CRONIN, EL MILAGRO DE LA VIRGEN DEL POZO-novela


 

Fue un fiasco la aparición de la Virgen del Pozo.

Empezó de la manera más sencilla, cuando una muchacha, Carlota Neily, vio brotar un manantial en unas rocas que siempre habían estado secas. Y creyó ver una figura femenina, bella, en vuelta en un manto azul.

Lo comunicó a la parroquia y el Deán Fitzgerald y otro sacerdote, de nombre Anselmo, conocieron personalmente el lugar. Bebieron del agua cristalina y la encontraron deliciosa.

De inmediato los dos sacerdotes echaron a volar la imaginación. Pensaron en el milagro de Lourdes y los miles y más miles de creyentes, y no creyentes, que van a visitar cada año el santuario francés.

No dudaron que así pasaría con el Pozo de la Virgen. No se pusieron a rezar, y dar gracias al cielo, sino a echar cuentas alegres.

Para tal efecto empezaron a hacer planes de construir un gran templo. Vendría mucha gente, florecería el comercio en las calles y, el Deán, con toda seguridad, escalaría en la jerarquía católica. De la misma manera Anselmo, el otro sacerdote, sería tomado en cuenta a la hora de los nuevos nombramientos.

Hasta se entró en pláticas y se firmaron contratos con compañías constructoras. Se dio parte a los medios y estos incrementaron sus ventas con la noticia de un nuevo milagro.

Francisco Chisholm, otro sacerdote, y personaje central de la novela Las llaves del Reino, muy entregado a las labores de su parroquia, en favor de la gente de los barrios precaristas del distrito aquel, era, no obstante, anodino, casi ignorado.

 No era bien visto por la jerarquía. Estaba contra los sermones, o desgloses del Evangelio, en la misa, acartonados, en los que menudean lugares comunes. En reciprocidad, a sus explicaciones del Evangelio, que hablan de las necesidades inmediatas de la gente, lo reprobaban de tajo.

Como sacerdote, Francisco creía en que los milagros se pueden dar, pero en este caso era escéptico. Visitó el lugar, recabó datos y supo que el agua venía de una fuente situada un poco a la distancia y en el nivel más alto. Casi sin proponérselo, visitó la casa de Carlota Neily, la muchacha que había vivido la revelación.

Transfigurada, postrada, tenía una semana sin probar alimento y, no obstante, presentaba el aspecto de esa gente que ha sido tocada por el cielo y su alimento ahora era espiritual.

Poco a poco su casa se iba convirtiendo en una especie de santuario. En la calle grupos de católicos se hincaban y rezaban.

 El padre Francisco Chisholm fue a visitar a la familia con la intención de conocer los detalles y, llegado el caso, estar cerca del milagro.

Se disponía a tocar la puerta y algo llamó su atención. Se asomó por la  ventana y vio a la muchacha, supuestamente favorecida por el cielo, dándose un festín de platos de sabrosa comida y un buen vaso de cerveza. Así lo hacía por las noches cuando la gente terminaba de rezar y se retiraba.

El padre Chisholm penetró en la casa y quiso saber detalles de toda la historia. Descubiertas, la muchacha y su madre, en efecto había creído en el milagro del Pozo. A los pocos días ellas mismas se percataron que había sido precipitado su juicio y todo lo imaginado se esfumó.

Pero ya para entonces el asunto  estaba bajo los reflectores y la presión que sentían las dos mujeres era fuerte y no encontraron otra manera más que seguir.

Estaban arrepentidas y el padre Francisco les aconsejó que revelaran la verdad al Deán. Así lo hicieron y ahí acabó todo.

El párroco sufrió una fuerte desilusión y tuvo que despedirse de sus ascensos dentro de la jerarquía de la Iglesia, lo mismo el padre Anselmo.

Entretanto el padre Francisco seguía atareado en su trabajo parroquial cerca de la gente pobre de esas sucias localidades mineras.

En una de las casas miserables había un muchacho, Owen Warren, que padecía una severa enfermedad en una pierna. El  médico, laico, y no obstante, conocía y estimaba al padre Francisco.

Le comunicó que, pese al tratamiento que le aplicaba, el caso no tenía solución y, le dijo, el desafortunado desenlace está próximo.

Esa mañana el padre Francisco recibió una llamada de urgencia para que acudiera a la casa del pobre  Owen.

El fin ha llegado, pensó y salió corriendo con apenas tiempo para agarrar lo necesario para aplicar la extremaunción, como antes se decía, a la asistencia espiritual a los moribundos.

Estaba el medico consternado y la madre de Owen lloraba. Pase, le dijo el médico y la madre lo condujo al cuarto del moribundo.

Transcurrió un rato para que el padre Francisco pudiera reaccionar ante lo que vio.

Owen estaba sentado y completamente sano de la pierna. No lo entiendo, dijo el médico, anoche estaba en tan malas condiciones que no tenía caso ya ni siquiera amputarle la pierna.

La madre, que seguía llorando, pero ahora el padre Francisco entendió que eran lágrimas de felicidad, dijo que Owen, en su desesperación, quería ir al Pozo de la Virgen, y meter en sus aguas la pierna. Estaba plenamente convencido que eso bastaría para sanar.

Owen no sabía que todo aquel alboroto, en torno del Pozo, ya hasta se había olvidado en la mente del pueblo.

Así fue como a la maña siguiente amaneció sano por completo. A tal punto se sentía bien que pidió al padre Francisco no lo descartara para integrarse al equipo de deporte que el religioso dirigía.

