Escalada LAS GOTERAS


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PLANO DEL SECTOR GOTERAS- CIRCO DEL CRESTON (MONJAS)

1-2-3 LEÓN ALADO/4-GOTERAS/5-COLORADA/6-PANALES/7-CUEVA DEL MUERTO/8 - AGUJA RAÚL PEREZ(GUÍA ALPINO DE PACHUCA)/9- AGUJAS/10- CAMINO DEL CIRCO DEL CRESTÓN/11-PRESA DELVALLE DIEGO MATEOS/12-CARRETERA HACIA EL PUEBLO DE ESTANZUELA/13 VALLE LARGO ( EL SUR LLEVA A ESTANZUELA)/A-MODO DE LLEGAR A LA PARED LAS GOTERAS/B-CAMINO CORTO PARA LAS GOTERAS A PARTIR DE LA CARRETERA AL PUEBLO DE  CHICO, EN EL PUNTO LLAMADO TLAXCALITA (HAY UNA CAPILLA AL BORDE DE LA CARRETERA)

DE LA  "Y GRIEGA" CARRETERA CHICO-ESTANZUELA, AL CIRCO DEL CRESTÓN, HAY 4 KILÓMETROS DE DISTANCIA (2.5 KM. EN LÍNEA RECTA DEL PLANO)



Al fondo la pared de Las Goteras
Omar Altamira A. En el camino a Capula (entre la Cueva del Muerto y Los Panales)
6 de marzo 2016
Foto de Armando Altamira G.





 Las Goteras

Las Goteras vistas desde la Cueva del Muerto
En la foto Omar Altamira
septiembre 2012
Esta fue la primera ascensión, en el país, que se logró mediante una solución de asegurar cada tramo con clavijas. Lo que más tarde llamaríamos “escalada artificial”. Sucedió al principio de la década de los cincuentas del siglo veinte. Fue realizada por Raúl Revilla Quiroz, escalador de Pachuca Hidalgo y varios escaladores de esta ciudad.  Hasta entonces la escalada “libre” o escalada “acrobática” era lo común. El modo de subir a pura fuerza de manos y brazos y habilidad con el mínimo de aseguramientos, o anclajes, como ahora se dice.

 Se carecía de clavijas y aún de mosquetones. Los clavos de vías del ferrocarril eran un recurso, lo mismo que troncos de árbol asegurados de alguna manera para superar ciertos tramos carentes de apoyos rocosos. Las gruesas cuerdas de henequén se llevaban más bien pensando en el descenso o rappel, como en el caso de La Pezuña por el extraplomo del lado sur (Circo del Crestón, arriba del pueblo  Chico, Hidalgo). O el Peñón del Zorro (en Pueblo Nuevo, también en el estado de Hidalgo).




entrada al macizo de Las Goteras
en la foto Luis Arceo
8 de agosto 2010


Abordar la verticalidad de Las Goteras, confiándose a los clavos, más que a la fuerza acrobática, fue un recurso que revolucionaría para resolver problemas de desplomes hasta entonces sin solución o bien verticalidades prolongadas con escasos salientes o “cazuelas”,  como es el caso de la norte de La Benito Ramírez


La pared de Las Goteras se localiza  en el macizo de Las Brujas



No se estaba  ante una escalada “artificial” como más tarde practicaríamos con doble y hasta con triple cuerda. Pero Las Goteras fue la primera escalada que abrió la puerta de muchas posibilidades más allá de la escalada libre. La escalada libre  requería una filosofía pero ahora la escalada artificial requería además una técnica. Fue un brinco de engrane, por así decirlo, que requeriría también una drástica adaptación mental. Para introducir cinco o diez centímetros de metal en la roca, y confiar su vida en eso, era necesario aprender a fijar clavos… Pero sobre todo caer en la cuenta que el alpinismo no es un ejercicio gimnástico ni tampoco  etiquetas de “libre” y “artificial”. Estas  son categorías que nosotros hemos inventado mientras perseguimos el símbolo.
En reconocimiento de los méritos de esta escalada, entre otras, medio siglo más tarde Raúl Revilla Quiroz pasaría a formar parte del Salón de la Fama del Alpinismo de la Confederación Deportiva Mexicana, el 11 de diciembre de 2009.
Leopoldo Nava al pie  de Las Goteras
Foto de Armando Altamira G.

