La República o el Estado (libro Octavo)
Platón
Ed. Gernika, México, tercera edición, 2006
Hay que apresurarse a decir que Platón no busca el origen de las revoluciones en la pobreza de las multitudes sino en el despilfarro de la oligarquía. Lo demás va a ser una consecuencia de esto. La riqueza es el origen del gobierno oligárquico. Cuando viene el despilfarro y la quiebra de los oligarcas, entonces es cuando se anuncia en el horizonte otra revolución. Llega la democracia. Y cuando en la democracia se acumulan grandes fortunas, entonces vuelve a aparecer la tentación del regreso a la oligarquía.
Sócrates y otros trazan los lineamientos de conducta para fundar una ciudad. La ciudad necesita de leyes para llevar una vida, sana, concertada, entre sus habitantes. Pero las leyes se hacen sobre todo pensando en la gente de mal vivir.
Con el regreso de la oligarquía regresa la inseguridad. Pero no se piense en el raterillo que espera, emboscado entre las sombras, con su cuchillo de hoja destemplada a la vuelta de la esquina para asaltarnos. El libro octavo de esta obra versa sobre el origen de las revoluciones. Sócrates se dirige a Adimato, uno de los filósofos que componen el grupo en la casa de Polemarco, cerca de Atenas.
Las revoluciones, se dice en la reunión, surgen, ciertamente, de la pobreza económica de la gente pero, ¿de dónde surge la pobreza? No por falta de dinero. De los gobiernos que se llenan de gente rica y mala. Hay varias maneras de gobernar como la oligárquica y la tiránica. Sócrates cree que la mejor es la democracia. Dice que los cambios de todo gobierno político tienen su origen en el partido gobernante y esto sucede cuando en el seno del mismo hay una escisión. En parte eso genera el cambio. De otra manera es imposible que se produzca innovación alguna en el Estado. Persiste el estancamiento, no hay devenir.
Hay mucho riesgo para la estabilidad donde los ricos ejercen el mando sin que los pobres participen en él. Sigue una consideración que ha sido el fundamento para que Platón, tratando de esta materia, sea satanizado por los siglos de los siglos amen, sin importar el tipo de gobierno: “Es claro que en todo Estado en que veas pobres hay ladronzuelos, rateros sacrílegos y malvados de todas las especies”.
Pero a la vez también hay mucho riesgo para los pobres en la medida que van formando parte del gobierno de los ricos. Pueden perder su alma y olvidarse de los pobres. Por eso todo Estado tiene en su seno la metafórica figura de una balanza con pesos opuestos en cada platillo que son el oro y la virtud: “No puede subir el uno sin que el otro baje”.
En una republica donde se persiguen más las riquezas, y los hombres de bien son menos estimados, es señal que ese Estado está enfermo. Otra señal patológica la dice Sócrates: “Hay algo de blandura con la que estos gobiernos tratan a algunos criminales. Sentenciados a muerte s e les ve pasear por las calles”.
Todo esto sucede, dice Sócrates, porque hay deseos necesarios y deseos superfluos. Cuando predominan estos viene el desequilibrio en la sociedad. Sin olvidar que en todos los tiempos esa ciencia llamada mercadotecnia s e ha encargado de explotar el gusto por el consumismo. En otro trabajo Sócrates exclama: ¡La ciudad está llena de cosas que no necesito!”. El caso es que nadie quiere pasar por obsoleto y en breve sus tarjetas están endeudadas. Entonces es cuando parece oportuno pensar en otra revolución.
Así las cosas, si ese Estado tuviera que entrar en guerra contra otro Estado, si encontraría en un grave dilema porque tiene que armar a multitudes descontentas que se pueden volver en contra de su propio Estado. La pregunta que se hacen en casa de Polemarco no es por qué hay pobres, sino por qué hay malhechores armados de aguijón. Y Sócrates contesta que: “ha sido la ignorancia, la mala educación y el vicio mismo del gobierno”.
Y avanzando más en el análisis se refiere a una especie de individuo ahorrativo a tal punto que, por el afán de guardar su dinero, se priva de cuestiones, sino primarias, sí necesarias como el arte, el viajar etc. Pero, “cuando se trata de gastar bienes ajenos entonces descubrirás en los hombres de esta condición deseos propios de la naturaleza de los zánganos...Su plan es comprarle sus bienes a los demás ( a los ricos pues los pobres no tienen bienes)y hacerles prestamos con crecidos intereses”. Y cuando los irresponsables oligarcas han sido despojados de su dinero, por otros más astutos que ellos, entonces sólo “aspiran a promover una revolución contra el Estado… Así el estado no tarda en ser presa de sediciones y guerras intestinas”.
Así es como la democracia, por medio de las armas, se establece”. Y substituye al anterior gobierno oligárquico o tiránico.
Al final Platón acaba diciendo cosas bellas de la democracia: “Esta traza de gobierno tiene traza de ser la más bella de todas”. Pero, cuidado, dice, porque también es la puerta por donde puede volver cualquiera de las otras maneras de gobierno…
Aristóteles, sabido es, después estuvo en desacuerdo con algunas cosas que había aprendido de su maestro Platón. Una de ellas es precisamente la que concierne al tema del mejor gobierno para el pueblo y, en el libro XII de su Metafísica, dice: "El mando de muchos no es bueno, basta un solo jefe. "
La pregunta que se hacen al final es si será posible que un Estado ideal, libre de todas las lacras mencionadas, pueda existir algún día o sólo quedará en la imaginación, donde ellos se han movido durante el diálogo. Y alguien responde: “lo cierto es que el sabio no se avendrá jamás a gobernar otro que no sea este”.
Pero la democracia presenta una antinomia. Es sin duda el mejor sistema de gobierno en donde el individuo puede encontrar oxigeno para poder vivir en la libertad de expresión y acción.
Si es tan sabio como para evitar el libertinaje. Porque en seguida le caería encima la dictadura.
Si bien, la democracia requiere que ese país tenga solvencia económica.Los cuerpos parlamentarios,tanto el federal como estatales, requieren de inmensas cantidades de dinero, principalmente para sueldos tan elevados y demás jugosas prestaciones que se auto-autorizan diputados y senadores. Que un país pobre no puede solventar.Esa es la antinomia, casi aporía.
Esta semana, segunda de junio de 2015,el canal Trece televisivo, sigue dando cifras (a propósito de las "elecciones intermedias" realizadas en México para elegir gobernadores, diputados y senadores) de cuánto se gasta en todo el proceso por el INE (Instituto Nacional Electoral) por cada voto(una larga lista de gastos llevados a cabo por funcionarios del INE, consejeros, asesores, etc. Se dice en este programa noticioso que se gasta más del doble que, por el mismo concepto, se gasta en Estados Unidos.
En la antigüedad mediterránea hubo un hombre que puso en orden las cuestiones de su reino,sin cobrar un centavo y después,voluntariamente,dejó el poder y regresó a sus originales faenas del campo.
Pero eso ahora, como están las cosas en el mundo, más que una aporía, es una utopía.
En todo caso, para no perder la brújula entre los diferentes tipo de gobierno, y su eterno retorno al poder, queda la metáfora de la balanza y sus pesas de oro y virtud: “ No puede subir el uno sin que el otro baje”.
Ahora que si somos de los que no creen en la virtud, pues no queda más que correr tras el oro...
Tlamatzinco es el sitio del templo mayor dedicado a Tezcatlipoca; donde está el que aprisiona. Armando Altamira Gallardo escribe sobre alpinismo y literatura.
H. Bergson y la risa
La risa
Henri Bergson
Colección Austral, número 1534, 1994, México, D.F.
La risa en lo general acerca a las personas, no las separa. Ese es su enorme aporte social. Es la contraparte de los gritos iracundos que erosiona las relaciones entre los individuos: “La risa tiene precisamente como función la de reprimir las tendencias separatistas. Su papel es corregir la rigidez cambiándolas en agilidad, readaptar a cada uno a los demás, suavizar, en suma, las aristas”.
Sin embargo hay risas que responden a toda clase de situaciones cuya función es correctora, como cuando tropezamos y los otros se ríen de nuestra distracción. Sentimos una mezcla de ira y vergüenza. Bergson dice que en esta situación se requiere “tensión y elasticidad” para poder adaptarnos. Y salimos fortalecidos.
Se apresura a prevenir ante las personas que no son capaces de sentir esta tensión y adaptación. En ellas “surgen las profundas inadaptaciones a la vida social, fuente de miseria, y a veces acaso de crímenes”. Estos individuos no ríen o, cuando más, ríen con la risa del diablo, un segundo antes de jalar el gatillo de la pistola.
“La risa es el remedio especifico de la vanidad y el defecto esencialmente risible es la vanidad”
Nos reímos del padecimiento o la deformidad física de otros, más que burla, es altamente reflexiva: ¿por qué?, nos preguntamos, remitiendo la interrogante a los dioses o a la genética. O siniestra cuando un sádico s e ríe del dolor ajeno. También hay risas frente a los tragicocómicos chistes de los payasos profesionales. Risas obscenas como resultado de los chistes picarescos pero, dice el autor, todo eso sucede en la longitud de lo humano: “No hay nada cómico fuera de lo que es propiamente humano”. Un paisaje será hermoso, o la luna brillará esplendorosa a en el cielo de la media noche, pero jamás serán risibles.
La risa requiere del concurso de la gente porque no se da en la soledad. Aun el que va por la calle, y de pronto se echa a reír es que recuerda alguna situación acaecida con alguien más. En la época del celular vemos a solitarios festejando algo con otro que está en alguna parte, tal vez muy lejano en el ciberespacio: “No se saborearía lo cómico si se sintiera uno aislado”.
Si bien la risa no se da entre gente de diferente idioma. Una de las grandes pruebas de que se domina un idioma e s precisamente su reacción en situación de chiste o broma. Por eso vemos que el extranjero se queda indiferente, ante un chiste que s e cuenta en grupo, en tanto los otros se desternillan de risa: “La risa debe responder a determinadas exigencias de la vida en común”.
Las complejas risas, de alto valor positivo social, sin lugar a dudas, que están enmarcadas en lo que s e llama “fuego amigo”. Un grupo de amigos platica libremente en la reunión después del partido de futbol y uno de ellos dice: “Sí, estoy viejo pero no tanto como Juan” Y ni Juan ni nadie se siente agredido y todos estallan en carcajadas. En México una carcajada es más cálida, tiene más hermandad, que una risotada y mucho más que una “simple” risa.
Sobre todo tipo de risas no hay que olvidar lo que Bergson dijo al principio. La risa reprime las funciones separatistas. Su función es corregir la rigidez, readaptar y suavizar las aristas que pueden estar erosionando a la sociedad.
Henri Bergson
Colección Austral, número 1534, 1994, México, D.F.
La risa en lo general acerca a las personas, no las separa. Ese es su enorme aporte social. Es la contraparte de los gritos iracundos que erosiona las relaciones entre los individuos: “La risa tiene precisamente como función la de reprimir las tendencias separatistas. Su papel es corregir la rigidez cambiándolas en agilidad, readaptar a cada uno a los demás, suavizar, en suma, las aristas”.
Sin embargo hay risas que responden a toda clase de situaciones cuya función es correctora, como cuando tropezamos y los otros se ríen de nuestra distracción. Sentimos una mezcla de ira y vergüenza. Bergson dice que en esta situación se requiere “tensión y elasticidad” para poder adaptarnos. Y salimos fortalecidos.
