CICERÓN, EQUIDAD EN LA CIUDAD


 

“No te pido que recojas la basura, sino que no la tires”.

Letrero en la puerta de un  Jardín de niños de la Ciudad de Guatemala.

Este es el espíritu de los capítulos IV y V de Los oficios o los deberes, de Cicerón (106-43 a JC).

Equidad es lo que busca Cicerón para la vida sana de una ciudad.

En toda su obra este pensador recurre a las palabras de virtud y sabiduría. Pero consciente que muchos arrugan las narices cuando de moral se trata, ahora dice equidad (justicia en el reparto de una cosa entre varios o en el trato de las personas).

Hace la consideración, en el capítulo IV,   de lo positivamente valiosa  que es la vida en la ciudad. En el siguiente capítulo señala algunas lacras que la envilecen.

 “Las ciudades no podrían edificarse, ni ser frecuentadas, sin la unión de los hombres; de donde ha provenido la constitución de las leyes y las costumbres, la igual prescripción de derechos y la disciplina  y el arreglo cierto de vivir; a que se han seguido la mansedumbre  de los ánimos, el respeto y el pudor, y se han dado a la vida mayores resguardos, llegando a estado de que, dando, recibiendo y trocando nuestras facultades, no nos falte nada.”

Novalis, el poeta de la flor azul, es de la misma opinión:

“La ciudad es rica en todos los aspectos; hay políticos expertos y comerciantes muy instruidos y resulta muy fácil  conocer toda clase de estados, de oficios, de necesidades y de relaciones sociales.”(Enrique de Ofterdingen)

Sin embargo, hay mucho afán por edificar cárceles o reclusorios en algunos países al sur de Estados Unidos, en lugar de construir universidades a las necesidades poblacionales.

Inmensos recursos económicos para el renglón penitenciario. Por otro lado, los cuerpos legislativos enfrascados, cada año, en grandes, complicadas y tormentosas sesiones, para considerar la aprobación del presupuesto universitario y de educación elemental, media y media superior...

Derechos Humanos es para paliar, no para prevenir. Parafraseando el letrero del Jardín de niños diríamos “No quiero que cures, si no que no hieras”.

Más de 20 mil muertos por enfermedades de las vías respiratorias-han dicho los medios-relacionados con la contaminación del aire. Los grados IMECAS rebasan, con mucho, los límites al menos un día a la semana y se declara la precontingencia. La multipatológica  contaminación del aire  se mete en  las narices y pulmones  de todas las capas sociales.

La inseguridad social daña, como la contaminación del aire, la condición psicofísica, e inhibe en las personas su potencial creativo
Foto de Internet. Paseo de la Reforma, Ciudad de México,4 de mayo de 2016 (176 puntos de ozono)
Igual, o peor, daño en la condición psicofísica, arroja en las personas la inseguridad social. También se mete con todos los nervios e insomnios de las capas sociales. Impedidos de concentrarse por entero a considerar temas de orden académico, filosófico o adentrarse en el desarrollo de la poesía o la novelística.

La gente (el plomero, el albañil, el oficinista, el panadero, las mujeres), sale a la calle tocada por la paranoia cuidando que no lo sigan o bajándose de la banqueta para prevenir la posibilidad de un asalto, o ser observado desde el interior de un vehículo, los “halcones” del hampa  que vigilan en cada calle hablando desde su celular, etc.

 La gente que desaparece, mujeres, niños y hombres jamás se les vuelve a encontrar. Hillary Clinton, en Estados Unidos, y Ángela Merkel, desde Alemania, han dado la voz de alarma de esta situación que prevalece en algunos países de América.

Los 50 millones de indoamericanos, de habla española, que han cruzado la frontera, legal o subrepticiamente, buscando establecerse en Estados Unidos, son en segundo lugar por razones económicas. Lo primero que buscan es  la seguridad,  el respeto a las leyes, que les dé  la oportunidad de escapar del caos de la corrupción y la impunidad reinante en sus países de origen.

Cicerón “El príncipe de los oradores en Roma” y gran conocedor de los hilos del poder como senador, nos ha dejado por escrito su parecer a este respecto, cuidando de situar en el centro del asunto la palabra equidad:

“Más así como conseguimos grandes ventajas  por la unión y concurso de los hombres, así también no hay mal tan pernicioso que al hombre no le venga por el hombre.”

Continúa:

“Son varios los motivos porque suelen faltar muchos a la defensa de otros y olvidarse de su obligación, ya por no cobrarse enemigos, ya por huir del trabajo, ya por no meterse en gastos, por indolencia, por pereza y flojedad.”

Arrugadas las narices ante la moral, y las escuelas públicas laicas ayunas de todo programa de razonamiento filosófico sistemático especulativo y naturalista, el campo queda libre para la delincuencia.

El pensamiento filosófico, es un pensamiento crítico, activo, inquieto, inconformista, libre, racional, no empírico, y especialmente especulativo que indaga buscando respuestas sobre aquellos hechos esenciales que la ciencia aún no ha podido responder”

Alguien le debe al pueblo incluir, en los programas de enseñanza laica, desde la eneñanza elemental, la filosofía.

Por ahora sólo tiene las telecomedias. Y abundancia de películas con tema de bandas delictivas.

Cicerón agrega, refriéndose a las instancias que deberían guardar el orden y proporcionar un ambiente de tranquilidad a la población:

“Abandonan la sociedad humana cuando no emplean a su servicio, ni su trabajo, ni su cuidado, ni sus facultades…La equidad resplandece por sí misma, y la duda trae consigo  sospecha e injusticia.”

 
CICERÓN

“Marco Tulio Cicerón, en latín Marcus Tullius Cicero1 (pronunciado ['mar.kʊs 'tul.liʊs ˈkɪkɛroː]), (Arpino, 3 de enero de 106 a. C. - Formia, 7 de diciembre de 43 a. C.) fue un jurista, político, filósofo, escritor y orador romano. Es considerado uno de los más grandes retóricos y estilistas de la prosa en latín de la República romana.WIKIPEDIA

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