La conquista del Pico de Orizaba

Hay que caminar hacia los mundos que todavía no están destruidos.
Ernest Jünger novelista, 1944


 


Pico de Orizaba visto desde el norte.
La línea blanca marca  aproximadamente  las cotas que seguimos.
A- ubicación del albergue de Piedra Grande.
Foto tomada de internet el 18 de marzo de 2018.

Presentación

Esta montaña presentaba seis problemas alpinos. Comprendían las ascensiones de las vertientes sur, norte, oeste, este y las circunvalaciones a su cráter y a la base. Los dos primeros fueron resueltos en tiempos prehispánicos bajo la concepción religiosa del Tepeilhuitl, como era conocida la fiesta de las montañas. Se celebraba a partir del 24 de octubre. Fray Bernardino de Sahagún (siglo XVI) y Francisco Javier Clavijero (siglo XIX) ofrecen información a este respecto. La primera circunvalación al cráter tuvo lugar en 1930 (ver revista Sierra Club, editada en la Ciudad de México, página 13, del mes de julio de 1938). Quedaban por resolver la Pared Oeste, la Vertiente Este y la Circunvalación a la base. Es probable que en la Oeste se hayan efectuado algunas ascensiones por el centro de su pared. Aquí hay una falla, un talud, que permite el paso sin necesidad de escalar. Nosotros realizamos una escalada en su sector norte, en 1957 (ver La Pared Oeste del Citlaltepetl 1995, trabajo editado por el Sindicato de Trabajadores de la UNAM, STUNAM, Ciudad de México). Sino hay una escalada debidamente documenta, anterior a 1957, esta escalada podría tornarse como la primera, es decir, la conquista de lo que sería propiamente la pared. No obstante lo anterior, la Pared Oeste sigue sin ser escalada hasta la fecha.


La Vertiente Este, asimismo, carece de historia alpina. En diciembre del 2003, corno se detalla más adelante, realizarnos la primera vuelta a su base en la cota de los 4,200. Y con esto se dio un paso más hacia la conquista total de la montaña.

Bella y horrible. Es lo que se puede decir de la Circunvalación al Pico de Orizaba que llevamos a cabo cuatro alpinistas de la Universidad Nacional Autónoma de México. Fue a pie y en la cota promedio de los 4,300 metros de altitud. Nos llevó cinco días, del 18 al 22 de diciembre de 2003. Jornadas efectivas de ocho horas de caminata y doce dentro de las tiendas de campaña obligados por las bajas temperaturas. En el grupo había tres geólogos.

Fue un constante subir y bajar de cañadas abruptas en los primeros 180 grados a partir de la cañada Jamapa, en el norte, en la ladera este y en el sector sureste. Originalmente trazamos en el plano una línea a seguir en la cota de los 4 mil, pero con frecuencia las cañadas nos obligaban a remontar hasta su cabecera para poder salvarlas. En el sureste fue preciso subir hasta los 4,660 metros, que es en donde se encuentra ubicado el refugio de piedra “Fausto González Gomar”.

Del otro lado de las cañadas está el albergue de Piedra Grande y la circunvalación  apenas empieza


Puede decirse que, en esas cotas, toda la circunvalación es de unos 20 kilómetros. Si bien, para dar idea de lo accidentado del terreno, baste mencionar que, del campamento dos al tres, pudimos avanzar sola mente dos kilómetros en todo un día en el sector sureste. Para el efecto de caminata horizontal, en derredor de su base, esta montaña es semejante a un pulpo visto desde arriba. Con sus múltiples cañadas, como tentáculos, vertiendo la mayor parte de ellas hacia el este.



Visto desde Tlalchichuca



Coincide tal característica volcánica con la orientación de su cráter W- E siendo la cumbre más baja también hacia el este.
Descendiendo de la garganta del Chichimeco al fondo se ve el glaciar  este del Pico.

Esto de subir y bajar es consustancial a la práctica del alpinismo, desde luego. Más aquí la práctica tuvo su factor limitante y fue la sed. La falta de agua para beber es el problema número uno que debe enfrentar todo aquel que quiera repetir la vuelta a la base del Pico de Orizaba. Además de poder contar con un equipo humano unido, resistente y obstinado como el que se dio en esta ocasión. Cada individuo necesita al menos 4 litros de agua por día para dar la vuelta.

En el segundo día, y ya en el sector sureste, pasamos por una situación angustiante por la falta de agua. Parecida a la de los navegantes que sufren de sed en medio del océano. Muy arriba de nosotros las cumbres blancas del cono volcánico ¡pero abajo las cañadas estaban secas! Al menos en 270 grados de la circunvalación, o tres cuartas partes del recorrido, no encontramos agua. De haberse dado en semanas anteriores alguna gran nevada todo estaría húmedo y arriba mucha nieve. Pero no fue así. En las cotas superiores había nada más hielo. Y el sol débil del invierno era incapaz de fundirlo.

 Buscando el paso en los acarreaderos de los 4,500 metros.
Foto tomada por Armando Altamira Areyán.

En el segundo campamento disponíamos de sólo 2 Litros de agua en total para los 4 componentes del grupo. Tomamos un cuarto de litro en la cena y el otro en el almuerzo del día siguiente. Con esto se echaron a andar todos los graves síntomas de la sed. Nuestras mochilas repletas de comida y nadie pudo comer un solo bocado por falta de agua. Se carecía de agua para beber y para preparar los alimentos. Es probable que los habitantes de la City sepan que los más exquisitos bocados de nada sirven si no hay agua para beber.

Como consecuencia siguió una debilidad creciente para enfrentar el terreno que teníamos por delante. Una progresiva deshidratación que, junto con la altitud en a que nos movíamos, amenazaba afectar el ritmo cardiaco. Principios de trastornos visuales. Como cuando se mira hacia el interior de una tortillería...Un estreñimiento agudo...Al escupir, la saliva quedaba colgando de la boca, como si fuera una liga de hule...
El Pico desde el Noreste. Foto propiedad del Sr. Reyes, de Tlalchichuca.En la parte superior de la foto se ve el glaciar Jamapa y en los planos inferiores el comienzo de la cañada del mismo nombre.
Vista aérea desde el NE.Propiedad del Sr. Reyes, de Tlalchichuca.
Entre tanto, los 7 grados bajo cero de temperatura congelaba las secreciones de las narices y quedaban colgando, como estalactitas. En lugar de limpiarlas con el pañuelo las rompíamos dándole un golpecito con la uña. Taza de café hirviendo, a la mitad se había enfriado y al final podía haberse congelado, en sólo unos minutos. Tener 30 o 40 grados bajo cero en los macizos alpinos de otros continentes puede parecer impresionante. Pero no lo es tanto si se piensa en una aclimatación progresiva que va teniendo la expedición conforme se va acercando a la montaña final.

