PLOTINO, EL DESTINO


 

Hay destino como finalidad y como fatum (hado o sino).

Yo destino cincuenta pesos para comprar una cerveza. El asunto en todo este tema es quién es ese yo que destina: ¿los átomos, los planetas, el espíritu?

Átomos, planetas y espíritu mueven al humano. El conflicto aparece cuando uno de ellos reclama exclusividad.

Átomos, planetas y espíritu, tres cuestiones que en otros tiempos fueron temas de charlas de la gente del común. Se decían en la sobremesa de las comidas familiares, a la hora del café con amigos al caer la tarde o frente a la hoguera bajo las estrellas de los vivacs alpinos.

Pero que en la actualidad ya no son temas de actualidad. Esta actualidad ya no es aquella actualidad. Nuestra circunstancia ya no es aquella circunstancia. Ahora parecen cuestiones académicas tremendamente aburridas.

 Esto porque en algunos países ocurre como escribe Francesc de Carreras: “La progresiva disminución de asignaturas de humanidades-Literatura, Filosofía, Historia, Geografía-en la educación primaria y secundaria, pérdida que hoy ya contagia a la Universidad es un ataque frontal a la cultura. “Darío El País, de España, 24/10/2015.

Plotino  dice que el destino no es el azar. El azar es aleatorio, el destino consecuente. No sucede cosa sin causa.

Lo que tiene que seguir de algo que ya sucedió. Si ya llegué a la cima de la montaña, la secuencia, la consecuencia, es que ahora empiece a descender.

El Destino entre los clásicos tiene interpretaciones diversas y hasta encontradas. Según se quiera leer o según el contexto en el que se lea. Sucede siempre así. Platón para algunos es materialista y para otros es idealista. Las diferencias  entre epicúreos y estoicos tienen al menos tres mil años.

Para Plotino el Destino es esencial al declararlo causa universal. Más también menciona el parecer de otros filósofos de su tiempo: “Las hay aún que definen el Destino como el encadenamiento de las causas, en su conexión que remonta al infinito y por la cual todo hecho posterior es la consecuencia de un hecho anterior.”

Pero si los átomos, en su causalidad, deciden todo, entonces nosotros no somos nosotros.  “Nosotros qué pitos tocamos”, se dice en México.

 Plotino se pregunta cómo explicar en este sistema atómico, de principios materiales, propios de Epicuro, Demócrito y Leusipo, las operaciones y afectos del alma ¿dónde quedaron?

Plotino nos ofrece una lectura filosófica agradable, bella, por su modo de expresarse y porque no es de los que alimentan los antagonismos. No junta leña para encender hogueras. (Se dice de él que nunca se bañaba y que escribía caóticamente sin detenerse a cuidar de la ortografía ni numerar las hojas para llevar una secuencia. “No tenía buena letra. No separaba las palabras ni atendía a la ortografía. Sólo se cuidaba de las ideas”). Como conocemos a Plotino se debe mucho a Porfirio, uno de sus alumnos, gran filósofo judío.


Dibujo tomado del diario El Páis,España,26/09/2015
En contrario, Plotino  busca la armonía: “Los cuerpos obedecerán, es cierto, a los impulsos que los átomos les den necesariamente; pero las operaciones y los afectos del alma, cómo explicarlos por movimientos de átomos?”

Insiste:

“Porque acontece que éste sea geómetra, aquel aritmético y astrónomo, este filósofo. Eso se preguntan también los estoicos, filósofos que hacen nacer de sus movimientos, no sólo las cosas (mecánicas) que devienen, sino nuestros mismos pensamientos.”

 Para los estoicos el asunto no acaba en el movimiento o devenir de los átomos sino que buscan “el amplio impulso del principio dirigente que hay en ellos.”

El devenir mecánico de las cosas, y el impulso dirigente, es lo que va a ocupar la filosofía en los veinticinco siglos a partir de los presocráticos hasta nuestros días. Al menos cien formidables, profundos y cautivadores  sistemas filosóficos los tienen como puntos nodales. Sin ellos, con sus formidables antagónicos modos de pensar,  estaríamos en el Neandertal, así fuéramos montados en cohetes rumbo a Saturno. Llevaríamos nuestro Neandertal a Saturno.

La misma pregunta se hace Plotino frente a Dios, al cual llama el principio dirigente o causa universal.

Pero no se le puede responsabilizar ni al determinismo atómico ni al principio dirigente de todo lo que nos acontece. No somos automóviles salidos en serie de la armadora.

Plotino reafirma que sí hay un alma universal, pero también un alma de cada individuo. Ésta con su potencial de decisión que será responsable de aciertos y errores. Se sigue bajo la consecuencia  atómica pero ahora ya se dio un salto de engrane hacia la libertad del individuo.

“Sin embargo, es preciso admitir que cada quien vive, piensa, acciona con una vida, con un pensamiento, con una acción que le es propia; es preciso dejar a cada uno la responsabilidad de sus acciones, buenas o malas, y no atribuir cosas sin decoro a la causa original.”

Plotino se detiene de manera extensa con el tema de los astros, por lo que nos damos cuenta que la astrología influía significativamente en la sociedad de su tiempo. No era para llenar, como ahora, tiempos de televisión y vender espacios comerciales.

Eran resonancias de las teorías atómicas que buscaban explicar la vida humana por las causas y los efectos. A semejanza, tal vez, de los tiempos circadianos que la ciencia en la actualidad estudia con seriedad los ritmos biológicos. Pero Plotino refuta  aquella astrología al ser  llevada a niveles geocéntricos y heliocéntricos.

“Si en lugar-dice- de limitarse a afirmar que los astros indican estos hechos, se pretende que los produce, se incurre en error.”

Plotino es partidario de la idea que la existencia del ser humano, de cada individuo, se decidió en el principio de los tiempos, cuando todavía esos astros no existían siquiera
 
"¿Cómo se puede atribuir  a la influencia de los astros la nobleza del nacimiento, si esta nobleza  se encontraba ya  en los padres antes de que los astros hubiesen tomado la posición de que  se deduce este horóscopo?"

Plotino está en la dimensión donde el tiempo físico no existe.

PLOTINO
“Plotino nació en el 204 ó el 205 en la ciudad egipcia de Licópolis, hoy Assiut. En el 232entró en el círculo de Amonio Saccas (o Sakkas) en Alejandría, de quien también fueron discípulos Orígenes (no el cristiano)[cita requerida], Longino y Erenio. Se embarcó en 244 en la expedición del emperador Gordiano III contra los persas con el propósito de conocer la filosofía de los pueblos orientales. Fracasada la expedición y asesinado el emperador, logró dificultosamente refugiarse en Antioquía. Abrió en Roma una escuela de Filosofía (246) y llevó una vida severa: era vegetariano, no se casó ni se dejó retratar "para no dar lugar a una sombra de otra sombra". Se le atribuyeron dotes místicas de visionario y se dice de él que recogía niños huérfanos y les daba educación. Su discípulo Porfirio, autor de su biografía Vida de Plotino y de la sistematización y publicación de su obra central Enéadas, refiere que en los seis años que estuvo con él tuvo hasta 4 uniones místicas”WIKIPEDIA.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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