Se trata de una pared que es poco escalada debido a su dificultad. Se debe sobre todo a que su solución es “mixta”. Es decir artificial y libre. Después de su conquista varios intentos fracasaron y los escaladores se retiraban mediante rappel o eran rescatados desde la cumbre. Nosotros realizamos la segunda escalada (ver el libro Alpinismo Mexicano, editado por ECLALSA, México, 1972).

La tercera la llevó a cabo la cordada de Mario  Campos Borges.  

Borges, excelente escalador de la ciudad de México, llevó a cabo numerosas ascensiones "primeras" en el flanco oriental del Chiquihuite, Sierra de Guadalupe, sistema montañoso dentro del Valle de México.Hizo, con Salvador Alonso Medina y Roland Hilldel, la "primera" a la pared oriental del Pecho de la Iztaccihuatl, arriba de los 5 mil, entre roca, hielo y nieve(ver nota de esa conquista en este mismo blog). Y escaló las rutas del Circo del Crestón, en el Macizo de las Monjas, Chico, Hidalgo. En los años sesentas, cuando no llegaban a tres los que "hacían" la norte de la Benito Ramírez, entonces exenta de clavos.



Con el tiempo  volvimos a recorrer la norte de Las Goteras,  en varias ocasiones. La información que apareció en la ficha técnica, del libro mencionado, corresponde a como nosotros la conocimos, con los clavos originales dejados por Revilla. Es factible que más tarde, con la idea de asegurar mejor algunos tramos, se hayan fijado  barrenos o empleado otras clavijas. Esto es muy probable si tenemos en cuenta que el contexto alpino de los años cincuentas del siglo pasado era diferente al contexto alpino del primer tercio del siglo veintiuno. Las montañas son las mismas pero ahora escasean los  escaladores “libres” para los que la misma cuerda era un estorbo. En la actualidad  imaginar escaladores que puedan subir cien metros, sin recurrir a toda esa ferretería que conocemos como escalada artificial,  no es imposible pero sí excepcional, lo que entonces era común. Así fue como conseguimos  escaladas tales  como el último tramo de la directa a la norte de La Rosendo de la Peña, en el Circo del Crestón. O los primeros cuarenta metros de la  norte  Benito Ramírez,  escalada por primera vez por Raúl Revilla.



1 Ventanas-2 macizo de las Brujas-3 Goteras- 4 Colorada- 5 Panales
6 mirador Goteras-7 macizo Eulalio Ribera-8 arista Alfredo Manjarrez
9-9 entrada al mirador de Las Goteras.

Para llegar a la base de las Goteras
A-Procedente de (Tlaxcalita) la carretera que va a Chico.
B-Desde el valle del León Alado (o Diego Mateo)


 


Campamento en el Balcón de Las Goteras

La otra práctica común era escalar con botas. Por cierto botas nada especiales. Era así porque había la idea, y la practica, de escalar en alta montaña, roca, nieve y hielo. Y para esto se necesita saber escalar con botas. En la ficha técnica publicada, en 1972, se encontrarán varias  referencias a las botas.
Pero lo que  hacía poco abordable la escalada de Las Goteras ( y tal vez  la siga haciendo poco abordable), era que, repetimos,  después de todo, Las Goteras presentan una solución dual. Difícil en sus cuatro quintas parte para los escaladores libres y, sus últimos treinta metros, difíciles para los escaladores artificiales. Sus últimos treinta metros son absolutamente libres. Ya sea que se salga a través de superar el espolón rocoso de la izquierda o bien que se decida subir directamente. En este tramo, que es donde se necesitan las habilidades del escalador libre,  es donde algunos escaladores no podían seguir.
Ubicación:
La pared norte de Las Goteras está  a un  kilómetro al norte del Valle de León Alado (también conocido como Diego Mateo). Se sale de la ciudad de Pachuca, Hidalgo, dirección norte, hacia el Valle de las Ventanas. En la bifurcación de la carretera que lleva al pueblo de Chico, al pueblo de Estancuela  y a Pachuca, cien metros descendiendo  por la carretera, al norte en dirección a Chico, se encuentra una capilla en un lugar que se llama  Tlaxcalita. Bajando por ese camino, de la izquierda, paralelo a la carretera, siempre hacia el norte, hay  una especie de cañada que lleva  directamente a la base de Las Goteras.

