Al fondo se ve la cresta de la ruta sur y el cráter


 Pero tener 7 grados bajo cero, cuando el día anterior se emprendió el ascenso de los valles calientes de México, ya estamos hablando de por lo menos 25 grados de caída en el termómetro.
Llevamos a cabo esta circunvalación tres estudiantes del Postgrado de Geología de la UNAM y un fotógrafo. Respectivamente: Laura Rosales Lagarde, Pedro Arredondo Guerrero, Armando Altamira Areyán y Armando Altamira Gallardo.

La Circunvalación fue en el sentido de las manecillas del reloj: norte, este, sur oeste y norte. Salimos del albergue de Piedra Grande, en el norte, a las 8:59 horas de la mañana del 18 de diciembre de 2003 y regresamos al mismo a las 12:36 horas del 22. Sobre todos los relatos orales no documentados que hay en la región, respecto de esta fantástica circunvalación, nosotros trajimos cerca de 300 fotografías digitales a color, de prácticamente todos los ángulos de la montaña y 60 fotografías fotomecánicas en blanco y negro. Además de un registro de nuestra ruta mediante señal satelital conocida como “GPS” (Global Positianing Sistem). Esta gráfica arrojó una especie de elipse de la base de la montaña en sentido noreste- suroeste.
Visto desde el E.Foto del Sr.Reyes, de Tlalchichuca
La primera noticia de esta empresa deportiva salió publicada en el periódico Unión, diario informativo del Sindicato de Trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México, número 670, el jueves 12 de febrero del 2004, pág.8. Sucinta por naturaleza, como son las noticias cuando se dan a conocer por las vías del periodismo. Es la reseña que aparece arriba. Ahora tengo la oportunidad de referirme a algunos detalles que entonces fueron omitidos y que en su momento tuvieron un valor decisivo para el éxito de la circunvalación. Los consigno aquí porque pudieran ser de utilidad para los que en el futuro emprendan esta “vuelta”.


En la tarde del segundo día, a la hora de instalar el segundo campamento, casi se nos habían agotado las reservas de agua que llevábamos en nuestros envases de dos litro cada uno. Esta cantidad de cuatro litros es suficiente para una jornada. Los habíamos llenado el primer día en la barranca Ojo Salado. Llevábamos cuatro litros por individuo en la esperanza de encontrar otro sitio en donde poder volver a llenarlas. El problema es que no hay lugares a la mano para recargarlos cada vez que se han terminado. La solución sería cargar muchos más litros. Y esto deberá hacerse en la medida que el peso de las
 Torrecillas


mochilas lo permita.

También hay que llevar tienda, víveres, ropa de abrigo, bolsa de dormir, enseres de cocina, cámara fotográfica, instrumentos de orientación...



En la fuerte caminata de la tarde del primer día, y la caminata entera del segundo, esas existencias de agua prácticamente habían llegado a cero. De esta manera, a la instalación del segundo campamento, disponíamos de dos litros en total,
 Torrecillas y la ruta del sur Z-Cumbre

para ser repartidos entre cuatro. Pero entre cuatro que tenían sed. Es decir que ya acusábamos los síntomas de la deshidratación. Nos tocaba medio litro para que cada uno lo distribuyera entre la cena y el desayuno del día siguiente.



Medio litro de agua, arriba de los cuatro mil, para preparar la cena y el desayuno y además tomar agua y deshidratados, hace que, de manera mecánica, sin pensarlo casi, se rechace todo intento de comer algo. No se puede comer, en las condiciones que estamos describiendo, sino hay agua para beber. Cualquier bocado va a requerir un trago de agua. Preferimos repartir un cuarto de litro para mojar la boca durante la noche y tener
 La cara sur.A-Refugio.C-Acarreader. K- resalte rocoso cerca de la cumbre

otro cuarto para beber en la mañana, antes de emprender de nuevo la marcha. Fue una noche marcada por la sed. En la mañana siguiente, en efecto, tomamos el último trago de agua.

Lado sur.La montaña vista desde el campamento 3.En el centro de la foto se ve la arista que conduce a la cima.


Habíamos llegado, así, al momento de la disyuntiva. Frente a nosotros seguía el panorama de cañadas por demás accidentadas que, por la experiencia de los días anteriores, sabíamos que no podríamos encontrar en ellas ni gota de agua. Sobre nuestras cabezas tuvimos siempre los grandes mantos blancos helados. O las cascadas congeladas. Pero no era nieve sino hielo que el sol no alcanzaba a fundir.

Lado sur.En el centro de la foto nevada se ve la arista que conduce a la cumbre.







Figura izquierda: Pedro Arredondo Guerrero y Armando Altamira Areyán (con gorra) en el lado SE del Pico de Orizaba. Figura derecha: Armando A. A. registra nuestra posición por medio de un Sistema de Posicionamiento Global (GPS).







La humedad que había en los tejidos de nuestros cuerpos nos alcanzaría para descender en la forma más directa y rápida hasta alcanzar un lugar habitado en donde poder encontrar algo de beber. Significaba abortar el plan y buscar una salida para evitar la postración por sed. Yo conocía, en las travesías del desierto, lo que pudiera llamarse la” escala de la sed” antes de la inanición total. En una escala de diez, en Altar habíamos llegado al nueve. Si ahora seguíamos con la circunvalación, arriba de los cuatro mil, a través de las cañadas, al concluir el día habríamos alcanzado el punto nueve. La fisiología de la sed no es ningún juego.




