Viajan con sendas mochilas, entre el
apretado convoy de la línea 1 Pantitlán-Observatorio, obreros, oficinistas,
carteristas, vendedores ambulantes, salidos del closet y conservadores. Van camino a dar
la vuelta al Pico de Orizaba en la cota 4,200.
-Epicteto asegura que el humano es alguien que
no puede vivir como perro, no puede volar por sí, ni despedazar animales como
un león, no puede correr (sin doping)
como caballo, no va sin oxígeno y submarino en las profundidades del mar.
-¿Eso dice?, ¡tiene razón!
-Lo que sí puede hacer es, y para eso
lo equiparon bien los dioses, sentir pudor, bondad, felicidad, ser
justo y demás cosas en esa dirección.
-Pocos lo hacen.
-La gente vive con el temor de la
muerte, las enfermedades y la pobreza, con tal intensidad que se muere veinte o
cincuenta años con anticipación.
-¿No es así?
-De una u otra manera esas cosas no
dependen de mí. Una bala pérdida, un virus estacional o la Bolsa de Nueva York…
Pared sur de Los Panales, Sierra de Pachuca, Hgo. México.
-¿Qué sería lo que depende de ti?
-Bajar mis exigencias al punto de querer
lo que está en mis posibilidades obtener. Vivir con tiento y serenidad.
-Que no te oigan los del liberalismo
moderno. Consumir y acumular chácharas en el desván, es la bandera de la modernidad.
-¿Cómo se logra eso de bajar las
exigencias…
-Cada quien buscará la medida de su zapato.
En mi caso le dedico tiempo al ejercicio físico moderado y leer (por no parecer
pedante y decir intelectual).Cinco días a la semana. Comer con palillos chinos el
azúcar y la sal. Y todo eso cabe en mi mochila. La mochila es lo único que me
pertenece. Y aun así algún día cambiará de mano.
- Tu vida te pertenece.
-Si me perteneciera no moriría nunca.
-¿Te parece que escalar montañas es
un ejercicio moderado?
-Sí, si lo haces conforme a la edad.
Hay tiempo de subir corriendo a la cumbre. Y de pitorrearse de la gravedad
atmosférica. Siguen los años de la moderación. En los que un simple reborde
parece un noveno grado lo que antes un grado noveno parecía un simple reborde…
Pared sur del monte Ameghino, Rep.Argentina
(foto de AAG)
Como nuestro cerro el Chiquihuite, norte de la Ciudad de México, pero con nieve y hielo y 3 mil metros más arriba.
Llegará una generación de escaladores mexicanos que sienten plaza en el monte Ameghino y lo conviertan en su Chiquihuite argentino. ¡Llegará!
-¿Si no podemos hacer lo que los animales,
ni para lo que fuimos dotados y ser humanos, qué hacemos en este planeta?
-¡Ve tú a saber! ¡Quizá puro cotorreo¡
-Según tu filosofía de hoja de almanaque,
los humanos tampoco fuimos programados para escalar montañas.
-Tampoco, eso se los dejó el cielo a
las lagartijas.