Fichte: un sistema filosófico no es un traje de moda





El destino del hombre
J. G. Fichte
Editorial Porrúa, México, Serie Sepan Cuantos…Núm.641, año 2012
 Primera edición en alemán en 1779

“Qué clase de filosofía se elige, depende de qué clase de hombre se es”

Johann Gottlieb Fichte (Rammenau, 19 de mayo de 1762Berlín, 27 de enero de 1814) fue un filósofo alemán de gran importancia en la historia del pensamiento occidental. Como continuador de la filosofía crítica de Kant y precursor tanto de Schelling como de la filosofía del espíritu de Hegel, es considerado uno de los padres del llamado idealismo alemán.


“Según la clase de hombre que se sea, se adoptará  una u otra  de ambas posibilidades. Un sistema filosófico no es como un traje que se pueda confeccionar y vestir según la moda, sino que se trata de lo más íntimo del alma humana” dice Fichte en El destino del hombre, publicado en Alemania en 1797.


Entramos a un restaurante y ordenamos según nuestro gusto, no cualquier platillo. En la librería vamos buscando algún título que a nosotros nos interese, no compramos el primer libro que nos encontramos. Es conocida la expresión: “Al libro se le conoce por el tipo de individuo que lo busca” o bien: “Dime que lees y te diré quién eres”.


En el principio de las irrupciones callejeras del ejército  de la Revolución-imperio Francesa,  no faltaron pensadores alemanes del Romanticismo que aplaudían los derechos del hombre. Hasta que el ejército revolucionario-imperial mostró sus verdadero rostro en las calles alemanas.


Fichte unió su suerte a la del Estado alemán, dejó mujer e hijos en Berlín “y se incorporó a los restos del ejercito, al lado de la corte. Dos años más tarde, en 1808, da sus Discursos a la nación alemana: “Una obra clásica del nacionalismo alemán, mientras en las calles berlinesas resuenan los pasos  de las patrullas francesas…


“Mientras Berlín seguía aun ocupado por el enemigo, pronunció en el invierno de 1807-1808, ante un numerosos auditorio, en el que figuraban espías franceses, sus Reden an die deutsche natión…Su tema es la renovación  de la nación alemana a base de sus más genuinas fuerzas despertadas a una actividad original y procurando, como medio para lograr esa renovación, la reforma radical de la educación.” Fichte murió el 27 de junio de 1814, contagiado de fiebre tifoidea que se  había extendido por los cadáveres de la guerra.

J.G.Fichte

Fichte piensa en la posibilidad de dos sistemas filosóficos que son el idealismo y el dogmatismo. Identifica éste último con el sensualismo y materialismo. En tanto que el idealismo busca la “conciencia real, empírica.”

Vamos por el mundo tratando de adaptarnos a las circunstancias desde nuestro muy personal yo. El mercado tiene sus ofertas y sabe cómo insistir para convencernos, en la medida que nuestro yo sea blandengue o poco desarrollado. Lo mismo en la moda del vestir, como el platillo que escogemos en el restaurante, que en el modo de pensar o en la disciplina académica  de nuestra preferencia.

En su siglo  Fichte no imaginaba siquiera que, dos siglos más tarde, los medios de comunicación masiva como la televisión, especialmente, y el cine,  estaría conformando la mentalidad de gran parte de la humanidad según sus intereses detrás de la pantalla. Con tal habilidad de oferta como las instancias de vocación profesional de los centros de educación superior. Imponiéndonos trajes o modas en el vestir que para nada van con nuestro yo.

Y es sabido que no pocas de las patologías sicosomáticas de nuestro tiempo proceden de esa contradicción, de nuestro yo, con las condiciones impuestas o inducidas por el mercado de trabajo.

Las instancias de vocación  profesional, de las universidades, suelen dictaminar la vocación de Trabajo Social, por ejemplo, porque la institución acaba de abrir la Escuela de Trabajo Social.¡ Pero yo quiero estudiar matemáticas! ¡Usted se va para  Trabajo Social! O quiere estudiar griego antiguo y lo mandan para  diseño industrial…


¿Qué le importa al mercado de trabajo la naturaleza del yo en tanto sus egresados sirvan como empleados para los negocios. Lo mismo que si la universidad es pública que si es privada, de todos modos enviará lo que el mercado necesita.

Es cuando el mundo empieza a “descuadrarse”.También encontramos con frecuencia, en esta clase de pensadores, que la tradición familiar los hizo  estudiar Derecho cuando ellos querían filosofía. Abandonaron a media “carrera” o terminaron, se apresuraron a llevar el título a sus padres y corrieron a inscribirse en la Facultad de Filosofía.

Y ya en la Facultad debieron hacer otra definición. Todo fue obedeciendo a su “íntimo yo”. Por eso Fichte va decir: “El tipo de filosofía que se elija, dependerá  de la clase de hombre que se sea…todo nuestro imaginar y pensar está condicionado por esta facultad práctica, la razón más íntima de nuestro ser.”












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