Se apresura a prevenir ante las personas que no son capaces de sentir esta tensión y adaptación. En ellas “surgen las profundas inadaptaciones a la vida social, fuente de miseria, y a veces acaso de crímenes”. Estos individuos no ríen o, cuando más, ríen con la risa del diablo, un segundo antes de jalar el gatillo de la pistola.
“La risa es el remedio especifico de la vanidad y el defecto esencialmente risible es la vanidad”
Nos reímos del padecimiento o la deformidad física de otros, más que burla, es altamente reflexiva: ¿por qué?, nos preguntamos, remitiendo la interrogante a los dioses o a la genética. O siniestra cuando un sádico s e ríe del dolor ajeno. También hay risas frente a los tragicocómicos chistes de los payasos profesionales. Risas obscenas como resultado de los chistes picarescos pero, dice el autor, todo eso sucede en la longitud de lo humano: “No hay nada cómico fuera de lo que es propiamente humano”. Un paisaje será hermoso, o la luna brillará esplendorosa a en el cielo de la media noche, pero jamás serán risibles.
La risa requiere del concurso de la gente porque no se da en la soledad. Aun el que va por la calle, y de pronto se echa a reír es que recuerda alguna situación acaecida con alguien más. En la época del celular vemos a solitarios festejando algo con otro que está en alguna parte, tal vez muy lejano en el ciberespacio: “No se saborearía lo cómico si se sintiera uno aislado”.
Si bien la risa no se da entre gente de diferente idioma. Una de las grandes pruebas de que se domina un idioma e s precisamente su reacción en situación de chiste o broma. Por eso vemos que el extranjero se queda indiferente, ante un chiste que s e cuenta en grupo, en tanto los otros se desternillan de risa: “La risa debe responder a determinadas exigencias de la vida en común”.
Las complejas risas, de alto valor positivo social, sin lugar a dudas, que están enmarcadas en lo que s e llama “fuego amigo”. Un grupo de amigos platica libremente en la reunión después del partido de futbol y uno de ellos dice: “Sí, estoy viejo pero no tanto como Juan” Y ni Juan ni nadie se siente agredido y todos estallan en carcajadas. En México una carcajada es más cálida, tiene más hermandad, que una risotada y mucho más que una “simple” risa.
Sobre todo tipo de risas no hay que olvidar lo que Bergson dijo al principio. La risa reprime las funciones separatistas. Su función es corregir la rigidez, readaptar y suavizar las aristas que pueden estar erosionando a la sociedad.
H. James, novela: Otra vuelta de tuerca
Otra vuelta de tuerca. Relato de fantasmas
Autor: Henry james
Cuando la moral empieza a aflojarse es necesario dar otra vuelta de tuerca.
Los fantasmas aquí tienen nombre y apellido. Un hombre y una mujer que se llaman, respectivamente: Quint y Jessel. Se aparecen con su horripilante aspecto de muerto. Impresionante no porque así nos parece el aspecto de los muertos sino porque estos muertos fueron en vida unos malvados.
Con todo, esos fantasmas “reales” que se hacen presentes varias veces en el relato, detrás de los ventanales o del otro lado del lago, son una metáfora del mal. En una época del pensamiento lógico y llena de escepticismo, nadie se atrevería a decir que los fantasmas existen. Pero nadie negaría que el mal exista.
Los fantasmas es el vehículo metafórico del mal. ¿Qué pesa más en la balanza de la moral si el haber robado mucho o sustraído una simple carta inocua? Ambos tienen la misma dimensión. ¿Hay poquita moral o mucha moral? Hay o no hay. Un dilema teológico que requiere mucha atención.
Al niño Miles lo expulsan del colegio por haberse robado unas cartas. No tienen contenido especial, sólo era para él una especie de juego de colegial. Pero el proceso de conciencia que esto tuvo en Miles acabaron destruyéndolo. Se trata de un ser integro, en el que se va dar la tormenta, no de un malvado cínico que s e hubiera quedado indiferente.
Destruyéndolo no es la palabra. Más bien reconstruyendolo, salvandolo. Una mujer, su institutriz, se encontrará ante le disyuntiva de ver cómo el niño se pierde dentro del morboso padecimiento, o bien, aplicarle un tratamiento de ordalía, terapéutico por necesidad pero que rebasará la intensidad del mal. La pregunta es si el niño lo resistirá. ¡Cuántos cirujanos en la plancha tienen que recurrir a la ordalía con tal de salvar al moribundo! Algunas veces s e logra, otras no. Pero eso se sabe si se vive el lance, no antes. El cristianismo sabe de aquella ordalía donde el triunfo sobre el mal requirió un esfuerzo sobre humano.
La mansión donde tienen lugar los acontecimientos es un sitio que se llama Bly, a cierta distancia de Londres, Inglaterra. Henry james dice que escribió esta novela sobre “espíritus abyectos aparecidos” cuando un diario le solicitó un relato para ser publicado como cuento de Navidad. Tiempo hacía ya que lo había escrito para recuperar la buena tradición de los cuentos de fantasmas. El género ya había caído en desuso y ahora predominaba en la literatura de ficción el psicologismo.
Pero la Navidad era una época del año que s e prestaba para ese tipo de relatos y, desempolvando el manuscrito, lo envió a la redacción. Dar otra vuelta de tuerca es también buscar aumentar la emoción del relato de fantasmas. Pero como esto es difícil debido al escepticismo de los adultos, respecto de la existencia de los fantasmas, es necesario que la emoción todavía crédula de un niño entre en el relato. Ahora bien, dice uno de los personajes, si hay dos niños, hay dos vueltas de tuerca a la emoción. El grupo se reunía cada noche para oír una parte del relato y, como en Las Mil y Una noche, algo se quedaba en suspenso y mantenía el interés para asistir a la noche siguiente a la sala de la chimenea y seguir escuchando el relato.
El suspenso de la novela empieza cuando la maestra de los niños ve a un hombre dentro de la mansión, que no conoce y que tan pronto se hace presente, aunque a cierta distancia y algo velado por las sombras, como deja de verse.
Sacando conjeturas tanto la institutriz como el ama de llaves concluyen que se trata de Peter Quint, criado de la mansión. Pero el caso es que Quint, para los días en que se dan estos acontecimientos, ya tiene tiempo de haber muerto. Luego aparecerá otro fantasma, femenino, Jessel,que era la anterior institutriz. Ambos fantasmas que en vida fueron gente perversa (pero nunca se dice en qué consistió su perversidad).
Flora) niña) y Miles (niño) se llaman los personajes del relato. Miles es el que ocupa un interés central. Quint y jessel, empleados de la mansión en Bly, son los nombres, ya lo mencionamos, de los malvados en tanto vivieron y luego regresarán como fantasmas.
Douglas, uno de los asistentes esa noche de Navidad, en derredor de la chimenea, es el que relata. Se refiere a un manuscrito que hace veinticinco años le había enviado una mujer, muerta ya para entonces en esta noche de Navidad. Douglas no llevaba consigo el manuscrito pero se le había quedado grabado y podía recordarlo con detalles. Se notará que James tiene dos alter ego. Primero Douglas que cuenta el principio de la historia y, más adelante, la institutriz, que es la “mujer que le envió el manuscrito a Douglas”, hablará en primera persona contando los acontecimientos que involucran a los niños, a los fantasmas y a la institutriz.
El relato dice de dos niños que, habiendo quedado huérfanos, de padre, pasaron a depender de un tío. Este tío era joven y muy ocupado de sus negocios que vivía en Londres. No disponía de tiempo para atender a los niños y encargó su cuidado y su educación al mejor personal especializado que para tal efecto pudo encontrar.
Si se quiere, esta novela relata la lucha del bien contra el mal. En el estilo de Henry James donde la importancia del final es desbordado por el desarrollo de una prosa elegante y culta.
Autor: Henry james
Cuando la moral empieza a aflojarse es necesario dar otra vuelta de tuerca.
Los fantasmas aquí tienen nombre y apellido. Un hombre y una mujer que se llaman, respectivamente: Quint y Jessel. Se aparecen con su horripilante aspecto de muerto. Impresionante no porque así nos parece el aspecto de los muertos sino porque estos muertos fueron en vida unos malvados.
Con todo, esos fantasmas “reales” que se hacen presentes varias veces en el relato, detrás de los ventanales o del otro lado del lago, son una metáfora del mal. En una época del pensamiento lógico y llena de escepticismo, nadie se atrevería a decir que los fantasmas existen. Pero nadie negaría que el mal exista.
Los fantasmas es el vehículo metafórico del mal. ¿Qué pesa más en la balanza de la moral si el haber robado mucho o sustraído una simple carta inocua? Ambos tienen la misma dimensión. ¿Hay poquita moral o mucha moral? Hay o no hay. Un dilema teológico que requiere mucha atención.
Al niño Miles lo expulsan del colegio por haberse robado unas cartas. No tienen contenido especial, sólo era para él una especie de juego de colegial. Pero el proceso de conciencia que esto tuvo en Miles acabaron destruyéndolo. Se trata de un ser integro, en el que se va dar la tormenta, no de un malvado cínico que s e hubiera quedado indiferente.
Destruyéndolo no es la palabra. Más bien reconstruyendolo, salvandolo. Una mujer, su institutriz, se encontrará ante le disyuntiva de ver cómo el niño se pierde dentro del morboso padecimiento, o bien, aplicarle un tratamiento de ordalía, terapéutico por necesidad pero que rebasará la intensidad del mal. La pregunta es si el niño lo resistirá. ¡Cuántos cirujanos en la plancha tienen que recurrir a la ordalía con tal de salvar al moribundo! Algunas veces s e logra, otras no. Pero eso se sabe si se vive el lance, no antes. El cristianismo sabe de aquella ordalía donde el triunfo sobre el mal requirió un esfuerzo sobre humano.
Henry James 1843-1916 |
La mansión donde tienen lugar los acontecimientos es un sitio que se llama Bly, a cierta distancia de Londres, Inglaterra. Henry james dice que escribió esta novela sobre “espíritus abyectos aparecidos” cuando un diario le solicitó un relato para ser publicado como cuento de Navidad. Tiempo hacía ya que lo había escrito para recuperar la buena tradición de los cuentos de fantasmas. El género ya había caído en desuso y ahora predominaba en la literatura de ficción el psicologismo.
Pero la Navidad era una época del año que s e prestaba para ese tipo de relatos y, desempolvando el manuscrito, lo envió a la redacción. Dar otra vuelta de tuerca es también buscar aumentar la emoción del relato de fantasmas. Pero como esto es difícil debido al escepticismo de los adultos, respecto de la existencia de los fantasmas, es necesario que la emoción todavía crédula de un niño entre en el relato. Ahora bien, dice uno de los personajes, si hay dos niños, hay dos vueltas de tuerca a la emoción. El grupo se reunía cada noche para oír una parte del relato y, como en Las Mil y Una noche, algo se quedaba en suspenso y mantenía el interés para asistir a la noche siguiente a la sala de la chimenea y seguir escuchando el relato.
El suspenso de la novela empieza cuando la maestra de los niños ve a un hombre dentro de la mansión, que no conoce y que tan pronto se hace presente, aunque a cierta distancia y algo velado por las sombras, como deja de verse.
Sacando conjeturas tanto la institutriz como el ama de llaves concluyen que se trata de Peter Quint, criado de la mansión. Pero el caso es que Quint, para los días en que se dan estos acontecimientos, ya tiene tiempo de haber muerto. Luego aparecerá otro fantasma, femenino, Jessel,que era la anterior institutriz. Ambos fantasmas que en vida fueron gente perversa (pero nunca se dice en qué consistió su perversidad).