Tiene que ver con la buena o mala marcha del corazón y una serie de consecuencias colaterales. Estas podrían hacerse presentes en el transcurso de la noche de este día, si es que para entonces no habíamos podido alcanzar la ladera sur. En la ladera sur era el lugar en el que yo sabía encontraríamos agua en unos grandes tinacos de plástico instalados por los de Texmalaquilla. De no haber podido alcanzar esas cisternas, en la noche entre el tercer y cuarto día, de seguro habríamos llegado al punto diez...
Lado SW.
En esas condiciones, de fuerte deshidratación y debilitamiento por no haber ingerido alimentos debido a la falta de agua, era cada vez más difícil poder seguir avanzando. Y a lo mejor ya sin fuerzas suficientes para bajar completamente. Fue cuando les propuse que abandonáramos la idea y empezáramos a bajar sin perder un minuto. El último trago de agua que habíamos podido ingerir estaba ya contra reloj siendo aprovechado por nuestro organismo... Lo hubiera planteado con otros cualesquiera. Una vida es una vida sea quien sea. Pero era el caso que estos tres era geólogos que cursaban diferentes niveles del postgrado de esa disciplina académica. Con cien millones de habitantes, y en un país tan pobre como México, la educación de cada uno de ellos había costado infinitos esfuerzos al pueblo. En la actualidad pocos son los que a nivel universitario, terminan una licenciatura en E área de las llamadas ciencias exactas. Y menos aun lo que llegan al doctorado.
Lado NW
Si nos apresuramos, dije, tal vez al anochecer habremos alcanzado algún caserío, de tantos caseríos que se ven brillar en la noche, del lado sureste del Citlaltepetl A lo mejor hasta vamos a dar a Orizaba... Pero ellos no querían abandonar sin haber hecho un último esfuerzo. Bajemos esa cañada, dijo Armando, y remontemos la pendiente que tenemos enfrente. Si del otro lado no logramos distinguir Torrecillas, que quiere decir la ladera sur, entonces abandonamos y mañana empezaremos a descender hacia el sureste. Los otros fueron de la misma opinión.

Me pareció que ese “mañana” ya sonaba muy lejano. Pero entendí. Yo mismo había estado en situaciones extremas por no haber sabido renunciar a tiempo. Parece que el alpinismo se caracteriza por reunir entre sus filas a cabezas duras que no saben renunciar a tiempo. No es ninguna casualidad que las laderas de muchas montañas del planeta, incluida esta del Pico de Orizaba, estén sembradas de cadáveres. Como son empresas arduas y costosas, ir por esos cadáveres, ahí se les deja. Pregunté a Laura y a Pedro. Dijeron que eran de la misma opinión de Armando. Seguimos.



La línea de la cota 4,200 m que aparece en la figura es la altura aproximada en la cual se realizó la circunvalación. El dibujo fue hecho con base en las cartas topográficas "Coscomatepec (E-14B-46)" y "Orizaba (E-14B-56)".
En la malla de unidades UTM (gráfica de la derecha) se documenta el registro trazado a partir de las lecturas GPS en tanto dábamos la vuelta a la montaña. El punto más al N.W. (arriba a la izquierda) indica la ubicación geográfica de Tlalchichuca, que fue punto de partida y de llegada de nuestra expedición.


Lado W
Hacia el medio día alcanzamos lo alto de la cresta que teníamos enfrente por la mañana. Hasta donde se podía ver, bajo nuestras botas se abría una abrupta cañada y más allá seguramente había otra. Es decir que la situación se presentaba nada alentadora. Más al ver hacia lo alto del Citlaltepetl identifiqué con toda certeza los tramos superiores de la ruta de ascensión de ladera sur. Y por ver hacia lo alto no me fijé lo que había en los planos inferiores. Hasta que Armando preguntó si la alta roca en forma de cresta en Torrecillas. En efecto, era Torrecillas. Al final, en el lado norte, o sea el más alto, el pegado a la montaña propiamente del Citlaltepetl, estaba el refugio “Fausto González Gomar”. No se veía desde ahí pero yo estaba seguro de tal cosa. Ahora ya sabíamos con certeza el terreno que pisábamos. Faltaba ver si podíamos superar lo que nos faltaba para pasar del otro lado de Torrecillas. El camino más corto era dirigirse hacia el oeste. Buscar un paso de des censo entre la ladera vertical de la cañada que teníamos justo debajo de nuestros pies. Luego remontar la ladera de enfrente y volver a descender la otra cresta. Esta era propia mente la pequeña cordillera de Torrecillas. La incertidumbre consistía si desde esa cresta que teníamos enfrente podríamos encontrar un paso dentro de la verticalidad de su otra ladera.



Sugerí lo que me pareció entonces la línea más segura, aunque era la más ardua. Bajar hacia el norte esta cresta en la que nos encontrábamos. Descender hasta el fondo, a través de pronunciados acarreaderos con una pendiente y un material erosionado y suelto a punto de ponerse en movimiento hacia el fondo. Luego remontar la pesada pendiente hasta alcanzar el refugio. De ahí, desde los 4, 660 metros, bajar por el sendero de las caravanas hasta la cota de los 4,400. Así lo hicimos y eso nos llevó casi toda la jornada.
Pedro y Laura llegan al campamento 3.Armando muestra las señales de la deshidratación
Efectivamente, como habíamos imaginado, la sed fue creciendo a cada esfuerzo. Y junto con ello aparecieron los fenómenos de la deshidratación. La primera alteración fue visual. En un ambiente tan frío, no obstante, veíamos hacia lo lejos como en el desierto cuando la temperatura está cerca de los cincuenta grados calientes.. . La segunda era la extrema sequedad en la boca. Los labios habían desaparecido. En su lugar quedaban dos como costras a punto de sangrar. Escupíamos y la saliva quedaba colgando de la boca..

Aparecería también el estreñimiento. En situación de deshidratación el organismo empieza a echar rnano de líquidos (se orina menos) y de cuanta humedad contenga en todas partes. Una de ellas es el sistema digestivo, particularmente la humedad que hay en os intestinos. El resultado va a ser un estreñimiento que puede volverse tan severo que provocará una peritonitis o la aparición de las hemorroides.. . En un momento cuando ya nos aproximábamos al refugio, sentí nauseas. Son los síntomas que experimentan los que están siendo atacados por el esfuerzo en alta montaña. Vomitar es la manera que tiene el corazón par defenderse en principio. A mi edad de los 68 años no se debe forzar la marcha cuando aparecen estos síntomas. Reduje la cantidad de pasos entre descanso y descanso. A veces daba sólo cinco pasos y volvía hacer alto. Pienso que, a la sazón, habíamos llegado a la cifra 9.5 de la “escala de la sed”.
En el refugio de Piedra Grande
Finalmente llegamos al albergue. Teníamos a esperanza de encontrar algo de agua que los alpinistas suele dejar en algún lugar para no cargarla de regreso. Pero esta vez no fue así. En el lugar estaban dos montañista de Orizaba. Nos regalaron una coca cola de medio litro.



