MARCO AURELIO, EL EMPERADOR QUE PENSABA CON LA CABEZA


 

“Mira el fondo de las cosas-dice Marco Aurelio-.Que no te  pasen inadvertidas sus particulares cualidades ni el valor de cada una.”

Con Marco Aurelio el sueño platónico se hizo realidad. Que los gobernantes fueran filósofos y saber gobernar para el  pueblo. Pero han sido tan pocos los gobernantes filósofos que esa realidad volvió a ser un sueño, una utopía.

Para este emperador romano (121-180 d C.) las cosas no sólo son cosas, sino aun las materiales tienen un valor intrínseco.

Esas cosas nos ayudan a ir por la vida. Los zapatos para  caminar por los diferentes suelos secos, calientes, o encharcados. La gabardina o el rompevientos nos cubren en los diferentes cambios de temperatura.
 

El animismo que adjudicábamos a las cosas cuando éramos niños desapareció con el tiempo. Los muñequitos de madera que nos acompañaban eran únicos en el universo. Estaban en el  personalismo.

Eran amigos, no eran cosas. Ahora las fábricas los hacen por miles. Y hay que apresurase a sustituirlos por otros modelos nuevos. Estos muñequitos son para divertirse con ellos, no para quererlos, por eso se llaman juguetes, para jugar con ellos.
Cráter del Nevado de Toluca
 
En su Laguna del Sol también
se depositaban ofrendas, a los dioses
 mesoamericanos, desde la época
tolteca.
 
Mario Campos Borges ascendiendo
 hacia el borde norte del Nevado.
 
Foto de Armando Altamira G.
 

Ahora los muñecos son virtuales. Apago mi IPod y desaparecen. Mi IPod ya es modelo pasado y también hay que tirarlo a la basura por uno nuevo. Mi esposa ya no es una mujer joven… La propaganda que arrojan por debajo de la puerta anuncia una IPod nueva de 5000 megas.

Así se fue la magia del mundo.

Los muñequitos que salían de mis manos cuando niño también tenían ancestros. En los adoratorios a Tezcatlipoca,  que José Deseado Charnay localizó en el siglo diecinueve, en las cotas de los 3 mil a los 4 mil metros de altitud, en el talud norte del Popocatépetl, encontró carritos de barro con ruedas que los toltecas hicieron para sus niños.

(La civilización tolteca fue del siglo IX al XII d.C.)

José Luis Lorenzo tiene una publicación: Zonas arqueológicas de los volcanes Popocatépetl  e Iztaccihuatl, editado por el INAH, 1957, que ilustra el material encontrado por Charnay en estos adoratorios.


Popocatépetl  lado norte.

La línea marca la cresta de los adoratorios toltecas.

La cumbre del primer plano es la Torre Negra..
De aquel lado de la cumbre (lado sur) están los
restos, ya muy someros, del Adoratorio Nexpa
yantla.

Entre el Popocatépetl y la pared del Abanico el collado
con el toponímico de Teopixcalco (5,000m)

Teopixqui es el nombre de una orden de sacerdotes
de Tezcatlipoca.
Teopixcalco sería: "En la casa de los sacerdotes de
Tezcatlipoca)

Hasta la fecha el INAH no ha emprendido
trabajos de exploración en este lugar.

Foto de Armando Altamira G.


 
Estos carritos toltecas son los ancestros de los míos, como Marco Aurelio se refiere a él mismo, cuando dice que no salió de la nada, sino que alguien lo engendró:

“Yo he sido compuesto de materia y forma; pero ninguno de estos dos principios se aniquilará, como ni tampoco han venido de la nada. Cualquiera, pues, de estas mis partes pasará mediante la mutación, a ser alguna parte del mundo; y está pasará segunda vez  a ser otra parte del universo, continuándose después esta sucesión hasta el infinito. Ni solo yo vine al mundo por esta vía de la mutación, vinieron también los que  me engendraron, y por su orden, otros retrocediendo hacia atrás al infinito. Ni hay motivo alguno para que esto no parezca verdad, por más que el universos se rehaga y ordene de nuevo según sus periodos determinados.”

El liberalismo moderno nos dice que así es con los individuos. No son personas, hay por millones en todas las coordenadas del planeta. Siempre hay algo nuevo y no hay porque aférrese a lo que tuvimos ayer. Sólo son juguetes para divertirse.

Los libros también dejaron de tener espíritu, magia. Sólo son letras que dicen cosas. Mañana pasa el carro de la basura inorgánica y hay  que estar pendientes para que se los lleve.

“Mira el fondo de las cosas..."

Marco Aurelio, Soliloquios.

 

 

 

 

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