Como se encontraba la última vez que pasamos por ahí, a partir del número 9, marcado en el dibujo, todo era en escalada libre, sin clavija alguna. Recorrer este tramo en libre detuvo a los escaladores durante varios años, antes de poder alcanzar la cumbre.


Las Goteras vista desde la cumbre de la Colorada(foto de José Méndez Tejada)

Mosquetón fabricado artesanalmente por Raúl Revilla en el tiempo que
en el país no se conocían y con el que emprendió el asedio a
esta pared.

Dibujo de Manuel Sánchez que conmemora la tercera escalada a las Goteras
realizada por
Mario Campos Borges

Prefigura la posición del escalador que, a lo largo de treinta metros,
 completamente en libre, hay que superar para llegar a la cumbre.

(al menos así estaban, completamente en libre, en los años sesentas del siglo veinte)
De diez cordadas que intentaban esta escalada, ocho no superaban este último
obstáculo.

En esa época el excelente escalador de México, Juan Medina y su cordada,
quedaron detenidos en este punto, bajo la cumbre. Los tres debieron pasar la noche
colgados en un vivac no planeado.

Fueron rescatado al día siguiente por Eloy Gobea, Felipe Sosa y Javier Mendoza,
del club alpino Pollinos, de la ciudad de México.
 
P:D: del 24 de octubre de 2020
¿Quien logró la primera escalada integral a esta pared?
Es una inquietud que aparece una y otra vez en este blog.
La respuesta está en el libro Alpinismo Mexicano,editado en 1972 por la Editorial E;C;L;A;L;S:A, de la Ciudad de México.
En el principio de la segunda mitad del siglo pasado empecé a escalar con guías de la ciudad de Pachucha: (Raúl  Pérez, Manuel Ramirez, Antonio Ortiz, Jorge Meneses, Anselmo Estrada, Eulalio Rivera...)
Por eso me enteré que (para entonces  Raúl Revilla estaba  alejado del alpinismo activo)) Rául Revilla había logrado llegar al lugar marcado con el número 9 en el esquema. Yo conocí personalmente  a este gran escalador hasta varios años más tarde después que Alpinismo Mexicano saliera a la venta..
En el libro citado dejo asentado que la primera integral la llevé a cabo en compañía de Toci, una muchacha  escaladora de la Ciudad de México.
La primera escalada siempre la consideré realizada por Raúl Revilla, hasta donde queda aclarado. La segunda, ésta, como queda dicho, integral, será entonces la primera  completa.


Por factores ajenos a nuestra voluntad, las nuevas escaladas emprendidas en ocasiones quedan inconclusas.
Algo semejante sucedió con la pared norte de El Abanico( norte del Popocatépetl), en su ruta directa.
Escaladores del Club Quetzales,de México, con Ubaldo Martínez al frente,fueron consiguiendo tramo por tramo, a lo largo de varios años. Salían por el lado este y con el tiempo regresaban para seguir avanzando.Conocieron toda la pared, pero nunca lograron realizar una ascensión completa,es decir,integral.
En Alpinismo Mexicano  relato cómo, en compañía de varios escaladores de la Ciudad de México,realizamos la primera integral a esa pared.











Tormenta en Las Goteras
foto del 8 de agosto 2010
 En seguida ofrecemos la ficha técnica de esta escalada tal como loa publicamos en Alpinismo Mexicano.


