M. I. Finley en El mundo de Odiseo



Finley nos dice, en su obra, El mundo de Odiseo, que en realidad Odiseo es una manera un tanto mitológica  de llamar al señor de una región. Cuando éste se iba a la guerra y moría otro ocupaba su lugar, se quedaba con su esposa y sus pertenencias. Costumbre que se facilitaba en nombre del parentesco que predominaba en esa época y  en esa sociedad. Facilitaba conservar la unidad familiar. Sin embargo los mecanismos  con frecuencia eran turbios.

Si el otro regresaba de la guerra de todas maneras se buscaba la manera de que muriera. Así, dice este autor,  fueron asesinados Menelao,su hermano Agamemnon y Néstor cuando volvieron vencedores de la guerra contra Troya. Y ese mismo destino le esperaba a Odiseo al regresar a Ïtaca. Pudo trastocar tal final a través de disfrazarse y dar muerte a los 108 que frecuentaban su casa, consumían sus recursos económicos al exigirle a Penélope sendos y frecuentes banquetes. Y lo esperaban conjurados para darle muerte, en el caso que regresara. Porque nadie, ni siquiera su esposa Penélope, sabía si seguía con vida.

La guerra contra Troya. El tema, muy conocido,  es que Odiseo tarda mucho en ese viaje de vuelta. Entretanto Penélope, su esposa, se ve presionada por una serie de individuos  que con asiduidad frecuentan su casa.  Esto es lo que la humanidad ha leído  durante treinta siglos. Para soportar el peligro que se cierne sobre su casa  y para lidiar con sus propios miedos, y tentaciones, Penélope se la pasa tejiendo.

Ahora Finley nos describe el mundo en el que se mueve Odiseo y otros personajes de Homero, unos mil años antes de nuestra era. Los hace hablar, sentir, pensar y actuar según su circunstancia. Esto, que parece  obvio, no lo es. Juzgamos desde nuestro tiempo a mundos que ya se fueron. Y con frecuencia suele aparecer la tentación de reescribir la historia, pero ahora desde nuestro año y según los intereses detrás de la pantalla.

Por lo anterior Finley dice desde el primer párrafo del Prefacio de su libro: “ Es necesario conocer cosas como éstas siempre que leamos narraciones referentes a días que no son los nuestros; es necesario, por consiguiente, darse cuenta de los motivos y principios morales que difieren, en género y en grado, de los que suponemos existen en nuestros contemporáneos.”

Nuestra circunstancia, escribiría Ortega y Gasset, no es la misma de aquellos.

Odiseo también volvió a su pueblo Ïtaca. Sólo que una serie de aventuras lo retardaron diez años. En realidad eran acciones de piratería y rapiña que él y sus compañeros de navegación iban cometiendo. Odiseo es un héroe al estilo de la vieja leyenda romántica. Los que destruyeron y saquearon Troya igualmente s e les recuerda como los personajes principales de leyenda homérica. Y la guerra, la destrucción  y la rapiña van a dejar en los siglos que estaban por venir el paradigma de los destructores.

 Pero finley encuentra en el mismo Homero algo que dice que el enfoque milenario de la ratería  tomado como normal no es cierto. Eso hacían los que vivían de la rapiña, pero la vida de los pueblos seguía otro ritmo. …Finley habla precisamente  del mundo de los griegos que suben por la senda de la cultura muy distinta a la que llevaban ahí mismo, paralelamente, los de la leyenda

Después de haber engañado y matado a los 108, a la primera mañana que amanece en su casa, y con su familia, la diosa Atenea lo increpó de esta manera: “¡Temerario, artero incansable en el dolo! ¿Ni aun en tu patria  habías de renunciar a los fraudes y a las palabras engañosas, que siempre fueron de tu gusto?”

Finley dice que los griegos habían aparecido en escena unos tres mil años antes del tiempo del cristianismo. Que tienen tres nombres y son: helenos, y su nación es la Hélade. Griegos, graeci, los llamaron los romanos y es el nombre con el que los conocemos.

La familia, el parentesco, era el fundamento de la sociedad de la Grecia antigua. Aunque predominaba el trato masculino. La presencia femenina, aun en el nivel de las diosas olímpicas, se movía en un inferior segundo plano. Como se ha apuntado, había la práctica de la rapiña y la pederastia. Ni más ni menos como se ha practicado por  todos los pueblos del planeta cuando se han encontrado que son los  vencedores. Aunque casi todos se quedaron en esa etapa de la  destrucción y la rapiña.

 La diferencia con aquellos griegos fue  que nos dejaron  su idioma, su pensamiento, su arquitectura y su escultura. Cosas que  han hecho un aporte inmensurable a la cultura mundial.

Ese tipo de contraste nos relata Finley en El Mundo de Odiseo. Editorial Fondo de Cultura Económica, México, 1975.

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