Flora) niña) y Miles (niño) se llaman los personajes del relato. Miles es el que ocupa un interés central. Quint y jessel, empleados de la mansión en Bly, son los nombres, ya lo mencionamos, de los malvados en tanto vivieron y luego regresarán como fantasmas.
Douglas, uno de los asistentes esa noche de Navidad, en derredor de la chimenea, es el que relata. Se refiere a un manuscrito que hace veinticinco años le había enviado una mujer, muerta ya para entonces en esta noche de Navidad. Douglas no llevaba consigo el manuscrito pero se le había quedado grabado y podía recordarlo con detalles. Se notará que James tiene dos alter ego. Primero Douglas que cuenta el principio de la historia y, más adelante, la institutriz, que es la “mujer que le envió el manuscrito a Douglas”, hablará en primera persona contando los acontecimientos que involucran a los niños, a los fantasmas y a la institutriz.
El relato dice de dos niños que, habiendo quedado huérfanos, de padre, pasaron a depender de un tío. Este tío era joven y muy ocupado de sus negocios que vivía en Londres. No disponía de tiempo para atender a los niños y encargó su cuidado y su educación al mejor personal especializado que para tal efecto pudo encontrar.
Si se quiere, esta novela relata la lucha del bien contra el mal. En el estilo de Henry James donde la importancia del final es desbordado por el desarrollo de una prosa elegante y culta.
M. Lowry, novela: Oscuro como la tumba donde yace mi amigo
Oscuro como la tumba donde yace mi amigo
Malcom LowryPocos individuos hay en México que amen tanto a México como el inglés Malcom Lowry. Y porque lo amaba veía lo que lo ensuciaba. Ensuciarlo es un acto de egoísmo individual o grupal, una patología social. Diagnosticar la enfermedad es en la proyección terapéutica. En su libro Un viaje a través del Canal de Panamá, del primer tercio del siglo veinte, arranca de tajo el esparadrapo y deja al descubierto la llaga en descomposición.
México es uno de los países, dijo, más corruptos del planeta. El mundo político mexicano de entonces se le fue a la garganta y algunos intelectuales, que viajaban en el carro de la “institucionalidad”, simplemente guardaron silencio.
La semana anterior a la que escribimos esta nota, marzo del 2011, se inauguró en la ciudad de México un Frente Contra la Corrupción con representantes de varios sectores de decisión de la sociedad mexicana. El 31 de octubre, del mismo año, el presidente de la república, Felipe Calderón,desde la residencia presidencial, Los Pinos,en reunión con los gobernadores de los Estados,urgía a depurar los cuerpos policiacos como medida de reducir el crímen organizado, la practica del secuestro y la trata de blancas.El 13 de marzo del 2012 se dio la noticia, en los medios, que el Senado de la República aprobaba una Fiscalía Nacional contra la corrupción. El 7 de enero de 2015 se seguía haciendo esfuerzos contra la corrupción, ahora con la Creación del Sistema Nacional Anticorrupción. Hablaron en la sesión del grupo parlamentario diputados de diversos partidos políticos.Presidió el acto el diputado federal Silvano Aureoles Conejo. ( En la actualidad (mayo del 2016) Silvano Aureoles Conejo es gobernador por el estado de Michoacán). En junio del 2016 Enrique Peña Nieto, presidente de la república, anunció, a través de los medios, la iniciativa ante la Unión de Congreso, la creación del Sistema Nacional Anticorrupción. El 18 de julio de 2016 el presidente la oficializó en ceremonia ante los medios.
No obstante estos loables esfuerzos, del gobierno federal y de la sociedad, este mismo año la Policía General de la República anda a la caza de ex gobernadores que, al termino de su mandato, se llevaron hasta la silla donde se sentaba el portero que cuidaba el edificio.
En la tercera semana del 2017, los medios dan la noticia que un ex gobernador es buscado para que responda de por qué a los niños hospitalizados por padecer cáncer, y adultos con sida, en lugar de recibir la quimioterapia y el tratamiento adecuado, se les inyectaba agua para no gastar en medicinas.
El presidente anunciando la promulgación del SNA |
En esta novela, Oscuro como la tumba donde yace mi amigo, se cuenta cómo alguien injustamente es acusado de falsificar un cheque: “Sabe usted quién había sido. La policía… Sí, robarían la cruz de Cristo esos tipos. México es un lugar del que más vale mantenerse alejado”. Pero, como contraste (como una siempre eterna presencia del Atlachinolli azteca), México es un lugar que no puede ser evitado. Una prueba es el mismo Sigbjorn que regresa a México, a su mítica Cuernavaca. La magia de esta tierra se lleva hasta en los vestidos de las etnias o en el español –náhuatl de su idioma .Sus deslumbrantes colores naturales de las flores impresionarían al mismo Van Gog. Y, sobre todo, si México implosióna, ¿a dónde irían los millones de seres perseguidos por las dictaduras del mundo?
Malcom Lowry |
En su primera novela que escribió desde el lado oeste, Bajo el volcán, esa excusa se llama “doctor Vigil”. Es su alter ego alcohólico. En este retorno al país del mezcal este leit motiv se llama “Juan Fernando Martínez”. En su viaje de Canadá a México se sientan él y su esposa Primrose Wilderness, hasta el fondo del avión y él la besa apasionadamente, pues la ama. Pero la verdad es que debido a su alcoholismo, como el Cónsul de su primera novela, aquí también siente que su vida ya no tiene sentido y más que vivir quiere morir. El matrimonio con su bella esposa se está viniendo abajo. Al igual que la casa que dejaron en Canadá: “Su matrimonio era una réplica casi exacta de su casa. Se había desplomado y aun no lo habían reconstruido como era debido”.
Buscar a Juan Fernando era un pretexto. Un camino que habrá de recorrer lleno de nostalgia. Primero por las calles de Cuernavaca. También irán, a instancias de Primrose, que es católica, a la Basílica de Guadalupe. Años atrás Sigbjorn, protestante, borracho, había dormido en la calle, afueras de la Basílica, apenas envuelto en un sobre todo mugroso que alguien le había prestado. Su amigo alcohólico, doctor Vigil, de su primera novela, ya no existe pero ahora pregunta por Juan Fernando. No está. Se ha marchado a Oaxaca y trabaja en el Banco Ejidal.
La sociedad internacional de la época, en la que estos personajes se mueven, es la segunda guerra mundial. El conflicto ha hecho proliferar el oficio de delatores y ladrones de secretos políticos e industriales. Hay espías por todos lados. De manera especial en el arco norte del Pacifico que une a Rusia, Canadá, Estados Unidos y México. Sigbjorn se queja que las revistas de contenido intelectual no puedan cruzar las fronteras, aunque sí se les permite tal cosa a “toda clase de revistas sensacionalistas”.
Sin embargo la guerra, su origen y su evolución, no es el tema de esta obra. El obsesionante leit motiv es el alcoholismo de Sigbjorn. Se da a la sazón en todo el planeta otro tipo de guerra y es precisamente contra el alcoholismo que ha enviado a millones de individuos al panteón y a los hospitales psiquiátricos. Sobre todo la situación se ha exacerbado con la ley que prohíbe las bebidas espirituosas en Estados Unidos. El instinto social reacciona buscando la salud mediante el programa del doctor Bob y el corredor de Bolsa Bill, que gana adeptos con celeridad. Pero todas esas guerras económicas, o existenciales, no dicen nada a Sigbjorn, más allá de un pretexto para seguir bebiendo. Se imagina que su vida es como la Casa de Usher: “La Casa de Usher era una cruda”. Todo el que ha vivido una cruda, o curda, como se dice en Argentina, conoce lo que significa la metáfora “Casa de Usher”.
Sigbjorn arrastra consigo a su esposa y recorre, nostálgico y borracho, las calles de Cuernavaca. Es cuando se entera que su amigo Juan Fernando s e ha marchado hace tiempo a vivir a Oaxaca. Oaxaca: “Aquel remoto lugar de civilizaciones muertas”. Es el país de Mitla, de su alcohólico Mictlán. Y hacia allá dirigen sus pasos. Luego se enterará, en Oaxaca, que el banco Ejidal envío a Juan Fernando a Villahermosa, Tabasco.
Sigbjorn recuerda cómo, siete años atrás, que dejó de verlo, era Juan Fernando: “sólo tenía veinticuatro años cuando lo conoció y medía un metro noventa y cinco. Por las facciones parecía más bien italiano. Se consideraba zapoteca, pero tenía también sangre española e inglesa”. Pero lo indio lo tenía bajo la piel: “Había recibido una buena instrucción, pero sus preferencias se inclinaban por dormir bajo las estrellas y comer tortillas y frijoles”.
En Oaxaca se encuentran con la noticia que Juan Fernando ya tiene varios años de haber muerto. Falleció en Villahermosa.
-Murió. ¡Muerte!- casi gritó de repente Sigbjorn-¡Quiere decir que está muerto!
-Murió.
-¡Quiere decir que Fernando está muerto-gritó Sigbjorn- Ah, Dios mío, no!
Antes de emprender el regreso hacia las ciudades del Altiplano fueron a rezar por Juan Fernando. Primrose compró una vela. Al encenderla dijo: “Una vela es una declaración de fe”.
Para paliar un poco por lo que dijo de los mexicanos, y del país que tanto amó, Sigbjorn dirá en los últimos capítulos del libro que México ya no era como cuando su primer viaje. Ahora el Banco Ejidal había trasformado en positivo muchas cosas y el nivel de vida también había cambiado.
En el fondo esta obra atormentada, nostálgica y bella, tiene la proyección clásica de las grandes obras literarias de la cultura occidental. Fausto, Historia de Dos Ciudades, La leyenda del Holandés Errante, el Buen Ladrón que murió junto a Jesús,Salambó… Un acto, un postrer acto de amor, o de humildad, puede redimir una vida de errores. Por eso Primrose dijo: “Una vela es una declaración de fe”.
P.Freire y el miedo de leer
Título del libro: Cartas a quien pretende enseñar
Siglo XXI Editores
Decima edición en español
“Nadie nada si no nada”. Puede hacerlo pero tiene miedo de nadar. Imagine a alguien que, gozando de salud, estuviera sentado sin atreverse a caminar. Pudiendo hacerlo. Necesita dar un paso y luego otro. Con torpeza lo hará, trastrabillará y hasta puede caer. Pero cada vez lo hará mejor. Y por mal que lo haga será preferible que cuando sólo estaba sentado. Por eso Freire dice también; “Nadie escribe si no escribe”.
Dice que el miedo de escribir tiene su origen en el miedo de no poder leer: “Miedo de no poder franquear las dificultades para finalmente entender un texto”.
Si puede hablar, puede escribir, y estamos hablando de individuos de media y alta enseñanza. Pasar de la oralidad a la grafia todos lo pueden hacer. Con la misma espontaneidad con la que se habla. Lo que sí va a suceder es que, cuando se decida a escribir, va a hacerlo como habla. El individuo habla como es su modo empírico. Si quiere conocer su inmenso potencial necesita leer.
Y solamente con la permanente práctica del leer-escribir y del escribir-leer, se irá adentrando en el universo de los sustantivo y lo simbólico. Para lograr esto s e necesita la disciplina o habito de la lectura y, dice Freire, leer da miedo: “estudiar implica la formación de una disciplina rigurosa que forjamos en nosotros mismos, en nuestro cuerpo consciente”.
