CUATRO TEMAS INCÓMODOS DE SÓCRATES


 

Está contra el suicidio 2), cree en la vida después de la muerte, 3), no se debe responder con violencia al que hace violencia y 4), más  valores esenciales  que valores materiales.

Esas ideas no van con nuestro siglo, opinan no pocos.

El Fedón (Platón, Diálogos) es una síntesis apretada (perdón por la tautología) de lo que conocemos por cultura occidental, o pensamiento europeo. Son temas  diversos que toca en esta obra. 

Varios siglos después el cristianismo los proclamaría como el no derecho al suicidio y, por ende, al asesinato, en cualquiera de sus múltiples modalidades. La esperanza en un vida después de la muerte y  sanción suprema de la moral a cargo de la divinidad.

No devolver  el golpe contra el agresor cayó como bomba sobre la férrea disciplina militar del Imperio Romano. Roma, heredera de la cultura griega, conocía estos principios, pero ahora los oía como “poner la otra mejilla”.

Sócrates: “Es preciso no hacer injusticia a los mismos  que nos la hacen, aunque el vulgo crea que esto es permitido”

Más adelante insiste ante Critón: “Es preciso, por consiguiente, no hacer jamás injusticia, ni volver el mal por el mal, cualquiera que haya sido el que hayamos recibido.”

Lo que ahora  enseñaban los apóstoles, y ciudadanos y plebe  que se iban convirtiendo al cristianismo, era inimaginable y fuera de toda lógica.

Cinco siglos atrás Sócrates se los había dicho a Critón, uno de sus amigos filósofos que buscaban sacarlo fraudulentamente de prisión y salvarlo de la muerte.

Sócrates no pierde de vista la Nada. Para nosotros, los modernos del teléfono de mano, la nada es el término de todo, la disolución final.

Para la filosofía de Platón la Nada es una realidad objetiva. En otras palabras, la Nada es algo (si hay algo es que hay nada), pero un algo diferente a nuestra realidad material. Le llaman Ftia.

Critón le urge que salga de la ciudad porque ha llegado la nave de Delfos y  el peligro de muerte es inminente y tendrá lugar en pocas horas.

Pedro también urgirá  a Jesús a  salvar la vida saliendo de Jerusalén.

Luego un antinomia que tiende hacia la unidad, no a la dispersión. Sócrates se aleja todo lo posible de la opinión atropellada, manipulada, corriente  y arbitraria del  vulgo.

 ¡Estas hablando como Satanás!, le restregaría en la cara  Jesús  a Pedro!

Pero a la vez Sócrates prefiere morir que desobedecer las leyes que del pueblo se establecen.

Ese ejercicio dialectico, en la prosa de Platón, es para leerse N cantidad de veces, por la belleza y sencillez en que expone los argumentos.

Esta pieza de filosofía, Critón (Platón, Diálogos), habla a los que aman  a su tierra y no la cambiarán por otra, así sea la suya el peor lugar del planeta para vivir.

Pero también habla a los que, hastiados de tanta pobreza y corrupción de su patria, prefieren abandonar todo, organizarse, solo, o en caravana, e ir en busca de mejores condiciones de vida para sus hijos.

El coro en los poetas trágicos, Sófocles, Eurípides y Esquilo, marca el ritmo de los acontecimientos en lo moral. En el Critón no hay coros. Aquí un recurso revolucionario en la exposición: Critón escucha en la boca de Sócrates los razonamientos del Estado. Es la conciencia de Sócrates que supone así le hablaría, a  él, el Estado.

La dama que le avisó a Sócrates, en su celda,
 que
 el buque de Delfos acaba de llegar...

Diez siglos más tarde, esta misma dama,   llegó
a la celda de Boecio para hacer el
mismo anuncio:
el buque de Delfos acaba de llegar.
 
“Yo tengo, me diría (el Estado) grandes pruebas de que la ley  y la republica han sido de tu agrado, porque no hubieras permanecido en la ciudad como los demás atenienses si la  estancia en ella no te hubiera sido más satisfactoria que en todas las demás ciudades.”

Al final Sócrates no hace caso a Critón y prefiere tomar la cicuta, el veneno.

Sócrates le recuerda que le deben un gallo a Asclepio.

Jesús le dice a Pedro que lo negará antes de que cante el gallo.

Otra coincidencia. “Yo te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso”, le dijo Jesús a ladrón que estaba crucificado junto a él.

Sócrates en su celda ve entrar a la filosofía que le dice que sus amigos los filósofos, ya fallecidos, lo esperan en Ftia, el lugar donde ya no hay tiempo ni espacio. Sócrates le dice a Critón:

“Me ha parecido ver cerca de mí una mujer hermosa y bien formada, vestida de blanco, que me llamaba y me decía: Sócrates, dentro de tres días estarás en la fértil  Ftia.”

 

 

 

 

 

 

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