Los mexicanos
se dirigen, puntualmente, cada año, el
12 de diciembre, al mítico
Chicomostoc, en su avatar, fenoménico, la Basílica de
Guadalupe, norte de la Ciudad de México.
De
cercanas y lejanas tierras se les ve llegar. Caminando a lo largo de mil, dos
mil kilómetros o más (De Yucatán o de Chihuahua) en bicicleta, moto o en avión. De Estados Unidos, este continente y de otros.
Resumiendo (en atención al surmenage de nuestra vida en la ciudad industrial).
¿Qué
cantidad acude este día a la Basílica? La cifra nos da una idea de lo que ésta
Virgen representa para los mexicanos y aun para muchos extranjeros. Nota tomada
de Internet:
“CIUDAD DE MÉXICO.- El 12 de diciembre se
celebra en México el día de la Virgen de Guadalupe, que representa una de las
fechas más especiales para este país.
Durante
este día aproximadamente 7.2 millones de
personas visitan la Basílica de Guadalupe, una cifra equivalente a los
visitantes extranjeros al año de la Meca, la
ciudad sagrada del Islam, o los habitantes de Bulgaria.
Pero
no es la única fecha en que la Basílica recibe a los católicos, a lo largo del
año, el recinto recibe aproximadamente 18 millones de habitantes de acuerdo con
información de la Secretaría de Turismo del Distrito Federal, equivalente a la población de Chile. La cifra
además resulta sorprendente si se tiene en cuenta que supera el flujo de
turistas extranjeros en las principales ciudades del mundo: Londres, París o
Nueva York, de acuerdo con Euromonitor.”
Mitos,
leyendas, supersticiones, religiones reveladas o no, filosofías teístas, ateísmo
y teísmos, que no buscan el bien de la humanidad, no sirven para nada bueno.
El
guadalupanismo se ha abierto camino hacia la fraternidad de los pueblos a
través de las endémicas bandas de guerra de NativoMexico, de la conquista
española y su terrible inquisición y del relativismo del liberalismo moderno, y
ha llegado fresco y vigente hasta este 12 de diciembre de 2023. Con su mensaje
de amor. Como se menciona más arriba, de 5 a 8 millones en el país, y N
millones en el mundo así lo sienten y lo viven.
Para
conocer, en flash-back, el mito guadalupano:
la misma divinidad femenina a través de milenios se ha distinguido en México con
estos nombres y sus respectivas diferentes representaciones) como: Guadalupe, Tonantzin,
Coyolhauqui, Coatlicue y Chicomecoatl, la diosa (o nombre original).
Peregrino
solitario, entre las altas montañas (de más de 5,mil m), se dirige a la Basílica.
Le faltan ochenta kilómetros para llegar. Al fondo el Popocatépetl
Milenaria es la costumbre de los mexicanos de
llevar a la espalda “el bulto” que contiene la imagen de la divinidad (véase,
por ejemplo, Tezcatlipoca, obra excelente
de Guilhem Olivier, Fondo de Cultura
Económica, México, 2004)
Foto
de Cuarto Oscuro, tomada de Internet.
Al
encuentro de su mito.
En las
altas montañas (más de 5 mil m.), para descender a Valle de México, lugar de la
Basílica. Todavía deben recorrer a pie ochenta kilómetros. Al fondo el lado sur de la montaña Iztaccihuatl.
El
“bulto” en la espalda del peregrino en el primer plano.
Foto
Cuarto Oscuro, tomada de Internet.
“12 de diciembre de 2019. La llegada de más de
ocho millones de peregrinos a la Ciudad de México contará con un dispositivo de
seguridad y vialidad que ya prepara la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC)
de la capital.
La
Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México implementó el
operativo "Bienvenido Peregrino 2019" con la participación de 3,134
efectivos, que se encargarán de resguardar la integridad física y patrimonial
de los más de 8 millones de devotos que se esperan este año.
Con
motivo del 488 aniversario de la aparición de la Virgen de Guadalupe, el 12 de
diciembre de 1531, las autoridades capitalinas también desplegaron 127
vehículos, 20 motopatrullas, 8 grúas y un helicóptero que vigilarán las
inmediaciones del recinto ubicado en la alcaldía Gustavo A. Madero."
Chicomecoatl
Guadalupe
ELUCIDACIÓN
El guadalupanismo no es una exclusividad teológica de los mexicanos. No es un chauvinismo religioso. Es la divinidad de todos los cielos que cada nación representa ( o no representa), según su idiosincrasia, la llama en singular o en plural, conforme a su idioma o dialecto. En México se llama hora así: Guadalupe.
Para los que no están bajo el síndrome de Bournot o surmenage, el mito es como sigue:
La religión náhuatl se sustenta en el número
7.De Chicomostoc (siete cuevas), salieron las tribus mexicanas para recorrer el
mundo. En su primera etapa llegaron al Valle de México, siguieron al norte del
continente, después se fueron para Estados Unidos y finalmente se desparramaron
por el mundo.
Por lo
general a Chicomecoatl, la diosa
primordial, se le representa con la
boca abierta. A semejanza de la tierra seca que necesita el agua. En la
práctica del rito a esta diosa ello significaba la sangre de los prisioneros de
guerra que decapitaban en su presencia.
.Sólo
que mientras dure la permanencia de los
mexicanos en este mundo necesitan
alimentarse. Para que los valores vitales se manifiesten se necesita resolver
las necesidades materiales.
De
esto, precisamente, se va a encargar la diosa Chicomecoatl. Su cuerpo, que es
la tierra, va a generar la planta del
maíz. El maíz va a estar simbolizado por la serpiente, Coatl.
