Lo que no debe tener una novela, según Ortega y Gasset

Sobre la novela

José Ortega y Gasset

Lo que no debe tener una novela es realismo.



Hay el realismo como género de la novela pero si tiene más peso la psicología, la historia, la sociología, etc. se parecerá más a un ensayo, o a un reporte de investigación científica, que a una novela, aunque en la portada diga novela.



Puede, y casi debe, contener cualquier tema, a reserva que el autor sea capaz de diluir en el lirismo del texto: “Dentro de la novela cabe casi todo: ciencia, religión, arenga, sociología, juicios estéticos,-con tal que todo ello , a la postre quede , desvirtuado y retenido en el interior del volumen novelesco... en una novela puede haber toda la sociología que se quiera pero la novela misma no puede ser sociología…La dosis de elementos extraños que pueda soportar el libro depende en definitiva del genio que el autor posea para disolverlos en la atmosfera de la novela como tal.”



Uno de los cometidos, o requisitos de una buena novela, tal vez el más importante, es la fantasía. Hacer que el lector se olvide de su mundo y se meta en el mundo de la novela. Pone como ejemplo que nos encontremos dentro de un jardín contemplando el lienzo donde está pintado el jardín. El jardín real deja de existir en el acto de la contemplación para centrar la atención en la pintura.



Teotihuacán tiene esa magia. Ponemos como ejemplo. Caminando al principio por su calzadas tratamos de adentrarnos en un mundo de hace dos mil años que produjo la más esplendorosa cultura y civilización del Altiplano Mexicano. Y al salir de la zona experimentamos como un golpe al volver a nuestra realidad del presente.



Ortega y Gasset no habla de huir de nuestra realidad, refugiarnos en el pasado idealizado para huir de la miseria presente, etc. Recurso tan utilizado en la novelística del primer tercio del siglo veinte. Autores y personajes eran más psiquiatras que W. Stekel. A la vuelta de un siglo ya hay tantos, y capaces, psiquiatras de academia, que aquellos autores de novelas, que hicieron furor con sus neuróticos personajes, ahora pasan como meros aficionados de una ciencia que apenas empezaba a rebotar en los intelectuales de cafés de Europa.



Al contrario, la lectura de una novela nos arranca de la obsesión patológica, nos liberta, nos pluraliza, nos informa y nos educa. El autor cree que en el futuro sólo dos modos culturales (la filosofía aparte) pasarán la prueba y son la historia y la novela. A la historia se le ha metido tanta mano negra, queriendo hacerla pasar como el paradigma de la realidad, que casi quedó en una fantasía. Entonces queda la novela que, con su modo fantástico, nos relata mundos reales.

Dibujo tomado del diario El País,17 de octubre de 2015


Dese luego la intención es que en el lector se despierte el interés por arte: “el arte es un hecho que acontece en nuestra alma al ver un cuadro o leer un libro.”



Aquí aparece el tema que ha ocupado a los humanos durante siglos: seleccionamos el tema o me seleccionan mediante la práctica de leer y más leer. Me van haciendo lector, es decir, me van haciendo culto, voy conociendo bibliografía, autores, temas. Ortega y Gasset dice que es lo primero:”sólo conocemos bien aquello que hemos deseado en algún modo, aquello que previamente nos interesa”.



En una librería hay tantos libros, tan interesantes, y sin embargo, vemos al potencial comprador ir entre los estantes de la librería busque y busque. O bien va directamente con el empleado y pregunta por un título ya decidido de antemano.



De este polémico asunto el autor pasa a decir que la novela de antes se preocupaba mucho por escoger un tema formidable y que contuviera mucha acción. Dice que ambas cosas han cambiado o deberían de cambiar. Cualquier tema sirve. Lo que importa es la reflexión:”Sólo a través de un mínimum de acción es posible la contemplación.” Y, en cuanto a la acción: “no debe de preocuparle. Con un poco de tensión y movimiento basta.”