Hay algo que dificulta la labor de aprender y es la postura de autosuficiencia. Para aprender se necesita humildad, dice el autor. El sueño democrático y la superación de los preconceptos son posible si escuchamos a los otros: “Cómo escuchar al otro, cómo dialogar si sólo me oigo a mí mismo. Si sólo me veo a mí mismo, si nadie que no sea yo mismo me mueve o me conmueve”. Humilde pero hasta cierto punto: “si no acepto que me humillen, estoy siempre abierto a aprender y a enseñar”.
Tenemos miedos, unos legítimos o imaginados por nosotros mismos y otros que terceras personas mercenarias nos inventan desde detrás de la pantalla o moviendo el lápiz. El miedo puede llegar al pánico. Pero si tenemos cuidado de administrar nuestro miedo nos daremos cuenta que “sentir miedo es una manifestación de que estamos vivos… porque educar mi miedo es de donde nace finalmente mi valentía… Se va construyendo mi valentía necesaria”.
Freire s e libra de ser etiquetado. Una maña que tiene los partidos políticos y las sectas intelectuales es apropiarse de un escritor que ha alcanzado notoriedad. Lo festejan, lo exhiben como uno de los suyos (nadie sabe si con su venia) y lo agarran de ariete. Como el mundo de las letras hace siglos fue patológicamente secta rizado, en breve las otras sectas ya no quieren sabe nada de ese escritor.
L a estatura intelectual de Freire la encontramos cuando habla de la tolerancia, vehículo para la democracia y la postura progresista sin trampa. Hablando de la tolerancia, Freire aclara que nadie debe confundirla con la hipocresía, pues aquella es una virtud y esta es lo cenagoso, dice: “Bajo el régimen autoritario, en el cual se exacerba la autoridad, o bajo el régimen licencioso, en el que la libertad no se limita, difícilmente aprenderemos la tolerancia”.
Siglo XXI Editores
Decima edición en español
“Nadie nada si no nada”. Puede hacerlo pero tiene miedo de nadar. Imagine a alguien que, gozando de salud, estuviera sentado sin atreverse a caminar. Pudiendo hacerlo. Necesita dar un paso y luego otro. Con torpeza lo hará, trastrabillará y hasta puede caer. Pero cada vez lo hará mejor. Y por mal que lo haga será preferible que cuando sólo estaba sentado. Por eso Freire dice también; “Nadie escribe si no escribe”.
Dice que el miedo de escribir tiene su origen en el miedo de no poder leer: “Miedo de no poder franquear las dificultades para finalmente entender un texto”.
Si puede hablar, puede escribir, y estamos hablando de individuos de media y alta enseñanza. Pasar de la oralidad a la grafia todos lo pueden hacer. Con la misma espontaneidad con la que se habla. Lo que sí va a suceder es que, cuando se decida a escribir, va a hacerlo como habla. El individuo habla como es su modo empírico. Si quiere conocer su inmenso potencial necesita leer.
Y solamente con la permanente práctica del leer-escribir y del escribir-leer, se irá adentrando en el universo de los sustantivo y lo simbólico. Para lograr esto s e necesita la disciplina o habito de la lectura y, dice Freire, leer da miedo: “estudiar implica la formación de una disciplina rigurosa que forjamos en nosotros mismos, en nuestro cuerpo consciente”.
Vivir, escuchar, leer,escribir... |
Hay algo que dificulta la labor de aprender y es la postura de autosuficiencia. Para aprender se necesita humildad, dice el autor. El sueño democrático y la superación de los preconceptos son posible si escuchamos a los otros: “Cómo escuchar al otro, cómo dialogar si sólo me oigo a mí mismo. Si sólo me veo a mí mismo, si nadie que no sea yo mismo me mueve o me conmueve”. Humilde pero hasta cierto punto: “si no acepto que me humillen, estoy siempre abierto a aprender y a enseñar”.
Tenemos miedos, unos legítimos o imaginados por nosotros mismos y otros que terceras personas mercenarias nos inventan desde detrás de la pantalla o moviendo el lápiz. El miedo puede llegar al pánico. Pero si tenemos cuidado de administrar nuestro miedo nos daremos cuenta que “sentir miedo es una manifestación de que estamos vivos… porque educar mi miedo es de donde nace finalmente mi valentía… Se va construyendo mi valentía necesaria”.
Freire s e libra de ser etiquetado. Una maña que tiene los partidos políticos y las sectas intelectuales es apropiarse de un escritor que ha alcanzado notoriedad. Lo festejan, lo exhiben como uno de los suyos (nadie sabe si con su venia) y lo agarran de ariete. Como el mundo de las letras hace siglos fue patológicamente secta rizado, en breve las otras sectas ya no quieren sabe nada de ese escritor.
L a estatura intelectual de Freire la encontramos cuando habla de la tolerancia, vehículo para la democracia y la postura progresista sin trampa. Hablando de la tolerancia, Freire aclara que nadie debe confundirla con la hipocresía, pues aquella es una virtud y esta es lo cenagoso, dice: “Bajo el régimen autoritario, en el cual se exacerba la autoridad, o bajo el régimen licencioso, en el que la libertad no se limita, difícilmente aprenderemos la tolerancia”.
P. Freire: Cartas a quien pretende enseñar
Título: Cartas a quien Pretende enseñar
Autor: Paulo Freire
Siglo XXI Editores
Decima edición en español
Es necesario preparase responsablemente para enseñar y estar dispuesto a aprender de la frescura de las preguntas de los alumnos.
El deber de los escritores es escribir de un modo simple, no dificultar la comprensión del lector, pero no es darle las cosas hechas y prontas. Porque la comprensión de lo que se está leyendo o estudiando no sucede repentinamente como si fuera un milagro. Leer, estudiar, es un trabajo paciente, desafiante, persistente. No es tarea para gente demasiado apresurada o poco humilde que, en vez de asumir sus deficiencias prefiere trasmitirlas al autor o a la autora del libro, considerando que es imposible estudiarlo.
Porque Freire deja bien claro que existe una relación necesaria entre el nivel del contenido del libro y el nivel de capacitación actual del lector. Estos niveles abarcan la experiencia intelectual del autor y del lector. Cuando la distancia entre esos niveles es demasiado grande, cuando uno no tiene nada que ver con el otro, todo esfuerzo en búsqueda de la comprensión es inútil. De aquí la necesidad del lector de leer y subir el nivel de comprensión. Al mismo tiempo la necesidad del escritor de leer para lograr la sencillez en la exposición del tema y la sencillez de la redacción. Advierte que lo dificultoso de todo esto es la burocracia intelectual.
Los procesos entre el leer y el escribir no se pueden separar. Mejor aun: pensar, hablar, leer y escribir. La oralidad antecede a la grafía. Lo primero lo traemos los humanos desde el arranque de la sociedad hasta conquistar los símbolos que decían algo de sus sueños, de sus miedos, de su experiencia social, de sus esperanzas y de sus prácticas.
Lo que está en juego es la lectura de la palabra y la lectura del mundo. El objeto y la sustantividad. La sustantividad del objeto. El descuido de la familia y del maestro, en la formación del individuo como lector- escritor, es la causa que más tarde, ya inclusive en el posgrado, este diga: “Tengo una enorme dificultad para hacer mi tesis. No sé escribir”. Freire recomienda que se escriba de algo, ya sea película, libro o hasta de la televisión, al menos tres notas por semana. Hasta que el individuo se diga a sí mismo: “escribir es lo mío”. Natural, imprescindible, sin angustia, con deleite.
Dice que si nuestras escuelas, desde la más tierna edad de sus alumnos se entregasen al trabajo de estimular en ellos el gusto por la lectura y la escritura, y ese gusto continuase siendo estimulado durante todo el tiempo de la escolaridad, posiblemente habría un número bastante menor de posgraduados hablando de su inseguridad o de su incapacidad para escribir.
¿Pero cómo se logra esto? Leyendo. Frecuentando la lectura de buenos escritores, de buenos novelistas, de buenos poetas, de científicos, de filósofos que no temen trabajar su lenguaje en la búsqueda de la belleza, de la simplicidad y la claridad.
Autor: Paulo Freire
Siglo XXI Editores
Decima edición en español
Es necesario preparase responsablemente para enseñar y estar dispuesto a aprender de la frescura de las preguntas de los alumnos.
El deber de los escritores es escribir de un modo simple, no dificultar la comprensión del lector, pero no es darle las cosas hechas y prontas. Porque la comprensión de lo que se está leyendo o estudiando no sucede repentinamente como si fuera un milagro. Leer, estudiar, es un trabajo paciente, desafiante, persistente. No es tarea para gente demasiado apresurada o poco humilde que, en vez de asumir sus deficiencias prefiere trasmitirlas al autor o a la autora del libro, considerando que es imposible estudiarlo.
Porque Freire deja bien claro que existe una relación necesaria entre el nivel del contenido del libro y el nivel de capacitación actual del lector. Estos niveles abarcan la experiencia intelectual del autor y del lector. Cuando la distancia entre esos niveles es demasiado grande, cuando uno no tiene nada que ver con el otro, todo esfuerzo en búsqueda de la comprensión es inútil. De aquí la necesidad del lector de leer y subir el nivel de comprensión. Al mismo tiempo la necesidad del escritor de leer para lograr la sencillez en la exposición del tema y la sencillez de la redacción. Advierte que lo dificultoso de todo esto es la burocracia intelectual.
"Es este un esfuerzo que debe comenzar con los preescolares,intensificarse en el periodo de la alfabetización y continuar sin detenerse jamás" |
Los procesos entre el leer y el escribir no se pueden separar. Mejor aun: pensar, hablar, leer y escribir. La oralidad antecede a la grafía. Lo primero lo traemos los humanos desde el arranque de la sociedad hasta conquistar los símbolos que decían algo de sus sueños, de sus miedos, de su experiencia social, de sus esperanzas y de sus prácticas.
Lo que está en juego es la lectura de la palabra y la lectura del mundo. El objeto y la sustantividad. La sustantividad del objeto. El descuido de la familia y del maestro, en la formación del individuo como lector- escritor, es la causa que más tarde, ya inclusive en el posgrado, este diga: “Tengo una enorme dificultad para hacer mi tesis. No sé escribir”. Freire recomienda que se escriba de algo, ya sea película, libro o hasta de la televisión, al menos tres notas por semana. Hasta que el individuo se diga a sí mismo: “escribir es lo mío”. Natural, imprescindible, sin angustia, con deleite.
Dice que si nuestras escuelas, desde la más tierna edad de sus alumnos se entregasen al trabajo de estimular en ellos el gusto por la lectura y la escritura, y ese gusto continuase siendo estimulado durante todo el tiempo de la escolaridad, posiblemente habría un número bastante menor de posgraduados hablando de su inseguridad o de su incapacidad para escribir.
¿Pero cómo se logra esto? Leyendo. Frecuentando la lectura de buenos escritores, de buenos novelistas, de buenos poetas, de científicos, de filósofos que no temen trabajar su lenguaje en la búsqueda de la belleza, de la simplicidad y la claridad.
Aristóteles, Parménides y el escepticismo
Para que las ideas fluyan tiene que haber escepticismo.
El Parménides es el libro de las ideas, sobre la unidad. Fue escrito por Platón
El Parménides es también el dialogo que trata de mi y de los otros, de los otros y de mí. Por eso se llama el diálogo de la unidad. Tengo conciencia de ser otro cuando participo con los otros.
Los que participan de la misma cosa son semejantes en cierta manera a los otros: ellos le van al Real Madrid. Aquellos juegan ajedrez. Dime qué lees y te diré quién eres.