 
 

Hay más peligro en cruzar una calle de la ciudad que en escalar  montañas ( hacer click en video)





Texto tomado de Internet el 30 de abril de 2022


"En reconocimiento a sus méritos en la escalada, el 11 de diciembre de 2009, Raúl Revilla pasó a formar parte del Salón de la Fama del Alpinismo de la Confederación Deportiva Mexicana. Reconocimiento más que merecido por un hombre que a los 88 años continuaba practicando lo que más le apasionaba, la escalada en roca.

Hoy, 11 de febrero de 2022, Raúl Revilla Quiroz falleció a los 99 años. Se despidió de la escalada dejando su nombre grabado, no sólo en las botas que fabricó durante varias décadas, -legado que continúa su hijo Alfredo-, además, y más importante, en la historia de la escalada nacional y en las generaciones que siguen sus pasos y su trayectoria. Buen último ascenso maestro Revilla."











6 comentarios:

  1. me parecio muy interesante este articulo, yo acabo de conecer algunas zonas de escalada en Pachuca y la verdad es que me dejaron impactado y presiento que esta no es la esepcion.
    Me gustaria saber donde se localiza la familia Revilla pues tengo entedido que fabrican calzado para montañismo y estoy interesado.
    sin mas por el momento me despido enviando un saludo de parte de la AEMIPN.

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  2. Armando: Te felicito por esta incanzable labor de escribir de nuestro deporte y encuntro oportuno dar a conocer los motivos por los cuales la Federación Mexicana de Deportes de Montaña y Escalada, AC (FMDMyE)., propuso el ingreso de no solo de Don Raúl Revilla Quiroz al Salón de la Fama de CODEME, sino tambien de Antonio Martin Rodríguez Hurtado y Antonio Rivera Vega.

    Atentamente

    Alfredo Velázquez Iñiguez.
    Presidente
    FMDMyE


    Carta de motivos para ingreso al Salón de la Fama de CODEME del montañista

    Don Raúl Revilla Quiroz.



    El principal motivo para el ingreso al Salón de la Fama de la Confederación Deportiva Mexicana, AC., de Raúl Revilla Quiroz se basa en gran contribución de promover y enseñar el montañismo y la escalada de manera gratuita por más de 30 años, sin olvidar los primeros ascensos a diversas formaciones rocosas en la Sierra de Hidalgo.

    A partir de la fundación del Club Alpino Sierra Hidalgo en 1942, la actividad del montañismo y la escalada en el Estado de Hidalgo se ve notablemente incrementada participando también deportistas de otros estados.

    En 1965 y después de más de 10 años de retiro Don Raúl Revilla Quiroz elabora un calendario de cursos y actividades que es publicado por el periódico Sol de Hidalgo distribuyéndolo también entre los diferentes clubes tanto del Estado de Hidalgo asi como también en otros Estados del País, a partir de ese año y durante los siguientes 20, promueve y difunde el montañismo y la escalada entre la juventud de manera gratuita.

    La contribución de Raúl Revilla también es palpable con la fabricación de calzado para montañismo. De un precio accesible las botas “Revilla” permitieron que muchas generaciones gozaran de los ascensos a nuestros volcanes y montañas con sus pies protegidos de las inclemencias del tiempo.

    Carta de motivos para ingreso al Salón de la Fama de CODEME de los montañistas:

    Antonio Martin Rodríguez Hurtado y Antonio Rivera Vega.


    El principal motivo para el ingreso al Salón de la Fama de la Confederación Deportiva Mexicana, AC., de estos dos grandes escaladores mexicanos, se basa en la apertura de una nueva ruta en la montaña “Grand Flambeu” en los Alpes italianos en julio 21 de 1965, siendo, quizá, la única ruta abierta por mexicanos en la cuna del alpinismo mundial, sin olvidar su gran contribución de trasmitir éste deporte a otras generaciones.

    La apertura de una nueva ruta de escalada en una montaña o macizo rocoso es un acto creativo que consiste en ascender por un lugar en donde nadie lo había hecho antes y para lograrlo se requiere de una gran preparación física, técnica y mental.

    Antonio Martin Rodríguez Hurtado y Antonio Rivera Vega fueron becados por la Embajada de Francia en México a través de la Escuela Nacional de Montaña de la Federación Mexicana de Excursionismo (hoy la Federación Mexicana de Deportes de Montaña y Escalada, AC) para realizar diferentes ascensos en los Alpes.