Esto es así porque, a diferencia del poeta, lo que debe preocupar al novelista es hacer una narración extensa. Algo breve, como hay tantos, puede ser interesante, pero se parecerá más a un cuento largo:”Hay que aceptar las cosas como son. La novela no es un género ligero, ágil, alado. Debería haberse entendido, como un guiño orientador, el hecho de que todas las grandes novelas que hoy preferimos, son, desde otro punto de vista, libros un poco pesados...La densidad se obtiene, no por yuxtaposición de aventura en aventura, sino por dilatación de cada una mediante prolija presencia de sus menudos componentes…Una narración somera no nos sabe: necesitamos que el autor se detenga y nos haga dar vueltas en torno a los personajes.”



Finalmente parece que llegamos a una contradicción. De tantas que, afortunadamente, tienen la filosofía y la literatura. Para leer novelas tú decides. Pero para escribir novelas te deciden. Para escribir novela sucede como con las cuestiones de la fe religiosa. No se puede confundir la vocación con la herramienta. Puedes leer veinte veces la Biblia y no por eso llegarás a la santidad de la fe que te lanza a trabajar en cierta dirección. Serás erudito lector de la Biblia pero no santo. La fe es una especie de determinismo. No sabemos quién reparte estos determinismos pero sucede en la práctica. Así es para el novelista. No basta aprender las reglas gramaticales: “sólo será novelista quien, por encima de todas sus restantes aspiraciones, sienta el delicioso frenesí de contar, de imaginar hombres y mujeres y charlas y pasiones.”



Otro escritor, no nos acordamos quien, dice que si no saltas de tu cama a las tres de la mañana, a escribir algo que se te vino a la mente, no eres novelista. Los poetas saben bien de lo que estamos hablando. Y esto ya es más humanamente comprensible. No eres corredor sino abandonas tu sabrosa cama y te pones los zapatos tenis y te largas a correr a la pista. No eres alpinista sino abandonas el sabroso confort de la ciudad y te diriges hacia las montañas… En realidad la vida común está llena de “grandes pequeños” determinismos… La novela, el lector de novelas, el escritor de novelas es un trabajo pesado. Al poeta le bastan dos o tres líneas pero el novelista hace trabajo de albañilería poniendo un tabique tras otros y luego otro y después otros y otros.

Ezra Pound pedía a los dioses que se sirvieran darle cualquier otro oficio, menos el de escritor…



¡Oh Dios! ¡Oh Venus! ¡Oh Mercurio, patrón de los ladrones! Déjame un pequeño estanco,

O establéceme un pequeño estanco,

O establéceme en cualquier profesión

Que no sea esta maldita profesión de escritor,

En donde uno necesita devanarse los sesos todo el tiempo.

¿Dónde quedó el Espejo de Tezcatlipoca?



¡REGRESÓ!


¿Dónde quedó el Espejo de Tezcatlipoca?



S e encontraba en el Antiguo Palacio del Arzobispado, Ciudad de México, primer cuadro de lo que ahora se conoce como “Centro Histórico”.

Exactamente en el lugar en el que se levantaba la pirámide de Tezcatlipoca, uno de los tres edificios más altos del Coatepantli de los aztecas. Cuando la conquista española la pirámide fue destruida y en su lugar se edificó el Palacio del Arzobispado.

“El Antiguo Palacio del Arzobispado fue erigido sobre el Templo de Tezcatlipoca, una de las más importantes construcciones de la antigua Tenochtitlán. La construcción de esta sede arzobispal inició durante los primeros años de la etapa colonial cuando Fray Juan de Zumárraga realizó la compra de algunas propiedades en el centro de la recién trazada capital, para construir en ella la edificación que abría de albergar la residencia del arzobispo de México así como algunas oficinas y una prisión”. (Wikipedia)

Maqueta del Coatepantli de México-Tenochtitlán.La piramide alta de la derecha es la de Tezcatlipoca

Nada escapa a la vista de Tezcatlipoca ( “el dios más grande de todos los dioses”) que, para el efecto, se sirve del espejo de obsidiana. Este espejo se encontraba, todavía para el año 2005, en el lado suroeste, interior, del gran patio del edificio colonial referido. De unas dimensiones aproximadas de 15 centímetros X 10 X 2. Su material es de obsidiana negra.

