MONTAIGNE, MÁS FILOSOFIA EN LA VIDA DE LOS NIÑOS Y MENOS VIDEOS

 


 

Nace Montaigne el 28 de febrero de 1533

 

Epicuro empezó con la filosofía a los doce años de edad.

La filosofía es un plan de vida de mujeres y hombres libres no relacionadas con programas de estudio de institución alguna. Son los que tienen presentes las palabras de Voltaire:

“Tenemos dos días de vida: no vale la pena pasarla arrastrándonos bajo bribones miserables.”

También está la filosofía como disciplina que se enseña y se estudia en las universidades.

Para los religiosos el cielo, para los laicos la filosofía, ambas cosas para los ecuménicos, para los indiferentes la inanidad.

Cuatro sopas con las que tiene que lidiar todo Estado de la tierra. Veremos que esto ya se consideraba en el México amerindio.

La predominancia de alguna de estas sopas siempre le cuesta  caro a la sociedad. 5 mil años de historia, entre el Romanticismo y la Ilustración, han aportado toda clase de lastimosa experiencia a la humanidad.¡ Ya en nombre del cielo o en nombre de la razón!


                          

 Montaigne


Hay la obsesión  de siempre empezar de cero. ”Los que se fueron no saben, nosotros sí”. Es cuando se empiezan a levantar las barricadas por parte de los que se fueron.

Para nuestro asunto es como una tonelada de cosas que parece venírsele encima a la niña  cuando empieza a deja de lado las muñecas y los hombres los juguetes. ¿Cómo caminar, ecuménicamente, entre todo este panorama que les hemos hecho tan incierto?

 


El camino es la filosofía.

 Dibujo tomado de La psiquiatría en la vida diaria de Fritz Redlich 1968


Así se llama el excelente libro de filosofía de Jean Wahl marsellés de los tiempos modernos: El camino del filósofo, que en algunas ediciones aparece como Introducción a la filosofía. Más adelante el niño   lo encontrará en su vida.

Por lo pronto confiarse a  los consagrados por los siglos porque en filosofía,  como en religión y en política, los contenedores rebosan de basura.

Desde la tradición filosófica el niño aprenderá a distinguir a los auténticos, valiosos, pensadores modernos que, aunque usted  no lo crea, los hay.

La confianza en la tradición filosófica es lo que la fe  en el terreno religioso. Sin esa confianza la brújula se descompone y todo acaba en la letrina del relativismo.

Relativismo se le llama ahora. Kant le dice escepticismo (el método escéptico es otra cosa): “Escepticismo, principio de una ignorancia artificial y sabia, que socava los fundamentos de todo conocimiento, para no dejar en parte alguna, si es posible, confianza y seguridad en el saber”.

 


Escepticismo-relativismo

Dibujo tomado del libro La psiquiatría en la vida diaria de Fritz Redlich, 1968

Sin esa confianza, apunta Jasper, “No cargaríamos con el trabajo de estudiar a Platón y a Kant”.

Descubrir que uno de los  virus que envenena nuestras vidas, ¿quién lo creyera? se llama aburrimiento, tedio. Aburrimiento cuando alcanza los niveles patológicos. Igual se aburre un niño que un viejito. Aburrirse puede  ser la puerta de los más reprobables acciones.

Una vieja película francesa muestra cómo un devoto padre de familia acaba convirtiéndose en asesino serial por ver  que su vida no tiene sentido y ha caído en el enfermizo  aburrimiento. Tenía todo, esposa, hijos, una casa, pero se aburría.

 En el 2021 la policía de México llevó preso a un anodino ciudadano  que confesó haber dado muerte a cerca de cien mujeres que invitaba su casa con la promesa de proporcionarles trabajo, las asesinaba y las descuartizaba. Su aburrimiento sentía la necesidad de emociones fuertes.

Violencia en el hogar, mal trato a los niños, relaciones heterodoxas en las parejas, promesas no siempre cumplidas en campañas electorales, misoginismo laboral, etc.

Un día el niño descubre que no habitamos en el mejor de los mundos posibles. Y que la paz predeterminada desde el cielo no se ve por ningún lado. De pronto se refugia desgranando las cinco cuentas de Aves Marías Y Padrenuestros, pero al final se da cuenta que el mundo sigue igual de calcopiritico.

