Método alpino para suicidarse en siete lecciones y A. F. Mummery

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Serie de Cuadernos de Comunicación Sindical número 81
Título: Método para suicidarse en siete lecciones
Autor: Armando Altamira Gallardo
Editado por el Sindicato de Trabajadores de la Universidad  Nacional Autónoma de México.
Noviembre 2005
24 páginas



Presentación


Sedentarismo es el modo en que practicamos el suicidio los habitantes de la ciudad. Nuestros hábitos alimenticios, la devoción por las bebidas dulces “refrescantes”, la ingesta de sal a la hora de comer, nos confirman en el camino del suicidio. No es una idea, es una práctica masiva.

Nosotros creeemos que la biología tiene un plan secreto para eliminarnos ( y dar cabida a las nuevas generaciones). Nos hace creer que con la ley del menor esfuerzo  nos protegemos acumulando energías para ocasiones especiales. Eso estaría bien para cuando eramos recolectores- cazadores. En la ciudad exageramos esa economía de esfuerzo y resulta al revés. Al sedentarismo pernicioso la medicina ahora le llama "patología de la inmovilidad".
Hablamos en plural porque las  estadísticas dicen que México es el segundo lugar, después de Estados Unidos, en personas con sobrepeso y el primer lugar en niños obesos. El Apocalipsis nuclear no encabeza la lista de posibles causas de desastre mundial sino el sedentarismo. Aquello es una posibilidad casi retórica de la que se ha abusado desde hace  medio siglo. El sedentarismo, en cambio, es una intención que deviene día tras día. Una cinta métrica en derredor del abdomen de los escépticos  es un sinodal insobornable.

Nuestros centros de salud (IMSS y ISSSTE), hospitales del Sector Salud y los panteones, siempre están en sobrecupo. Las reiteradas llamadas de alerta  que hacen nuestros  científicos (ver Gaceta UNAM de los últimos diez años) las hemos convertido en lugares comunes. El lugar común lo repetimos pero ya no hacemos caso de su mensaje. El tabaco encierra cuatro mil substancias toxicas para el organismo de las personas y seguimos fumando. Nuestros médicos y dietistas lo dicen todos los días. En México se consumen más refrescos de cola que en Estados Unidos, que es el país que inventó el refresco de cola. También informan que en este país, México, solamente el cinco por ciento de su población total practicar algún deporte por la salud. Y, para colmo, hemos olvidado el viejo arte de caminar. Caminar en las calles, en los parques,  en las carreteras de pueblo en pueblo, en los senderos del campo. La idea subyacente de este trabajo, con título tan agresivo, es que el abuelito necesitaría cuidar su salud física veinticinco años antes de ser padre...

Cuando tuve la oportunidad de publicar estas seis fichas técnicas alpinas decidí darle un coscorrón a la inconciencia frente a la báscula. Fue mediante el provocativo título: Método para suicidarse en siete lecciones. En un mundo donde el 99.9.9.9.9 de la humanidad son futbolistas ¿a quien le puede importar una cuantas fichas tecnicas de montaña?

Todos tienen derecho a su propia opinión pero yo creo que la lectura terapéutica del título de este trabajo queda como una advertencia. Se reaccionan contra el sedentarismo o un día se comprobará que, en efecto, hay más riesgo en cruzar una calle de la ciudad que subir por una pared de roca, nieve y hielo o caminar por el bosque  (hacer click en video al final de la nota)




EXPLICACIÓN DEL MÉTODO

Los laicos no tienen problemas, lo único que pueden perder es el cuerpo.

Y tampoco necesitan imaginación. Desde aquel antiquísimo recurso perfectamente documentado en la Biblia que llevó a cabo Judas Iscariote, hasta adelantos modernos como arrojarse al “metro, comer muchos huevos, carne con cisticercos, lechuga sin desinfectar con amibas, tomar refrescos todos los días, ver televisión durante tres horas diariamente, comer con sal y azúcar, emborracharse y manejar, fumar... Hay por lo menos otros veinte recursos hedonistas perfectamente socializados como los anteriores. Así de simple. Como dijo Satanás, en El Paraíso Perdido, de John Milton: “Tan fácil parece una vez descubierto lo que antes de descubrirse se hubiera tenido por imposible”.