Podemos entender la importancia metafísica que para los mexicanos tiene (y tenía) que, para guardarla en el sitio de honor y de adoración, se construyó una de las tres principales pirámides del Coatepantli azteca. Importantes en el plano espiritual y en dimensiones físicas.
Este es el espejo de Tezcatlipoca que se encontraba en el lugar mencionado (fotografía de Armando Altamira)

“Tezcatlipoca (en náhuatl Tezcatlipoca; AFI [teskatɬiː'poka]: "espejo negro por el humo" o "espejo humeante"), en la cultura nahua (aztecas y otros pueblos mesoamericanos de habla náhuatl), es el señor del cielo y de la tierra, fuente de vida, tutela y amparo del hombre, origen del poder y la felicidad, dueño de las batallas, omnipresente, fuerte e invisible. Entre los nahuas, Quetzalcóatl y Tezcatlipoca son dualidad y antagonía. Quetzalcóatl es llamado también Tezcatlipoca blanco en tanto que el color de Tezcatlipoca es el negro.” (Wikipedia)

Con lo bella y formidable que era esta pirámide no tenía otro objeto que contener el Espejo de Tezcatlipoca. Como el Vaticano, en Roma, con todo lo valioso cultural y arquitectónico que pueda ser, tiene como misión salvaguardar lo verdaderamente importante del lugar que es el símbolo de la Cruz y todo lo que ellos representan para la cristiandad.

En el lugar no hay ningún texto que explique cuál es su lugar temporal del Espejo ni cuándo regresará a su lugar de origen.

Preguntamos pero la respuesta del personal de seguridad del lugar es escueta: “Se quitó porque el lugar está en remodelación”. ¿Pues sí pero dónde está? ¿Cuándo la regresan a su sitio original?
..............
Ha vuelto a su lugar de origen después  de varios años.

A quien corresponda:  ¡Felicidades!

La importancia de este espejo de obsidiana(original) es semejante  si pudiéramos tener la cruz (original) donde murió Jesús. Son naguales, o avatares, de un valor simbólico, e histórico, sin parangón, de la divinidad.

El 5 de noviembre de 2016 se encontraba de vuelta el espejo en su lugar,  donde había estado desde tiempos precristianos. Y ahora resguardado con una estructura metálica y de vidrio de diseño moderno.







































Alpinismo y atletismo

Ruta ex convento Desierto de los Leones –La Forestal

Esta nota contiene la idea general que puede ser adaptada para lugares de otras latitudes.

Por ejemplo, en las montañas del norte del mismo Valle de México,la Sierra de Pachuca, entre esta ciudad y el pueblo de Chico, ofrece enormes posibilidades para trotar en la montaña; el circuito de La Forestal- Carboneras-Chico- Las Ventanas, etc.

El alpinismo como deporte, en México, suele practicarse durante dos o tres lustros. Después el individuo se aleja de las montañas para siempre. Guarda el equipo, lo vende o lo regala. Es un acto simbólico mediante el cual se entra a la nada del sedentarismo voluntario, muy propio de la vida de la ciudad.


plano general de la zona

El alpinismo como plan de vida es diferente. Pero requiere el apoyo de algún deporte del valle para mantenerse en forma y después ir a la montaña. Por una causa o por otra no se va a la montaña con más frecuencia. Entre salida y salida pueden mediar varias semanas. Entre tanto, para no “oxidarse”, se necesita el ejercicio al menos tres veces por semana. Está visto que una sola ocasión por semana, o de vez en cuando, el ejercicio no sirve para nada, en términos de conservar la salud, y hasta puede ser perjudicial.


La línea verde interrumpida marca la ruta del regreso desde La Forestal-Cruz Blanca al ex Convento. .Se conecta con la carretera asfaltada que conduce al ex Convento.Aproximadamente donde dice "La Planta" ahí se empieza el ascenso por el camino vertical empedrado, hasta alcanzar La Forestal-Cruz Blanca (3,125 msnm).