El antídoto a cargo de Montaigne:

“Valoricemos los sencillos discursos de la filosofía, sepamos escogerlos, y empelarlos con eficacia, puesto que son tan fáciles de comprender como un cuento de Boccaccio. Un niño es capaz de sentirlos a su alcance tan fácilmente como aprende a leer y a escribir. La filosofía es rica en conceptos, lo mismo para el nacimiento del hombre que para su decrepitud” ( Montaigne, Ensayos escogidos)

Schopenhauer se solidariza con este punto de vista de Montaigne:

 “La vida intelectual no sólo previene del aburrimiento sino también de sus funestas consecuencia. En efecto, ella se convierte en defensa frente a las malas compañías y los muchos peligros, desgracias, perdidas y derroches en que uno cae cuando busca la felicidad en el mundo real.” ( Schopenhauer, Parerga y Paralipómena)

 La filosofía es por lo general carente de utilidad material. Para ganancias, como se entiende en el liberalismo moderno, de prosperidad económica, la filosofía no cuenta.

 Busca la felicidad, no atesorar monedas.

 Se gana más vendiendo tamales que logrando un doctorado en filosofía. Es bueno saberlo desde un principio. Lo advierte el mismo Schopenhauer: “A mí  la filosofía nunca me ha reportado beneficios, pero me ha ahorrado muchas cosas”.

Su inmensurable ganancia esta, por lo pronto, en la búsqueda de la  libertad y la verdad, las cuales van en contrario de los centros de poder, en el sentido que entre más poderoso menos libertad.

Ni Francisco ni Biden pueden ir solos a la tienda de la esquina. De igual manera, aunque en otro contexto, los prisioneros de la cárceles tampoco pueden ir  a la tienda de la equina.

Por estas contra tesis  o antinomias ya se puede ir  conociendo el valor de la filosofía.

Epicuro meditó mucho en torno a los átomos y los meteoros, pero la idea que tenía de la vida la dice en pocas palabras: “Nuestra vida no ha menester razones privadas o propias, ni menos gloria vana, sino pasarla tranquilamente”.

¿Pero cómo se hace, vive o estudia la filosofía? Como hizo Epicuro, ¡desde niño! No nació filósofo, se aplicó oyendo a los filósofos de su lugar y tiempo. Después desarrolló su propia teoría de la vida.

 


Dibujo tomado de El País, 11 de junio 2016

 

O Tomas de Aquino, desde los cinco años. Que luego  fue  “presbítero, fraile, teólogo y filósofo católico perteneciente a la Orden de Predicadores. Se le considera  el principal representante de la enseñanza escolástica​ ”.

Siempre es fácil decir: “desde niño”. Un niño piensa en jugar, no en filosofar.

¿Entonces?

Sólo hay un modo. Ya lo conocemos. ¿Cómo el individuo de familia religiosa aprende desde niño a rezar y cosas del cielo? Madre e hijo se inclinan al levantarse de la cama por las mañanas y empiezan a rezar. Es un hábito que dura toda la vida del individuo.

Los grandes filósofos de la antigüedad griega y  de los tiempos modernos, así empezaron en lo tocante  al conocimiento laico.

Era el modo en que los aztecas educaban a sus niños: desde niños en la casa antes de ir al Calmecac, escuela de altos estudios, que difería del Telpochcalli en donde se enseñaban manualidades para la vida práctica.

¿Madres enseñando filosofía al niño? ¿Si le enseñaron a respirar antes de nacer, por qué no a vivir?

Tener salud psicofísica es, por lo pronto, lo principal que persigue la filosofía. Para eso el individuo tiene que pensarse a sí mismo. No puede dar recetas con las que fracasa  él mismo. Sería un barato sofista, no filósofo.

 Para qué quiere la libertad, ni llevar una mochila llena de libros de filosofía sobre la verdad, si es esclavo de su propio sentir. Lo dijo Séneca: “El hombre que es esclavo, aunque sea de una pasión, ¿puede llamarse libre?”

“Daría la mitad de mi fortuna con poder orinar sin dolor” dijo el judío mafioso de la película El Padrino ll

¿Salud psicofísica? ¡Eso enseñanza la medicina!

La filosofía busca por qué no le hacemos caso a la medicina. Busca cómo ser feliz no siendo infeliz.

Entre otras cosas, la filosofía siempre se está asomando más allá de nuestra experiencia empírica y de la vida.