Pero, para un creyente en cuestiones metafísicas, es ya demasiado perder el cuerpo y también el alma. Sabido es que en religión el que se suicida no entra al cielo. Así pues, estos necesitan elegancia en la forma de llevar a cabo el suicidio y también inteligencia para burlar a San Pedro y colarse puertas adentro del Paraíso celeste.

El suicida es el gran inconforme, escribió Schopenhauer. Ama mucho la vida pero no le gustan las condiciones en que lo han puesto las circunstancias. Entonces, si es verdad que es un inconforme, necesita desplegar imaginación para salirse del mecanismo causa y efecto de este mundo con gracia y distinción. La práctica del alpinismo es la mejor solución para lograr esto último.

Sin embargo, San Pedro es un vigilante muy cuidadoso, de tal manera que si simplemente subimos a una montaña y nos arrojamos al vacío, pronto descubriría la intención. Hay que dar un rodeo. Desarrollar un programa de actividades físicas, llevar un régimen inteligente de alimentación y conocer la técnica alpina. Finalmente, tener a la mano una buena ficha técnica de la ascensión que vamos a emprender. Todo esto lo encontraremos en el presente Método.

Se trata de un Método seguro para suicidarse. Aun que, desgraciadamente, no es infalible. El autor lleva cincuenta años buscando suicidarse y hasta la fecha no lo ha logrado. Y créanme que ha puesto mucho empeño pero... todo ha sido inútil. Al contrario, ahora está más sano que cuando empezó a intentarlo...

En este trabajo se hace mención de cuerdas y clavos. Es como lo subiría un humano que planea seguir viviendo. Los otros pueden prescindir de esos recursos técnicos.
Manuel Sánchez. *
* Manuel Sánchez llevó a cabo escaladas en la alta montaña mexicana de tal peligrosidad que no se han vuelto a escalar. Realizó la “segunda” a la Directa de la pared de El Centinela, en la cañada de Milpulco, suroeste de la lztaccihuatl. Fue uno de los tres (con Mario Ramírez y Armando Altamira G) que conquistaron, en 1979, el meridiano 114° 10’ del peligroso desierto de Altar, en Sonora, México. Manuel Sánchez es el creador del dibujo que aparece en la portada. También es director del Área de Masaje del Centro de Educación Continua de Estudios Superiores del Deporte de la UNAM (CECESD).




PRIMERA LECCIÓN

La preparación física exige cierto tiempo. Primero hay que hacer el hábito del ejercicio.

Desde luego que si alguien tiene prisa, por suicidarse en la montaña, se recomienda tomar el sendero corto. Consiste en acampar una noche solo en el bosque alpino o en cualquier lugar de la apartada montaña. Quien lo ha intentado, sin previo entrenamiento, ha terminado orinándose de miedo en los pantalones. Ruega porque la noche pase pronto y, al llegar el nuevo día, se le ha visto descender a la ciudad con una actitud de franca reconciliación con la sociedad y con la vida. Chesterton, el ingenioso novelista y ensayista inglés, aseguraba que “todo millonario debería de pasar al menos 24 horas con un pie en la eternidad”. En la hora 25 seguramente humanizaría su cartera y el Contrato Colectivo de Trabajo de su fábrica...

Correr en plan de ejercicio, diariamente en la ciudad (y de ser posible en la media montaña) con inteligencia, es decir, con programa, y en los lugares menos contaminados posibles. Es el mejor ejercicio auxiliar para después subir montañas. Previamente a la carrera se realizará una tanda de ejercicios como sentadillas, lagartijas, abdominales, etc. Deberá hacerse todos los días, hasta que por fin llegue el último día...