La tomamos entre Armando y yo. Fueron apenas unos tragos pero suficientes para sentir que la “escala” se alejaba del punto fatal hasta, digamos, tal vez la cifra de 7. Cuando reemprendimos la marcha nos sentimos mejor. Al menos para bajar por la ladera sur sin tanto apremio.

No nos detuvimos hasta los grandes tinacos en la que los habitantes de Texmalaquilla guardan el agua de lluvia. Teníamos pensado acampar en ese lugar y así lo hicimos. Fue nuestro tercer campamento. La sorpresa consistió en que las cisternas estaban vacías. Buscamos con desencanto y desesperación. Todas estaban vacías. Finalmente descubrimos que varios de estos depósitos tenían una costra de hielo en el fondo. Eso volvió a animarnos. En todo caso fundiríamos el hielo y obtendríamos agua. No fue necesario ya que por debajo de la capa de hielo había agua en cantidad suficientes para beber cuanto quisiéramos y volver llenas nuestros recipientes. Era una agua que no inspiraba confianza. Pero llevábamos gotas purificadoras eso resolvió el potencial peligro de una infección. U rato después llegaron al lugar nuestros compañeros.
NNE.
Laura y Pedro se habían rezagado durante todo el día. Se debió a que Armando y yo apresuramos el paso tratando de buscar los lugares más adecuados par ascender o bien para cruzar los acarreaderos. Varias veces nos equivocamos en algún tramo y debimos rectificar. Los otros observaban desde lejos y evitaba nuestro yerro. De esa manera economizaban tiempo y energía. Por ejemplo, la tarde del segundo día remontamos una pendiente muy pesada, muy arriba llena de rocas erosionadas tratando de encontrar un paso alto por el cual salvar la cañada que teníamos enfrente. Pero al final nos topamos con un acarreadero imposible de cruzar debido a su inestabilidad. Avanzamos en sentido horizontal y cuando habíamos llegado a la mitad, toda la ladera se ponía en movimiento arrastrando lo que en ella se encontrara. Regresamos y desde arriba gritamos a los otros que desistieran.Bajamos y nos reunimos con ellos en el lugar que instalamos el segundo campamento.La maniobra de exploración tan agotadora e inútil nos había llevado al menos tres horas.


Ya en el campamento tres, levantado entre las cisternas, Laura nos comunicó que en la mañana siguiente abandonaría la circunvalación y bajaría a Texmalaquilla. Era terreno seguro pues estábamos ya en un área de la montaña muy frecuentada por los que suben al Citlaltepetl por el lado sur. Del lugar en el que nos encontrábamos acampando, en los 4,400, al pueblo, quedan unos siete kilómetros de descenso a lo largo de un terreno sin dificultad y muy marcado.
W
No es que estuviera particularmente cansada sino que creía que nos venía retrasando pues su paso era algo lento. Más o menos como el mío. Le expliqué que nuestra prisa de esa jornada era por encontrar agua pero una vez que ya la teníamos, que nos habíamos rehidratado y llenado de nuevo nuestros envases, no había en adelante ninguna prisa. Nos encontrábamos a la sazón dentro de un periodo de vacaciones y nuestras mochilas contenían suficientes víveres. Calcularnos que en dos ornadas más cerraríamos la circunvalación. Pero si fueran necesarias tres o más jornadas tampoco habría prisa. Además conocíamos la ladera oeste y esta ofrecía un terreno en el que podríamos avanzar con más velocidad y menos esfuerzo Con excepción del sector suroeste, en el que hay que enfrentar das cañadas agrestes, lo demás era ya sólo cosa de distancia. Desistió de su idea y a la mañana siguiente continuamos los cuatro.



El campamento cuatro lo instalamos en a barranca Alpinahua. Exactamente en el lugar que habíamos acampado dos noches en el invierno de 1994. En esa época fue cuando hicimos el primer intento de la circunvalación pero en sentido inverso. Es decir, de norte hacia el oeste.
NNW
Nos dimos cuenta en esa ocasión que la empresa era de mayores vuelos y desistimos. Entonces éramos Antonio Muñoz, Armando Altamira Areyán y yo. Lo tres de México- Tenochtitlan. No obstante, aquella experiencia ahora nos sirvió mucho para caminar por el terreno ya conocido del lado oeste.
foto de nuestro intento en 1994.Antonio Muñoz y Armando Altamira Areyán
En 1994 bajaba agua abundante de deshielo por la barranca Alpnahua a partir de a diez de la mañana y se volvía a congelar hacia las seis de la tarde. Pero este día la barranca estaba seca por completo. El glaciar había retrocedido de manera considerable en apenas nueve años. Todo estaba seco por lo que, al menos en esta ocasión, el agua ya no bajaba como producto del fenómeno de deshielo. Seguramente volvería a hacerlo en temporada de lluvias y con sus abundantes nevadas, aunque fáciles de volver a desaparecer. Esto deben de tenerlo en cuenta los que en adelante intenten esta circunvalación.
W
No nos preocupó la falta de agua pues aun nos quedaba suficiente para dos días más. Y para este cuarto día ya habíamos recorrido 310 grados de la circunvalación (ver dibujo), por lo que esperábamos alcanzar el albergue de Piedra Grande hacia las primeras horas de la tarde del día siguiente. Como en realidad sucedió.
El campamento 4. Al fondo la pared oeste.
Pedro(izquierda), Laura y Armando AA

Los glaciares han retrocedido, los arroyos de deshielo están secos.
En la mañana del último día, el quinto de caminata, fue cuando no pudimos encender la estufilla. La temperatura era de siete grados bajo cero y el gas no fluía. Las secreciones de la nariz se congelaban apenas salían de nuestras fosas nasales...

Para el desayuno recurrimos al viejo expediente de la humanidad haciendo una fogata. Era la primera fogata que encendíamos de toda la expedición. Como siempre fuimos cerca del límite superior del bosque, podíamos disponer de la leña que quisiéramos. Pero una fogata hace humo que se ve desde lejos. Y si es de noche su luz también se distingue a mucha distancia. Los tiempos son inseguros y en caballos los depredadores podrían remontar desde los valles lejanos. Pero ahora se trataba de la última mañana y podíamos darnos ese lujo de la fogata.