Los planes utilitaristas de la jerarquía católica de aquel distrito, se habían venido abajo. En cambio había funcionado ante la realidad de una fe intensa, humilde y sincera de parte de Owen.

Owen ni siquiera fue al Pozo de la Virgen. Sólo creyó.

El medico hablaba ya de intensos procesos psicosomáticos, dada la angustia del muchacho enfermo, etc.

El padre Francisco, entretanto, se decía:

 “la fe en sí mismo es un milagro. Las aguas del Jordán, de Lourdes, el Pozo de la Virgen, ¿qué importan en absoluto? Cualquier charco fangoso basta,                                                      siempre que sea el espejo del rostro de Dios.”

Cronin

"Archibald Joseph Cronin fue un novelista y médico escocés, autor de La ciudadela, y Las llaves del reino, ambas novelas convertidas en películas, y nominadas al premio Oscar. Fecha de nacimiento: 19 de julio de 1896, Cardross, Argyll, Reino Unido Fallecimiento: 6 de enero de 1981, Montreux, Suiza." WIKIPEDIA





 

CHESTERTON, EL DÍA QUE STO.TOMÁS DESCUBRIÓ A ARISTÓTELES


 

La jerarquía eclesiástica se había alejado del pueblo y lo que hizo la revolución franciscana fue recordar la caridad dentro de un contexto de humildad.

La segunda revolución dentro de la Iglesia fue cuando Santo Tomás de Aquino descubrió a Aristóteles, como espíritu equilibrado, muy afín a las enseñanzas del cristianismo.

Los dos personajes van a dirigir sus esfuerzos en volver a una Iglesia de convicción, no sólo de tradición.

Atorarse en lo inmediato, en lo que Kierkegaard llama el “tiempo”, es lo que provoca que el cielo envié a sus criaturas a recordar que se persigue la eternidad:

“La desdicha de nuestro tiempo es justamente ésta, que se ha convertido simplemente en nada más que tiempo, lo temporal, que no tolera oír hablar de eternidad.”

Sören Kierkegaard, Mi punto de vista.

Jesucristo para con su Iglesia es el padre amoroso,  tan amoroso sin límite que murió por su salvación. Pero también el padre que aplica correcciones a sus hijos cuando ve que estos se empiezan a apoltronar.

En la familia humana el padre que no corrige a su hijo, o hija, se encontrará que la sociedad tiene mecanismos, o instancias, nada deseables para corregirlos.

Así Jesucristo hace con su Iglesia. Al interior le hace saber su protección con las presencias amorosas de Constantino, Santa Teresa de Jesús, la Virgen de Fátima, La Virgen de Guadalupe de México…

Los correctivos que le aplica, todavía desde dentro, nada cómodos para la jerarquía, es  San Francisco, Santo Tomás de Aquino…

Con Santo Tomás, que sería de la orden de Predicadores, el cielo “no perdió tiempo”. Otros Padres (o Madres) de la Iglesia sienten su conversión ya adultos. Tomás, de familia noble, fue internado para su educación a los cinco años de edad en la abadía de Montecasino y siguió su formación en la Universidad de Nápoles Federico II.

Santo Tomas nació un año antes que falleciera  San Francisco (1226).Éste revivió en la Iglesia  el amor sencillo y humilde entre los humanos desde Cristo. Santo Tomas agarró la pluma para la filosofía desde la teología. Con su monumental obra dejó claro que, como dice Copleston:

”La fe descansa en la experiencia interna, no en pruebas teoréticas.”

 Frederick Copleston, Historia de la filosofía, Vol.3

“Yo estere’ con ustedes todos los días, hasta la consumación de los siglos”. Para protegerlos pero, también hay que aceptarlo, según las evidencias históricas, para corregirlos.

 Un modo más drástico de corregir a su Iglesia   es desde fuera, pero todavía en el campo religioso, a través de los movimientos cismáticos, como Lutero, Calvino…

No son pocos los intelectuales que consideran que estos destacados sabios  personajes, de la disidencia, no son enviados por el diablo, según comúnmente se cree, sino por el Espíritu Santo para obligar a su Iglesia ejecute otro golpe de timón.

"La Reforma nos dio  una Iglesia Católica de mejor conducta", dice uno de los personajes de A. J. Cronin en su novela Las llaves del Reino

Los concilios vaticanos tienen el timón que van sorteando las aguas, según se encrespen, siempre desde la Escrituras.

El último modo, y en ocasiones el primero,   ya no está al alcance del razonamiento lógico comprenderlo y es el martirologio…

Aristóteles no pudo hacer sabio a su discípulo Alejandro que, al decir de Cicerón, en lo que toca a tratos con los pueblos, fue “muchas veces el peor de todos los hombres.”

Pero si encontró Santo Tomas la llave para abrir occidente a Aristóteles por medio del cristianismo.

Platón era desde siempre el filósofo por excelencia de occidente.  Aristóteles (y a varios pensadores contemporáneos de él) se le tenía desconfianza porque fueran a ser el Caballo de Troya por el que si infiltraran los pueblos árabes, con el Corán bajo el brazo, según la historia que hasta entonces había vivido Europa con el Cercano Oriente.

No debe verse en esta observación ninguna metáfora que sea aplicada a los tiempos del siglo veintiuno toda vez que el contexto geopolítico es diferente.

Lo que llevó a cabo Santo Tomas fue hacer más accesible el aporte filosófico de Platón con el que se había fundido el cristianismo.

