Escalada LA PEZUÑA

El Filo noreste, es su vía de ascensión


 
 
 
1-Valle León Alado (Diego Mateo)
2-Agujas
3- Roca Eulalio Rivera
A-4-Cueva del Muerto
5-Los Panales
6-Mirador de Las Goteras
7-Pared Las Goteras (Las Brujas)
8-Circo del Crestón (Las Monjas)
9-La Colorada
10-Montículo rocoso para practicar escalada y rappel(tal vez 2 grados de dificultad)
B-Carretera a Chico (pueblo)
C-Carretera a Estanzuela (pueblo)-Pachuca
D- Carretera- Llano Grande - Pueblo Nuevo-Pachuca

Plano tomado de la hoja F14D81 Pachuca escala !:50 000
de la Secretaria de Programación y Presupuesto
Del Valle del León Alado al Circo del Crestón
son 2 kilómetros en la línea recta del Plano
 

La Pezuña

Si hay un lugar en el Circo del Crestón para escalar que se pueda adjetivar de bello, es La Pezuña, aguja en el sector oeste del Circo del Crestón (el Circo del Crestón, conocido así en el alpinismo, esta ubicado en el lado oeste del macizo de Las Monjas)

Se trata de una aguja rocosa que da la impresión de tener la forma cuadrangular, al menos en el tramo de la cumbre. De ahí su nombre de Pezuña. Su escalada es por el filo noreste. Fue subida por primera vez por los escaladores del Club Quetzales, de la ciudad de México, muy al principio de los años cincuentas del siglo veinte. Pero no se conocen muchos detalles de esa conquista.

Fue equipada con sólidos barrenos de tramo en tramo, en una especie de someras repisas. Esta ruta tiene la particularidad de abundar en salientes grandes, como forma de pera. Para prevenir un rompimiento el escalador necesita izarse de la base de estos agarres, no de su parte más salida.

 Tendrá cerca de ochenta metros de alto. Muy aérea, es una delicia para ejercitarse en la escalada. Esta aguja rocosa, si bien impresionante en su vertical figura, inspira seguridad por su roca sólida. Es un excelente terreno para que los jóvenes se ejerciten en ascensiones aéreas.


Pezuña,vía de ascenso  por el filo noreste





1-2 INICIO DEL ASCENSO HASTA EL ARBOLITO
A-A VARIANTE PARA LLEGAR AL ARBOLITO
B- ARBOLITO . ESPACIO O REPISA.AHÍ SE INCIA  PROPIAMENTE
LA ESCALADA A LA AGUJA .
TAMBIÉN ES UN LUGAR APROPIADO PARA HACER PRACTICA DE VIVAC.
3-4-5 VÍA DE ASCENSO POR LA ARISTA.
6-REPISA SUPERIOR DESDE DONDE SE PARTE HACIA LA CUMBRE. CABEN VARIOS  INDIVIDUOS AUNQUE ES ANGOSTA Y VENTOSA.
7 -PARED NORTE BENITO RAMÍREZ







El acceso al Circo del Crestón a partir de La Cueva del Muerto.
El punto negro de la derecha es la localización de La Cueva del Muerto.El punto de la izquierda es la cumbre de Las Agujas (en rojo la altitud de los 3,000 m.s.n.m.)
El círculo encierra las cumbres del Circo del Crestón



La Pezuña, en el camino a Capula, vista desde el NE.

Originalmente se descendía practicando un rappel por el impresionante  extraplomo del lado sur. Pero se necesitaban muchos metros de cuerda doble para al final poder jalar un cabo y recuperarla.

Como José Méndez y yo la subimos  numerosas veces, nos familiarizamos tanto con el lugar que un día nos atrevimos a descender por la vía de subida. Así, en lugar de una gruesa cuerda de ixtle de más de cien metros, lo logramos con una cuerda, también de ixtle (no había otro material, salvo el algodón, pero no era tan utilizado)   de cuarenta metros y de nueve milímetros.

La primera solitaria a La Pezuña la llevó acabo Armando Altamira Gallardo, en el invierno de 1958.

Aquí cabe hacer alguna observación de la manera cómo efectuar el rappel, en ese filo noreste de la Pezuña, y en general para cualquier lugar.