En efecto, Armando A.A. llegó al albergue de Piedra Grande y enseguida a las 12:36, del día 22, nos reunimos con él. Con esto quedó realizada la circunvalación a la base de la montaña.


Durante la circunvalación tomamos lecturas de nuestra ubicación utilizando un lector de coordenadas geográficas "GPS" (Sistema de Posicionamiento Global). Sobre la imágen del Citlaltépetl, generada con Google Earth, sobrepusimos las localidades donde estuvimos, y la hora de la lectura GPS, durante esos días del 18 al 22 de diciembre de 2003.



Localidades donde estuvimos, y la hora de la lectura GPS, del día 17 de diciembre de 2003 (imágen del Citlaltépetl generada con Google Earth).


Localidades donde estuvimos, y la hora de la lectura GPS, del día 18 de diciembre de 2003 (imágen del Citlaltépetl generada con Google Earth).


Localidades donde estuvimos, y la hora de la lectura GPS, del día 19 de diciembre de 2003 (imágen del Citlaltépetl generada con Google Earth).


Localidades donde estuvimos, y la hora de la lectura GPS, del día 20 de diciembre de 2003 (imágen del Citlaltépetl generada con Google Earth).


Localidades donde estuvimos, y la hora de la lectura GPS, del día 21 de diciembre de 2003 (imágen del Citlaltépetl generada con Google Earth).


Localidades donde estuvimos, y la hora de la lectura GPS, del día 22 de diciembre de 2003 (imágen del Citlaltépetl generada con Google Earth).


Tabla con coordenadas, días y horas de las localidades documentadas durante la primer circunvalación al Pico de Orizaba (del 18 al 22 de diciembre de 2003). Nota: Los datos del día 17 de diciembre de 2003 se incluyen para ilustrar la ruta por la cual llegamos al albergue de Piedra Grande, pero la circunvalación comenzó el día 18 de diciembre de 2003.







armando altamira gallardo (Ce Tecpatl).

Una última consideración (exclusivamente para novatos, los expertos no la necesitan) es la relativa a la aclimatación a las alturas. Este aspecto es algo  que golpea  y,  con tal fuerza, que el montañista debe dar marcha atrás (después de vomitar o desmayarse) y en ocasiones morir ahí mismo o en breve tiempo a consecuencias de lo mismo. En México ese asunto se le conoce como “mal de montaña”.Es el precio que pagamos por subir en pocas horas lo que debería llevarnos días.
Lo más propio es consultar a la ciencia médica del deporte respecto de este tema. Aquí damos una noticia sucinta del asunto. La intención es despertar el interés para que el individuo se documente más sobre este tema del mal de montaña.
Adolf Mokrejs, en su Guía practica del excursionismo II, (ediciones Roca, México, 1986, Pág. 112) dice que “El “mal de montaña o altura no es una enfermedad sino un indicio de que la aclimatación no ha tenido lugar”. Da enseguida unos datos. Se pueden dividir las diversas zonas de aclimatación. Abarcando cada una de ellas 1,500 metros de altura. Y exigiendo una semana de adaptación. Para la zona entre los 3,000 y los 4,500 se requiere una semana. Para la situada entre los 4,500 y los 6,000, dos semanas.
Es decir que para ir, de la Ciudad de México (2,200m.s, n. m.), a la cumbre del  Pico de Orizaba, necesitaríamos  ir subiendo, acercándonos,  gradualmente, de población en población, dos semanas. Como lo hacemos es en dos días. Uno de acercamiento y el otro para subir a su cumbre. Imagínese la tremenda deficiencia en nuestro modo de subir altas montañas. ¿Qué de raro tienen todos esos dramas originados por el mal de montañas que vemos con frecuencia?
Para subir al Popocatépetl, partiendo de la Ciudad de México, necesitaríamos una marcha de aproximación- aclimatación de  al menos una semana.  Lejos de eso,no es raro que salgamos en la mañana en automóvil de la ciudad, dos horas después estamos en Tlamacazcalco y tres horas más tarde en la cumbre del volcán. Cinco horas lo que necesitó una semana… 
 Si alguien quiere tener una idea real de lo dramatico que puede ser el mal de montaña vea el video donde se muestra la muerte de un joven andinista argentino llamado Federico Campanini. Murió por esta causa en el Glaciar de los Polacos, filo noreste del Aconcagua, el 19 de febrero del 2009.Está en Geoogle Internet.





Altamira Gallardo, Armando, 2004. La conquista del Pico de Orizaba. Serie: Cuaderno de Comunicación Sindical número 75, Sindicato de Trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (STUNAM). México, D. F. México, p. 24.

Nota del autor:
Consignamos esta circunvalación como la "primera" que se hace a esta montaña en la cota de los 4,200 metros.En Tlalchichuca escuchamos a varias personas haberla realizado antes.Estas expresiones orales son comunes y casi siempre les falta sustento publicado. No obstante, si hay una constancia documentada a este respecto seremos los primeros en reconcerla y anexar esos datos a esta reseña.Será parte de la historia del Pico de Orizaba.



Lo que sigue son apuntes del Diario de Armando Altamira Areyán. Nos da una información sucinta  y puntual del terreno de la circunvalación. Registra los tiempos que empleamos en cada jornada y describe algunas características del lugar así como estados de ánimo, errores y aciertos cuyo conocimiento puede ser de mucha utilidad para ulteriores recorridos por otros grupos.

Procedentes de Tlalchichuca , Puebla, el 17 de diciembre de 2003 arribamos en vehículo al albergue de Piedra Grande, situado en los 4, 260 m.s.n.m de la ladera norte del Pico de Orizaba.
18
9:00horas abandonamos el albergue de Piedra Grande descendiendo hacia el norte.Llegamos al fondo de la cañada de Jamapa a las 10:00 horas.Hay abundante agua de deshielo.
10:32 llego al collado del monte Chichimeco.Media hora después estamos reunidos todos.
11:15 horas emprendemos nuestro recorrido hacia el sur.
13:08 horas estamos en el fondo de la barranca Ojo Salado.Comida.
14:37 horas seguimos. Vamos explorando el paso en la alta y abrupta ladera de la misma barranca que tenemos enfrente, hacia el sur.Parece que es mejor no descender al fondo de esta barranca sino seguir hacia arriba, buscando cruzar en su cabecera, antes de descender como lo hicimos nosotros. El esfuerzo ha requerido un desgaste de energías y tiempo que pudieron haberse ahorrado.
16:15 horas llego a un punto sin referencia en plena ladera, alta y despejada, del lado sureste.
17:45 horas alcanzamos lo alto de una somera loma, al pie de un grupo de árboles no muy altos. Instalamos las dos tiendas del campamento 1.

