PASCAL, DOS INFINITOS


 

Ninguna clase de determinismo acepta el humano. Están en juego su libre albedrio y su gran lucha por la libertad, ¡ah, y la ciencia!

Dios y la ciencia le dicen cómo son las cosas, pero tampoco les creen mucho.

Sí, dice Pascal, ese juego, esa ilusión, es con las cosas que son más pequeñas que él, ¿pero con las grandes, cuando  nos topamos de narices con la doble infinidad?

Pascal no es profeta del desastre ni quiere reducir al humano a la escala de una cucaracha. Quiere que sea feliz, para lo cual tiene que  centrarse en la sensatez, aunque suene tautológico.

 ¡Y que los tremendistas con su pan se lo coman!

Alguien puede ser más inteligente, pero no  será mucho más de la media. Otro durará quizá con vida dos o tres lustros más de la media, pero tampoco lejos de la orilla donde empieza la eternidad.

Esta es la idea de Pascal (en su obra Pensamientos) cuando se refiere a que el humano vive, se mueve, entre dos infinitos, Dios y la Naturaleza. Dos fuerzas poderosas que, cerrando el círculo, acaban en Dios. Se refiere a lo que él llama Los dos infinitos:

Cielo y Naturaleza. Dos Infinitos.
Desierto de Altar, Sonora, México. (meridiano 114° 10').
En algún lugar, mas allá de horizonte, deben encontrarse las heladas aguas del Golfo de California, nuestra meta.
En la foto: José Flores
 
“La eternidad de las cosas en sí mismo o en Dios debe todavía sorprender a nuestra pequeña duración. La inmovilidad fija y constante de la Naturaleza, comparada con el cambio continuo que se verifica en nosotros, debe hacer el mismo efecto.”

Esos dos infinitos hablan  al humano que debe buscar su felicidad lejos de los extremos. Demasiada luz nos ciega y mucha oscuridad nos pierde:

“Las cualidades excesivas nos son enemigas, y no sensibles; no las sentimos, las sufrimos. Demasiada juventud  y demasiada vejez impiden el espíritu, demasiada y poca instrucción. En fin, las cosas extremas son para nosotros como si no existieran, y no somos nada respecto a ellas: escapan a nosotros, o nosotros a ellas.”

Pascal anota sólo algunas de los extremos en los que no podemos vivir: “…demasiado ruido enardece y demasiada luz deslumbra, demasiada distancia y demasiada proximidad impide la vista, demasiada duración y demasiada brevedad de discurso lo obscurece, demasiada verdad nos sorprende; los  primeros principios tiene demasiada evidencia  para nosotros, demasiado placer incomoda, demasiadas consonancias desagradan en la música y demasiados beneficios irritan, pues queremos tener con qué sobre pagar la deuda.”

Vamos en busca de la seguridad (no queremos jubilarnos aunque tengamos cincuenta años de laborar, un millón de dólares no basta, mejor llegar a los cien, ¿diputado? ¡Estaré más seguro de senador!, etc.)

Pero-observa Pascal-como las estrellas en el cielo, o nosotros debajo de ellas, todo se mueve. Nos aferramos a los logros de la ciencia pero, por su naturaleza, la ciencia está siempre en el devenir, superando sus propias marcas.

 Y la medicina que ayer decía salvar vidas ahora ya está prohibida dadas sus peligrosas  contraindicaciones...

“Nos abrasa el deseo de hallar un firme asiento, y una base íntima constante para edificar allí una torre que se eleve al infinito; pero todo nuestro fundamento cruje, y la tierra se abre hasta los abismos.”

Veinte siglos atrás Seneca decía que todo se puede comprar, excepto una cosa: el tiempo. Y en el siglo diecinueve Schopenhauer, siguiendo la misma idea, recomienda gastar esa irreparable moneda de manera responsable.


Dibujo tomado del libro
La psiquiatría en la vida diaria
de Fritz Redlich, 1968
 Como hace el que cruza a pie el desierto caliente de 50 grados, con sólo  veinte litros de agua, para cien kilómetros,no puede andar jugando al niño mimado por la fortuna, o sus huesos acabaran calcinados, como los de los animales   que vemos en las películas de vaqueros.

Rafael Valentín O’ Flaharty, personaje de Balzac, en La piel de zapa, se creyó  listo para vivir la vida, “como ninguno otro en el mundo”, y lo que agotó miserablemente fue su tiempo.

De ahí que Pascal anota:

 “Bien comprendido eso, yo creo que cada uno se mantendrá  en reposo en el estado donde le ha colocado la Naturaleza. Este medio que nos ha cabido en suerte, hallándose siempre distante de los extremos, ¿qué importa que un hombre tenga un poco más de inteligencia de las cosas? Si la tiene, las toma un poco más alto. ¿No está siempre infinitamente alejado del término, y la duración de nuestra vida? ¿No está igualmente infinitamente alejada de la eternidad, por durar diez años más?”
PASCAL
 

“Blaise Pascal fue un polímata, matemático, físico, filósofo cristiano y escritor francés. Sus contribuciones a la matemática y a la historia natural incluyen el diseño y construcción de calculadoras mecánicas” WIKIPEDIA

 

 

 

 

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