    Es así como una vez lograda la cumbre de las montañas Mont Blanc, Petit Charmoz y la pared de Aiguile de l´M , buscan el ascenso a la montaña Tour Ronde, sin embrago y ante el mal temporal y avisados por los integrantes de la Escuela Italiana de Alpinismo cambian de objetivo y junto con ese grupo se encaminan otra montaña: El “Grand Flambeu” en donde la larga espera para ascender por la ruta elegida por los italianos y el frio, los desespera y deciden intentar ascender por otro lado, al llegar a la cumbre por un lugar diferente causan sorpresa y admiración entre los italianos y otros alpinistas ya que nadie había ascendido por ahí antes.

    Éste hecho circunstancial demuestra el valor y la capacidad de una gran generación de escaladores mexicanos. La apertura de ésta nueva ruta en los Alpes es y será motivo de gran orgullo para el montañismo y la escalada mexicana

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  3. Alfredo
    Te agradezco las palabras de aliento para con la labor de publicar en bloger apuntes de cómo ir a algunas montañas.
    Pero siento que me falta precisión en datos de algunas fichas técnicas tales como quiénes la subieron por primera vez, altura, cuándo, etc. Ya escribí a los Revilla de Pachuca que me ayuden en ese sentido pero no he tenido respuesta.
    Si tú sabes algunos datos de estas escaladas tal vez quieras proporcionármelos. Desde luego que los pondré como aportación tuya.
    Me da gusto saber que tienes el proyecto de escribir de escaladas. Te felicitó y ánimo porque es un trabajo de albañilería, por así decir. En el sentido que se necesita ser tesonero.
    Hace falta entre nosotros ese espíritu de escribir. Generaciones de montañistas y escaladores han surgido y han pasado y la producción, o creación, literaria alpina es muy escasa. Hay en México un largo camino por recorrer en el terreno de la literatura alpina: la reseña, la técnica, la poesía, el ensayo, el cuento, la novela… Ir a la montaña sólo es el principio del asunto. La obra negra, por así decirlo. Falta todo el proceso simbólico que escribirlo.
    Como Presidente de la Federación estás en un sitio clave para influir en ese sentido en los que pasan por esos salones.
    Saludos
    Armando Altamira Gallardo

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  4. La familia Revilla continua viviendo en pachuca,y continuan con la tradicion de las botas y mochilas para montañismo.Hace unos dias platique con uno de sus hijos y el me comento su continuidad de sus trabajos. si quieren contacto serio,estoy a sus ordenes. tanngoo@hotmail.com

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  5. Al Sr. Armando Altamira mi agradecimiento, por su libro, que en mi juventud estubo en la mochila guiando en los senderos de Pachuca y Querétaro al ser que se movia, el siempre buen compañero de cordada y el ojo sagáz que de la ética incluía el deporte y su solitaria conclusión, al poeta.

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  6. ¿Podrían por favor indicar los grados de dificultad de cada largo de cuerda?

    Gracias.

    Pablo García

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Justificación de la página

La idea es escribir.

El individuo, el grupo y el alpinismo de un lugar no pueden trascender si no se escribe. El que escribe está rescatando las experiencias de la generación anterior a la suya y está rescatando a su propia generación. Si los aciertos y los errores se aprovechan con inteligencia se estará preparando el terreno para una generación mejor. Y sabido es que se aprende más de los errores que de los aciertos.

Personalmente conocí a excelentes escaladores que no escribieron una palabra, no trazaron un dibujo ni tampoco dejaron una fotografía de sus ascensiones. Con el resultado que los escaladores del presente no pudieron beneficiarse de su experiencia técnica ni filosófica. ¿Cómo hicieron para superar tal obstáculo de la montaña, o cómo fue qué cometieron tal error, o qué pensaban de la vida desde la perspectiva alpina? Nadie lo supo.