Por hábito, por exceso de confianza o por exhibición, se baja con un cuerda. Pero que sea habito no quiere decir que sea el correcto.Hay hábitos patológicos. Cualquiera que sea el modo que se utilice para descender es necesario realizarlo con dos cuerdas. Por la que se desciende y con la de seguro (de menor grueso, si se quiere). Poner toda nuestra existencia, y comprometer a los que   de nosotros dependen, en una sola cuerda, es jugar a los dados con la dueña de la casa, donde no hay necesidad. (una cuerda en mal estado, un roce inapropiado con la roca, una caída de roca sobre la cuerda,una contingencia psicofisica del escalador en tanto desciende,etc.). Jugarse  el todo por el todo se deja para otras áreas de la escalada en las que  habrá que lanzarse a fondo. En rappel lo correcto es doble cuerda y caminando,no saltando para evitar castigar a la cuerda.

Propiamente la base es una especie de  contrafuertes de ascensión directa, poco complicada. También se sube por el lado izquierdo a través de una gruta.

Al final se gana un espacio amplio donde en ese tiempo había un pequeño árbol. Algunos consideran que  este lugar es propiamente donde se considera la base de La Pezuña.
Para empezar a subir se encarama en los hombros del compañero o bien se interna el primero de la cuerda hacia la pared del norte, que es en dirección de la derecha. Después se busca regresar más arriba al filo donde se encontrará la serie de clavos de barreno a la que nos hemos referido.

Cerca de la cumbre se alcanza una repisa amplia, poco cómoda y con frecuencia azotada por el viento. Aquí hay otro barreno. Esto facilita el acceso a la cumbre.
Para su localización se parte del Valle del León Alado o del Valle de Las Ventanas, diez kilómetros por carretera saliendo de la ciudad de Pachuca, Hidalgo, en dirección del pueblo de Chico. Ver croquis. 1-La Pezuña, 2- La Benito Ramírez.-3 La Sin Nombre.-4 El Crestón.-5 La Rosendo de la Peña.-6- El Espejo.
El escalador evoluciona, a lo largo del filo noreste, en la posición que se ve en la figura. Ocasionalmente deberá incursionar en la pared norte.

1-PEZUÑA,2-BENITO  RAMÍREZ,3-SIN NOMBRE,4-CRESTÓN,5-ROSENDO DE LA PEÑA,6 ESPEJO.
 

En la repisa superior de la Pezuña. El tramo de roca que se ve es el que da acceso a la cima.
 (foto de José Méndez Tejeda, 3 de abril de 1954)


A -Manuel Ramírez (hermano de Benito, por éste lleva
su nombre una roca del Circo del Crestón) B- Armando Altamira G.
 
Manuel Ramírez fue (hace unos años que falleció) un escalador de la
 vieja guardia del montañismo hidalguense, pionera de muchas primeras vías
abiertas en las agujas y paredes de la Sierra de Pachuca, de Real del Monte hasta
la Región de los Frailes, en el rumbo de Actopan.
 
 Entre otras conquistas Manuel 
realizó, en 1948, la de El Obelisco, en Los Frailes.
 
Cuando en 1952 Raúl Revilla llevó a cabo la primera de una de las paredes norte de más dificultad del Circo del Crestón (prácticamente en escalada libre, como era la tónica de la época),
  NW del Macizo de las Monjas, le puso el nombre de Benito Ramírez, en recuerdo del hermano de Manuel, muerto cuando escalaba el Colmillo, de Los Frailes. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 


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Justificación de la página

La idea es escribir.

El individuo, el grupo y el alpinismo de un lugar no pueden trascender si no se escribe. El que escribe está rescatando las experiencias de la generación anterior a la suya y está rescatando a su propia generación. Si los aciertos y los errores se aprovechan con inteligencia se estará preparando el terreno para una generación mejor. Y sabido es que se aprende más de los errores que de los aciertos.

Personalmente conocí a excelentes escaladores que no escribieron una palabra, no trazaron un dibujo ni tampoco dejaron una fotografía de sus ascensiones. Con el resultado que los escaladores del presente no pudieron beneficiarse de su experiencia técnica ni filosófica. ¿Cómo hicieron para superar tal obstáculo de la montaña, o cómo fue qué cometieron tal error, o qué pensaban de la vida desde la perspectiva alpina? Nadie lo supo.