Se refiere el libro a una reunión en Atenas, en la casa de Pitodoro, en la que se reúnen varios filósofos: Zenón, Parménides, Sócrates, Aristóteles. Se dice que en ese tiempo Sócrates era aun muy joven. El dialogo en esta ocasión se da entre Parménides y Aristóteles. Propiamente se trata de un monólogo de Parménides en el que, al parecer, Aristóteles está de acuerdo en todo lo que el primero plantea.
Para que haya ideas se necesita un movimiento, un devenir, un escepticismo. A este libro muy bien pudo habérsele llamado el libro del escepticismo. No en el sentido de desanimo sino, como hace el método científico, en el dudar. Es simplemente negarse que el devenir terminara.
Es el libro del tiempo y de las cosas que deviene dentro del tiempo. Sólo lo “uno” parece estar fuera del devenir del ser (ser= es): “Hay un tiempo en que lo uno toma parte en el ser y otro que lo abandona”. Tomar parte en el ser es lo que se llama hacer y abandonarlo es lo que entendemos por morir”. Es lo uno el que toma parte y el que lo abandona. Sólo que si una parte del no-ser, toma parte del ser, ya es. Hay un momento en que no se es ni se es. Es el instante entre el reposo y el movimiento. Una analogía sería ese instante en que ya no se duerme pero en el que todavía no se despierta. Cuando el uno muda del ser a la nada, o de la nada al devenir, ocupa un medio entre el movimiento y el reposo, que no es ser ni no ser, que no nace, ni muere”. Entre el ayer y el mañana no se puede saltar el hoy.
El movimiento y el reposo. “Lo que no se mueve necesariamente está quieto. Y lo que está quieto está en reposo…Pero si se mueve es de toda necesidad que se altere. Porque cuanto más se mueve una cosa, tanto más se aleja de su estado primitivo, y tanto más es diferente. Pero lo que se altera, necesariamente s e hace otro que lo que era antes. Y muere con relación a su primera manera de ser. Por el contrario, lo que no se altera, no se hace otro, ni muere”.
Llevadas estas reflexiones, que parecen complicadas, al plano casero, se verá que se le encuentran muchas aplicaciones. Un ejemplo. Dícese que las cosas, y por extensión los humanos, son semejantes y al mismos tiempo desemejantes a sí mismo. Si a alguien se le ve de lejos es semejante a todos los humanos. De cerca es desemejante a los demás. Cuando vemos a alguien decimos “tiene buen lejos”. Quien dijera que esta expresión tiene veinticinco siglos. O cuando conocemos a alguien nos encanta su modo de ser. Cuando lo tratamos más de cerca tenemos una impresión diferente. Los cuadros maravillosos de Van Gog, vistos de cerca, nos parecen burdos brochazos, etc.
Lo uno es diferente a las cosas: “Ellas son otras que lo uno, las otras cosas no son lo uno. Porque de otra manera no serían otras que lo uno… Pero si cada parte participa de lo uno, es evidente que es una cosa distinta que lo uno. Si no fuera así, ella no participaría de lo uno. Sería lo uno mismo. Y nada puede ser lo uno más que lo uno mismo”.
Si se dice que algo no existe es que se trata de algo diferente de todas las demás: “Para decir que una cosa no existe, es necesario conocer su naturaleza y que ella difiere de las otras”. Podemos argumenta ¿cómo vamos conocer si no existe? Entonces se da el interesante caso de negar lo que se desconoce. Los Andes no existen. ¿No existen o no los conozco? Traer el asunto a terrenos populares sería decir que el amor no existe. Pero para un enamorado, y correspondido, sí existe.
Si lo uno (unidad) no existe tampoco la pluralidad existe “porque es imposible concebir la pluralidad sin la unidad”. Por lo tanto la conclusión del libro es la siguiente: “si lo uno no existe, nada existe”.
Mientras es tiempo pasado el individuo se hace más viejo pero en el presente cesa de hacerse viejo, porque ya lo es. Es como el devenir que llega a su fin. Entre dos números el que deviene es el menor, no el mayor. En el sindicato los que devienen son los secretarios del comité ejecutivo, no el secretario general. No deviene porque él ya es.
Si alguna parte de la Trinidad cristiana, se puede parecer con el tema filosófico griego, es en el Parménides de lo uno y lo mismo. Dice Parménides: “Pero lo uno no puede tampoco participar de lo otro, porque resultaría que sería más que uno”. Y más adelante establece características específicas para tres personas que son el “uno”, el “ser” y el “otro”. De suerte que lo otro no se confunde, ni con lo uno ni con el ser” y agrega: “Pero si cada parte existe, es necesario, a mi parecer, que en tanto que ella existe, sea una cosa, y es imposible que no sea nada”. Sigue algo que recuerda al “todo” a la omnipresencia de Dios: “lo uno, distribuido por el ser, es igualmente muchos y es infinito en número”. San Agustín, Santo Tomás de Aquino etc. bogaron mucho en estas encontradas aguas de la Santísima Trinidad y por la fe declararon “tres en uno”. Pero quinientos años atrás los filósofos griegos porfían en llevar el tema al terreno de la causalidad: “Más que uno, en efecto” responde Aristóteles.
Y ya, cuando junto con Aristóteles, que es el interlocutor de este dialogo, estamos de acuerdo en que lo uno existe y por consecuencia las cosas existen, Parménides nos deja parados sobre el más completo escepticismo: “lo uno y las cosas son absolutamente todo, y no son nada. Lo parecen y no lo parecen”…
Parménides se niega a poner un punto final al devenir. Con el escepticismo el tema queda abierto.
El Parménides es el libro de las ideas, sobre la unidad. Fue escrito por Platón
El Parménides es también el dialogo que trata de mi y de los otros, de los otros y de mí. Por eso se llama el diálogo de la unidad. Tengo conciencia de ser otro cuando participo con los otros.
Los que participan de la misma cosa son semejantes en cierta manera a los otros: ellos le van al Real Madrid. Aquellos juegan ajedrez. Dime qué lees y te diré quién eres.
Se refiere el libro a una reunión en Atenas, en la casa de Pitodoro, en la que se reúnen varios filósofos: Zenón, Parménides, Sócrates, Aristóteles. Se dice que en ese tiempo Sócrates era aun muy joven. El dialogo en esta ocasión se da entre Parménides y Aristóteles. Propiamente se trata de un monólogo de Parménides en el que, al parecer, Aristóteles está de acuerdo en todo lo que el primero plantea.
Para que haya ideas se necesita un movimiento, un devenir, un escepticismo. A este libro muy bien pudo habérsele llamado el libro del escepticismo. No en el sentido de desanimo sino, como hace el método científico, en el dudar. Es simplemente negarse que el devenir terminara.
Es el libro del tiempo y de las cosas que deviene dentro del tiempo. Sólo lo “uno” parece estar fuera del devenir del ser (ser= es): “Hay un tiempo en que lo uno toma parte en el ser y otro que lo abandona”. Tomar parte en el ser es lo que se llama hacer y abandonarlo es lo que entendemos por morir”. Es lo uno el que toma parte y el que lo abandona. Sólo que si una parte del no-ser, toma parte del ser, ya es. Hay un momento en que no se es ni se es. Es el instante entre el reposo y el movimiento. Una analogía sería ese instante en que ya no se duerme pero en el que todavía no se despierta. Cuando el uno muda del ser a la nada, o de la nada al devenir, ocupa un medio entre el movimiento y el reposo, que no es ser ni no ser, que no nace, ni muere”. Entre el ayer y el mañana no se puede saltar el hoy.
El movimiento y el reposo. “Lo que no se mueve necesariamente está quieto. Y lo que está quieto está en reposo…Pero si se mueve es de toda necesidad que se altere. Porque cuanto más se mueve una cosa, tanto más se aleja de su estado primitivo, y tanto más es diferente. Pero lo que se altera, necesariamente s e hace otro que lo que era antes. Y muere con relación a su primera manera de ser. Por el contrario, lo que no se altera, no se hace otro, ni muere”.
Llevadas estas reflexiones, que parecen complicadas, al plano casero, se verá que se le encuentran muchas aplicaciones. Un ejemplo. Dícese que las cosas, y por extensión los humanos, son semejantes y al mismos tiempo desemejantes a sí mismo. Si a alguien se le ve de lejos es semejante a todos los humanos. De cerca es desemejante a los demás. Cuando vemos a alguien decimos “tiene buen lejos”. Quien dijera que esta expresión tiene veinticinco siglos. O cuando conocemos a alguien nos encanta su modo de ser. Cuando lo tratamos más de cerca tenemos una impresión diferente. Los cuadros maravillosos de Van Gog, vistos de cerca, nos parecen burdos brochazos, etc.
Lo uno es diferente a las cosas: “Ellas son otras que lo uno, las otras cosas no son lo uno. Porque de otra manera no serían otras que lo uno… Pero si cada parte participa de lo uno, es evidente que es una cosa distinta que lo uno. Si no fuera así, ella no participaría de lo uno. Sería lo uno mismo. Y nada puede ser lo uno más que lo uno mismo”.
Si se dice que algo no existe es que se trata de algo diferente de todas las demás: “Para decir que una cosa no existe, es necesario conocer su naturaleza y que ella difiere de las otras”. Podemos argumenta ¿cómo vamos conocer si no existe? Entonces se da el interesante caso de negar lo que se desconoce. Los Andes no existen. ¿No existen o no los conozco? Traer el asunto a terrenos populares sería decir que el amor no existe. Pero para un enamorado, y correspondido, sí existe.
Si lo uno (unidad) no existe tampoco la pluralidad existe “porque es imposible concebir la pluralidad sin la unidad”. Por lo tanto la conclusión del libro es la siguiente: “si lo uno no existe, nada existe”.
Mientras es tiempo pasado el individuo se hace más viejo pero en el presente cesa de hacerse viejo, porque ya lo es. Es como el devenir que llega a su fin. Entre dos números el que deviene es el menor, no el mayor. En el sindicato los que devienen son los secretarios del comité ejecutivo, no el secretario general. No deviene porque él ya es.
Si alguna parte de la Trinidad cristiana, se puede parecer con el tema filosófico griego, es en el Parménides de lo uno y lo mismo. Dice Parménides: “Pero lo uno no puede tampoco participar de lo otro, porque resultaría que sería más que uno”. Y más adelante establece características específicas para tres personas que son el “uno”, el “ser” y el “otro”. De suerte que lo otro no se confunde, ni con lo uno ni con el ser” y agrega: “Pero si cada parte existe, es necesario, a mi parecer, que en tanto que ella existe, sea una cosa, y es imposible que no sea nada”. Sigue algo que recuerda al “todo” a la omnipresencia de Dios: “lo uno, distribuido por el ser, es igualmente muchos y es infinito en número”. San Agustín, Santo Tomás de Aquino etc. bogaron mucho en estas encontradas aguas de la Santísima Trinidad y por la fe declararon “tres en uno”. Pero quinientos años atrás los filósofos griegos porfían en llevar el tema al terreno de la causalidad: “Más que uno, en efecto” responde Aristóteles.
Y ya, cuando junto con Aristóteles, que es el interlocutor de este dialogo, estamos de acuerdo en que lo uno existe y por consecuencia las cosas existen, Parménides nos deja parados sobre el más completo escepticismo: “lo uno y las cosas son absolutamente todo, y no son nada. Lo parecen y no lo parecen”…
Parménides se niega a poner un punto final al devenir. Con el escepticismo el tema queda abierto.