SEGUNDA LECCIÓN

El escalamiento es la continuación lógica y natural del acto de caminar. Sólo que el terreno se va haciendo cada vez menos horizontal.. Solamente hay tres clases de agarres en la roca para subir: los rebordes, los salientes y las cazuelas.

Existen tres modalidades para escalar: la libre, la mixta y la artificial. En la artificial se usa doble cuerda, la mixta es la que tiene algo de artificial y libre. La libre es la que mejor conviene a los suicidas. Se escala sin cuerda, clavijas, fármacos ilegales llamados doping en el deporte, nueces, dados, polvos en las manos, ni nada. Con este método casi se puede garantizar la muerte pues en los otros modos de subir, que hemos anotado, hay como una especie de trampa. Como que nada me importa morir pero mejor sigo viviendo...

Hace mucho que pasó la moda de escalar por granito o cualesquier clase de rocas consistentes. Quedar suspendido de un milímetro de roca ya no le quita el sueño a nadie. Y quedar colgado de la cuerda menos.

La verdadera aventura está en subir por roca erosionada. Se encuentra en la alta montaña o en las zonas mineras muy alteradas por las explosiones de dinamita del subsuelo. El que no sea capaz de abordar las paredes a punto de desgajarse, por efecto de la erosión de la nieve y el hielo, será mejor que se reconcilie con la vida y abandone la idea del suicidio. Llegará a una plácida ancianidad practicando la escalada de salón, ahí donde no pega el viento, sol, lluvia, frío, nieve ni hielo. Rodeado de sus nietos.

TERCERA LECCIÓN

ROSENDO DE LA PEÑA



Pared norte. Vía Hernando Manzanos. Mide 140 metros de alto. Se sube en cuerda sencilla. La ascensión comienza a la altura del collado del Crestón A. Se ganan 5 metros en línea ascendente hacia la izquierda, en dirección a la arista NW de la Rosendo. En el vértice se coloca una clavija en la que puede asegurase al escalador para hacer un giro hacia la pared del norte. 1 Es un descanso en el que los escaladores pueden hacer la primera reunión. 1-2 Un tramo de 20 metros, libre, que conduce al pie de una grieta. 2- 3 La primera travesía de la ruta. Para alcanzar la altura de la travesía es necesario ascender con un pie en cada pared de la grieta y, de preferencia, de cara al valle. El tramo transversal se prolonga 4 metros en sentido horizontal a la izquierda. Puede hacerse en cuerda sencilla o, si se prefiere, en doble para mayor comodidad. 3-4 En este tramo, de 30 metros, se sube libre. El terreno es abundante en poyos. En 4 hay un accidente rocoso parecido a una chimenea, de unos 2 metros de alto. Habitualmente se pasa por la derecha. Aunque también puede desviarse el escalador hacia la izquierda, como está marcado en el esquema.4-5 De la pequeña chimenea hay que recorrer 25 metros para llegar a la repisa 5. Este es un lugar espacioso en el que caben sentados cómodamente unos cinco individuos. Con ánimo de encontrar un ambiente terapéutico propio del escalador, en los años setenta se hizo frecuente ir a “acampar” tres o cuatro días en este lugar a cordadas de montañistas de la ciudad de México. Desde entonces al sitio se le conoce como “La Suite de Zaratustra”.5-7 Desde la repisa puede asegurarse al primero que se interna en la segunda travesía de la pared 6 La travesía que ahora parte a la derecha es de unos 8 metros en terreno que se presenta cortado de tajo a la vista del escalador. No obstante, no faltan los apoyos, pequeños y consistentes. Después de la travesía hay que avanzar 8 metros hasta meterse en la chimenea 7. Aquí se coloca un dado o nuez o clavija desde donde se asegura al segundo de la cuerda. De la chimenea se sale ascendiendo derecho hacia arriba hasta llegar a un lugar seguro, como collado. Este pequeño collado debe recorrerse en dirección al sur. De ahí a la cumbre hay unos 20 metros de terreno sencillo. Las dificultades de la ruta terminan exactamente al quedar superada la chimenea 7.