En los años sesentas apareció el libro Guía del escalador mexicano, de Tomás Velásquez. Nos pareció a los escaladores de entonces que se trataba del trabajo más limitado y lleno de faltas que pudiera imaginarse. Sucedió lo mismo con 28 Bajo Cero, de Luis Costa. Hasta que alguien de nosotros dijo: “Sólo hay una manera de demostrar su contenido erróneo y limitado: haciendo un libro mejor”.

Y cuando posteriormente fueron apareciendo nuestras publicaciones entendimos que Guía y 28 son libros valiosos que nos enseñaron cómo hacer una obra alpina diferente a la composición lírica. De alguna manera los de mi generación acabamos considerando a Velásquez y a Costa como alpinistas que nos trazaron el camino y nos alejaron de la interpretación patológica llena de subjetivismos.

Subí al Valle de Las Ventanas al finalizar el verano del 2008. Invitado, para hablar de escaladas, por Alfredo Revilla y Jaime Guerrero, integrantes del Comité Administrativo del albergue alpino Miguel Hidalgo. Se desarrollaba el “Ciclo de Conferencias de Escalada 2008”.

Para mi sorpresa se habían reunido escaladores de generaciones anteriores y posteriores a la mía. Tan feliz circunstancia me dio la pauta para alejarme de los relatos de montaña, con frecuencia llenos de egomanía. ¿Habían subido los escaladores, algunos procedentes de lejanas tierras, hasta aquel refugio en lo alto de la Sierra de Pachuca sólo para oír hablar de escalada a otro escalador?

Ocupé no más de quince minutos hablando de algunas escaladas. De inmediato pasé a hacer reflexiones, dirigidas a mí mismo, tales como: “¿Por qué los escaladores de más de cincuenta años de edad ya no van a las montañas?”,etc. Automáticamente, los ahí presentes, hicieron suya la conferencia y cinco horas después seguíamos intercambiando puntos de vista. Abandonar el monólogo y pasar a la discusión dialéctica siempre da resultados positivos para todos. Afuera la helada tormenta golpeaba los grandes ventanales del albergue pero en el interior debatíamos fraternal y apasionadamente.

Tuve la fortuna de encontrar a escaladores que varias décadas atrás habían sido mis maestros en la montaña, como el caso de Raúl Pérez, de Pachuca. Saludé a mi gran amigo Raúl Revilla. Encontré al veterano y gran montañista Eder Monroy. Durante cuarenta años escuché hablar de él como uno de los pioneros del montañismo hidalguense sin haber tenido la oportunidad de conocerlo. Tuve la fortuna de conocer también a Efrén Bonilla y a Alfredo Velázquez, a la sazón, éste último, presidente de la Federación Mexicana de Deportes de Montaña y Escalada, A. C. (FMDME). Ambos pertenecientes a generaciones de más acá, con proyectos para realizare en las lejanas montañas del extranjero como sólo los jóvenes lo pueden soñar y realizar. También conocí a Carlos Velázquez, hermano de Tomás Velázquez (fallecido unos 15 años atrás).

Después los perdí de vista a todos y no sé hasta donde han caminado con el propósito de escribir. Por mi parte ofrezco en esta página los trabajos que aun conservo. Mucho me hubiera gustado incluir aquí el libro Los mexicanos en la ruta de los polacos, que relata la expedición nuestra al filo noreste del Aconcagua en 1974. Se trata de la suma de tantas faltas, no técnicas, pero sí de conducta, que estoy seguro sería de mucha utilidad para los que en el futuro sean responsables de una expedición al extranjero. Pero mi último ejemplar lo presté a Mario Campos Borges y no me lo ha regresado.

Por fortuna al filo de la medianoche llegamos a dos conclusiones: (1) los montañistas dejan de ir a la montaña porque no hay retroalimentación mediante la práctica de leer y de escribir de alpinismo. De alpinismo de todo el mundo. (2) nos gusta escribir lo exitoso y callamos deliberadamente los errores. Con el tiempo todo mundo se aburre de leer relatos maquillados. Con el nefasto resultado que los libros no se venden y las editoriales deciden ya no publicar de alpinismo…

Al final me pareció que el resultado de la jornada había alcanzado el entusiasta compromiso de escribir, escribir y más escribir.

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