Conferencia de alpinismo en Pachuca, Hidalgo, México


“JEAN WAHL Y EL REGRESO DE PEER GYNT”
Ese fue el título de la conferencia que Kunk desarrolló esa noche en el café Asia.

A cincuenta metros hacia el suroeste de la plaza del reloj, dando vuelta por Independencia, hacia Ignacio Allende, entrando por  el callejón que  se llamaba  Asía, de ahí el nombre del café donde periódicamente nos reuníamos los escaladores de México con los escaladores de Pachuca.

En realidad era una especie de fonda rústica cuya principal clientela eran los mineros. Llegaban con sus lámparas de carburo en la mano   o sobre  sus cascos. Los sábados por la tarde-noche bajaban desde el Real del Monte a cenar en ese lugar. Entre ellos solía llegar Santos Castro, habitante, minero y escalador de esa población (tiempo después moría escalando la norte del Abanico, en el Popocatépetl).

A la entrada del local  había un enorme comal redondo, al que le cabían no menos de veinte pollos desmembrados, que se freían despidiendo un olor sabroso que se esparcía por todo el local e invadía parte del callejón Asia.

Cada  sábado último de mes por la noche alguien daba una plática de alpinismo o de algún tema de cultura. Si el grupo de México se dirigía a escalar a la región de los Frailes o a Peñas Cargadas o al Circo del Crestón, procuraba llegar con el tiempo suficiente para participar en la charla. Tampoco se le llamaba conferencia, sólo charla o plática. Era en el nivel de arriba, con piso de tablas bastas y se subía también por una escalera de burdos tablones.
Escalada en El Conejo,  Región de los Frailes,Hidalgo,México.

 Nada de ceremonias ni de anunciar con anticipación. Se reunían al caer la noche y de manera espontánea alguien levantaba la mano y decía “yo le entro”. Nadie presidia la burda mesa de tablones. Acto seguido agregaba: “Mi tema es este….¿de acuerdo?”Se servía la primera ronda de cervezas, los platos con pollo frito, el canasto rebosante de tortillas  y el otro empezaba. Entre taco y taco, y sorbos de cerveza,  iba desarrollando su tema.

 Raúl Pérez pedía el plato  con la salsa, Jorge Meneses se servía sopa de arroz en su plato  y en el otro extremo Manuel Ramírez ( escaladores de Pachuca) atacaba un muslo de pollo.
Manuel Ramírez al trazar la primera escalada a El Obelisco, en la Región de los Frailes,1943.

En esa ocasión Kunk se refirió a la situación, al sentimiento, que viven los alpinistas que salen de su país en plan de expedición.

Kunk, viejo alpinista trotamundos, nos cuenta que la nostalgia que se siente lejos del terruño siempre es muy fuerte. Cincuenta años duró Peer Gynt (de Ibsen), dijo,  recorriendo el mundo y al final regresó a su aldea, Hagstad, entre los fiordos noruegos.

Su exilio fue elegido. Pudo apreciar los suyo sólo cuando estuvo fuera. Por voluntad propia se fue  y siempre pudo regresar cuando él lo decidiera. O no regresar. Pero regresó porque en Hagstad estaba la parcela de tierra que lo vio nacer y el pedazo  de firmamento que le tocó vivir  por arriba de su cabeza.

Ese conocimiento de lo suyo, agregó Kunk,  se exacerba cuando el exilio es impuesto. Ya por razones políticas, económicas o de seguridad social. Los árabes y africanos buscan irse para Europa, los latinoamericanos  nos vamos para Estados Unidos porque allá la moneda vale veinte veces más y, sobre todo, porque,  para respetar las leyes, todavía se pone a Dios  como testigo, los norteamericanos se viene a México porque aquí su moneda vale veinte veces más, etc.

Odiseo también regresó a Ítaca  después de participar en la destrucción de Troya. Un tal Quijano siempre regresaba a   su parcela en algún lugar de La Mancha. Martín Fierro  regresaba a la nada de  sus pampas argentinas, que para él estaban llenas de todo. José Vasconcelos regresó de Paris a México. Pancho Villa regresó de Estados Unidos a México, Dostoievski regresó a Rusia, Malcom Lowry regresó a Inglaterra… Las tumbas de los ingleses de Real del Monte están orientadas hacia Inglaterra, ¿no es verdad Santos?

En un trabajo sobre La filosofía de José Ortega y Gasset y José Gaos, de Héctor Guillermo Alfaro López, publicado por la Universidad Nacional Autónoma de México, en 1992, vemos que a resultados de la Guerra Civil, de los años treinta del siglo pasado, muchos españoles lograron adaptarse, con marcada    dificultad, (hay toda una literatura del exilio español), pero otros no lo lograron y hubo quienes, ya en el exilio, prefirieron el suicidio.

 ¡El exilio, del color que sea, no es un juego! Ortega y Gasset, con todas sus luces, nunca pudo adaptarse  “a lo americano “, con haber estado varias veces en Argentina y siempre defendió el eurocentrismo. Otro gran filósofo español, Manuel García Morente, exiliado, cuando lo del Frente Popular, impartió clases en la universidad de  Tucumán y al final regresó a España.
Escalada artificial (tomado del libro Técnica Alpina,Editado por la UNAM,1978)

Jean Wahl, en su valiosa obra Introducción a la filosofía, explica por qué  el regreso de Peer Gynt:”Es verdad que somos lo que conocemos, pensamos y sentimos, que estamos vinculados a nuestra cultura, la historia y finalmente al mundo.”

Ya es muy complicado  cuando se tiene sólo una cultura. Es una síntesis de ideas, hechos históricos a través  de inmensurables años, más allá de lo que la arqueología ha logrado descubrir. ¡Antes de existir en lo documentado  ya existíamos!

Los pueblos indoamericanos, desde Alaska a la Tierra del Fuego, tenemos doble tarea, conocer  lo nuestro y conocer lo “occidental”( y luego hay nos iremos hacia lo asiático).No es un cabo suelto cuando Wahl dice:”sentirnos que estamos vinculados a nuestra cultura, la historia y finalmente al mundo”.

El pedazo de firmamento  sobre nuestra cabeza es la metáfora de lo nuestro intelectual. Los mitos, las leyendas, los cuentos para niños, la poesía y la novela, se alimentan de las rocas ígneas, metamórficas y sedimentarias de esa única parcela de la Tierra. Tom Swayer, Peer Gynt, y  Don Quijote son soñadores que se fueron en busca de locas aventuras, pero no se perdían y encontraban el camino de regreso.


De la misma manera los escaladores siempre regresamos a  Pachuca. En sus montañas, no lejos de aquí, están los valles  y donde por las noches podemos observar la parcela de firmamento que nos corresponde sobre nuestras tiendas de acampar. O colgados de las paredes de roca durante el vivac.

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