Hernando Manzanos fue ese gran escalador del Club Exploraciones de México. A él se debe en gran parte la solución a los problemas alpinos que planteaba el flanco norte de la Cabeza de la Iztaccíhuatl. Murió en los años sesenta a consecuencia de una afección de las vías respiratorias, contraída en una de sus ascensiones en dicho lugar. Fue al baño y el aire helado te cubrió los pulmones entre la ropa y el cuerpo. Algunas semanas más tarde esperaba en la calle, sentado en su automóvil, a que su esposa saliera del mercado a donde habían ido de compras. Murió solo, en silencio, entre la multitud de la gran ciudad. Esta pared, a la que él puso el nombre de “Rosendo de la Peña”, en recuerdo de otro escalador del club Exploraciones de México, la conquistó al finalizar los años cincuenta del siglo veinte.

Directa Eulalio Rivera. La idea de una directísima a la pared norte Rosendo de la Peña se logró el 3 de junio de 1957, al abordar un pequeño desnivel ascendente arriba de la Suite de Zaratustra. Hay que salir a la izquierda de la repisa 5. Es un tramo de unos 5 metros exento de clavos, con asideros pequeños y firmes. Al abandonar la repisa el escalador se enfrenta con un ligero desplome o desnivel de terreno para quedar situado más arriba, en un lugar vertical. Este tramo se sube derecho para voltear finalmente a la izquierda y llegar a una repisa C en la que hay algunos arbustos muy firmes a los que se fija la cuerda de ataque del segundo. C-D El tramo, de unos 50 metros, conduce directamente a la cumbre. Hay apoyos de buen tamaño y la línea se suaviza un poco. 10 Lado este del Crestón. Época para escalarla: invierno y primavera.

En el desarrollo de la ascensión Eulalio Rivera perdió la vida y yo seguí solo hasta la cumbre, en medio de la tormenta, misma que había sido la causa de que mi compañero se precipitara en caída mortal, al tratar de salvar el paso clave, arriba de la repisa.

CUARTA LECCIÓN

BENITO RAMÍREZ

Pared norte, 130 metros de alto, 2860 msnm


La escalada  a la Norte de la Benito Ramírez principia junto a un árbol pequeño que hay en la base, en la gran canaleta que forman los dos torreones de la pared. El escalador debe dirigirse hacia un accidente rocoso que tiene aspecto de reborde, como a 15 metros de la base. Cuando se tiene experiencia en escalada libre pueden reunirse los componentes de la cordada en el punto marcado con el número 1 en el esquema. De lo contrario es mejor que el segundo asegure al de adelante, desde el suelo, hasta que éste salga de ese primer tramo. 2 Del reborde se sube directo hacia arriba, hasta llegar a la única clavija de la pared (en el sitio marcado con el número 2). En realidad en este lugar existen tres clavijas pero solamente una se puede aprovechar. Deberá prestarse mucha atención al estado que guarda este recurso de asegurarse y de ser posible no depender para nada excepto para prevenir algún accidente o desprendimiento súbito. Jamás la clavija deberá castigársele con el peso del cuerpo. De ahí hay que seguir hasta el número 3 que es la salida del primer tramo de la pared. De la base, al punto marcado con el número 3, hay cerca de 40 metros. 3-4 Este lugar es un terreno sencillo sobre el que pueden avanzar ambos miembros de la cordada al mismo tiempo.4-5 Hay en 4 unos grandes salientes en los que se asegura el segundo en forma bastante eficaz para cuidar la cuerda del primero. La pared marcada con el número 5 es un tramo corto, de apenas unos tres metros de alto. El escalador puede franquear este tramo, solo, es decir, sin necesidad de hombros. La progresión es libre. Después de esta pared el terreno adquiere una inclinación más suave y unos escaladores experimentados pueden caminar ambos a la vez.
Época para escalarse: invierno y primavera.