Después de todo Platón, el de filosofía perenne, es el filósofo por excelencia porque su pensamiento contiene tesis y contra tesis.

La Iglesia lo aceptaba, por todo su aporte de valores espirituales, y  aprendía a razonar el modo laico con él. Pero también lo veía con precaución por su razonamiento de los valores materiales.

Para el modo ecléctico de occidente, entre materia y espíritu, es muy deseable esa dualidad, pero a la sazón la Iglesia todavía era reticente para aceptar el paquete completo.

Y ese es el mérito de Santo Tomas de Aquino y, justo es decirlo, de varios pensadores destacados más, como San Alberto el Grande, San Buenaventura…

Estatua de Santo Tomás de Aquino
ubicada en Santiago de Chile
Santo Tomas confiesa que no encontraba la manera de hacerlo hasta que halló a Aristóteles:

“Era verdad, generalmente hablando, que por algún tiempo había sido (el cristianismo) demasiado platónico para que pudiera ser popular. Necesitaba algo semejante al sagaz y casero trato de Aristóteles para que volviese a ser la religión del sentido común.”

Para lo occidental nunca se suspendió la tradición filosófica desde Platón:

Chesterton: “Primeramente se ha de recordar que la influencia griega continuó fluyendo desde el Imperio griego, o al menos desde el centro del Imperio romano, que se hallaba en el centro de la ciudad griega de Bizancio y Roma.”

Sólo parecieron haberse debilitado al tener lugar algunos acontecimientos históricos como la caída de Roma, el triunfo de Atila y las invasiones barbarás:

“Más la caída del Imperio, la Edad Obscura y los comienzos de la Edad Media, aunque muy tentados a olvidar lo que se oponía a la filosofía platónica, nunca olvidaron la filosofía. En ese sentido, Santo Tomás, igual que otros muchos hombres originales, tiene una genealogía larga y clara. Él mismo remite al lector a las autoridades de San Agustín, a San Anselmo, y éste a San Alberto, e incluso cuando él difiere, es deferente.”

Se necesitaron mil años de fina filosofía de Platón para que pudiera darse un cambio.

 Ya para el tiempo de Santo Tomás no era aquel grupito de filósofos de la Stoa, o de las academias de la antigüedad, que podía pasear hablando dialécticamente en derredor de un jardín, como los peripatéticos.

 Para el siglo trece de Santo Tomás, filosofías y cristianismo tenían que vérselas, en el terreno de la educación religiosa y laica, con millones y más millones del valle llamado Europa.

Eran masas que buscaban comida lo mejor que podían en lo inmediato. Las cuestiones espirituales habían  quedad como en un lejano trasfondo.

El encuentro con Aristóteles, por parte de Santo Tomás, fue su alto contenido de religiosidad:

“Lo que hizo a la resolución aristotélica realmente revolucionaria fue el hecho  que era profundamente religiosa.”

Coplestón observa que todo reino, Imperio o república, tarde  o temprano declina. Es la pasta humana que se va por otros derroteros, no siempre adecuados para la sana vida de los pueblos.

“La aristocracia puede degenerar como cualquiera otra forma de gobierno. En realidad la tendencia hacia la degeneración es natural e inevitable en todas las formas de constitución. El cuerpo político, al igual que el cuerpo humano, empieza a morir desde el día que nace…hasta el estado mejor constituido terminará un día, y aunque sea más longevo que otros, morirá igual que mueren los cuerpos humanos sanos y robustos…”

Lo humano de la Iglesia no ha sido la excepción. Y es aquí donde, también, se cumplen las palabras “Yo estaré con ustedes…”

Esta decadencia de la Iglesia la ilustra muy bien Cronin al describir (obra citada) la insensibilidad que la feligresía católica, del pueblo de Shalesley, vivía dada la conducta indolente, agresiva, materialista y de una tradición fosilizada , de su cura párroco, el padre Kezer: " La parroquia entera parecía sumida en la apatía, indiferente, estancada."

Fueron-dice Chesterton-   como dos jalones de orejas que se llamarón Francisco y Tomás para rescatar a su Iglesia de la decrepitud en la que iba descendiendo:

“Santo Tomás, enteramente igual que San Francisco, sintió en la subconsciencia  que su gente iba abandonando  la sólida doctrina y la disciplina  católica, suavizada por más de mil años de rutina, y que le fe necesitaba ser mostrada bajo una nueva luz y presentada desde otro ángulo.”

Fue ardua la lucha que Santo Tomás tuvo  librar al interior de la Iglesia y estuvo en un tris de ser puesto su nombre en el Índice.

Pero el cielo no lo iba abandonar y su pensamiento fue, y es, con todas las incongruencias humanas que se le puedan señalar a sus escritos, la filosofía que trasciende,  en lo laico y en lo religioso.

En la encíclica de León XIII, dice Copleston, se experimenta un relanzamiento del tomismo “En ella afirma el papa el valor permanente del tomismo y animaba a los filósofos católicos a buscar su inspiración en él. Se les urgía, al mismo tiempo, a desarrollarlo para salir al encuentro de las necesidades modernas.”

El imperativo categórico  de León XIII no cayó en el vacío.