19
7:45 horas nos levantamos y almorzamos.9:39 comenzamos a caminar.12:44 alcanzamos la cresta de una dorsal. Desde ahí se ve una cañada muy abrupta.13:42 Pedro y yo llegamos, por caminos diferentes (Pedro se fue por todo el collado y yo bajé el fondo de la cañada y subí por la panza de la loma de enfrente).14:20 horas llegué arriba del collado de piedras que nos permitió salvar otra barranca que en sus planos medios inferiores está muy cortada en ambas laderas.17:00 horas AAG y yo exploramos un terreno muy alto y poco consistente que creemos nos permitirá salvar la barranca siguiente en un buen lugar y así ahorraremos tiempo y ganaremos distancia. Andamos cerca de los 4,500 metros y se sienten los efectos de la altitud.Resultó muy inconsistente la pretendida travesía y debemos regresar por donde habíamos subido y bajar hasta reunirnos con nuestros compañeros.Instalación del campamento 2. El agua que llevamos ya es muy escasa.

20
Nos levantamos y recogemos el campamento.Ya no tenemos agua y no probamos bocado.AAG propone abortar la misión.Yo insisto en continuar en la esperanza de encontrar agua.AAG tiene la preocupaciónde no encontrarla y estar desgastados físicamente para poder bajar a algún poblado.En Dios nos encomendamos y seguimos adelante. Hemos llegado al punto de no retorno.Ya no volveremos a pensar en descender....Desde este lugar podemos ver todavía detalles del glaciar este que vamos dejando atrás.Se trata de un aspecto de la montaña visto por muy pocos montañistas.Casi todos se dirigen a las laderas norte y sur.La oriental les queda muy lejana y oculta por el Chichimeco.En esta ladera hay mucho terreno de juego para los escaladores pero es necesario sobreponerse a la soledad y a la sensación de aislamiento.

De haber tenido algo de agua se la hubieramos entregado a alguno de los de más posibilidades para que siguiera solo y así buscar agua y regresar, quizá al día siguiente, a donde estaríamos esperando los otros.Pero como no tenemos nada de agua, seguimos todos.8:02 horas. Comenzamos a caminar. 9:30 horas AAG y yo hemos alcanzado una cresta.Tal vez estamos en la altura de los 4,500m.s.n.m.11:17 horas. Llegamos a la cima de un collado.Queda por salvar la ladera este de Torrecillas, subir al lejano collado que vemos en el norte de Torrecillas y alcanzar el albergue de la ledara sur del Pico.Pedro y Laura están en el pie, al inicio de la subida para llegar a este collado en el que ahora nos encontramos.13:42 horas. Ascendemos cerca del costado de Torrecillas a lo largo de un terreno por demás erosionado. Damos dos pasos y regresamos uno. Algunos lugares son acarreaderos cuya inestabilidad de terreno amenaza llevarnos hasta el fondo de la cañada.Más abajo Laura y Pedro suben siguiendo nuestro rastro.

La deshidratación hace sus estragos y tenemos algunas alteraciones visuales.Los labios de la boca han desaparecido y por las grietas sale algo de sangre.Si intentamos escupir la saliva queda colgando con la consistencia de un chicle. Las cuencas de los ojos están hundidas.

Avanzamos cinco pasos y nos detenemos a recuperarnos. hemos alcanzado a la sazón los 4,600 metros sobre el nivel del mar.14:00 horas por fin llegamos a lo alto de la loma que veíamos desde la mañana. Unos metros más abajo, en la ledara del este, aparece, casi de pronto,el albergue "Fausto González Gomar" Unos montañistas, que luego nos enteramos son de Puebla, nos ven tan quebrados que nos ofrecen un refresco de medio litro que nos repartimos entre los dos.Empezamos a descender hasta los 4,400.14:22 horas llegamos a los grandes tinacos  donde esperamos hallar agua.Están vacíos.Después de tanto buscar encontramos una capa de hielo en el fondo y debajo agua suficiente para cubrir nuestras necesidades inmediatas y las de las jornadas que están por venir.17:04 Pedro y Laura llegan a los tinacos.Instalamos el campamento 3.

21
 7:00 horas. Salimos de las tiendas y preparamos el desayuno.Hace mucho frío.9:40 horas comenzamos a caminar. 10:47 horas cruzamos una cañada abrupta en el suroeste.11:32 horas vamos por el fondo de otra cañada, también abrupta.Por fin salimos a un terreno abierto y más fácil de recorrer a lo largo de toda la ladera oeste.Es terreno conocido por nosotros en el intento de hace nueve años.La ladera es tan extensa que cuesta trabajo localizar en la foto que AAG nos toma a los tres montañistas.16:38 llegamos a un sitio entre arroyos de deshielo y cerca de unos árboles donde instalamos el campamento 4. No hay deshielo y los cauces están secos. Solamente nueve años, desde nuestroo anterior intento, bastaron para que que se calentara la temperatura global y ya no fluyera el agua de deshielo. Apenas una décima de grado pero suficiente para dejar secos estos arroyos.

22
 Nos levantamos y hay 7 grados por debajo del cero. No fluye el gas de la estufilla y encendemos una fogata para preparar el desayuno.8:55 horas comenzamos a caminar hacia el albergue de Piedra Grande. Enfrente, hacia el norte, tenemos una cresta alta para superar.Hay varias hondonadas y otras crestas por delante pero son un tanto someras en comparación con esta. 11:37 horas alcanzamos lo alto de una cresta desde donde podemos ver, muy abajo, hacia la derecha, del nivel en el que nos encontramos, el albergue de Piedra Grande. El monte de la izquierda es el Chichimeco. Por ahí habíamos empezado nuestra vuelta cinco días antes.12:33 Llegamos al albergue ¡lo logramos!
14:20 horas. La camioneta del señor Reyes, de Tlalchichuca, ha llegado con puntualidad  profesional a recogernos y descendemos hacia el oeste.