Nos abstenemos de dar una idea de la dificultad de está pared. En esto nos apartamos de lo que hizo Welzenbach en Europa, y después repetirían los escaladores norteamericanos, que sería elaborar tablas de dificultades de ascensión. Y esto porque los montañistas de cada época sienten la tentación de inventar una escala de dificultades que sea diferente a las anteriores.


La línea interrumpida señala la dirección a seguir para llegar al Circo del Crestón a partir del valle de las Ventanas, 10 kilómetros al norte de Pachuca, Hidalgo. Aunque la Bandera y la Blanca quedan encerradas en el círculo del área de las Goteras, desde el punto de vista orográfico pertenecen al mismo sistema de las Monjas 1.- Pezuña- 2.- Benito Ramírez-3-. Innominada (aun no escalada) 4-.Crestón-5-. Rosendo de la Peña- 6-. Espejo.

QUINTA LECCIÓN

CORREDORES OCCIDENTALES DEL PECHO DE LA IZTACCIHUATL



Vía Rampa de Oñate. La ruta comienza en Chalchoapan, a los 4,540 metros s. n. m. Del refugio a la base de la pared del primer corredor hay 1,070 metros de distancia. La Ladera W no tiene problemas. K esta franja rocosa presenta un paso de unos 5 metros de alto. Cuando la roca está descubierta el tramo se franquea con facilidad. El problema es cuando se presenta barnizado de hielo y hay que tallar escalones. C La travesía (lo que se camina en sentido horizontal) tiene una extensión de unos 200 metros. Hay ocasiones en que en algunas partes del corredor se encuentra hielo. Por ellos es aconsejable calzarse los crampones en este sitio. De la pared W a la cumbre del Pecho hay 380 metros de distancia y cerca de 300 metros de desnivel. Estas medidas nos dan idea de los grados de inclinación de la pendiente B. Sin embargo la marcha se hace sin interrupción ya que no se encuentra obstáculo que merezca señalarse.

El principal problema de esta ascensión no está en su topografía si no en el estado en el que pueda encontrarse la nieve. Cuando el sol comienza a iluminar la cúpula oeste una nieve fina se precipita sobre el corredor y resulta molesto. Sobre todo al franquear los pasos rocosos. Por eso es aconsejable salir del refugio a las 5 de la mañana, cuando más tarde. Así, al empezar la caída del fino granizo la cordada se encuentra ya recorriendo la rampa B. Con ello se previene también algún desprendimiento de nieve más serio.

El recorrido de San Rafael, a la cumbre del Pecho, es de 12 kilómetros con un desnivel aproximado de 2,800 metros. El primer recorrido tuvo lugar en el invierno de 1957 por Felipe Sosa, Ubaldo Martínez, Jorge Rivera y Armando Altamira G.

A partir de 1974 a este sitio se le conoce como “Rampa de Oñate” en recuerdo de Juan José Oñate que, junto con otros cinco montañistas, perdiera la vida en este flanco el 2 de noviembre de 1975. Como nota para la literatura alpina de nuestro país, se deja constancia que al año siguiente, el 2 de noviembre de 1976, Juan Medina, excelente escalador originario de la ciudad de México, junto con otro escalador, también perdió la vida, aproximadamente donde los otros se habían accidentado.