En su obra La filosofía actual, I.M.Bochenski, Fondo de Cultura Económica, México, 2002) anota, Cap. VII:

“La escuela tomista, que sigue desarrollando las tesis fundamentales de Santo Tomás de Aquino, representa uno de los movimientos filosóficos más importantes de la actualidad….ningún otro grupo filosófico parece disponer de tantos pensadores y de tantos centros de estudio.”
G. K. Chesterton, Santo Tomás de Aquino, Espasa- Calpe, colección austral, Argentina S.A. 1942.

 
Chesterton

“Gilbert Keith Chesterton ['gɪlbət ki:θ 'ʧestətən] (Londres, 29 de mayo de 1874 - Beaconsfield, 14 de junio de 1936), escritor británico de inicios del siglo XX. Cultivó, entre otros géneros, el ensayo, la narración, la biografía, la lírica, el periodismo y el libro de viajes.” WIKIPEDIA

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

BALMES, LECTURA


 

Balmes recomienda atención para la lectura, y otras actividades, o de lo contrario tendremos una apreciación pobre del texto.

El resultado puede ser una conducta errática o bien una congruente, como apunta Montaigne que el mejor libro es el individuo mismo. Puede traer en la cabeza una biblioteca completa o estar ayuno de toda lectura.

Aun el mejor actor profesional tarde o temprano se portará tal cual él es. Y entonces enseñará el cobre o el diamante o ya siquiera una buena aleación.

 “todo lo que a nuestros ojos se presenta resulta libro suficiente”.

Ensayos

Lo reafirma Kierkegaard: “la profesión de un escritor es, y debe ser, una vocación seria que implica un modo adecuado de existencia personal.”

Sören Kierkegaard, Mi punto de vista,

Había congruencia en el modo de escribir y la manera de vivir. De lo que sabemos eso ha cambiado. Conozco a varios periodistas que escriben, cuartillas enteras, advirtiendo de los males que es el fumar, y ellos fuman el contenido de una cajetilla al día...

La actividad del periodismo requiere mucha atención para  reparar en los detalles y así consignarlos en el texto. Pero, de tanto repetirlos, llegan a ser lugares comunes por lo que se llega a escribir de maneras prefabricadas. De ese modo el lector de periódicos está atado a la rueda del molino.

Para los buenos redactores de periódico, lo mismo que para los buenos lectores de periódico, sólo basta el primer párrafo, lo demás, como dijo Nietzsche, es puro periodismo. Lo que esto signifique.

“Todo se repite” dijo Wyatt Earp, el legendario Sheriff, en la película La venganza, cuando observa que los acontecimientos se parecen  a lo que tuvo que vivir en años anteriores en otros pueblos.

"Ánimo, joven, dentro de cien años será todo lo mismo que ahora" le dijo el doctor Tulloch, al niño Francisco Chishlom, en la novela Las llaves del reino, de A. J. Cronin.

No obstante, es en la novelística donde hay que sentarse a la vera del camino y describir el sendero que asciende la montaña. Por ejemplo la descripción que Roger Frisón Roche hace de los prados arriba de Chamonix y da vida, o presencia, hasta a las piedras arrastradas por el glaciar.

O el movimiento donde El Rojo, uno de los personajes de la novela El primero de la cuerda, hace para acomodarse el tirante de la mochila que parece romperle la clavícula.

Balmes: “No hay lectura, no hay conversación, no hay espectáculo por insignificantes que parezcan, que no nos puedan instruir en algo. Con la atención notamos las preciosidades y las recogemos; con la distracción dejamos quizá caer al suelo el oro y las perlas como cosa baladí.”

Jaime Balmes L. El Criterio, Cap. I, apartado V, Editorial Porrúa, México, 1984.

Ajustar  la acción de leer a lo que Balmes alerta contra la indolencia, pero también contra la acción,  atontas y locas, que lleva a la tierra de nadie de las, supuestas,  cien modalidades literarias que nos venden a cada vuelta de la esquina como si fuera pomada milagrosa para callos.

Balmes: “No debemos tener el entendimiento en inacción, con peligro de que se ponga obtuso y estúpido; y, por otra parte, cuando nos proponemos ejercitarle y avivarle, conviene que su luz sea buena, para que no nos deslumbre; bien dirigida, para que no nos extravié.”

Es en los medios, por la carrera de entregar la nota en la redacción, donde todo se va emparejando, nivelando. Como si todos tuviéramos el mismo gusto. Un millón de lectores comentarán y hablarán como uno que escribió la nota del periódico.

Al estilo de los que manejan en México las “micros”, de pasajeros, y ponen a todo volumen la canción de su preferencia y que los pasajeros están obligados a escuchar. El conductor cree que todos tienen sus gustos. O bien trata de imponer a todos sus gustos. Es un salvaje atropello contra mi yo.

Es hora de recordar a Jean Wahl, el filósofo marsellés que dice: “la existencia  del yo no es la existencia del tú, ni la existencia del esto. La existencia del nosotros no es la misma  que la existencia del yo y del tú.” En otras palabras, cada quien su gusto y respetar el gusto del otro.

J. W. Introducción a la filosofía, Fondo de Cultura Económica, México, 1988

Agrega Wahl, y coincide con Montaigne, que el humanismo expresa su modo íntimo de ser por los actos que ejecuta:

“Nuestra admiración por los logros de Van Gogh, incluso de Cézzane, no puede separarse de nuestro sentir que estamos en presencia de su esfuerzo personal, en el género de pinceladas que emplean.”

Pero que los depredadores vayan por la calle (confundidos con la gente positiva) armados de modernos teléfonos móviles, nos recuerda que Wolfe observó que el perezoso trepa el árbol, en comparación con el leopardo, como el humanismo lo es frente al pasmoso desarrollo de la ciencia.