En los años sesentas apareció el libro Guía del escalador mexicano, de Tomás Velásquez. Nos pareció a los escaladores de entonces que se trataba del trabajo más limitado y lleno de faltas que pudiera imaginarse. Sucedió lo mismo con 28 Bajo Cero, de Luis Costa. Hasta que alguien de nosotros dijo: “Sólo hay una manera de demostrar su contenido erróneo y limitado: haciendo un libro mejor”.

Y cuando posteriormente fueron apareciendo nuestras publicaciones entendimos que Guía y 28 son libros valiosos que nos enseñaron cómo hacer una obra alpina diferente a la composición lírica. De alguna manera los de mi generación acabamos considerando a Velásquez y a Costa como alpinistas que nos trazaron el camino y nos alejaron de la interpretación patológica llena de subjetivismos.

Subí al Valle de Las Ventanas al finalizar el verano del 2008. Invitado, para hablar de escaladas, por Alfredo Revilla y Jaime Guerrero, integrantes del Comité Administrativo del albergue alpino Miguel Hidalgo. Se desarrollaba el “Ciclo de Conferencias de Escalada 2008”.

Para mi sorpresa se habían reunido escaladores de generaciones anteriores y posteriores a la mía. Tan feliz circunstancia me dio la pauta para alejarme de los relatos de montaña, con frecuencia llenos de egomanía. ¿Habían subido los escaladores, algunos procedentes de lejanas tierras, hasta aquel refugio en lo alto de la Sierra de Pachuca sólo para oír hablar de escalada a otro escalador?

Ocupé no más de quince minutos hablando de algunas escaladas. De inmediato pasé a hacer reflexiones, dirigidas a mí mismo, tales como: “¿Por qué los escaladores de más de cincuenta años de edad ya no van a las montañas?”,etc. Automáticamente, los ahí presentes, hicieron suya la conferencia y cinco horas después seguíamos intercambiando puntos de vista. Abandonar el monólogo y pasar a la discusión dialéctica siempre da resultados positivos para todos. Afuera la helada tormenta golpeaba los grandes ventanales del albergue pero en el interior debatíamos fraternal y apasionadamente.

Tuve la fortuna de encontrar a escaladores que varias décadas atrás habían sido mis maestros en la montaña, como el caso de Raúl Pérez, de Pachuca. Saludé a mi gran amigo Raúl Revilla. Encontré al veterano y gran montañista Eder Monroy. Durante cuarenta años escuché hablar de él como uno de los pioneros del montañismo hidalguense sin haber tenido la oportunidad de conocerlo. Tuve la fortuna de conocer también a Efrén Bonilla y a Alfredo Velázquez, a la sazón, éste último, presidente de la Federación Mexicana de Deportes de Montaña y Escalada, A. C. (FMDME). Ambos pertenecientes a generaciones de más acá, con proyectos para realizare en las lejanas montañas del extranjero como sólo los jóvenes lo pueden soñar y realizar. También conocí a Carlos Velázquez, hermano de Tomás Velázquez (fallecido unos 15 años atrás).

Después los perdí de vista a todos y no sé hasta donde han caminado con el propósito de escribir. Por mi parte ofrezco en esta página los trabajos que aun conservo. Mucho me hubiera gustado incluir aquí el libro Los mexicanos en la ruta de los polacos, que relata la expedición nuestra al filo noreste del Aconcagua en 1974. Se trata de la suma de tantas faltas, no técnicas, pero sí de conducta, que estoy seguro sería de mucha utilidad para los que en el futuro sean responsables de una expedición al extranjero. Pero mi último ejemplar lo presté a Mario Campos Borges y no me lo ha regresado.

Por fortuna al filo de la medianoche llegamos a dos conclusiones: (1) los montañistas dejan de ir a la montaña porque no hay retroalimentación mediante la práctica de leer y de escribir de alpinismo. De alpinismo de todo el mundo. (2) nos gusta escribir lo exitoso y callamos deliberadamente los errores. Con el tiempo todo mundo se aburre de leer relatos maquillados. Con el nefasto resultado que los libros no se venden y las editoriales deciden ya no publicar de alpinismo…

Al final me pareció que el resultado de la jornada había alcanzado el entusiasta compromiso de escribir, escribir y más escribir.

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