Se ha encontrado que el atletismo es lo más afín en los deportes del valle para el alpinista. Esta práctica deportiva del atletismo, en exterior, aleja de la nociva sobreprotección de los gimnasios. Nos explicamos. Si el deporte X es de gimnasio lo más apropiado es que se practique en el gimnasio  con las máximas condiciones ambientales a doc controladas. Pero si el deporte es de exteriores ¿qué hace ese individuo en un ambiente donde no pega el viento, el sol, la lluvia ni hay cambios de temperatura ni se echan a andar en la sangre los mecanismos de altitud-oxigeno-glóbulos rojos?


En la carretera Ex Convento-La Venta( 2,950 msnm). Comienza el ascenso.Temperatura: 2 grados C. 


La práctica por excelencia es trotar en media montaña, al menos una vez por semana. En México se entiende por media montaña la que va de los 2,000 msnm a los 4,000. En la cadena montañosa que hace el Valle (Cuenca) de México hay una cantidad inmensurable de posibles rutas para trotar. Se siguen las ya conocidas, otras se inventan y otras más se reinventan con variables.



Ofrecemos la ruta que Armando Altamira Areyán y yo hemos recorrido desde hace años. La carrera por el camino mencionado es responsable en el sentido que evita el esfuerzo extenuante traumático, por lo mismo evita también la acumulación de líquido láctico, y el golpeteo absurdo en rodillas y tobillos. Y, sobre todo, una probable lesión al corazón. Con un solo día de descanso permite meterse  en la pista del valle a trotar de nuevo. El tiempo promedio es una hora de subida y otro tanto de regreso. Si bien no es mucho desnivel sí se desarrolla la ruta en los 3 mil de altitud.

Inicia el camino vertical empedrado

1- Lugar de partida el ex convento del Desierto de los Leones.

2- Correr 800 metros por la carretera asfaltada que va hacia el norte y lleva a La Venta, en la carretera que va a Toluca.

3- En la margen izquierda (lado oeste) es un ascenso caminando por un viejo camino empedrado (tal vez desde el siglo diecinueve) hasta el cruce más arriba con un amplio camino de terracería. Es el que llevará a La Forestal.

 4- Hacia el sur un kilómetro y medio siguiendo la vía verde interrumpida. Este camino continúa hasta terminar en una pendiente de más elevación  conocida como El Pantano (ver plano línea verde interrumpida) . Antes, en la “Y” griega, se abandona este camino y hay que dirigirse, también en dirección oeste.

5-Medio kilómetro más adelante, al final de una subida, se llega al lugar conocido como La Forestal.-Cruz Blanca. En el lugar hay varias cabañas construidas a base de árboles desde al menos un siglo y otras de construcción reciente para la guardia forestal.

6-Descenso (ignorando ahora el camino empedrado) por el camino de terracería que conduce, después de numerosas vueltas, a la carretera asfaltada Venta-ex Convento. En el punto de contacto con la mencionada carretera asfaltada (ver la línea verde interrumpida del plano), hay una caseta del guardia forestal.

7-Regreso al ex Convento por cerca de dos kilómetros.

El regreso


NOTA

Con la idea de proteger al corazón de un esfuerzo, o velocidad excesiva, en el ascenso, se puede observar el ritmo cardiaco mediante el equipo especial reloj pulsera-cinta con aditamento sujeto en derredor del pecho. El reloj indica la cantidad de pulsaciones.

O, de manera empírica, cuidar que el ritmo cardiaco no rebase las pulsaciones señaladas por la medicina del deporte. Consisten éstas en observar la cifra de 220 menos la edad. Tomado el ritmo cardiaco en la “muñeca” de la mano o bien en la yugular, el resultado va a ser las máximas pulsaciones permitidas. Hay que hacer hincapié que son las “máximas permitidas”. Quiere decir que hay que evitar llegar a esta cifra y mantenerse un poco por debajo de ella.

Ejemplo: 220 menos 80 años de edad=140 pulsaciones por minuto.