“Busca-dice Kant-, hacerse digno, por su conducta en este mundo, de ser ciudadano de otro mundo mejor”

La otra cosa que enseña la filosofía es que todo comienzo tiene su final. Tener el ánimo rectamente templado. Epicuro supo morir luego de 14 días de no poder orinar. Sócrates dialogaba con sus amigos filósofos todavía una hora antes de beber la cicuta.

Se ve lejos eso de tener que morir, pero basta mirar en el entorno inmediato para saber que está más cercano de lo que nos empeñamos en imaginar remoto.

Platón, hijo de Porcina, mujer humana, y del dios Apolo, apuró el razonar lógico para levantar al hombre hasta poder asomarse al universo inteligible de las Ideas. Siglos después Jesús, hijo de María, mujer humana, y del dios Espíritu Santo, urgía, a base de imperativos categóricos, las Ideas trascendentales para ir por   los caminos pedregosos de la vida.

El niño se topa con todo ese rico legado cultural tarde o temprano. Caerá en el escepticismo patológico al que se refiere Kant si sólo ve videos. Los videos, tabletas y demás, son parte de su niñez en los tiempos modernos, pero no saldrá si sólo ve videos.

Igual sucedió a los niños que antes sólo jugaban a las canicas y al trompo. Sin más información cultural aumentaron las filas de la inanidad.

Lugar para una perogrullada: La fortaleza de un Estado no está en la cantidad y adelanto de armas que tenga en sus cuarteles, ni siquiera en su economía así sea de punta, sino en la cantidad de  PIB que dedique a la cultura de su pueblo.

¿Quién puede decir lo que es bueno o malo? es el lugar común que nunca falta. Juan de la Bruyére, agudo pensador francés del siglo diecisiete ( nació en Paris en 1645) nos da la pauta para considerar lo que conviene o no en literatura:

"Cuando la lectura de una obra eleva nuestro espíritu y nos inspira sentimientos nobles y esforzados, no hemos menester otra norma para juzgar  tal obra: es buena y honra al autor"(Los caracteres)

Estamos hablando de los tiempos de la paideia griega. Todavía Dante no describía los horrores que dice la religión a los que podemos ser precipitados al morir y que todavía con vida nos llena de angustia.

Ya el gran Kierkegaard, protestante, vivió terrores mentales por un remoto pecado que él no cometió y que tuvo lugar quién sabe dónde.

¿Madres enseñando filosofía al niño? A la caída del impero romano empezó la depreciación de la mujer y eso  ha durado hasta los tiempos modernos, en  parte desde  las religiones y también  por los liberalismos que se han sucedido a través de los siglos.

No obstante, en filosofía nunca fueron menos que los hombres: Lastenia, Axiotea, Hiparcha, Teano, Mirto… Filosofas, unas en los presocráticos y otras ya en los tiempos de Platón.

Más adelante se encontrará el niño algo para detenerse a meditar en lo que Kant considera los fines supremos para los que vinimos a esta vida:

“..el conocimiento de esas ideas haría depender la teología, la moral y, por el enlace de ambas, la religión, supremos fines de  nuestra existencia”, (Lib. Segundo de Critica de la razón pura).

Enseñar filosofía en México data de milenios (Ver a Fray Bernardino de Sahagún en los capítulos VI y VII de su  Historia General  de las cosas de  Nueva España “De la retórica y filosofía moral y teología de la gente mexicana” o a Miguel León Portilla en Filosofía Náhuatl).

 El Calmecac era la escuela a donde los padres llevaban a sus hijos a temprana edad y ahí los dejaban varios años.



Niño azteca en el Calmecac


León-Portilla:

“La primera educación se daba a los niños en la casa paterna. Giraba ésta, ya desde sus comienzos, alrededor de la idea de fortaleza y control de sí mismos, que de manera práctica y por vía de consejos se inculcaba a los niños”.

León Portilla cita al padre Acosta:

“Ninguna cosa, dice el padre Acosta, me ha admirado más ni parecido más digna de alabanza y memoria que el cuidado y orden que en criar a sus hijos tenían los mexicanos. En efecto, difícilmente se hallará nación que en tiempo de su gentilidad haya puesto mayor diligencia en este artículo de la mayor importancia para el estado”.

Saludos a Montaigne, en su onomástico, en donde quiera que se encuentre.

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