EPICTETO Y LA ORDEN DEL CAPITAN


 

Pensar en la muerte se evita para poder vivir. Y como obsesión es una patología.

Los estoicos de la antigüedad griega pensaban en la muerte como ejercicio terapéutico. Como ahora se hace con los simulacros contra sismos.

En estos dos  casos son a la manera de  ejercicios propedéuticos.

Era  una manera de lograr realmente, o buscar, una vida de calidad. Ocuparse de resolver las necesidades básicas, en lo material y en lo anímico. Y dejar de considerar las necesidades inventadas, como un fin.

Cuando el final da tiempo de pensar, y con el pretérito más vivo que nunca, se piensa que, de volver a vivir, se haría diferente. Porque se vivió como si el final del humano no existiera.

Epicteto:

“Temes nombrar la muerte, cual si sólo su nombre  fuese cosa de augurio funesto. Sin embargo, mal puede haber augurio funesto en lo que no hace sino expresar un acto de la naturaleza.”

Las cihuateteotl, diosas aztecas.
Eran un recordatorio permanente de no gastar
la vida en banalidades.

Museo Nacional de Antropología e Historia, México
Se acumulaban y se acumulaban cosas y sentimientos.30 pares de zapatos no bastaban, 17 automóviles tampoco. Los 40 inmuebles eran pocos y 100 corbatas…En el beber vino, en el comer y en el sexo (que yo llamaba amor) era lo mismo.

No se teme a la muerte, se teme perder las cosas que acumulamos a lo largo de los años, incluidas las de naturaleza afectiva.

Como dijo Bilito, el despiadado alguacil de Big Wiskie, de la película Los Imperdonables,  tirado en el suelo, a punto de recibir el tiro final: “Estaba construyendo mi casa.”

Bueno, si al menos tuviera una semana más de vida, o un día,         trataría de corregir esto o aquello. Ni siquiera el testamento he hecho.

Pero, dice Epicteto, el capitán ha dado la orden de que la nave parta: ¡suelten amarras, levanten el puente!

“Cuando el capitán llama hay que abandonar cuanto hemos adquirido, mujer e hijos inclusive, y correr hacia el barco sin volver la vista atrás. Sobre todo si eres viejo, no te alejes mucho, no sea que el capitán te llame pronto y no estés en disposición de acudir rápidamente.”

¡Absurdo parece estar pensando en la muerte, como si fuera un curso propedéutico para cuando haya que morir!

Tan absurdo como son los simulacros contra los sismos: ¡Desalojen el edificio porque el sismo ya viene y es cosa de segundos que llegará!

¡El sismo no es un subjetivismo! ¡La muerte tampoco!

No se crea  que es una idea exótica esto de pensar terapéuticamente en la muerte. Hay en la vida presente actividades cotidianas que se mueven en esa frontera: los alpinistas, los toreros, los militares en el frente, los que limpian ventanas en altos edificios, los policías de cualquier calle, la ciencia medica en los hospitales…

Hay actividades que se desarrollan en la frontera...

Del libro Alpinismo Mexicano.
Armando Altamira. Editorial ECLALSA.
El sismo(la alarma sísmica) da unos 30 segundos de margen. La muerte… ¿Quién sabe?

Marco Aurelio, el emperador romano, sabio como pocos ha conocido la Humanidad, no se anda con rodeos cuando se refiere al tema de la muerte: 

"Estúpido es el temor a la muerte. La muerte es un misterio sagrado de la naturaleza y hay que disponerse conscientemente a recibirla. Vano es pretender modificar el curso predestinado de las cosas; lo deseable es aceptarlo de buen grado, sin aspavientos ni amarguras"
Marco Aurelio,Soliloquios
 

¿Quién ordena esas muertes? En el caso de sismos las cinco placas tectónicas oceánicas que zangolotean el territorio nacional, además de otras fallitas locales que, por si no bastara con aquellas, tenemos en  la Ciudad de México.

¿Quién es el capitán, del que habla Epicteto, y marca la muerte de los humanos por otras diversas causas? 

 Esto todavía lo estamos discutiendo.

Como sea, el  capitán al  que Epicteto se refiere no  carga con  muertos, se lleva almas. Y de estas no nos ocupamos. Por eso Epicteto exclama:

 “¡Todos tememos la muerte del cuerpo. Pero del alma, ¿Quién la teme?”

Epicteto, Máximas

 

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