Del
cuerpo informe, sin cabeza, de la Tierra, va a brotar la cabeza, la planta del
maíz, en forma de serpiente. Y en eso va
a girar todo el mito.
Este binomio tierra-maíz, que es la vida para
los pueblos de Mesoamérica, va a ser interpretado en el siglo dieciséis, época
en el que los dioses mexicanos se diabolizaron, como la cosa horrenda de una
decapitación de la que salen chorros de sangre en forma de serpientes.
El
criterio de los estudiosos consiste en
que la decapitación es propio en los
dioses mexicanos que tienen que ver con la generación del maíz y en general de
las mieses. Tal es el caso de Coatlicue y de Coyolxauhqui. Ambas, madre e hija,
sin cabeza, porque ambas representan la tierra generatriz. De ahí que la
decapitación en los sacrificios de los prisioneros de guerra de los aztecas fuera cosa ritual, habitual.
En
tiempos ya del cristianismo en México, en algunas regiones de tradiciones
agrícolas, se repite este rito de la decapitación degollando un ave, y regando
su sangre en la tierra, para esperar una buena cosecha. La sangre hace la tarea
del líquido generatriz, el agua, Tláloc.
La
serpiente, en la cosmovisión náhuatl, es el nagual de Quetzalcóatl.
La víbora de
la mitología étnica no es el animal feo, apestoso, lascivo y maldito de
la cultura occidental, origen de todas las perversidades del mundo.
No. Quetzalcóatl
y su avatar la serpiente, es el nagual
del dios de la religión náhuatl asociado
con la sabiduría, la cultura y lo espiritual. Para el caso que nos ocupa
Quetzalcóatl, la víbora, representa el maíz.
El
nagual en México, el avatar en la India, es una cosa o animal que representa el
espíritu de un sujeto. Por ejemplo, la paloma en el Espíritu Santo del
cristianismo. El perro de San Juan Bosco de los salesianos. El colibrí de
Huitzilopochtli. El coyote, en Tezcatlipoca, etc.
El mito empieza con una mujer llamada
Coatlicue, que será la madre de Huitzilopochtli, el dios tutelar de los
aztecas. Coatlicue, una mujer, se encuentra un día barriendo el adoratorio de la divinidad
en lo alto del cerro Coatepetl (cerro de la serpiente).
Una
borla, una pelusa, cae dentro de su
pecho y queda embarazada. Coatlicue tenía muchos hijos, conocidos como
los centzonhuitznahua, entre ellos una hija llamada Coyolxauhqui. Se sienten
humillados por el embarazo de su madre, que creen de relaciones ilícitas, y traman su muerte.
Sólo
que el niño que Coatlicue trae en su vientre es el dios Huitzilopochtli. Se da
cuenta de lo que traman sus hermanos contra su madre y al nacer, ya armado con
escudo y flechas, da muerte a todos
los centzonhuitznahua.
Coyolxauhqui
tiene otro destino. Huitzilopochtli ordena a un guerrero, llamado Tochancalqui,
que la decapite.
La
ceremonia de la decapitación va a contener varios elementos. Un listón blanco,
distintivo de los que iban a ser sacrificados, el número 7, generalmente en
derredor del cuello, las manos en actitud propiciatoria para las buenas
cosechas y la presencia del fuego, para calentar la tierra y broten sus frutos.
De ahí
que, llevados de manera consciente, en tiempos precristianos, y ahora de manera
que sólo está en el inconsciente, los mexicanos seguimos viendo (en las manos y
en el cuello) los símbolos de la diosa Chicomecoatl, en la iconografía de la Virgen de Guadalupe.
Para los católicos mexicanos que tiene miedo
de esta su realidad mítica histórica, recordamos las palabras del Papa
Francisco expresadas en Ciudad Juárez, México, el 17 de febrero del 2016:
"México
no se entiende sin la Virgen de Guadalupe".
En el
cuello la Virgen de Guadalupe tiene un listón y
7 cuentas apenas distinguibles. Y sobre la falda blanca las borlas
algodonosas simbolizadas por las flores. Las manos en actitud propiciatoria. El
águila solar, sobre la que está parada, es la que calienta a la tierra y hace germinar
la planta del maíz.
El
desconocimiento de las iconografías sagradas ha sostenido la creencia que la
Virgen de Guadalupe de España patrona de
Extremadura, venerada por la Iglesia católica, y cuya festividad es el 8 de
septiembre, es la misma que la Virgen de Guadalupe de México. Esta imagen
sagrada de los españoles carece de la simbología de la Diosa
Chicomecoatl.
En
este sentido debe verse la aparente incongruencia de Huitzilopochtli, dios de
la guerra, que ve por la vida de sus hijos. Y su madre Chicomecoatl (o
Coatlicue o Coyolxauhqui o Tonantzin o Guadalupe), siguen permitiendo que se
cumpla el ciclo morir (la calavera que, Coyolxauhqui y Coatlicue llevan en la
espalda) para volver a nacer, no reencarnar, sino seguir viviendo, como
Sócrates lo creía, pero ahora ya en las islas afortunadas o en Phtia, donde ya
no hay tiempo ni espacio, que en México no se llama Ptia sino Chicomostoc (7
cuevas) de donde una vez salieron las tribus mexicanas.
Otra
vez, resumiendo:
Los
mexicanos cada año, puntualmente, el12
de diciembre, se dirigen al mítico
Chicomostoc, en su avatar fenoménico, la
Basílica de Guadalupe, tratando de hacer realidad la idea
del bien.