CON H.NOHL EN LA GESTALT Y EL ASUNTO ESPIRITUAL



Introducción a la ética
Herman Nohl
Fondo de Cultura Económica, México, 1986

La Ciudad de México  tiene  15 millones de habitantes  fijos. Se cuenta entre las urbes más pobladas del planeta, junto con Nueva York, Tokio, Sao Paulo.

689 años antes, del día que  escribimos esta nota, el lugar eran pequeños   islotes solitarios que emergían en medio de  una laguna de 50 por 60 kilómetros, alimentada por los glaciares de las montañas nevadas del poniente y de las altas serranías del sur.

Ese año fue cuando un hombre, llamado Tenoch, exploró el lugar y decidió fundar ahí la ciudad de la Luna (México, en nahuatl), lo que sería la cabecera del imperio azteca.

Después, el pueblo azteca  enseñó cómo vivir a cada uno de los componentes de su etnia. Surgieron artistas, sacerdotes y guerreros que, a su vez, enseñaron a su pueblo.

 En recuerdo de su guía la ciudad se llama México-Tenochtitlán. Y al decir México la gente, con información histórica,   recuerda al guía  y  al pueblo. No hay antinomia en este ejemplo que hemos puesto sino que se pertenecen por igual individuo y voluntad colectiva…

Individualidad y comunidad son como el respirar aire para nuestros pulmones, seguido del expirar. Intente alguien hacer una abstracción, de esta unidad, que parecen dos movimientos fisiológicos…Sin embargo este absurdo sucede todos los días  con la voluntad colectiva y con la voluntad individual.

¿Soy distinto a aquellos? Se pregunta alguien con el tema de la gestalt. En esta pregunta están implícitas mi individualidad y la unidad que hacen los otros. Soy parte de la pluralidad y también con mi individualidad modifico la pluralidad.

 Pero no cualquier individualidad.

Tenemos al individualista que se mueve en los planos éticos del pensamiento, entre la esencia y la existencia.


Del otro lado el que, igual que un joven que con su envoltorio al hombro se va de la casa paterna, disiente contra las dos grandes instituciones de la cultura occidental que es el Estado laico y la Iglesia.

 No distinguir entre estos dos tipos de individualista la gestalt se vuelve un enorme galimatías.

Del libro La psiquiatría en la vida diaria,de Fritz Redlich,1968 

En ambas instituciones estamos considerando una voluntad colectiva sana, y una individualidad igualmente sana, lejos de la práctica de trasformar a la diosa sabiduría en la vaca que da leche...

La individualidad empieza por ser anímicamente diferente del otro. El Dr. Atl y Diego Rivera pintaban ambos,  en su lienzo,  el volcán Popocatepetl y diferían por completo. No es que quisieran ser diferentes, eran diferentes.

La comunidad es un conglomerado de diferentes.

Nohl se refiere a la individualidad de los artistas: “Lo mismo que cada artista, aunque cumpla las leyes generales del arte, tiene su propio estilo  individual y desarrolla en éste la belleza más suya, así el hombre ético posee una energía espontánea que incorpora los valores objetivos en tal grado  a su vida individual superior que parecen manifestaciones de su vida más propia.”

Lo mismo hacemos con situaciones de la vida en que se manifiesta esa individualidad  no ya  con respecto  al grupo sino de individuo a individuo (esto se da con frecuencia en el alpinismo donde por su esencia el deporte es de individualistas, en singular).

  Llegó un momento tan angustioso en nuestra primera travesía al desierto de Altar, por falta de agua, que habíamos de considerar, sin dramatismos, que por fin todo podría acabar en no más allá de las siguiente doce horas. Cuando en el desierto de más de 45 grados falta el agua,  y ya con la deshidratación encima, nadie puede pensar en la próxima Navidad.

José Flores empezó a aligerar el peso de su mochila. Arrojó su plato, el peine…Detrás de él Francisco Mancilla recogía para sí lo que el otro desechaba.

Mancilla llegaría trastrabillando y a punto de desplomarse  cuando al día siguiente alcanzamos las casas de la estación ferroviaria de servicio, López Collada,  en el sur del desierto, cerca de las playas del Golfo de California. Sin embargo, José Flores, más entero frente a la deshidratación, consideraba que sí, que el fin estaba próximo. Y Francisco Mancilla, recogiendo cosas que el otro desechaba, por lo visto no creía que fuéramos a morir….Dos modos de ver la vida y la muerte. Dos individualidades.

Estos dos modos de pensar han llenado épocas de pensadores de primera línea. Nohl cita a Schelling: “El fin ético es el retorno a la unidad, la extinción de la individualidad.”

 Y enseguida a Fichte y a  Schleiermacher hablando del desprendimiento del grupo: “esta separación es una hazaña ética, su sentido es hacer que cada uno cumpla la misión especial que le está encomendada, en vista de la tarea ética del Todo. En esta misión suya reside el principio ético de su individualidad.”
Op.cit.

Hegel, dice Nohl, sintetiza este anhelo de arrebatar de la ignorancia al hombre empírico callejero, así como al analfabeta funcional universitario, y llevarlo a los planos de la ética cultural y espiritual y reintegrarlo a la conciencia colectiva:

 “La intención de Hegel  es elevar al individuo empírico a un punto donde se le revelara el mundo espiritual. Donde quedaran olvidados  todos los intereses particulares y sólo dominaran los fines generales. Y hacer luego visibles los diferentes niveles en los que se realiza la articulación de este mundo. El bien no es la Gestalt o estructura  ética individual y la conciencia ética, sino el mundo espiritual objetivo. En primer lugar, el Estado en su lógica articulación, y luego el sistema del espíritu absoluto en la estructura del arte, de la religión y  la ciencia.”


“Herman Nohl. (Berlín, 1879-Gotinga, 1960) Pedagogo y filósofo alemán. Fue discípulo de Dilthey y profesor en Gotinga. Editó los Escritos teológicos de juventud, de Hegel (1907), y es autor, entre otras obras, deSócrates y la ética (1904), Introducción a la filosofía(1934), Antropología pedagógica (1938) e Introducción a la ética (1939).”Wikipedia












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