Por lo tanto es recomendable mantener la velocidad hacia las 120 pulsaciones del ritmo cardiaco. Ofrecemos una frase del doctor Alexis Carrel, Premio Nobel de Medicina, en 1930 y autor del libro La Incógnita el Hombre: “Tan nocivo es el sedentarismo como el sobre entrenamiento.”



Quizá parezca una ligereza de redacción  la cifra de 80 años de edad. El autor de esta nota tiene a la sazón 76 años de edad. Y la pregunta es: ¿por qué no trotar hasta los cien años de edad? (por lo pronto, después ya veremos).

La dificultad del alpinismo no está en las montañas sino en el alpinista.

Alpinismo y doping

Alpinismo y doping


La montaña es el “terreno de juego” donde el humano tiene la oportunidad de encontrarse cara a cara con su salud o con su enfermedad. Con su yo o con su ego. En otras palabras, practicará la versión ortodoxa del alpinismo o la heterodoxa. Desde el punto de vista de la libertad individual las dos son válidas. Como sucede en la vida de la ciudad, unos son abstemios y otros no lo son. ¿Y a quién le importa? A escala macro tiene sus repercusiones sociales pero esa ya es otra historia. A diferencia de otros deportes, en el alpinismo no hay jueces que sanciones el dopaje.

La expedición francesa en la conquista del Annapurna


Numerosas marcas s e han superado en los deportes por la vía del doping. Como se sabe, la práctica del doping, en los deportes, es sancionada por echar mano de energías más allá de su potencial natural y aventajar de manera fraudulenta a los otros. Muchos países, quién sabe si todos, han recurrido a esa medida subrepticia. Son los llamados “campeones de laboratorio químico”. El precio que pagan estos atletas en lo individual es alto. Esterilidad en las mujeres, desarreglos hormonales en los hombres, amputaciones de miembros, decesos, etc. Algunas veces se descubre la trampa y otras no.



Como sea, el record no se anula y queda como registro de marca oficial. ¡Un nuevo record se ha implantado!



Es sumamente difícil para la práctica ortodoxa que alguien se aproxime siquiera a esos tiempos y a esa “perfección química”. Mucho más difícil que pueda superar la marca. Tal vez el caso más documentado es el de la República Democrática Alemana, en los años sesentas del siglo pasado. Mucho de su impresionante medallero olímpico, y de otro tipo de competencias deportivas, tenía bases anabólicas fraudulentas.



Esta situación se da también en el alpinismo. Hay casos documentados, confesados, por los propios autores. Debemos de reconocer aquí su sinceridad de estos autores pues de otra manera no tendríamos datos bibliográficos para referirnos a esa situación. Fueron utilizados los dopajes en situaciones de emergencia al verse en la disyuntiva de renunciar a la cumbre o ingerir pastillas. Eso los marcó para pertenecer al alpinismo ortodoxo o al heterodoxo. Porque, efectivamente, también hay casos en que s e decidió renunciar a la cumbre antes que entrarle al doping.



El Nanga Parbat, en el Himalaya, se consiguió mediante doping por Herman Bull. Leonel Terray escribe que en la Cordillera Blanca del Perú también tuvieron que recurrir al doping para efecto de poder conquistar la cumbre. Mauricio Herzog, en la conquista que la expedición francesa hizo al Annapurna también lo consigna.

Y entre la medicina autorizada y el doping, los franceses en la sur del Aconcagua empezaron a beber coramina hacia los 6 mil. Y Herzog en el Annapurna mojaba terrones de azúcar empapados en adrenalina. Bull en el Nanga Parbat tomó tantas pastillas que, describe, empezó a ver elefantes color de rosa.



Cada quien persigue sus fantasías como puede. Insistimos, nadie tiene derecho a criticarlo, es su vida y su dinero que gasta en la expedición (salvo que ésta sea patrocinada por el Estado).

