CONOCER CON EL PENSAMIENTO, DICE PLATÓN


 

 Conocer con el pensamiento antes que con los ojos, es lo que dice Sócrates a Simmias, en el Fedón.

Vemos con los ojos  la partitura de la Novena  pero, es su belleza ininteligible, su ensueño apolíneo, el que nos transporta.

Sócrates trata de tomar distancia de la ciencia imperante en su época de la reminiscencia, el alma colectiva pedagoga, como portadora de conocimiento que llevará a los recién nacidos. No tan lejano a como Jung diría en el siglo veinte del inconsciente colectivo.

¿Por qué a algunos nos gusta ir a la montaña, atravesar, caminando, los desiertos, ir y venir por la llanura inmensa del norte de México, si nacimos en la ciudad?

Hace apenas cinco siglos que no había ciudades en México, ni como sombra de lo que ahora conocemos. Sólo aldeas, algunas muy extendidas, “perdidas” entre las dos grandes sierras Oriental y Occidental, de tres mil kilómetros de extensión, hasta las Rocallosas del norte, y en medio grandes valles, ríos, lagos y la llanura de dos mil kilómetros en el norte.

Sin animales de montar, lo nuestro fue caminar por miles de años. Se quedó grabado en el inconsciente colectivo más allá del Alzheimer.

Esto es un tanto diferente para los mexicanos, de ascendencia procedente de  países de otro continente, a partir del siglo dieciséis.

Por las preguntas que Sócrates hace a Simmias resulta obvio que había que pensarle, ya en esa remota antigüedad. De allá para acá, varios pensadores de primer orden han vuelto a la misma conclusión: conocer mejor con el pensamiento.

Miguel Ángel tuvo aquel bloque de mármol y, cuando todavía no daba el primer golpe de cincel, ya estaba viendo su escultura. Avanzando un poco más nos preguntaríamos cómo fue que visualizó, cómo vio  la escultura.

Más, según avanzan las seducciones de la tecnicidad, en nuestro siglo veintiuno, la respuesta parece menos creíble,  como la planteaba Sócrates.

 No la tecnología, en sí, sino el uso que suele  darse de ella. Con un conductor, de trasporte público, con la radio a todo volumen y varios pasajeros y pasajeras  tratando de hablar, al mismo tiempo, más alto con sus celulares, parece que ahí  no hay modo de pensar en cuestiones de alguna profundidad mientras se viaja.

Dibujo tomado de
El País
10 de agosto 2019
 
La razón pura no se la cree, como no la creyó  entonces Sócrates cuando le decía a Simmias que la mejor manera de conocer la esencia de las cosas, no tanto a las cosas, es por medio del pensamiento, antes que con los ojos.

¿Quién ha visto a  la fuerza, a la salud, a lo bello, a la justicia, al amor? Sólo hemos encontrado sus manifestaciones. ¡Se manifiestan, luego existen!

Sócrates está seguro de ello y lo reafirma:

“...lo hará con mayor exactitud el que examine  cada cosa con sólo el pensamiento, sin tratar de auxiliar su meditación con la vista, ni sostener su razonamiento con ningún otro sentido corporal; o el que sirviéndose del pensamiento, sin más, intente descubrir  la esencia pura  y verdadera de las cosas sin el intermedio de los ojos, ni de los oídos; desprendido ,por decirlo así, del cuerpo por entero, que no hace más que turbar el alma, e impedir que encuentre la verdad.”

 

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