La peligrosa carne de cerdo
El granillo en la carne de puerco sigue haciendo estragos en la salud de los humanos. Es la cisticercosis porcina. Este parasito se aloja en los intestinos y en el cerebro del humano. Se puede manifestar con la pérdida del equilibrio, ceguera y finalmente la muerte. De manera recurrente, a través de los años, la Universidad Nacional Autónoma de México, ha alertado del enorme peligro que representa para la salud del individuo comer carne de cerdo.
No está por demás insistir en el tema dado que nuestro pueblo (mexicano) es taquero y pozolero. Estos guisados son a base de carne de puerco. Se asocia la presencia de esta enfermedad mortal a las regiones pobres del país, en las que hay altos niveles de insalubridad. Se defeca en el suelo y ahí es donde el cerdo se contamina. El humano come carne de puerco y se infecta, defeca al aire libre y luego el cerdo es el que se infecta. Ese es el ciclo. Parece una exageración lo que acabamos de decir pero la universidad, por medio de la Gaceta UNAM, tiene cerca de cincuenta años alertando del peligro que representa comer carne de puerco.
Se llevan estudios en nuestra universidad tratando de encontrar la solución a tan grave peligro. La doctora Edda Sciutto, inmunóloga, académica del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM, ha logrado vacunas porcinas para atacar esta enfermedad (Gaceta UNAM del 13 de enero del 2010, Pag.9). Pero las condiciones sociales en que se da la contaminación es de tal magnitud que supera todo esfuerzo.
Mucha de esa carne entra de contrabando a las ciudades donde se procura tener cierto control sanitario. Por lo que toda seguridad de estar comiendo carne de puerco controlada simple y sencillamente vale gorro. Después la infección del granillo se propaga de manera exponencial. Las aguas de las lagunas y de los ríos se contaminan, los peces se contaminan, las verduras de los campos, que son regadas con aguas negras, se contaminan, como son las lechugas y las fresas.
Siempre s e argumenta que la Secretaría de Salubridad controla la calidad de esa carne. Ya vimos que el contrabando de carne contaminada burla todo eso. En especial se hace llegar al público en longaniza, chorizo y carnitas. De esta manera la enfermedad deja de ser una plaga, que sólo azota las regiones pobres de México, y llega también a los platillos de los elegantes manteles. Se cree que el fuego mata a la enfermedad. Esto es relativo porque el parasito taenia solium, que es como se llama nuestro siniestro personaje, es sumamente resistente a las altas temperaturas.
Se considera que solamente en la olla exprés puede morir este parasito. Pero más vale no arriesgarse. Y esto se evita simplemente no comiendo carne de cerdo. El referido artículo de la Gaceta dice en una de sus partes: “el parasito taenia solium, que infecta al cerdo y desarrolla pequeños quistes o cisticercos que s e alojan en músculos, cerebro, corazón y tejido graso del animal”.
ojo
Para conocer de las investigaciones sobre este tema, que han desarrollado académicos de la Universidad Nacional Autónoma de México, ver la nota en este mismo blog: "Más noticias sobre la carne de puerco."
No está por demás insistir en el tema dado que nuestro pueblo (mexicano) es taquero y pozolero. Estos guisados son a base de carne de puerco. Se asocia la presencia de esta enfermedad mortal a las regiones pobres del país, en las que hay altos niveles de insalubridad. Se defeca en el suelo y ahí es donde el cerdo se contamina. El humano come carne de puerco y se infecta, defeca al aire libre y luego el cerdo es el que se infecta. Ese es el ciclo. Parece una exageración lo que acabamos de decir pero la universidad, por medio de la Gaceta UNAM, tiene cerca de cincuenta años alertando del peligro que representa comer carne de puerco.
Se llevan estudios en nuestra universidad tratando de encontrar la solución a tan grave peligro. La doctora Edda Sciutto, inmunóloga, académica del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM, ha logrado vacunas porcinas para atacar esta enfermedad (Gaceta UNAM del 13 de enero del 2010, Pag.9). Pero las condiciones sociales en que se da la contaminación es de tal magnitud que supera todo esfuerzo.
Mucha de esa carne entra de contrabando a las ciudades donde se procura tener cierto control sanitario. Por lo que toda seguridad de estar comiendo carne de puerco controlada simple y sencillamente vale gorro. Después la infección del granillo se propaga de manera exponencial. Las aguas de las lagunas y de los ríos se contaminan, los peces se contaminan, las verduras de los campos, que son regadas con aguas negras, se contaminan, como son las lechugas y las fresas.
Siempre s e argumenta que la Secretaría de Salubridad controla la calidad de esa carne. Ya vimos que el contrabando de carne contaminada burla todo eso. En especial se hace llegar al público en longaniza, chorizo y carnitas. De esta manera la enfermedad deja de ser una plaga, que sólo azota las regiones pobres de México, y llega también a los platillos de los elegantes manteles. Se cree que el fuego mata a la enfermedad. Esto es relativo porque el parasito taenia solium, que es como se llama nuestro siniestro personaje, es sumamente resistente a las altas temperaturas.
Se considera que solamente en la olla exprés puede morir este parasito. Pero más vale no arriesgarse. Y esto se evita simplemente no comiendo carne de cerdo. El referido artículo de la Gaceta dice en una de sus partes: “el parasito taenia solium, que infecta al cerdo y desarrolla pequeños quistes o cisticercos que s e alojan en músculos, cerebro, corazón y tejido graso del animal”.
ojo
Para conocer de las investigaciones sobre este tema, que han desarrollado académicos de la Universidad Nacional Autónoma de México, ver la nota en este mismo blog: "Más noticias sobre la carne de puerco."
La aventura de escalar montañas
Todo fracaso en alpinismo es un gran logro.
Si estamos abiertos a aprender la lección.
Escalar montañas como deporte es una técnica. Pero la
esencia del asunto está en otra parte.
Es más una aventura del espíritu.
El problema del alpinismo no está en las montañas sino en el alpinista.
En el alpinismo juega mucho el objetivo y el subjetivo.
La metáfora de este grabado es que sobre las dolencias reales e imaginarias del habitante de la ciudad el individuo es capáz de llenar su mochila y caminar por el campo |
Ese es el proposito. Por qué lo hace cada quien tiene que contestarse esa pregunta. |
Como se ve, en este plan de vida no hay lugar para el sedentarismo. |
Escalar montañas es riesgoso. Pero no más que cruzar una calle de la ciudad. |
Es necesario consultar a la medicina del deporte para proteger nuestro corazón. Por lo demás nuestro límite real está mucho más allá de lo que imaginamos. |
La mejor manera de salir bien librado frente al peligro es conocer al miedo. |
El alpinismo como deporte de juventud es peligroso porque lo que se busca es quemar el exceso de calorías propias de la edad. Por eso tenemos deportistas ( y en ocasione súper deportistas) pero cuya acción irá tal vez de los 15 años de edad a los 35. Nada más.
Alguien puede pensar que no tiene sentido dejar el sabroso confort de la ciudad y en cambio, al amanecer, agarrar la mochila para ir a caminar al bosque montañoso. Traemos a colación lo que dijo el viejo Schopenhauer cuando habla de nuestro loco empeño de perseguir el placer al que nos avocamos desde niños ya sea comiendo,adquiriendo o copulando.
Todo eso, dice,es una pura fata morgana,como se conoce el espejismo que suele observarse en los desiertos de arena. Cuando te acercas, desaparece. En cambio piensa que "Si la lección da sus frutos,entonces cesamos de correr tras la felicidad y el placer y nos dedicamosa obstruir en lo posible todo acceso al dolor y al sufrimiento." Si el filosofo no nos convence citaremos las palabras de uno de lo grandes mafiosos de una de las películas de El Padrino: "daría la mitad de mi fortuna por poder orinar normalmente".
Lo que Schopenhauer nos dice que mejor persigamos el otro placer,al más grande placer al que se puede aspirar en esta vida de los mortales, es decir, de la causalidad, de la causa y el efecto. El más grande placer,de manera natural, normal, es no sentir el dolor. Si hay duda al respecto echemos una mirada a los millones de individuos que este día están internados en los hospitales pensando en los tiempos en que nada les dolía. Ese es el placer al que se refiere Schopenhauer.
Por eso decimos que practicar el alpinismo, como plan de vida, es seguramente la mejor manera de prapararse psicofisicamente para cuando, llegados a los cincuenta años de edad, la vida nos llame a cuentas y nos practique esa rigurosa auditoria biológica. Es decir, esa edad en la que, cada vez con más frecuencia, empezamos a escuchar las palabras:sobrepeso,trigliceridos,colesterol,alzhaimer,depresión...
El alpinismo como plan de vida es vivir la vida. Es pensar estar en los bosques y las montañas desde la niñez hasta la ancianidad. Para estos hemos escrito la presente nota.
Tomado del libro Técnica Alpina (autores Manuel Sánchez y Armando Altamira G.) editado por la Dirección General de Actividades Deportivas de la Universidad Nacional Autónoma de México, en 1978.
Como sea, los alpinistas no deberían olvidar la vieja leyenda que viene desde los tiempos de Homero.Decía que los dioses castigan a aquel que se les aproxima mucho.Acaban arrojando al atrevido hasta el fondo del abismo. Literalmente.
Eduard Whymper,conquistador en 1865 del Matterhorn o Cervino, en Suiza e Italia, decía: " Escalen, escalen si quieren,pero recuerden que una negligencia momentánea...
Con todo esto en mente podemos agregar que si bien el alpinismo es más que nada un aventura del espíritu, pero ayuda sobre manera contra la diabetes, hipertensión y 45 enfermedades mortales más que andan rebotando por las calles de la ciudad.
En todo caso hay más peligro en cruzar una calle de la ciudad que caminar en las montañas (hace click en el video)
El “ocho” para descender por cuerda o rappel
Tomado del libro Tecnica Alpina (autores Manuel Sánchéz y Armando Altamira G.) editado por la Dirección General de Actividades Deportivas de la Universidad Nacional Autónoma de México, 1978.
La manera tradicional de descender por cuerda es a través de la cintura-hombro. Ya sea que pase por un mosquetón o sólo por la pierna, según se ve en la figura A. Por siglos esas fueron las maneras de hacer rappel. La idea era buscar un roce con el cuerpo para tratar de controlar la bajada.
En un tiempo se uso la “marimba” que, como se aprecia en el dibujo, también buscaba el roce de la cuerda. Fig.B
Sin embargo el diseño del implemento conocido como “ocho” facilita más la maniobra y evita el roce a través del hombro- espalda. A reserva de estar seguro de la manera de atarse la cuerda de cintura que sostendrá el ocho. También, como en los otros sistemas, cumple la función de friccionar la cuerda para poder controlar el descenso.
Omar Altamira Areyán descendiendo en las agujas de la sierra de Pachuca Hidalgo, México.Doble cuerda y caminando.
Por hábito, por exceso de confianza o por exhibición, se baja con un cuerda. Pero que sea habito no quiere decir que sea el correcto.Hay hábitos patológicos. Cualquiera que sea el modo que se utilice para descender es necesario realizarlo con dos cuerdas. Por la que se desciende y con la de seguro (de menor grueso, si se quiere). Poner toda nuestra existencia, y comprometer a los que de nosotros dependen, en una sola cuerda, es jugar a los dados con la dueña de la casa, donde no hay necesidad. (una cuerda en mal estado, un roce inapropiado con la roca, una caída de roca sobre la cuerda,una contingencia psicofisica del escalador en tanto desciende,etc.). Jugarse el todo por el todo se deja para otras áreas de la escalada en las que habrá que lanzarse a fondo. En rappel lo correcto es doble cuerda y caminando,no saltando para evitar castigar a la cuerda.