Pero nos interesa hacer la anotación que el alpinismo ortodoxo no es eso. El alpinismo es un deporte que, precisamente, busca alejarse de los cuadros patológicos como el sedentarismo, el estrés, la rutina agobiante de la ciudad que lleva la neurosis colectiva. Sobre todo busca la situaciones estéticas como la belleza geográfica, la solead terapéutica, el alejamiento momentáneo para que luego tenga el individuo un reencuentro con los grandes valores de la sociedad del valle.



La contratesis es que también hay casos documentados de montañistas que renunciaron a la cumbre antes de recurrir al empleo de sustancias químicas. El Duque de los Abruzos en el K-2. Los suizos en el Everest se quedaron a unos metros de la cima antes que tuviera lugar la conquista de Hilary y Tensing. Güssfeldt en el Aconcagua pudo haber sido el primero en llegar a su cumbre pero renunció a unos metros. Por nuestra parte hemos intentado tres veces dar la vuelta al Pico de Orizaba, en la cota de los 4,200, y sólo una vez lo hemos logrado (ver ficha en este mismo blog: La conquista del Pico de Orizaba,18-22 diciembre de  2003). Felipe Sosa intentó una variante en la norte de Las Goteras, saliendo desde la repisa del lado oeste, y tuvo que abandonar después de varios intentos.



Otra de las cuestiones que busca el alpinista es conocer sus potencialidades naturales. La audacia y el miedo serán sus sinodales. Hasta dónde normalmente puede llegar. Pero esos límites no los puede conocer el “superhombre químico”. Más allá del empleo, aceptado, del oxigeno, que tiende a compensar todo ese proceso de altitud-oxigeno, glóbulos rojos, está el “superhombre químico.”

Era el tiempo en que Alexis Carrel, Premio Nobel de Medicina,alertaba contra el doping: " Un órgano sometido a superactividad, influencias tóxicas y estímulos anormales, se usa más de prisa que los otros. Y su vejez prematura acarrea la muerte el organismo." Pero no le hicieron caso.



Y eso es todo. La cuestión se reduce a decidirse por el alpinismo ortodoxo o por el heterodoxo.

Safranski y la magia del Romanticismo

El Romanticismo   fue una mezcla de individualismo y universalismo. Tuvo lugar, o empezó a definirse, en la Alemania del último tercio del siglo dieciocho.

La revolución francesa le sirvió de punto de referencia. El hombre parado en el centro, ya no del universo, sino en el centro del mundo, liberando al hombre. Pero el hombre que es susceptible de un solipsismo general tal que se puede convertir en el peor enemigo  de la sociedad.

Descubrir, en el juego de la razón viva y la razón abstracta (se les llama comúnmente Ilustración y Romanticismo, respectivamente), que alguien te quiere apartar de tus símbolos, rituales y tabúes, sólo para llevarte al  campo  de sus símbolos, rituales y tabúes. Es el juego que juega la humanidad desde antes de salir de las cavernas. Lo que va cambiando son las etiquetas con las que se les designa.

Novalis
Otro elemento que va a entrar  en juego es el aburrimiento. El miedo a la rutina laboral que va a requerir toda la atención, tiempo y fuerzas para la producción y el consumo, como c osa inmediata que no deja lugar para la cultura y el esparcimiento. Por lo mismo   se hace presente  la necesidad de asomarse a nuevos cielos, otra literatura, nueva poesía.

 Si el pueblo tiene la suficiente información se dará una muy sana y muy envidiable confrontación dialéctica de ideas, principios e intereses. No para eliminar si no para  complementarse y enriquecer modos de vida. Si no tiene la suficiente información,  veremos a un zorro que   se lleva para su madriguera a un pollito recién nacido. 

Ese juego se da en los niveles altos. Cuando un Poder Legislativo le escatima recursos a la universidad pública, y a la educación pública en general, le está haciendo el juego al zorro. A la sazón hay  muchas universidades públicas, de los estados, en México, que  ni siquiera cuentan con recursos  para pagar de manera regular  los sueldos de los académicos y de los trabajadores manuales, no hay aguinaldos, las prestaciones son miserables, mucho menos hay presupuesto  para hacer investigación científica y cultural  ni difusión.