SEXTA LECCIÓN

ABANICO. N 30 W 5,050 MSNM DEL POPOCATEPETL



Sus fisuras son tan abiertas que se requieren clavijas (o “dados”) de ángulo muy abierto, como las que se ilustran en el dibujo. En los primeras intentos se usaron, y con éxito, lo que pretenciosamente llamábamos “clavijas de madera”. No eran otra cosa que grandes estacas a las que hacíamos un hoyo, en un extremo, para pasar por él la cuerda en la que se aseguraba el mosquetón.
A-B, esta ascensión se empieza en Nido de Palomas (G). Para cruzar los corredores (A-B) y llegar al principio de la roca se logra un avance sin contratiempos. C- En cuerda sencilla se sube el primer tercio de la roca, que es libre, de unos 10 metros. En el número 1 del esquema se encuentra un descanso. Ahí hay dos grandes clavos dejados cuando la ascensión de los Quetzales, que sirven para asegurar al segundo de la cuerda. En ocasiones estas clavijas están sepultadas por la nieve, a veces demasiada dura para desalojarla, y es preferible colocar una clavija o echar mano de algún recurso parecido. En la época de los primeros intentos a esta ruta, se utilizaban grandes clavijas metálicas, muy pesadas. 1-2- Unos tres metros a la derecha se localiza una fisura, al fondo de un bloque algo separado de la montaña. Es necesario treparse sobre el bloque y continuar mediante la colocación de unos 3 clavos. . Al final el escalador queda en unos rebordes donde puede reunírsele el segundo. 2-3-. Desde este lugar el escalador empieza una travesía ascendente hacia la izquierda. Enseguida se llega al principio de la primera repisa nevada que se sube directo hacia arriba. Al final de este recorrido se llega a la primera grieta terminal (3), en la base del segundo tercio (D). 3-4. La pared central es, en justicia, la más chica de esta ruta y la que más resistencia presenta al paso del escalador. Ofrece una escalada sencilla en doble cuerda sin mayores complicaciones. La primera mitad de la pared encierra una fisura en la que entran los clavos con toda facilidad y quedan perfectamente colocados. La montaña es ahí de lo más sólido. En el centro de la pared, en cambio, no hay más que una fisura muy cerrada, o bien las grietas demasiado abiertas. Después viene la segunda mitad de la pared. La roca está en condiciones lamentables por lo erosionado. En este tramo es donde el escalador debe proceder con más cuidado para superar el obstáculo que tendrá de 15 a 20 metros de alto. Es lo que puede llamarse la “llave” de la ascensión (aquí moriría, años más tarde, Santos Castro, el famoso escalador de Real del Monte, Hidalgo. Se desprendió, quedó colgado y gravemente herido al golpear con la roca de más abajo. El viento helado y fuerte lo llevaba de un lado para otro, hasta que se dobló sin vida, en el extremo de la cuerda). Una vez superado el tramo se avanzan unos 5 metros hacia la izquierda. 4- 5. Enseguida se llega a las pendientes nevadas de más arriba. Este tramo tiene un poco más de un largo de cuerda hasta la base de la última pared llamada el Cajón (E). Hacia la mitad del trayecto emergen de la nieve unas grandes rocas en las que pueden reunirse los miembros de la cordada. Una vez en la base del Cajón se hace, por la nieve, una travesía horizontal hacia la derecha, de unos dos largos de cuerda hasta el principio de la escalada de la última pared. Unos 10 metros más a la derecha está la grieta terminal del Cajón (6). Hay una oquedad en donde se puede vivaquear con cierta seguridad. A este sitio después le llamamos “Balcón de Zaratustra” .5- La pared del Cajón, también conocida como Flecha del Aire, puede subirse por cualquier parte. Por el lado que originalmente se trazó la vía, que es la que aparece en la gráfica, se puede progresar sin mucha dificultad, sobre todo en la primera mitad. Más arriba, en el último tramo, se encuentran grandes bloques despegados de la montaña en los que hay que encaramarse para poder continuar. Estos bloques, un día u otro, tendrán que venirse abajo, por lo que se sugiere que el escalamiento se haga en invierno cuando, por efecto del hielo, las piedras permanecen soldadas a la pared. Hay que colocar dos o tres clavos para asegurar la maniobra. El recorrido hasta la cumbre es por una agradable pendiente de nieve.

No somos más precisos al indicar el lugar en el que debería colocarse tal clavo pues esta pared está sujeta a cambios violentísimos de actividad volcánica, temperatura y, junto con la erosión eólica y la denudación, presenta una transformación constante.