Dibujo tomado del diario El País
7 de julio de 2017
Falta mucho para que las revistas de filosofía se vendan hasta en las carnicerías. En ocasiones, muy de vez en cuando, encontramos algo de filosofía en la revista Playboy.

Desde luego hay una disciplina científica que se llama lógica que nos señala decir argumentos y nos invita a evitar las opiniones.

La lógica, se dice, es “el arte de pensar bien”, según la cultura en la que se viva. ”Don de dioses” llamó Sócrates a la lógica.

“Más por desgracia-dice Balmes-no nos aprovechamos lo bastante de este don precioso.”

Se debe a que, en nombre de la libertad, rechazamos los imperativos categóricos que nos dice la ciencia de la lógica y algunos nos vamos por las opiniones a bote pronto.

Arrebato la palabra a mi interlocutor cuando aquel apenas ha pronunciado dos cosas y no le dejo completar su argumento.

Montaigne: “la testarudez y la manía de sustentar la propias afirmaciones son características de los espíritus bajos, mientras que rectificar, corregirse, apartarse del error incluso en el calor de la discusión, destaca cualidades importantes, parece poner de manifiesto un espíritu elevado y filosófico.”

Balmes: “El conocimiento que de esta suerte se adquiere, es siempre ligero, superficial, a menudo inexacto, o totalmente errado. Sin la atención, estamos distraídos, nuestro espíritu se halla, por decirlo así, en otra parte, y, por lo mismo no ve aquello que se le muestra.”

Leer significa no ser ajeno a las ideas que corren en el siglo, lo que enseñan en las universidades, lo que se dice en los debates, en los “suplementos culturales”.

Pero sobre todo conocer a través de la lectura lo que ahí no se dice, algunas veces por falta de información, otras por repetir sólo lo que dijo el maestro.

Schopenhauer observa que con frecuencia el estudiante se queda con lo que dice el maestro y no va más allá de las “filosofías” contemporáneas. 

No se busca la filosofía fundamental y perenne:

“Los filósofos auténticos, los maestros de los siglos y hasta de los milenios, esperan callados en las estanterías a quienes los aprecian.”
Schopenhauer,Parerga y parlipomena

Esos maestros antiquísimos no son la fijibilidad anquilosada que se cree sino significan ir al encuentro de una confrontación profunda.

No son pocos los autores que rehúyen echarse la biblioteca encima. Uno de ellos es Montaigne:

“Aparte de Séneca y Plutarco, de quienes me proveo, como las Danaides, llenándome y vaciándome perpetuamente. No he tenido relación con ningún otro libro.”

No es cosa de leer sólo dos libros, promedio de cultura  al año, por cabeza, por deficiencia de los programas de educación pública, como sucede en algunos países de América.

 Dos autores leídos y releídos con atención, para Montaigne son suficientes.

Esta inusitada noticia es posible sólo si, como apunta Balmes, se pone atención a la lectura.

Balmes
 “Jaime Luciano Antonio1​ Balmes y Urpiá (en catalán, Jaume Llucià Antoni Balmes i Urpià) (Vich, Barcelona, 28 de agosto de 1810 - ibídem, 9 de julio de 1848), conocido habitualmente como Jaime Balmes, fue un filósofo, teólogo, apologista, sociólogo y tratadista político español. Familiarizado con la doctrina de santo Tomás de Aquino, Balmes es un filósofo original que no pertenece a ninguna escuela o corriente en particular,2​ al que Pío XII calificó como Príncipe de la Apologética moderna” WIKIPEDIA

 

 

 

 

PLOTINO BUSCA LAS ISLAS FELICES


 

El universo de Plotino está lleno de almas materiales e inmateriales. Éstas son las que después se llamarán como nouménica o noúmenos.

Noúmeno es ingrávido, como ángel, alma, espíritu o cosa en sí. El noúmeno mayor es Dios.

“Dios es una cosa en sí, un noúmeno, mientras que nuestra experiencia sólo puede ser una experiencia de fenómenos.”

Jean Wahl, Introducción a la filosofía, Breviario de Cultura Económica, México, 1988, Cap. III.

Los neoplatónicos se fundieron con el cristianismo, en el siglo seis, cuando el imperio romano estaba ya cristianizado. Justiniano prohibió, por un edicto, que en Atenas se enseñara filosofía.

Plotino, que nació en 205 y murió en 270, fue uno de los fundadores del Neoplatonismo. En su obra La filosofía, Jasper lo considera: "el más grande de los filósofos  místicos de occidente."

Aceptó la filosofía de Platón y en muchos aspectos tuvo una gran influencia sobre el cristianismo.

A Plotino se le considera el último filósofo pagano. Veía en la filosofía de la Hélade un universo pleno de belleza y se expresaba de la Biblia  como un libro lleno de tenebrosidades.

No se refiere a las almas buenas y almas malas, como en la Biblia, sino de cosas materiales y esencias.

Fenómenos y valores. Fenomenología y espiritualidad.
                                 Dibujo tomado de El País 1 de julio 2017

La lucha es no vencer al mal sino trascender la materialidad.

En otras palabras, no quedarse sólo en lo material. En mi yo, en mi cuadrito de cuatro por cuatro, teniendo el universo enfrente.

No es una espiritualidad bajada del cielo hacia lo humano.

 Es una trascendencia desde la materialidad.