 Collado del Chichimeco








 E









 Cumbre y collado del Chichimeco.Buen lugar para práctica de escalada en los 4 mil.








 E










 SE






 SE. Campamento 1












 Campamento 1. Armando Altamira Areyán.










SE









Campamento 1













A-Es el itinerario que seguimos. Fue un error. Descender esa cañada
y remontarla nos llevó mucho tiempo y gasto innecesario
  de fuerzas.
Pero nos permitió conocer una caída de agua, de unos 50 metros, que
 en invierno se congela y permite practicar escalada en hielo.
B-Es la solución económica en todo sentido.
 








SE.Campamento 1









SE. Vegetación en los 4,200.








SE. Cañada sorteada en su parte alta.











SE.A la izquierda "Torrecillas Falsas"








SE. "Torrecillas Falsas"







SE. "Perdidos" en la inmensidad.






Rocas de referencia en la ladera Este









SE.Campamento 1









SSW.







SSW.Vegetación en los 4,200








S







Foto 1

A-Es la dirección que seguimos para pasar de la ladera este
 a
la del sur. Termina el ascenso en el albergue. Es un tramo que requiere
mucho esfuerzo.
B-Hipotéticamente parece la mejor solución.




foto 2


foto 3
Es la misma área de la foto 1 en vista aérea.
A-Torrecillas sur B-Ubicación del refugio "Fausto Gonzalez Gomar"
C-Ladera sureste D-Descenso hacia Texmalaquilla
E-Vía hipotética de solución menos ardua y de menor
 extensión F-Cañada que baja directamente de la
cumbre sur
El montañista de la foto 1 está situado en el punto verde, más alto,
de lado derecho,  donde termina Torrecillas, ya muy
próximo del refugio.



 







S.Collado del albergue "Fausto González Gomar". Al fondo la Sierra Negra









S.Los estragos de la deshidratación desaparecen los labios.











S.Campamento 3.Buscando agua en los tinacos.









S. La cresta del centro de la foto es la vía de ascenso de la cara sur. A la izquierda el cresterío de Torrecillas.







S.Campamento 3.









 SW.Collado que da acceso a la vertiente oeste







Paso del sur hacia la ladera oeste







 SW









 SW








 SW







 SW.Vegetación en los 4,200m









 SW. "Perdido" en la inmensidad del volcán










SW








 SW









 SW."Perdidos" en la ladera volcánica






SW


















 W.Campamento 4 en la cañada Alpinahua
Al fondo la pared oeste.Espera a la nueva  generación de escaladores.
Apenas nueve años atrás corría el agua abundante por estos mismos cauces e iba a regar los campos de Tlalchichuca.Ahora los arroyos de deshielo están secos...

Es sólo un dato revelador de la gran tragedia.¿Cuántas especies estarán extinguiéndose en este día?Los mismos campos en dirección a Tlalchichuca ya no reciben la humedad necesaria para la siembra.La cadena alimenticia se contrae.¿De qué vivirán las familias campesinas? En el campo escasea la humedad, por el aumento de la temperatura local y global, en la medida que en las ciudades subyacentes abundan los automóviles...







W. La sombra del Pico de Orizaba al amanecer se proyecta sobre el valle de Tlalchichuca

Al fondo izquierda la montaña  Matlalcueye




W. Campamento 4 .7 grados bajo cero










 W.Al fondo el último problema a resolver









 NW. Al fondo por fin el albergue de Piedra Grande








 N.Descenso hacia el albergue






N.360o.Albergue de Piedra Grande










 Hacia Tlalchichuca. Armando Altamira Areyán
El trasporte del Sr. Reyes, de Tlalchichuca, ha subido por nosotros con puntualidad profesional











Laura Rosales Lagarde









Pedro Arredondo Guerrero












Armando Altamira Gallardo



Hay más peligro en cruzar una calle de la ciudad que en escalar montañas (hacer click en video)


3 comentarios:

  1. Hola padre, saludos desde Houston Texas. Ya es hora de hacer otra circunvalación no crees?

    Armando.

    ResponderEliminar
  2. Hola que tal, pues bien comienzo con un grato saludo y comentandole pero sobre todo felicitando por esa grata historia que usted vivio. al igual que usted yo soy alpinista aunque solo ehe ido 2 veces al volcan Pico de Orizaba la primera vez fue algo fabulozo ya que habia caido una nevada expectacular pero solo que siendo a los 3.300 msnm medio el famoso mal de montaña casi llegando a la pluma solo que nosotros subimos por texmalaquilla ese dia etuvimos a los 2°C grados bueno tiempo despues con mi padre y otros amigos seguimos practicando llengo a cerros y mas que nada tomando altura para no volver a expirementar la misma cosa que fue el mal de montaña bueno siguiendo con esto tiempo despues volvimos a ir pero esta vez solo llegamos a los 4.100 msnm llegamos a un lugar donde avia demasiada nieve esta vez no uvo sintomas algunos del reconocido mal solo que como seguia la nevada muy fuerte eso nos impidio seguir subiendo ya que nuestra meta era llegar asta el algergue y pues aun no contamos con el equipo sufiente asi como son los crampones, el piolet, los bastones, ropa terminca, caso, luz alogena, botas y demas cosas ya que como le comente aun estamos comenzando con el alpinismo y pues como cada persona se forma su propia meta la de mi padre es llegar al albergue y pues si se puede seguir mas arriva pero la mia si es llegar asta el crater la verdad y de todo corazon los felicito por esa gran experiencia que nos relata ya que es algo magnifico y me gustaria platicar algun dia con usted y compartir anecdotas y fotos le dejo mi correo electronico pero de todos modos seguire visitando su pagina para saber alguna respuesta y no me despido solo con un asta luego que este bien y saludos desde Orizaba, Veracruz...

    atte.

