Autor: Eduardo Spranger
Libro: Cultura y Educación
Editorial: Espasa –Calpe, Argentina S.A. Colección Austral número 876
Fecha: 1948
Primero el nuevo modo de pensar y después el nuevo mundo.
El autor se refiere a los “intelectuales unilaterales” cuando hablamos de un mundo mejor pero con el viejo modo de pensar: “Primero el nuevo modo de pensar, antes de que pueda nacer la nueva época” El planeta está lleno de pedagogías de las ideas. Es tiempo de agregar “una pedagogía de las realidades”.
Para la educación integral se necesita lo religioso y lo racional: “ Junto a la concepción religiosa del mundo está la positivista-racionalista: allí se funda la educación sobre la piedad, aquí sobre la ciencia.
Individualista para ser libre como sujeto y responsable con su formación de valor que pueda trascender. Y socialista para poder ser útil a los demás: “La idea individualista del mundo lucha con la socialista; allí se desenvuelve la personalidad realizada de un modo libre y bello, aquí se la forma para el servicio de la sociedad”.
La conjunción del tiempo pasado con el nuevo: “La consideración histórico-romántica tiene como opuesta la progresiva y de derecho natural: allí vinculación al buen tiempo antiguo, aquí la voluntad de lo nuevo, que primero se debe de probar”.
Necesario fundir la concepción utilitarista y la idealista: “La concepción utilitarista del mundo y la idealista no están acaso completamente en el mismo plano. Si aquella lo funda todo en la educación para los valores útiles, ésta se remonta a los últimos valores espirituales de la vida”.
Y aquí es donde Spranger se refiere a lo ruidoso, pero inútil, en la posición de los “intelectuales unilaterales: "Y sin embargo, bien entendido, no puede existir en ninguna parte un aspecto completamente sin el otro. En términos generales: ninguno de estos poderes espirituales es viable por sí en su aislamiento”.
Cita a Hegel:
“Sin su contrario no tendrían vida ninguna”
(Grosslichterfelde, 1882-Tubinga, 1963) Filósofo, pedagogo y psicólogo alemán. Fue profesor en Leipzig, Berlín y Tubinga. Su pensamiento constituye una síntesis de la filosofía clásica, del idealismo y de las aportaciones de Dilthey. Además de sendas monografías sobre Humboldt (1909) y sobre Goethe (1933), es autor, entre otros títulos, de Formas de vida (1914), Cultura y educación (1919), Comunidad nacional, Estado, educación (1932) y El educador nato (1958).
Su obra, es en gran medida un alegato contra la aplicación del paradigma científico a la psicología y contra el empirismo y el estructuralismo dominante de la época. Para Spranger los fenómenos psíquicos no pueden ser explicados ni entendidos únicamente mediante la fisiología, ni tampoco descomponiéndolos en unidades elementales. Para poderlos explicar es necesario recurrir a categorías capaces de captar el fenómeno en su singularidad y de establecer al mismo tiempo conexiones de sentido con los valores que fundamentan la conducta. Desde esta perspectiva su psicología es al mismo tiempo fenomenológica y ética porque pretende descubrir un método capaz de entender la conducta particular en función de categorías ligadas a valores. A este método, Spranger lo denomina "típico-ideal" y básicamente consiste en la observación, en su singularidad, de los fenómenos psíquicos, que repletos de contenidos procedentes de la historia de la cultura, se idealizan después para poderlos explicar desde una doble dimensión totalizadora e individualizadora. De aquí surge la necesidad de establecer unos "tipos humanos ideales", o esquemas generales de entendimiento de la conducta humana, capaces de dar sentido totalizador a la misma y de explicar en lo concreto las motivaciones de los actos singulares.
No hay comentarios:
Publicar un comentario