Son los modos laico y religioso, el que se prefiera, ambos van a  dar al mismo sitio.

 
 
 
Dibujo tomado de El País
4 de enero 2017
 
“Naturaleza viva y la inanimada”, apunta Gregorio Marañón en el Lazarillo.

En otras palabras, el filosófico y el teológico.

 No son antagónicos (como con mucha frecuencia se maneja y se revuelve por las sectas intelectuales), sólo de preferencia según uno sea.

 Como el atleta que prefiere una marca de tenis y el otro atleta , otra marca. La meta es la misma: hacer ejercicio.

“Lo que posee potencia superior es extraño a la extensión”, dice Plotino, pero no antagónico.

Plotino (obra ordenada por Porfirio que, según comentadores, era muy desordenado con sus escritos, no releía sus “borradores”  ni se cuidaba de la ortografía, etc.), Cap. XXXVIII. Editado por la Universidad Nacional de México, 1923.

Para Plotino el ser real no es material, no es corpóreo:

“Extendiéndose en el espacio,  el cuerpo pierde algo de fuerza y se aleja de la potencia que corresponde al ser real e incorpóreo.”

El humano es  (la síntesis de ambas naturalezas) el que tiene, en su materialidad, algo o mucho de espiritual:

Plotino: “El mundo se conserva siempre muy lejos de la potencia del ser real, y éste lejos también de la impotencia del ser material.”

Sin embargo lo real y lo irreal se necesitan para manifestar cada uno sus potencialidades, según comenta Wahl estudiando a Hegel:

“En Hegel vemos por primera vez una crítica de la separación entre la esencia y las cualidades no esenciales. Según él, no sería la esencia esencia sino existiesen las cualidades no esenciales a que está vinculada, de suerte que lo no esencial es esencial a la esencia.”

Wahl, Cap. V.

El atleta de velocidad está siempre en la última frontera, supera la marca anterior y, a su vez, establecer(sin doping) un tiempo más corto.

El corredor de velocidad es como el escalador. Siempre en busca de la ingravidez. No es la pista de correr la meta, como no es en la montaña la cumbre, es la gravedad atmosférica contra lo que ambos luchan.

Por su peso corporal los demonios de la laguna Estigia se dan cuenta que Dante no es espíritu ingrávido como ellos.

 Canto VIII.

Porfirio dice que Plotino estaba convencido que con su cuerpo grávido  no podría alcanzar las islas Afortunadas. De ahí que piense en la manera de trascender la materia por medio de su noúmeno, de su espíritu. Para lo cual, siente que necesita ser consecuente mediante su manera de vivir.

No se le puede bajar rayitas a la báscula sino se es consecuente con la manera de comer y hacer ejercicio.

“el alma por su unión con el cuerpo está sometido al destino, a la necesidad, y no se hace libre  sino abandonando la tierra.”

Igual El Principito  pensaba que no podía viajar a las estrellas mientras su cuerpo estuviera pesado. Buscaba, como Sócrates y como Plotino, la manera de trascender lo material.

Así, dice Wahl, en el capítulo VI, es el filósofo que, desde su fenomenología, toca siempre las puertas de la teología:

“El espíritu humano va sin cesar de los átomos al éter, del éter a los electrones y así sucesivamente, descubriendo siempre algo nuevo, pero teniendo siempre delante algo nuevo que descubrir, hasta detenerse por último ante lo que ya no cabe estudiar científicamente.”

Plotino
Plotino “Nació en el 204 ó el 205 en la ciudad egipcia de Licópolis, hoy Assiut. En el 232entró en el círculo de Amonio Saccas (o Sakkas) en Alejandría, de quien también fueron discípulos Orígenes (no el cristiano)[cita requerida], Longino y Erenio. Se embarcó en 244 en la expedición del emperador Gordiano III contra los persas con el propósito de conocer la filosofía de los pueblos orientales. Fracasada la expedición y asesinado el emperador, logró dificultosamente refugiarse en Antioquía. Abrió en Roma una escuela de Filosofía (246) y llevó una vida severa: era vegetariano, no se casó ni se dejó retratar "para no dar lugar a una sombra de otra sombra". Se le atribuyeron dotes místicas de visionario y se dice de él que recogía niños huérfanos y les daba educación. Su discípulo Porfirio, autor de su biografía Vida de Plotino y de la sistematización y publicación de su obra central Enéadas, refiere que en los seis años que estuvo con él tuvo hasta 4 uniones místicas”WIKIPEDIA.

COPLESTON, ES LO QUE NO HACE


 

Carmen baila y a Eva no le gusta bailar.

Carmen no es como Eva ni Eva es como Carmen.

El individuo es por lo que hace pero también es por lo que no hace:

“Es por una especie de oposición a lo que niega los valores como afirmamos los valores.”

Jean Wahl, Introducción a la filosofía, Fondo de Cultura Económica, México, 1988

Con sobre peso corporal Juan come de todo. Luis procura el “plato  inteligente” y su peso corporal está bastante cerca de lo recomendado por la ciencia médica. No es como Juan ni éste como Luis.

Juan relativiza: “todos comen de todo”. “Todos roban”. “Todos flojean en el trabajo”. “Todos dejan novias embarazadas”. “Todos tiran basura en las calles”.

 Juan hace lo que “todos” hacen. Luis tiene sus valores personales.

¿Quién está en lo cierto? ¿Quién tiene la razón? Eso lo sabemos cuándo, en términos de salud, en el hospital nos toman nuestros signos vitales de estatura, peso y presión arterial, de uno en uno, es decir, de persona por persona.