    Erivan Meza

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  3. Hola Erivan
    Te saludo y felicito por tu amor a la montaña.A todos nos da lata el mal de montaña.El mal de montaña es una autentica lata que, literalmente,siempre nos está dando dolores de cabeza.Es cuestión de aclimatarse a la altura. Te recomiendo que leas el texto de esta misma página que está por encima de la portada de la publicación de "La conquista del Pico de Orizaba". Son algunas consideraciones al respecto del tema.Lo mejos es consultar a la medicina del deporte. Echale un vistazo al renglón de mi blog que dice"¿Aclimatación a la altura?" Es un comentario de tipo histórico respacto de este tema de subir con oxigeno o sin él. Pero ahí mismo puedes ver dos graficas. Nos dicen las posiblidades humanas con respecto a la altura.
    Pero según mi experiencia lo que más te puede ayudar en este deporte del montañismo es esa otra nota que encontrarás en el blog con el nombre de "Thoreau y el verbo caminar".
    Me despido diciendote que el deporte del montañismo es más seguro que cruzar una calle de la ciudad. De todas maneras hay que tener cuidado.No subas al Pico de Orizaba hasta que tengas el equipo necesario. En Orizaba vive un montañista de mucha experiencia. Se llama Ricardo Rodríguez Demeneghi.Tal vez lo puedas localizar en la Cruz Roja de la localidad.Preguntale.Es, cuate,como decimos acá en México a la gentes amables.
    Orizaba (cuando no llueve) me parece el segundo lugar más bello del mundo... El primero se llama Tlamatzinco.Se localiza en algún lugar del desierto norteño mexicano y llueve una vez diez minutos cada siete años...
    Un favor: escribe todo lo que se te ocurra de la montaña, todos los días de tu vida...

    ResponderEliminar

Justificación de la página

La idea es escribir.

El individuo, el grupo y el alpinismo de un lugar no pueden trascender si no se escribe. El que escribe está rescatando las experiencias de la generación anterior a la suya y está rescatando a su propia generación. Si los aciertos y los errores se aprovechan con inteligencia se estará preparando el terreno para una generación mejor. Y sabido es que se aprende más de los errores que de los aciertos.

Personalmente conocí a excelentes escaladores que no escribieron una palabra, no trazaron un dibujo ni tampoco dejaron una fotografía de sus ascensiones. Con el resultado que los escaladores del presente no pudieron beneficiarse de su experiencia técnica ni filosófica. ¿Cómo hicieron para superar tal obstáculo de la montaña, o cómo fue qué cometieron tal error, o qué pensaban de la vida desde la perspectiva alpina? Nadie lo supo.

En los años sesentas apareció el libro Guía del escalador mexicano, de Tomás Velásquez. Nos pareció a los escaladores de entonces que se trataba del trabajo más limitado y lleno de faltas que pudiera imaginarse. Sucedió lo mismo con 28 Bajo Cero, de Luis Costa. Hasta que alguien de nosotros dijo: “Sólo hay una manera de demostrar su contenido erróneo y limitado: haciendo un libro mejor”.

Y cuando posteriormente fueron apareciendo nuestras publicaciones entendimos que Guía y 28 son libros valiosos que nos enseñaron cómo hacer una obra alpina diferente a la composición lírica. De alguna manera los de mi generación acabamos considerando a Velásquez y a Costa como alpinistas que nos trazaron el camino y nos alejaron de la interpretación patológica llena de subjetivismos.

Subí al Valle de Las Ventanas al finalizar el verano del 2008. Invitado, para hablar de escaladas, por Alfredo Revilla y Jaime Guerrero, integrantes del Comité Administrativo del albergue alpino Miguel Hidalgo. Se desarrollaba el “Ciclo de Conferencias de Escalada 2008”.

Para mi sorpresa se habían reunido escaladores de generaciones anteriores y posteriores a la mía. Tan feliz circunstancia me dio la pauta para alejarme de los relatos de montaña, con frecuencia llenos de egomanía. ¿Habían subido los escaladores, algunos procedentes de lejanas tierras, hasta aquel refugio en lo alto de la Sierra de Pachuca sólo para oír hablar de escalada a otro escalador?

Ocupé no más de quince minutos hablando de algunas escaladas. De inmediato pasé a hacer reflexiones, dirigidas a mí mismo, tales como: “¿Por qué los escaladores de más de cincuenta años de edad ya no van a las montañas?”,etc. Automáticamente, los ahí presentes, hicieron suya la conferencia y cinco horas después seguíamos intercambiando puntos de vista. Abandonar el monólogo y pasar a la discusión dialéctica siempre da resultados positivos para todos. Afuera la helada tormenta golpeaba los grandes ventanales del albergue pero en el interior debatíamos fraternal y apasionadamente.

Tuve la fortuna de encontrar a escaladores que varias décadas atrás habían sido mis maestros en la montaña, como el caso de Raúl Pérez, de Pachuca. Saludé a mi gran amigo Raúl Revilla. Encontré al veterano y gran montañista Eder Monroy. Durante cuarenta años escuché hablar de él como uno de los pioneros del montañismo hidalguense sin haber tenido la oportunidad de conocerlo. Tuve la fortuna de conocer también a Efrén Bonilla y a Alfredo Velázquez, a la sazón, éste último, presidente de la Federación Mexicana de Deportes de Montaña y Escalada, A. C. (FMDME). Ambos pertenecientes a generaciones de más acá, con proyectos para realizare en las lejanas montañas del extranjero como sólo los jóvenes lo pueden soñar y realizar. También conocí a Carlos Velázquez, hermano de Tomás Velázquez (fallecido unos 15 años atrás).

Después los perdí de vista a todos y no sé hasta donde han caminado con el propósito de escribir. Por mi parte ofrezco en esta página los trabajos que aun conservo. Mucho me hubiera gustado incluir aquí el libro Los mexicanos en la ruta de los polacos, que relata la expedición nuestra al filo noreste del Aconcagua en 1974. Se trata de la suma de tantas faltas, no técnicas, pero sí de conducta, que estoy seguro sería de mucha utilidad para los que en el futuro sean responsables de una expedición al extranjero. Pero mi último ejemplar lo presté a Mario Campos Borges y no me lo ha regresado.

Por fortuna al filo de la medianoche llegamos a dos conclusiones: (1) los montañistas dejan de ir a la montaña porque no hay retroalimentación mediante la práctica de leer y de escribir de alpinismo. De alpinismo de todo el mundo. (2) nos gusta escribir lo exitoso y callamos deliberadamente los errores. Con el tiempo todo mundo se aburre de leer relatos maquillados. Con el nefasto resultado que los libros no se venden y las editoriales deciden ya no publicar de alpinismo…

Al final me pareció que el resultado de la jornada había alcanzado el entusiasta compromiso de escribir, escribir y más escribir.

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