Fig.B |
En un tiempo se uso la “marimba” que, como se aprecia en el dibujo, también buscaba el roce de la cuerda. Fig.B
Fig.A |
Sin embargo el diseño del implemento conocido como “ocho” facilita más la maniobra y evita el roce a través del hombro- espalda. A reserva de estar seguro de la manera de atarse la cuerda de cintura que sostendrá el ocho. También, como en los otros sistemas, cumple la función de friccionar la cuerda para poder controlar el descenso.
Omar Altamira Areyán descendiendo en las agujas de la sierra de Pachuca Hidalgo, México.Doble cuerda y caminando.
Por hábito, por exceso de confianza o por exhibición, se baja con un cuerda. Pero que sea habito no quiere decir que sea el correcto.Hay hábitos patológicos. Cualquiera que sea el modo que se utilice para descender es necesario realizarlo con dos cuerdas. Por la que se desciende y con la de seguro (de menor grueso, si se quiere). Poner toda nuestra existencia, y comprometer a los que de nosotros dependen, en una sola cuerda, es jugar a los dados con la dueña de la casa, donde no hay necesidad. (una cuerda en mal estado, un roce inapropiado con la roca, una caída de roca sobre la cuerda,una contingencia psicofisica del escalador en tanto desciende,etc.). Jugarse el todo por el todo se deja para otras áreas de la escalada en las que habrá que lanzarse a fondo. En rappel lo correcto es doble cuerda y caminando,no saltando para evitar castigar a la cuerda.
Foto de la Revista Andina número 88, Santiago, Chile,diciembre 1965. El escalador desciende con un sistema semejante al "ocho", con base en la cintura. Para la fecha se trata de un sistema novedoso. |
En el dibujo se aprecia la manera de pasar la cuerda en derredor del "ocho" |
Nudos para utilizar en la escalada
Tomado del libro Técnica Alpina (autores Manuel Sánchez y Armando Altamira G.) editado por la Dirección de Actividades Deportiva y Recreativas de la Universidad Nacional Autónoma de México, en 1978.
En la actualidad se encuentran en el mercado alpino sistemas de arnés semejantes a los utilizados por los paracaidistas o bien como el que se ve en la figura A. El fundamento es como se muestra en los diferentes dibujos.
En la actualidad se encuentran en el mercado alpino sistemas de arnés semejantes a los utilizados por los paracaidistas o bien como el que se ve en la figura A. El fundamento es como se muestra en los diferentes dibujos.
El prusik ahora se usa poco desde la aparición del "Ascender". Pero su práctica es un excelente ejercicio. |
Para el primero y el último de la cordada |
Elaboración del nudo de los guías |
Fig. A. El doble bulín, este sistema de la figura o el tipo arnés, cumplen con el cometido de proteger la espalda en caso de caida, del primero de la cuerda. |
Eurípides y Medea
Medea, de Eurípides
Medea es de Colcos y se va a vivir a Corinto, siguiendo a su esposo Jasón, a quien ama y con quien ha procreado dos hijos.
Si se odia en la medida en que se ama, entonces es difícil creer que otra mujer haya superado a Medea en ambos sentidos. La terrible Fedra, también de Eurípides, decide la muerte de ella misma como medio para arruinar a terceras personas. Medea supera a Fedra y va más allá de sus propios límites.
Ovidio, en Las Metamorfosis,ofrece el caso de las hermanas Progne y Filomela.Por venganza,estas dos mujeres matan al hijo de una de ellas y se lo dan a comer a Tereo,el padre.
Ofrecemos una anécdota real para asomarnos a lo que una mujer ofendida puede hacer. No se trata de traer una nota roja sino de una manera preventiva. En México, a mediados del siglo veinte, se puso de moda un danzón que se bailaba mucho. El danzón se llamaba “Olga”. Fue un hecho real. Olga era una mujer ofendida por su marido, no sabemos de qué manera, hasta que ella decidió poner alto a esa situación. Mientras el marido comía Olga le asestó un terrible golpe de bate por detrás de la cabeza y el marido murió al instante. Lo destazó, coció su carne, lo hizo en tamales y al día siguiente s e puso en la calle a venderlos. Pero Medea no quiere matar a su marido. Matarlo no es suficiente. Jasón necesita sufrir.
En Corinto Jasón decide casarse con la hija del rey del lugar. Cuando Medea lo sabe se manifiesta en ella una potencialidad asesina a avasalladora. Dice: “Por naturaleza somos las mujeres las más incapaces de hacer el bien, pero artífices los más ingeniosos de todo linaje de males” Su estima está tremendamente lastimada: “Nadie s e reirá de mis dolores…Veremos quién es más fuerte”.
Es probable que, conociendo a este personaje femenino, el Zaratustra de Nietzsche haya exclamado: "¿No es preferible caer en manos de un asesino que en los sueños de una mujer ardiente?"
Rechaza la idea del divorcio. Rechazar el divorcio es algo que se le relaciona con el cristianismo y en las sociedades laicizadas se le ponen la peyorativa etiqueta de “conservadores”. Evitar el divorcio en realidad es algo que está enraizado profundamente en la cultura occidental desde muchos siglos antes de Jesús. En un momento de desesperación Medea exclama: “No es honesto el divorciarse en las mujeres, ni posible repudiar al marido”. Necesario es cruzar juntos el mar embravecido o perecer juntos. Así lo decidieron ambos desde el principio y así será. El cristianismo dirá: "Lo que Dios une que nadie lo separe jamás". Cinco siglos antes ya lo había escrito Eurípides.
Medea misma dice que en materia de venganza amorosa nadie se compara a las mujeres: “Cuando la injuria que recibe afecta al tálamo conyugal, no hay nadie más cruel”. Para empeorar la situación de Medea, Creonte, señor del país, la expulsa por temor a que le cause algún daño a su hija, la que será la nueva esposa de Jasón.
Sin embargo Medea dice en seguida algo que puede servir de lema a los movimientos feministas del siglo veintiuno: “la necesidad nos obliga a no poner nuestra esperanza más que en nosotras mismas”.
Eurípides es un gran observador no sólo de la conducta humana sino de su condición somática. En un momento Medea le jura a Creonte que si la deja vivir en Corinto se portará bien. Lo único que esta mujer necesita son una horas más en Corinto para poder vengarse. Jura que se portará bien invocando las dos cosas más apreciadas que son para Creonte: 1) su hija y, 2) las rodillas de Creonte. Los corredores, los atletas, de todos los tiempos, saben que las rodillas en buen estado valen dos o tres tesoros. Con rodillas lesionadas no se llega ni a la esquina de la calle. Por eso Medea le dice: Juro por tus rodillas que me portaré bien.
Jasón ignora que está jugando con dinamita. Los maridos de todos los tiempos que maltratan a sus mujeres ignoran que están jugando con dinamita. Jasón desconoce por completo a esa Medea sencilla, enamorada y dispuesta a complacerlo en todo. Para un hombre quitar la vida puede ser una cosa terrible. Quizá para una mujer quitar la vida sea tan natural como darla. Sólo es una hipótesis nuestra.
Jasón se horrorizaría si se pusiera a pensar en el perfil de su esposa. Veinticinco siglos más tarde W. Stekel haría la ruta crítica para que una esposa desesperada llegue al asesinato. Este psiquiatra alemán escribió, en el primer tercio del siglo veinte: “ El odio s e presenta siempre como una voluntad de poder y se combina con factores sexuales… Eros y Tanatos…El instinto vital y el instinto de la muerte s e disputan el alma humana…las potencias repulsivas que aspiran a la separación reaccionarán con mayor violencia…Hay pequeñísimas disonancias y un día tiene lugar la catástrofe. El odio explota con una violencia elemental. El odio aspira a la destrucción del individuo odiado”. (La mujer frígida).
Pero Medea está muy convencida que no quiere destruir a Jasón. Quiere que sufra hasta lo indecible. Ni siquiera pasa por su mente ir con otro hombre y pagar con la misma moneda. Eso es estar enojadita. Medea quiere destruir al objeto de su odio pero sin matar, para que más tiempo sufra.
Medea ya tiene antecedentes criminales. En su tierra Colcos había dado muerte a su propio hermano: “¡Oh padre! A quienes abandoné torpemente después de matar a mi hermano”. También había dado muerte a otro hombre, al parecer por salvar a Jasón: “Y maté a Pelias, valiéndome de sus mismas hijas, y te liberté de todo temor”.
Medea trama la manera de dar muerte a Creonte y a la prometida de Jasón: “Lo mejor es matarlos con veneno, en cuyo arte soy maestra”. En un momento antes que descargue la tormenta el coro le dice a la Nodriza: “Ve pues y sácala de su palacio, y dile que la amamos. Apresúrate, antes que descargue su furor en los que están dentro. Las lagrimas corren aquí con furia”.
En este momento Eurípides intenta el único antídoto contra el odio: el amor, dicho por el coro. Pero ya no es tiempo. Medea ha soltado amarras y ya no regresará a las playas de la cordura.
Lo que argumenta Jasón en su defensa es que el matrimonio con la hija del rey les reportará comodidades y seguridad para sus hijos con Medea. Medea le contesta: “dones de hombre malvado nunca aprovechan”.
Medea tiene expresiones que deben decir mucho a los trasterrados: “Muchos males trae consigo el destierro…No hay mayor mal que habitar lejos de la patria”.
Medea trama matar a sus propios hijos para más atormentar a Jasón: “Así atormentaré horriblemente a mi esposo”. Esto que parece increíble, y sólo posible en la mente de un poeta trágico como Eurípides, se da, no obstante, todos los días en todas partes. Las parejas en situación de divorcio quieren retener cada uno de ellos a sus hijos para hacer sufrir al otro con la ausencia de los mismos. Trata de atormentar al marido, no de matarlo. Hasta intentaría salvar la vida del cónyuge, del que quiere separarse, si estuviera en peligro de perderla, con tal de que siga sufriendo.
Medea quiere matar a la novia de Jasón. Envía una corona y vestidos como regalo de bodas pero envenenados. En efecto, así sucede. Creonte, el padre de la princesa, al ver el cadáver de su hija la abraza, se contamina y también muere envenenado. Cuando Medea se entera exclama: “Me anuncias gratísima nueva”
Medea no es filosofa para dejar que la vida siga y esperar que el tiempo recomponga el caos. Si pudo vivir antes de Jasón también podría vivir después de él. Una canción mexicana dice: “Viví sin conocerte, puedo vivir sin ti”. Medea es la antítesis de todo eso. Es la mujer de las pulsiones profundas y va por la vida prisionera de un amor excesivo hacia sí misma. Habla en nombre de Eros pero la historia de su vida demuestra que es en realidad una sacerdotisa de Tanatos.
La conducta de Medea ilustra que, ya desde aquellos antiguos tiempos, el matrimonio monógamo era para ambos cónyuges, no sólo para uno: en la pieza de Eurípides la Nodriza dice: "...el lazo más fuerte del matrimonio es la completa sumisión de la esposa al esposo". Empero, Jasón empezó a jugar con otras reglas y Medea se sintió libre para hacer su propio juego. La Nodriza añade: " hoy todo le es hostil, e indecibles sus sufrimientos. Jasón faltando traidoramente a sus propios hijos y a mi dueña..."
Al conocer la muerte de Creonte y su hija exclama: “he resuelto matar cuanto antes a mis hijos y huir de esta tierra”.