A partir de 1940 esta pared fue asediada por muchos escaladores de México. Se fue explorando por partes. En lo que es la “Directa” tuvieron un papel histórico relevante Ubaldo Martínez, Jorge Hernández y escaladores del Club Quetzalez. Trabajos que culminaron en 1956. La primera integral a la Directa la conseguimos, en diciembre de 1965, Felipe Sosa, José Guerrero, Jorge Saavedra, Salvador Alonso Medina, Bernardo Piña y Armando Altamira G.

Es una escalada que se repite sólo cada cincuenta años. Cuando vuelve a aparecer otra generación de escaladores capaces de evolucionar por roca erosionada, nieve y hielo. Después la pared vuelve a quedar desierta.

SÉPTIMA LECCIÓN

VUELTA AL PICO DE ORIZABA



La idea de llevar bestias de carga para la circunvalación en la cota 4,300 es impracticable. Las cañadas del sureste, sur y suroeste no lo permiten: malpaís, cortes de tajo y abundante material volcánico esperan en cada rincón del itinerario. La vuelta a la montaña con planteamiento de safari tendría que hacerse más abajo. La curva de nivel de los 4,200 que aparece en la gráfica, la tomé de las cartas topográficas “Coscomatepec” (E 14 B 46) y “Orizaba” ( E 14 B 56), escala 1: 50,000, del Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática.

La “primera” a esta circunvalación la realizamos Laura Rosales Lagarde, Pedro Arredondo Guerrero, Armando Altamira Areyán y Armando Altamira Gallardo (los 4 de México — Tenochtitlán). DeI 18 al 22 de diciembre de 2003. Fue en el sentido de las manecillas del reloj, saliendo del refugio de Piedra Grande, en el norte.

El problema más grande es la falta de agua, sobre todo en el sureste, sur y suroeste. Al menos cuatro litros de agua se necesitan por día. Tal vez con uno o dos campamentos de apoyo, en el sector sur y sureste, podría resolverse el problema.
Se trata de un excelente terreno en el que las expediciones que van al extranjero, hagan practicas de instalación y aprovisionamiento de campamentos.

EPILOGO

Si ha recorrido el programa de que consta este Método, y sigue disfrutando de los bellos amaneceres... Habrá que tener paciencia...

Será necesario recordar lo que dijo Mummery, el escalador inglés del siglo diecinueve: “Tarde o temprano, todo escalador muere víctima de su pasión”.


Hay más peligro en cruzar la calle de la ciudad que en escalar montañas( hacer click en video)

1 comentario:

  1. Muchas gracias por tu blog, cuanta verdad dices que me has hecho recapacitar respecto al suicidio llevada en nuestra vida cotidiana. Saludos desde Las Flores, SJL, Lima-Perú.

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Justificación de la página

La idea es escribir.

El individuo, el grupo y el alpinismo de un lugar no pueden trascender si no se escribe. El que escribe está rescatando las experiencias de la generación anterior a la suya y está rescatando a su propia generación. Si los aciertos y los errores se aprovechan con inteligencia se estará preparando el terreno para una generación mejor. Y sabido es que se aprende más de los errores que de los aciertos.

Personalmente conocí a excelentes escaladores que no escribieron una palabra, no trazaron un dibujo ni tampoco dejaron una fotografía de sus ascensiones. Con el resultado que los escaladores del presente no pudieron beneficiarse de su experiencia técnica ni filosófica. ¿Cómo hicieron para superar tal obstáculo de la montaña, o cómo fue qué cometieron tal error, o qué pensaban de la vida desde la perspectiva alpina? Nadie lo supo.

En los años sesentas apareció el libro Guía del escalador mexicano, de Tomás Velásquez. Nos pareció a los escaladores de entonces que se trataba del trabajo más limitado y lleno de faltas que pudiera imaginarse. Sucedió lo mismo con 28 Bajo Cero, de Luis Costa. Hasta que alguien de nosotros dijo: “Sólo hay una manera de demostrar su contenido erróneo y limitado: haciendo un libro mejor”.

