EPICTETO Y SU INDIVIDUALIDAD


 

Individualismo, dentro de una sociedad, es lo que Epicteto considera a través de sus máximas.

Una nota propedéutica, para entender a Epicteto, es la consideración que hace de la muerte. La velamos para poder vivir ya que su recuerdo constante nos metería en un cuadro de tensión insoportable.

Pero, dice también  que, si no la perdiéramos de vista, veríamos que todo es tan efímero que nos cuidaríamos de situaciones y de acciones.

Construimos castillos como si fuéramos a vivir por lo menos mil años. Esto nos lleva a relacionarnos con los otros y exponer nuestra individualidad.

 Y no cabe lo de la heredad a los hijos. Grandes y graves conflictos vive la familia después de fallecido por haberse resistido a hacer testamento. ¡Quiso llevarse todo para la tumba pero no se pudo! Allá empezaba una vida donde ya no cabía lo fenomenológico…

En otras palabras, sea aferró a sus pertenencias, casa, mujer, hijos, fama, con la idea de los faraones de llevarse todo  para la otra vida. Y lo más que podemos llevarnos es la tierra que tenemos debajo de las uñas.

¿Individualismo extremo o universalismo exagerado? Sería solipsismo, egoísmo al máximo, que perjudicaría a la sociedad, ya sea cercana o lejana.

En este mundo globalizado si alguien fuma en México el humo de su cigarrillo va a llegar a China y luego lo tendremos de regreso en México.

Pero una convivencia  descuidada sería perjudicial para el individuo dado las costumbres relajadas que suelen proliferar en la sociedad.

Epicteto dice, en su obra Manual, de la costumbre de ir a los baños públicos que fueron famoso en Roma. Pero que, a juzgar por lo que dice este filósofo, se daban en estos lugares situaciones nada convenientes en muchos sentidos y el lector puede imaginar cosas.

El caso es que Epicteto fija su postura ante esta situación. Acude a los baños pero, al margen de lo que  ahí se dé, él va  a comportarse como él es y no seguirle el juego a los demás:

“No he venido aquí solamente para bañarme, sino también he venido con resolución de no hacer nada contra mi modo de vivir, el cual yo no observaría  si sufriese con algún pesar o desplacer las insolencias que aquí se cometen.”

Se necesitaría que la media de la sociedad poseyera una cultura de calidad para poder seleccionar sus preferencias, no  ser arrastrado por el criterio  fácil.

Los medios de información masiva, televisión y prensa, tienen programas para todo público, de calidad y de diversión. Y de diversión soez.

De tal manera que si se carece de vitaminas culturales, la diversión soez hará presa en un público mayoritario. Por lo mismo parecerá que esa diversión soez es lo “normal” de la cultura de tal país.

Sabemos que para que haya cultura debe haber una buena economía y no se sienta apremio de subsanar  las necesidades básicas.

En los países de la economía precarizada, por lo mismo, la tónica será de desnutrición cultural. En  otras palabras, ganar para comer ese día no deja tiempo para pensar. Pensar en cuestiones trascendentes.

Necesario insistir que en condiciones así la gente no tiene mucho tiempo de pensar más allá de lo inmediato que se presente en el día.

Pero tampoco los países de buena economía se avocan mucho a la cultura porque ahí la divisa es el tener y no, de manera prioritaria, el saber.

Epicteto habla de lo que después tomarán muchos filósofos y es que ya en su tiempo se tenía en alto grado lo que ahora algunos llaman consumismo:

“Si tienes amor a tu cuerpo y a tus bienes, estás perdido; ya eres esclavo. Ello es tu verdadera cadena, tu punto vulnerable.”

No es necesario culpar a los medios de lo que uno decide agarrar. Ellos hacen la oferta, bien intencionada, o manipulada, y uno sabe si la agarra o no. A eso se reduce todo.

Epicteto (55 a C-135) fue llevado a Roma como esclavo en tiempos de Nerón, que gozaba todavía de fortaleza económica. Pero tenía una plebe (esta palabra es muy usada por los historiadores cuando se refieren al pueblo romano del común) con costumbres relajadas que le sirvieron a Epicteto para observar al conducta humana propia, suya, y de los otros.

Nadie escribe con seguridad de lo que  no tiene a la vista.  Los novelistas construyen sus obras echando mano de los suyo, de lo que  ven en los otros y lo sazona con  la imaginación.

Schopenhauer observa que Dante fue muy preciso en cuanto refiere cosas del Infierno, porque tuvo como modelo, vivo  y cercano, la conducta  de los hombres. En cambio cuando llega a lo del Cielo ya no  tuvo parámetros  cercanos en que apoyarse  y le fue necesario   recurrir  a lo que dijeron los santos y las Escrituras.

La plebe romana, entonces, fue el modelo de Epicteto. Y que contrastada esa conducta con la de las clases de elite, no diferían mucho. Por lo que acabamos de señalar. La plebe buscaba comer y los jerarcas buscaban tener. Tener de todo y si medida, menos cultura.

Pocos de estos privilegiados por el poder, se dedicaron a saber, pensar y a escribir: Cicerón, Séneca, Marco Aurelio… Y casos extraordinarios, como el mismo Epicteto, que de ser esclavo y, se supone, hijo de esclavos, supo abrirse camino en el mundo de las ideas.

 Nadie es dueño de la inteligencia, pero del dinero sí,  lo que hace que la inteligencia no salga de su estado potencial.

De la misma manera, la filosofía no es propiedad de nadie, decimos nosotros, aunque de seguro ya alguien se nos adelantó en decir lo mismo. Y para filosofar, es decir vivir, pensar y escribir, se necesita cierta, o mucha, independencia. Aquí es donde se pone a prueba lo que dice Epicteto respecto a la individualidad o la universalidad.

Quedaría la esperanza del Estado, que propiciara el contexto adecuado para el pensar. Pero por lo general los políticos, de todo el mundo, están muy ocupados en tratar de cumplir lo imposible: lo que con tanta facilidad prometieron en tiempos de campaña electoral…Siete mil millones de humanos quieren comer no, prioritariamente, pensar.

Dibujo tomado del diario El País.
Contrasta Epicteto el individualismo con el universalismo. Lo torcido que podemos ser en lo individual y lo torcido que de seguro somos en lo general. Y ofrece sugerencias  para corregir el camino. En bien del individuo y en bien de los otros.

Desde luego  esas sugerencias más bien parecen imperativos categóricos. Esos imperativos categóricos no son exclusividad de Kant, sino que se usan hasta la presente del siglo veintiuno, y Jesús habló ya la mayor parte en imperativos categóricos, aunque estos estuvieran expresados en parábolas.

“No todos encajamos en este mundo” dijo River, el detective de la serie de cine. “En este mundo, eso, no alcanza. En este mundo, debes poder…asentir, sonreír, y beber una pinta y decir:¿Qué tal estuvo el día. En este mundo nadie puede ser diferente o extraño, o problemático, o te encerrarán.”

Esto es lo que espera al  individualismo.

EPICTEO
“Epícteto (en griego: Επίκτητος) (Hierápolis, 55 – Nicópolis, 135) fue un filósofo griego, de la escuela estoica, que vivió parte de su vida como esclavo en Roma. Hasta donde se sabe, no dejó obra escrita, pero de sus enseñanzas se conservan un Enchiridion (Ἐγχειρίδιον) o 'Manual', y en unos Discursos (Διατριβαί) editados por su discípulo Flavio Arriano.” WIKIPEDIA

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