El Romanticismo alemán fue un mundo, casi loco, con la suficiente información, que entró decidido en la práctica dialéctica. Ministros protestantes que brincaban de la teología a los campos de la filosofía y acababan en un delirante narcicismo. Otros, militantes del protestantismo que se pasaban al terreno del pensamiento lógico y, posteriormente, al estilo de San Agustín, se convertían al catolicismo: En Rüdiger Safranski (El Romanticismo, una odisea del espíritu alemán) encontramos:

“A los románticos les une el malestar ante la normalidad, ante la vida cotidiana. ¿Cuál es su vida en Alemania en torno a 1800? En primer lugar, es la vida cotidiana de escritores, es decir, de personajes para los que los asuntos espirituales no son una bella cuestión secundaria, sino la principal, y para los  que lo espiritual está unido todavía con lo religioso. Y eso no ha de sorprendernos, pues muchos de ellos descienden de familias de párrocos. Ciertamente, también entre ellos la Ilustración ha vaciado la antigua fe. Más por eso mismo, para proteger la vida ordinaria frente al desencanto, prospectan nuevas fuentes de lo misterioso. Las encuentran en el espíritu poético, en la fantasía, en la especulación filosófica y a veces también en la política. Aunque sea una política que pertenece  al reino de la fantasía.”
F. Schlegel otro impulsor del Romanticismo

El Romanticismo fue una actitud en contra de lo que se veía venir, y de hecho ya estaba en puerta, y es el capitalismo neoliberal y la ciudad industrial que enajena  al humano volviéndolo una máquina ciega de producir y consumir. Apartándolo del universo de la cultura.  Novalis, uno de los románticos, escribió: “La forma moderna de pensar convierte la música infinitamente creadora del universo en el matraqueo uniforme de un molino monstruoso”.

El Romanticismo es la protesta contra un mundo donde reina la utilidad sin fantasía “y hace sospechoso el talento humano para la trascendencia y la imaginación”. Un mundo donde no tiene que haber mitos porque el mito distrae de la producción y el consumo. Safranski se pregunta: “¿Qué es una vivencia mítica? Es una vivencia potenciada, a la que se abre una inesperada plenitud de significación.”

La solución aristotélica es el individuo en la ciudad industrial, que produzcas en la fabrica en la perspectiva de la plus valía pero que, a la vez, frecuente con asiduidad la cultura universal y viaje en aras de la magia y de la poesía. Dicho de otra manera: ni puro Romanticismo ni pura Ilustración. O una buena dosis de Ilustración Y otra de Romanticismo.

Fue Friedrich Schlagel, uno del Romanticismo filosófico histórico, que vio la necesidad de separar y, a la vez, de  integración de los dos modos de pensar y vivir.Safranski, por su parte, termina su obra mencionada con las siguientes palabras: "no podemos perder el Romanticismo...El Romanticismo despierta nuestra curiosidad por lo completamente diferente.Su imaginación desencadenada nos otorga los  espacios de juego que necesitamos"

Justificación de la página

La idea es escribir.

El individuo, el grupo y el alpinismo de un lugar no pueden trascender si no se escribe. El que escribe está rescatando las experiencias de la generación anterior a la suya y está rescatando a su propia generación. Si los aciertos y los errores se aprovechan con inteligencia se estará preparando el terreno para una generación mejor. Y sabido es que se aprende más de los errores que de los aciertos.

Personalmente conocí a excelentes escaladores que no escribieron una palabra, no trazaron un dibujo ni tampoco dejaron una fotografía de sus ascensiones. Con el resultado que los escaladores del presente no pudieron beneficiarse de su experiencia técnica ni filosófica. ¿Cómo hicieron para superar tal obstáculo de la montaña, o cómo fue qué cometieron tal error, o qué pensaban de la vida desde la perspectiva alpina? Nadie lo supo.

En los años sesentas apareció el libro Guía del escalador mexicano, de Tomás Velásquez. Nos pareció a los escaladores de entonces que se trataba del trabajo más limitado y lleno de faltas que pudiera imaginarse. Sucedió lo mismo con 28 Bajo Cero, de Luis Costa. Hasta que alguien de nosotros dijo: “Sólo hay una manera de demostrar su contenido erróneo y limitado: haciendo un libro mejor”.