La báscula, la escala métrica y el esfigmomanómetro de mercurio, no son sinodales dados a relativizar.

El médico no relativiza al llamar a todos juntos, pesarlos, medirlos, “presionarlos” y obtener los resultados globales, como cuando en el mercado compramos un kilo de papas o de chiles verdes: todos juntos en la báscula.

Es por nuestra individualidad por lo que nos inclinamos a desarrollar nuestras potencialidades, nuestras creencias. Cicerón cree que tenemos, en un solo individuo, de todo: individualista y gregario.

 “hemos de reflexionar que nos ha revestido, por decirlo así, de dos personas la naturaleza; una común, que es por la que todos participamos de la razón y de aquella nobleza conque excedemos a los irracionales, de la cual resulta el conocimiento para hallar las obligaciones y guardar el decoro.”

Los oficios, Cap. XXX.

Sí, es cierto, yo puedo ser futbolista o karateka o ajedrecista o el juego que hayan inventado los ingleses. En cambio lo mío puede ser corredor en la llanura. Correr a campo traviesa es lo que se hace en  México desde milenios.

Subir montañas es todavía muy anterior que correr por el campo. No por motivos deportivos pero sí religiosos (la conquista del Popocatépetl, 5,452 m. tuvo lugar en el siglo trece d. C. Ver La conquista del Popocatépetl, en este mismo blog. Clavijero anota que las primeras ascensiones a la cumbre del monte Tlaloc,4,150 m, tuvieron lugar en el periodo tolteca,200 a.C.-850.d. C.).

 Con los siglos, y por esas volteretas que da la historia, nos hicimos ajenos a las montañas y nuestra lucha al principio, que agarramos la mochila en plan  deportivo, y vamos a las montañas, consiste en que nos sentimos un tanto, o un mucho, ajenos al ambiente lejos de la ciudad.

 Somos lo que no hacemos, es decir que ahora somos de la ciudad, pero, por deporte, queremos  regresar a lo que naturalmente  fuimos. Y nos encontramos que pertenecemos a los dos mundos, el gregario y el solitario.

Es aquí donde empezamos a hacernos preguntas acerca de la vida  gregaria de la ciudad y de la soledad que significa encontrarnos en las montañas. Aquí hay muchas estrellas y allá mucho semáforos.

Se aprecia más el silencio, del desierto nocturno, cuando se vive en la contaminación acústica de las ciudades.

Igual en el campo de las ideas puedo ser esto o aquello, pero algo en particular será lo mío. Y lo ratificaré, teniendo libertad de decisión,  por lo que no hago.

Wahl: “Jasper ha llamado la atención sobre el hecho, ya percibido por Kierkegaard y Nietzsche, de que la existencia es elección. Pero esta elección está determinada por el dato que soy yo. Yo estoy en cierto sentido dado a mí mismo:”

En las historias que escriben los historiadores, igual que sucede  en los partidos políticos, también se es lo que no se hace. Se es de izquierda porque no se es de derecha y viceversa

 (Aunque ahora con eso de las “alianzas”,  con vía a las elecciones presidenciales, quien sabe dónde quedó la Declaración de Principios de cada partido. Güelfos y gibelinos, todos juntos y  revueltos, por intereses, no por ideales, furibundos anticlericales hombro con hombro con furibundos antimaterialistas).

Por ahora no aplica  aquí lo que Copleston dice:  es lo que no hace.

Jasper observa que es sano alejarse del mono conocimiento histórico ( o leer la Declaración de Principios de los diferentes partidos políticos para saber en  qué nos estamos metiendo), por decirlo de alguna manera:

“Es de aconsejar el leer siempre paralelamente varias exposiciones  de la historia, para guardarse por anticipado de sucumbir a una interpretación como presuntamente comprensible de suyo: Si se lee sólo una exposición, se impone involuntariamente su esquema.”
Karl Jasper, La filosofía.

La otra observación que Cicerón hace, en la idea de contrastar lo individual, a lo común, que todos tenemos, se refiere a la personalidad:

“y la otra particular, que es como el distintivo de cada individuo. Porque al modo que observamos en los cuerpos tanta diversidad que unos son a propósito por su  ligereza para correr, otros por sus fuerzas para luchar, y así mismo en los rostros: en unos hay gracia y en otros una seriedad majestuosa.”

 Copleston, en Historia de la filosofía, volumen 3, tomo VII, segunda sección, capítulo XVII, también subraya el hecho de que el individuo tiene de todo, para ser un demonio o un santo, un individuo solitario o un gregario.

“Es evidente que todo ser humano es un individuo que se distingue  de las demás personas y de las cosas…Actúa como miembro de una colectividad impersonal, no como un individuo. Pero, si me doy cuenta de esta situación anónima, y empiezo a formar mis propios principios de conducta, y actuar decididamente de acuerdo con ellos, aunque signifique ir en contra  de los modos habituales de actuación de mi contexto social en un determinado sentido, puede decirse que me he aproximado más a ser un individuo, a pesar de que  en otro sentido no soy ni más ni menos individuo que antes.”

