”(criterio subjetivo),  es como llegar a un oasis en medio del desierto.

El asunto es que hay mucho publicado y la vida no es tan larga como para leer lo que se quisiera. O lo que se considerara lo mejor.

De seguro eso fue lo que hizo decir a Jasper:

“Para los siglos modernos es tal la masa de textos que aquí se impone la selección de lo poco indispensable.”

Karl Jasper, La filosofía.

 
Jasper

“Karl Theodor Jaspers fue un psiquiatra y filósofo alemán, que tuvo una fuerte influencia en la teología, en la psiquiatría y en la filosofía moderna. En 1921 ocupó la cátedra de filosofía de la Universidad de Heidelberg.” Wikipedia

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