TRIOLA, UN BELLO VIEJO LIBRO ESPAÑOL DE ALPINISMO

 


                  


 

 

Es la búsqueda de la libertad a través del rudo ejercicio de subir montañas. El individuo adquirirá así resistencia  muscular pero sólo como paso de transición para el fortalecimiento de los valores morales. Ese es el leitmotiv o tema conductor de esta obra.

Técnica, azar, libertad, miedo, voluntad, triunfos, descalabros. Son los radios de la Rueda de Ixión que el montañista gusta de dar vueltas y más vueltas. Alcanzada la cumbre, buscará otra cumbre y luego otra...

 

“Convencido  de que es tan perniciosa  la cultura física sin ir acompañada de una perfecta ética, como la cultura  intelectual sin una sólida base de educación social, he de procurar en el trascurso del escrito infiltrar ideas de alta moralidad, para desarrollar al tiempo que el cuerpo, la fibra del sentimiento, avivar el espíritu.”

 

Se tiene por dado  que en el verano de 1918 fue editado por primera vez. Una segunda edición tuvo lugar en 1930. Lo escribió José Ma. Có de Triola para la biblioteca “Los Sports”, a petición de su director Sr. D. José Elías Juncosa.

 

Bien editado, en tipografía, composición, fotografías, dibujos ( de Francisco Socies) y “pasta dura”. Seguramente por modestia de Triola no tiene, como se acostumbra, el nombre de quien lo escribió en la portada ni en la “primera de forros”. Se conoce su autoría por una carta, a manera de introducción del texto, que Triola envía a Juncosa. Asimismo, aunque es un libro valioso en su contenido de conjunto, lleva el también modesto título de Excursionismo.

La idea, que también se encontrará en Mallafre, es que el practicar el excursionismo   requiere entenderlo, y practicarlo, como un todo, caminata, bosques, escalada, vivacs, baja  y alta montaña.

Mutilante la idea moderna de sólo  senderismo, cañonismo.  

 Tampoco tiene fecha de edición. Ésta se deduce en la página 80, con una fotografía del chalet-refugio de la Renclusa, al pie del pico del mismo nombre, en la vertiente la Madaleta,  Pirineos: “Su inauguración (del refugio) debe celebrarse en el presente verano de 1916”, dice la explicación de la lámina. Este edificio fue levantado por el "Centre Excursionista de Catalunya".

Se deduce de esto que debió haber una edición antes que la que conocemos, la de 1918.

 

 


Refugio  de la Reclusa


Algunos lustro más tarde aparecería el libro valioso de Ernesto Mallafré, otro escalador español, también de técnica alpina. Más puesto al día en lo que se refiere a sistemas de aseguramiento (sobre el hombro), colocación de clavijas y maneras de avanzar por roca, nieve y hielo, extraplomos, vivacs...

 

Con pocas diferencias de cuestiónes técnicas, en realidad el trabajo de Triola es más un libro de filosofía alpina que de maneras de ir por la montaña. Hay más porqués, que cómos.

Triola tenía muy claro que el alpinismo es más, mucho mas, que una técnica para escalar.

 


Triola

1884-1965


Recuerda más al cordobés-romano Séneca y a los  pensadores norteamericanos Emerson y Thoreau, en lo que atañe a  la presencia del humanismo frente a la vida.Triola escribe:

 


Modos de asegurar en una cordada.

El primero y el último  cuidan el avance del intermedio. Después los dos asegurarán al primero.

 

“Hoy, pocos son los que encontraríamos, que para mejor cumplir con sus quehaceres, para el desarrollo de sus negocios y sus industrias; para obtener mayor caudal de conocimientos; para captar notas y datos; para descansar de la vida aplastante de la Ciudad, no salgan a recorrer montañas y valles; que no vivan en contacto con la Naturaleza, por más o menos tiempo.”

 

Y agrega: “Los intelectuales, el artista, el pintor, el novelista, el escenógrafo, el poeta, el escultor, el músico, encontrarán fuentes inagotables para sus creaciones, fuera de la ciudad.”

 

 


El antiquísimo nudo de los guías, sigue vigente.



El azar en la montaña es cosa más frecuente de lo que se podría uno imaginar. Con 50 0 60 años de escalar y salir ileso  es una prueba que el azar existe. El movimiento se confirma desde la quietud. La libertad es acotada por la posibilidad del azar. El azar es un impedimento para que se dé la plena libertad.

La libertad en el alpinista es un leimotiv que él se dice, pero una vez alcanzada la cumbre volverá su vista otra montaña y después a otra. Es el ardid de oro que el escalador se pone delante de su nariz, como el perro de carreras al que le ponen en la nariz un dibujo de liebre…De cien mitos de nuestra  civilización industrial este de  buscar la  libertad es un mito que vale la pena cultivar.

 

Vamos en la montaña resolviendo problemas psicológicos propios y geológicos escabulléndonos a la posibilidad que se manifieste el azar. Otros fenómenos naturales, como el rayo o el alud por la ladera que, inevitablemente, hemos de pasar. Podemos ser previsores, y para eso es la técnica y el equipo  moderno, conocimientos de meteorología y geología, pero…

 

Nuestras necesidades inventadas, más que las primarias, entran en juego cuando consideramos el tema de la libertad. También está, como en la tragedia griega, el azar que se revela como fatalismo. El accidente mortal no está fuera de lo que potencialmente puede suceder al subir una montaña, pero no tanto como en el futbol o al cruzar una calle de la ciudad.

 


Modos de orientación. Útil aun en

los tiempos de la brújula y el "GPS"

En la montaña siempre hay puntos de referencia. Pero en el  desierto más de uno se ha salvado recurriendo, para orientarse, a las luces y a las sombras.


Como sea, el azar, esa cosa al parecer imprevista, parece meter en cintura a la idea de la libertad. Pero también, dicen algunos  pensadores, sin el azar no habría libertad, sólo reglas rígidas por la causalidad. Jean Whal, filósofo marsellés, escribe, siguiendo a Henry James,   que la libertad no sería posible en  un universo en que no hubiese un elemento o reino del azar.

 

Esto y más se piensan en tanto se asciende por la arista de hielo,  la pared rocosa, o se camina cuesta arriba por la ladera verde. Media hora después de haber emprendido la marcha y con la digestión en pleno desarrollo del almuerzo recién levantado el campamento.

 

Es la famosa triple digestión   que todo montañista vive,todo al mismo tiempo, y que es la del estómago, la mental y la espiritual o, si se quiere, la filosófica. Traducido: 1), un eructo, 2) el pensar cómo superar el diedro de más arriba y, 3) la pregunta ¿qué hago aquí cuando podría estar tirado a la orilla de la alberca admirando a hermosas  bañistas. ¿Por qué estoy aquí? Y la respuesta del montañista: ¡No podría, no querría, estar en otra parte!

 

Triola hace énfasis en lo positivo que resulta, para el individuo, habitante de las  ciudades pequeñas y de las megalópolis, ir a la montaña, al escribir:

 

 “No hay nada como la contemplación de la Naturaleza que tanto desarrolle nuestra fibra sentimental. La Montaña ejerce una maravillosa acción sobre nuestros núcleos nerviosos y sin darnos cuenta, poco a  poco, nos vamos modificando, evolucionamos hacia la perfección.”

 


No hay comentarios:

Publicar un comentario