Copleston
“Frederick Charles Copleston S.J., (10 de abril, 1907, Taunton, Somerset, Inglaterra – 3 de febrero, 1994, Londres, Inglaterra) fue un sacerdote de la Compañía de Jesús y un escritor de filosofía. Copleston se convirtió al catolicismo romano mientras asistía al Marlborough College. Fue el autor de la influyente obra Historia de la filosofía, publicada en once volúmenes. Es conocido además por el debate que sostuvo con el famoso pensador inglés Bertrand Russell, transmitido en 1948 por la BBC. El debate se centró en la existencia de Dios. El año siguiente debatió con A. J. Ayer sobre el positivismo lógico y la significación del lenguaje religioso.”

Justificación de la página

La idea es escribir.

El individuo, el grupo y el alpinismo de un lugar no pueden trascender si no se escribe. El que escribe está rescatando las experiencias de la generación anterior a la suya y está rescatando a su propia generación. Si los aciertos y los errores se aprovechan con inteligencia se estará preparando el terreno para una generación mejor. Y sabido es que se aprende más de los errores que de los aciertos.

Personalmente conocí a excelentes escaladores que no escribieron una palabra, no trazaron un dibujo ni tampoco dejaron una fotografía de sus ascensiones. Con el resultado que los escaladores del presente no pudieron beneficiarse de su experiencia técnica ni filosófica. ¿Cómo hicieron para superar tal obstáculo de la montaña, o cómo fue qué cometieron tal error, o qué pensaban de la vida desde la perspectiva alpina? Nadie lo supo.

En los años sesentas apareció el libro Guía del escalador mexicano, de Tomás Velásquez. Nos pareció a los escaladores de entonces que se trataba del trabajo más limitado y lleno de faltas que pudiera imaginarse. Sucedió lo mismo con 28 Bajo Cero, de Luis Costa. Hasta que alguien de nosotros dijo: “Sólo hay una manera de demostrar su contenido erróneo y limitado: haciendo un libro mejor”.

Y cuando posteriormente fueron apareciendo nuestras publicaciones entendimos que Guía y 28 son libros valiosos que nos enseñaron cómo hacer una obra alpina diferente a la composición lírica. De alguna manera los de mi generación acabamos considerando a Velásquez y a Costa como alpinistas que nos trazaron el camino y nos alejaron de la interpretación patológica llena de subjetivismos.

Subí al Valle de Las Ventanas al finalizar el verano del 2008. Invitado, para hablar de escaladas, por Alfredo Revilla y Jaime Guerrero, integrantes del Comité Administrativo del albergue alpino Miguel Hidalgo. Se desarrollaba el “Ciclo de Conferencias de Escalada 2008”.

Para mi sorpresa se habían reunido escaladores de generaciones anteriores y posteriores a la mía. Tan feliz circunstancia me dio la pauta para alejarme de los relatos de montaña, con frecuencia llenos de egomanía. ¿Habían subido los escaladores, algunos procedentes de lejanas tierras, hasta aquel refugio en lo alto de la Sierra de Pachuca sólo para oír hablar de escalada a otro escalador?

Ocupé no más de quince minutos hablando de algunas escaladas. De inmediato pasé a hacer reflexiones, dirigidas a mí mismo, tales como: “¿Por qué los escaladores de más de cincuenta años de edad ya no van a las montañas?”,etc. Automáticamente, los ahí presentes, hicieron suya la conferencia y cinco horas después seguíamos intercambiando puntos de vista. Abandonar el monólogo y pasar a la discusión dialéctica siempre da resultados positivos para todos. Afuera la helada tormenta golpeaba los grandes ventanales del albergue pero en el interior debatíamos fraternal y apasionadamente.

Tuve la fortuna de encontrar a escaladores que varias décadas atrás habían sido mis maestros en la montaña, como el caso de Raúl Pérez, de Pachuca. Saludé a mi gran amigo Raúl Revilla. Encontré al veterano y gran montañista Eder Monroy. Durante cuarenta años escuché hablar de él como uno de los pioneros del montañismo hidalguense sin haber tenido la oportunidad de conocerlo. Tuve la fortuna de conocer también a Efrén Bonilla y a Alfredo Velázquez, a la sazón, éste último, presidente de la Federación Mexicana de Deportes de Montaña y Escalada, A. C. (FMDME). Ambos pertenecientes a generaciones de más acá, con proyectos para realizare en las lejanas montañas del extranjero como sólo los jóvenes lo pueden soñar y realizar. También conocí a Carlos Velázquez, hermano de Tomás Velázquez (fallecido unos 15 años atrás).

Después los perdí de vista a todos y no sé hasta donde han caminado con el propósito de escribir. Por mi parte ofrezco en esta página los trabajos que aun conservo. Mucho me hubiera gustado incluir aquí el libro Los mexicanos en la ruta de los polacos, que relata la expedición nuestra al filo noreste del Aconcagua en 1974. Se trata de la suma de tantas faltas, no técnicas, pero sí de conducta, que estoy seguro sería de mucha utilidad para los que en el futuro sean responsables de una expedición al extranjero. Pero mi último ejemplar lo presté a Mario Campos Borges y no me lo ha regresado.

Por fortuna al filo de la medianoche llegamos a dos conclusiones: (1) los montañistas dejan de ir a la montaña porque no hay retroalimentación mediante la práctica de leer y de escribir de alpinismo. De alpinismo de todo el mundo. (2) nos gusta escribir lo exitoso y callamos deliberadamente los errores. Con el tiempo todo mundo se aburre de leer relatos maquillados. Con el nefasto resultado que los libros no se venden y las editoriales deciden ya no publicar de alpinismo…

Al final me pareció que el resultado de la jornada había alcanzado el entusiasta compromiso de escribir, escribir y más escribir.

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