Y cuando posteriormente fueron apareciendo nuestras publicaciones entendimos que Guía y 28 son libros valiosos que nos enseñaron cómo hacer una obra alpina diferente a la composición lírica. De alguna manera los de mi generación acabamos considerando a Velásquez y a Costa como alpinistas que nos trazaron el camino y nos alejaron de la interpretación patológica llena de subjetivismos.

Subí al Valle de Las Ventanas al finalizar el verano del 2008. Invitado, para hablar de escaladas, por Alfredo Revilla y Jaime Guerrero, integrantes del Comité Administrativo del albergue alpino Miguel Hidalgo. Se desarrollaba el “Ciclo de Conferencias de Escalada 2008”.

Para mi sorpresa se habían reunido escaladores de generaciones anteriores y posteriores a la mía. Tan feliz circunstancia me dio la pauta para alejarme de los relatos de montaña, con frecuencia llenos de egomanía. ¿Habían subido los escaladores, algunos procedentes de lejanas tierras, hasta aquel refugio en lo alto de la Sierra de Pachuca sólo para oír hablar de escalada a otro escalador?

Ocupé no más de quince minutos hablando de algunas escaladas. De inmediato pasé a hacer reflexiones, dirigidas a mí mismo, tales como: “¿Por qué los escaladores de más de cincuenta años de edad ya no van a las montañas?”,etc. Automáticamente, los ahí presentes, hicieron suya la conferencia y cinco horas después seguíamos intercambiando puntos de vista. Abandonar el monólogo y pasar a la discusión dialéctica siempre da resultados positivos para todos. Afuera la helada tormenta golpeaba los grandes ventanales del albergue pero en el interior debatíamos fraternal y apasionadamente.

Tuve la fortuna de encontrar a escaladores que varias décadas atrás habían sido mis maestros en la montaña, como el caso de Raúl Pérez, de Pachuca. Saludé a mi gran amigo Raúl Revilla. Encontré al veterano y gran montañista Eder Monroy. Durante cuarenta años escuché hablar de él como uno de los pioneros del montañismo hidalguense sin haber tenido la oportunidad de conocerlo. Tuve la fortuna de conocer también a Efrén Bonilla y a Alfredo Velázquez, a la sazón, éste último, presidente de la Federación Mexicana de Deportes de Montaña y Escalada, A. C. (FMDME). Ambos pertenecientes a generaciones de más acá, con proyectos para realizare en las lejanas montañas del extranjero como sólo los jóvenes lo pueden soñar y realizar. También conocí a Carlos Velázquez, hermano de Tomás Velázquez (fallecido unos 15 años atrás).

Después los perdí de vista a todos y no sé hasta donde han caminado con el propósito de escribir. Por mi parte ofrezco en esta página los trabajos que aun conservo. Mucho me hubiera gustado incluir aquí el libro Los mexicanos en la ruta de los polacos, que relata la expedición nuestra al filo noreste del Aconcagua en 1974. Se trata de la suma de tantas faltas, no técnicas, pero sí de conducta, que estoy seguro sería de mucha utilidad para los que en el futuro sean responsables de una expedición al extranjero. Pero mi último ejemplar lo presté a Mario Campos Borges y no me lo ha regresado.

Por fortuna al filo de la medianoche llegamos a dos conclusiones: (1) los montañistas dejan de ir a la montaña porque no hay retroalimentación mediante la práctica de leer y de escribir de alpinismo. De alpinismo de todo el mundo. (2) nos gusta escribir lo exitoso y callamos deliberadamente los errores. Con el tiempo todo mundo se aburre de leer relatos maquillados. Con el nefasto resultado que los libros no se venden y las editoriales deciden ya no publicar de alpinismo…

Al final me pareció que el resultado de la jornada había alcanzado el entusiasta compromiso de escribir, escribir y más escribir.

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