Y cuando posteriormente fueron apareciendo nuestras publicaciones entendimos que Guía y 28 son libros valiosos que nos enseñaron cómo hacer una obra alpina diferente a la composición lírica. De alguna manera los de mi generación acabamos considerando a Velásquez y a Costa como alpinistas que nos trazaron el camino y nos alejaron de la interpretación patológica llena de subjetivismos.

Subí al Valle de Las Ventanas al finalizar el verano del 2008. Invitado, para hablar de escaladas, por Alfredo Revilla y Jaime Guerrero, integrantes del Comité Administrativo del albergue alpino Miguel Hidalgo. Se desarrollaba el “Ciclo de Conferencias de Escalada 2008”.

Para mi sorpresa se habían reunido escaladores de generaciones anteriores y posteriores a la mía. Tan feliz circunstancia me dio la pauta para alejarme de los relatos de montaña, con frecuencia llenos de egomanía. ¿Habían subido los escaladores, algunos procedentes de lejanas tierras, hasta aquel refugio en lo alto de la Sierra de Pachuca sólo para oír hablar de escalada a otro escalador?

Ocupé no más de quince minutos hablando de algunas escaladas. De inmediato pasé a hacer reflexiones, dirigidas a mí mismo, tales como: “¿Por qué los escaladores de más de cincuenta años de edad ya no van a las montañas?”,etc. Automáticamente, los ahí presentes, hicieron suya la conferencia y cinco horas después seguíamos intercambiando puntos de vista. Abandonar el monólogo y pasar a la discusión dialéctica siempre da resultados positivos para todos. Afuera la helada tormenta golpeaba los grandes ventanales del albergue pero en el interior debatíamos fraternal y apasionadamente.

Tuve la fortuna de encontrar a escaladores que varias décadas atrás habían sido mis maestros en la montaña, como el caso de Raúl Pérez, de Pachuca. Saludé a mi gran amigo Raúl Revilla. Encontré al veterano y gran montañista Eder Monroy. Durante cuarenta años escuché hablar de él como uno de los pioneros del montañismo hidalguense sin haber tenido la oportunidad de conocerlo. Tuve la fortuna de conocer también a Efrén Bonilla y a Alfredo Velázquez, a la sazón, éste último, presidente de la Federación Mexicana de Deportes de Montaña y Escalada, A. C. (FMDME). Ambos pertenecientes a generaciones de más acá, con proyectos para realizare en las lejanas montañas del extranjero como sólo los jóvenes lo pueden soñar y realizar. También conocí a Carlos Velázquez, hermano de Tomás Velázquez (fallecido unos 15 años atrás).

Después los perdí de vista a todos y no sé hasta donde han caminado con el propósito de escribir. Por mi parte ofrezco en esta página los trabajos que aun conservo. Mucho me hubiera gustado incluir aquí el libro Los mexicanos en la ruta de los polacos, que relata la expedición nuestra al filo noreste del Aconcagua en 1974. Se trata de la suma de tantas faltas, no técnicas, pero sí de conducta, que estoy seguro sería de mucha utilidad para los que en el futuro sean responsables de una expedición al extranjero. Pero mi último ejemplar lo presté a Mario Campos Borges y no me lo ha regresado.

Por fortuna al filo de la medianoche llegamos a dos conclusiones: (1) los montañistas dejan de ir a la montaña porque no hay retroalimentación mediante la práctica de leer y de escribir de alpinismo. De alpinismo de todo el mundo. (2) nos gusta escribir lo exitoso y callamos deliberadamente los errores. Con el tiempo todo mundo se aburre de leer relatos maquillados. Con el nefasto resultado que los libros no se venden y las editoriales deciden ya no publicar de alpinismo…

Al final me pareció que el resultado de la jornada había alcanzado el entusiasta compromiso de escribir, escribir y más escribir.

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