Finalmente el coro le comunica a Jasón: “Tus hijos han muerto a manos de su madre”. Cuando la tiene enfrente de él, le dice: Eres una leona, no mujer”. Quería mucho a mis hijos, contesta Medea. Si pero los mataste, le dice Jasón. Ella responde: “Para ofenderte…Te he herido en el corazón como merecías”.
No hay que olvidar que Eurípides es el tatarabuelo de los misóginos. La moraleja que subyace en esta tragedia es que el hombre propone, Dios dispone y llega la mujer y todo lo recompone o lo descompone.
Un intento de entender a Medea. A esta mujer se le está considerando fuera de su contexto social.Se recordará que ella es de Colcos, país tenido por bárbaro. Los bárbaros tiene otra escala de valores. Un civilizado mata y ya. Para los de la etnia chichimeca, del norte de México, era habitual que a un enemigo que apresaban lo ataran a un poste, le amarraran una cinta de cuero mojada y en la medida que se secaba la cinta le destrozaba el cráneo.Esí es como Medea quiere que muera Jasón:lentamente. En el sitio de México- Tenochtitlán, siglo dieciséis, algunos aztecas mataban a sus niños para que no cayeran en manos de los que los esclavizarían.Medea se resiste absolutamente de que sus hijos caigan en otras manos.
Eurípides ofrece al final de esta obra una conclusión que ha gustado a novelistas modernos, como es el caso de Paul Auster. La vida de los humanos está regida por lo imprevisto. Sucede lo que no se esperaba y con frecuencia los negocios de los humanos tienen un fin no pensado. Lo que rige es la casualidad, no la causalidad.
Si se odia en la medida en que se ama, entonces es difícil creer que otra mujer haya superado a Medea en ambos sentidos. La terrible Fedra, también de Eurípides, decide la muerte de ella misma como medio para arruinar a terceras personas. Medea supera a Fedra y va más allá de sus propios límites.
Ovidio, en Las Metamorfosis,ofrece el caso de las hermanas Progne y Filomela.Por venganza,estas dos mujeres matan al hijo de una de ellas y se lo dan a comer a Tereo,el padre.
Ofrecemos una anécdota real para asomarnos a lo que una mujer ofendida puede hacer. No se trata de traer una nota roja sino de una manera preventiva. En México, a mediados del siglo veinte, se puso de moda un danzón que se bailaba mucho. El danzón se llamaba “Olga”. Fue un hecho real. Olga era una mujer ofendida por su marido, no sabemos de qué manera, hasta que ella decidió poner alto a esa situación. Mientras el marido comía Olga le asestó un terrible golpe de bate por detrás de la cabeza y el marido murió al instante. Lo destazó, coció su carne, lo hizo en tamales y al día siguiente s e puso en la calle a venderlos. Pero Medea no quiere matar a su marido. Matarlo no es suficiente. Jasón necesita sufrir.
En Corinto Jasón decide casarse con la hija del rey del lugar. Cuando Medea lo sabe se manifiesta en ella una potencialidad asesina a avasalladora. Dice: “Por naturaleza somos las mujeres las más incapaces de hacer el bien, pero artífices los más ingeniosos de todo linaje de males” Su estima está tremendamente lastimada: “Nadie s e reirá de mis dolores…Veremos quién es más fuerte”.
Es probable que, conociendo a este personaje femenino, el Zaratustra de Nietzsche haya exclamado: "¿No es preferible caer en manos de un asesino que en los sueños de una mujer ardiente?"
Rechaza la idea del divorcio. Rechazar el divorcio es algo que se le relaciona con el cristianismo y en las sociedades laicizadas se le ponen la peyorativa etiqueta de “conservadores”. Evitar el divorcio en realidad es algo que está enraizado profundamente en la cultura occidental desde muchos siglos antes de Jesús. En un momento de desesperación Medea exclama: “No es honesto el divorciarse en las mujeres, ni posible repudiar al marido”. Necesario es cruzar juntos el mar embravecido o perecer juntos. Así lo decidieron ambos desde el principio y así será. El cristianismo dirá: "Lo que Dios une que nadie lo separe jamás". Cinco siglos antes ya lo había escrito Eurípides.
Medea misma dice que en materia de venganza amorosa nadie se compara a las mujeres: “Cuando la injuria que recibe afecta al tálamo conyugal, no hay nadie más cruel”. Para empeorar la situación de Medea, Creonte, señor del país, la expulsa por temor a que le cause algún daño a su hija, la que será la nueva esposa de Jasón.
Sin embargo Medea dice en seguida algo que puede servir de lema a los movimientos feministas del siglo veintiuno: “la necesidad nos obliga a no poner nuestra esperanza más que en nosotras mismas”.
Eurípides es un gran observador no sólo de la conducta humana sino de su condición somática. En un momento Medea le jura a Creonte que si la deja vivir en Corinto se portará bien. Lo único que esta mujer necesita son una horas más en Corinto para poder vengarse. Jura que se portará bien invocando las dos cosas más apreciadas que son para Creonte: 1) su hija y, 2) las rodillas de Creonte. Los corredores, los atletas, de todos los tiempos, saben que las rodillas en buen estado valen dos o tres tesoros. Con rodillas lesionadas no se llega ni a la esquina de la calle. Por eso Medea le dice: Juro por tus rodillas que me portaré bien.
Jasón ignora que está jugando con dinamita. Los maridos de todos los tiempos que maltratan a sus mujeres ignoran que están jugando con dinamita. Jasón desconoce por completo a esa Medea sencilla, enamorada y dispuesta a complacerlo en todo. Para un hombre quitar la vida puede ser una cosa terrible. Quizá para una mujer quitar la vida sea tan natural como darla. Sólo es una hipótesis nuestra.
Jasón se horrorizaría si se pusiera a pensar en el perfil de su esposa. Veinticinco siglos más tarde W. Stekel haría la ruta crítica para que una esposa desesperada llegue al asesinato. Este psiquiatra alemán escribió, en el primer tercio del siglo veinte: “ El odio s e presenta siempre como una voluntad de poder y se combina con factores sexuales… Eros y Tanatos…El instinto vital y el instinto de la muerte s e disputan el alma humana…las potencias repulsivas que aspiran a la separación reaccionarán con mayor violencia…Hay pequeñísimas disonancias y un día tiene lugar la catástrofe. El odio explota con una violencia elemental. El odio aspira a la destrucción del individuo odiado”. (La mujer frígida).
Pero Medea está muy convencida que no quiere destruir a Jasón. Quiere que sufra hasta lo indecible. Ni siquiera pasa por su mente ir con otro hombre y pagar con la misma moneda. Eso es estar enojadita. Medea quiere destruir al objeto de su odio pero sin matar, para que más tiempo sufra.
Medea ya tiene antecedentes criminales. En su tierra Colcos había dado muerte a su propio hermano: “¡Oh padre! A quienes abandoné torpemente después de matar a mi hermano”. También había dado muerte a otro hombre, al parecer por salvar a Jasón: “Y maté a Pelias, valiéndome de sus mismas hijas, y te liberté de todo temor”.
Medea trama la manera de dar muerte a Creonte y a la prometida de Jasón: “Lo mejor es matarlos con veneno, en cuyo arte soy maestra”. En un momento antes que descargue la tormenta el coro le dice a la Nodriza: “Ve pues y sácala de su palacio, y dile que la amamos. Apresúrate, antes que descargue su furor en los que están dentro. Las lagrimas corren aquí con furia”.
En este momento Eurípides intenta el único antídoto contra el odio: el amor, dicho por el coro. Pero ya no es tiempo. Medea ha soltado amarras y ya no regresará a las playas de la cordura.
Lo que argumenta Jasón en su defensa es que el matrimonio con la hija del rey les reportará comodidades y seguridad para sus hijos con Medea. Medea le contesta: “dones de hombre malvado nunca aprovechan”.
Medea tiene expresiones que deben decir mucho a los trasterrados: “Muchos males trae consigo el destierro…No hay mayor mal que habitar lejos de la patria”.
Medea trama matar a sus propios hijos para más atormentar a Jasón: “Así atormentaré horriblemente a mi esposo”. Esto que parece increíble, y sólo posible en la mente de un poeta trágico como Eurípides, se da, no obstante, todos los días en todas partes. Las parejas en situación de divorcio quieren retener cada uno de ellos a sus hijos para hacer sufrir al otro con la ausencia de los mismos. Trata de atormentar al marido, no de matarlo. Hasta intentaría salvar la vida del cónyuge, del que quiere separarse, si estuviera en peligro de perderla, con tal de que siga sufriendo.
Medea quiere matar a la novia de Jasón. Envía una corona y vestidos como regalo de bodas pero envenenados. En efecto, así sucede. Creonte, el padre de la princesa, al ver el cadáver de su hija la abraza, se contamina y también muere envenenado. Cuando Medea se entera exclama: “Me anuncias gratísima nueva”
Medea no es filosofa para dejar que la vida siga y esperar que el tiempo recomponga el caos. Si pudo vivir antes de Jasón también podría vivir después de él. Una canción mexicana dice: “Viví sin conocerte, puedo vivir sin ti”. Medea es la antítesis de todo eso. Es la mujer de las pulsiones profundas y va por la vida prisionera de un amor excesivo hacia sí misma. Habla en nombre de Eros pero la historia de su vida demuestra que es en realidad una sacerdotisa de Tanatos.
La conducta de Medea ilustra que, ya desde aquellos antiguos tiempos, el matrimonio monógamo era para ambos cónyuges, no sólo para uno: en la pieza de Eurípides la Nodriza dice: "...el lazo más fuerte del matrimonio es la completa sumisión de la esposa al esposo". Empero, Jasón empezó a jugar con otras reglas y Medea se sintió libre para hacer su propio juego. La Nodriza añade: " hoy todo le es hostil, e indecibles sus sufrimientos. Jasón faltando traidoramente a sus propios hijos y a mi dueña..."
Al conocer la muerte de Creonte y su hija exclama: “he resuelto matar cuanto antes a mis hijos y huir de esta tierra”.
Nadie se reirá de mis dolores. Veremos quién es más fuerte. |
Finalmente el coro le comunica a Jasón: “Tus hijos han muerto a manos de su madre”. Cuando la tiene enfrente de él, le dice: Eres una leona, no mujer”. Quería mucho a mis hijos, contesta Medea. Si pero los mataste, le dice Jasón. Ella responde: “Para ofenderte…Te he herido en el corazón como merecías”.
No hay que olvidar que Eurípides es el tatarabuelo de los misóginos. La moraleja que subyace en esta tragedia es que el hombre propone, Dios dispone y llega la mujer y todo lo recompone o lo descompone.
Un intento de entender a Medea. A esta mujer se le está considerando fuera de su contexto social.Se recordará que ella es de Colcos, país tenido por bárbaro. Los bárbaros tiene otra escala de valores. Un civilizado mata y ya. Para los de la etnia chichimeca, del norte de México, era habitual que a un enemigo que apresaban lo ataran a un poste, le amarraran una cinta de cuero mojada y en la medida que se secaba la cinta le destrozaba el cráneo.Esí es como Medea quiere que muera Jasón:lentamente. En el sitio de México- Tenochtitlán, siglo dieciséis, algunos aztecas mataban a sus niños para que no cayeran en manos de los que los esclavizarían.Medea se resiste absolutamente de que sus hijos caigan en otras manos.
Eurípides ofrece al final de esta obra una conclusión que ha gustado a novelistas modernos, como es el caso de Paul Auster. La vida de los humanos está regida por lo imprevisto. Sucede lo que no se esperaba y con frecuencia los negocios de los humanos tienen un fin no pensado. Lo que rige es la casualidad, no la causalidad.