MAUGHAM Y LOS NOVELISTAS

 

 

W. Somerset Maugham :De la miscelánea de siempre 

Es un abuso utilizar la novela como púlpito o estradoW.S.M

Lo que contiene una novela sólo existe en esa novela.

Es una obra de ficción, no el Baldor de matemáticas.

A semejanza del poeta que le canta a su amada, que jamás existió en la realidad y sólo fue una creación de su alma.

Ni el novelista ni el poeta están obligado a escribir como yo pienso que deberán escribir.

¿Novela progresista con final patológico? ¿Novela desde el romanticismo con beso apasionado al final? Huele al viejo pleito entre Ilustración y Romanticismo.

Unos serán premiados por los poderes del Estado, según el color que en ese momento tenga éste, y otros por los príncipes de la Iglesia, según sean del área progresista-metafísica o de la espiritualidad-conservadora…



 Lo kaputt, kaput,  caput, nos llama más que nada.  Nos identificamos más con lo quebrado de la vida que con los angelitos de Rubens.

Dibujo tomado del libro La Psiquiatría en la vida diaria, de Fritz  Redlich, 1968


Como persona particular, según nuestro carácter, o personalidad, nos inclinamos hacia un lado o al otro.

Muchos compramos la ropa ya hecha y pocos la diseñan a su gusto.

Una novela intentando conducir a la persona colectiva, o masa, hacia un final determinado sin despegar los pies de la tierra, como el programa de un partido político con título de novela, la otra llevarla hacia el reino de los cielos, como dice el catecismo.

La tercera corriente de la intelectualidad es la nihilista que ya agarró el camino del eclecticismo disolvente. Las obras de estos son las más solicitadas a las editoriales.



                      Maugham



 Lo kaputt, kaput,  caput, nos llama más que nada.  Nos identificamos más con lo quebrado de la vida que con los angelitos de Rubens.

Aquí es donde Maugham dice:

 Es un abuso utilizar la novela como púlpito o estrado

 En ese tono  está lo que Maugham dice de  la novela :

Sólo los muy ingenuos pueden suponer que una obra de ficción ha de dar informes fidedignos sobre temas importantes para sus vidas. Por la naturaleza misma de su capacidad creadora, el novelista es incompetente para tratar dichos asuntos; él no se debe a la razón sino al sentir, al imaginar y al inventar. Es parcial. Los temas elegidos por el escritor, los personajes que crea y su actitud ante ellos, están condicionados por su parcialidad. Lo que escribe es expresión de su personalidad, manifestación de sus instintos, emociones, intuiciones y de su experiencia. Arregla sus dados a veces sin saber cómo, pero otras sabiendo muy bien lo que se propone; después usa toda su destreza para evitar que el lector lo descubra.

Y de los novelistas.

 Da la impresión que su intención es  referirse a los escritores que gustan de los reflectores, los premios y la alfombra.

Los escritores llevan vidas oscuras. Ni son invitados a la mesa del alcalde, ni se los nombra ciudadanos honorarios de las ciudades. No es para ellos el honor de romper una botella de champaña contra el casco  de un barco pronto a salir al océano en su viaje inaugural. No se agolpan multitudes, como ocurre con las estrellas de cine, para verlos salir de su hotel y saltar dentro de un Rolls-Royce. Tampoco son invitados a inaugurar bazares pro-ayuda de nobles damas venidas a menos, ni se les ve ante una aclamante multitud entregando una copa de plata al campeón de singles en Wimbledon.

 

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