Sócrates |
Y respecto de la inmortalidad del alma, que Sócrates tanto defiende, algunos filósofos de calibre pesado de esos días sostenían que el alma es tan duradera que bien alcanzaba para varias vidas humanas, pero que acabaría desgastándose hasta finalmente perecer. Sócrates argumenta que no perece. ¿Cómo puedes estar tan seguro que no perece? Le cuestionaban.
En la actualidad podemos deducir, a priori, si tenemos conocimientos de la composición del aceite y del agua, que estos no se mezclarán. Lo diríamos aun sin haberlo comprobado prácticamente.
Un a priori semejante hace Sócrates con la inmortalidad del alma: Porque el alma se identifica con el bien y el bien es inmortal. Para hacer el bien se necesita desprenderse del yo. Y cuando los ya convencidos filósofos, no obstante sigue dudando que el alma sea inmortal, Sócrates dice: “La cosa bien merece correr el riesgo de creer en ella”. Hay una expresión de Sócrates que explica mucho de la materia de este libro, en la línea de demostrar la inmortalidad del alma: “Nosotros sabemos antes de nacer.” ¿Cómo es posible eso?, pregunta Fedón. Por el alma, que es inmortal.
Ya para esta época los filosofos perseguían el pensamiemto lógico pero todavía podían hablar libremente de teología antes que llegara el laicismo cultural.
La lectura del Fedón lleva a preguntarse si el socratismo es un pre cristianismo o el cristianismo es un pos socratismo, en el sentido de las ideas y los principios morales. Siglos más tarde será la misma pregunta con Plotino, el último de los filósofos paganos. Suele creerse que Plotino alimentó sus ideas del cristianismo cuando lo que hizo fue sólo prolongar, en el tiempo, los principios del socratismo.
Es sumamente posible pensar que Sócrates y Jesús son vidas paralelas. En sus ideas y en lo factico de sus últimos días. En el libro el Critón quedó bien establecido que sus amigos, filósofos, le urgen a Sócrates para que huya y no apure la cicuta. Como Pedro hará con Jesús para que no vaya a Getsemaní. Jesús muere el viernes, mediante la herida en el costado, porque al día siguiente será sábado, día de guardar de los judíos. El día destinado para que Sócrates muriera se alteró por la costumbre, ritual, de los griegos, de un barco que debía salir de Atenas, hacia Delfos, y regresar a Atenas. Entre tanto nadie era ejecutado.
Socrates les reprocha a sus amigos filósofos que lo acompañan las últimas horas en su celda por querer que huya. Se resuelve así lo inmediato pero,¿y los valores, los principios, que será de ellos, quién los hará valederos? Juseús le dice a Pedro: Pedro, estas pensando como hombre, no como Dios.
En el terreno de la fantasía Sócrates habla con tanta convicción de “la otra tierra” gemela a esta donde habitamos, que Ernest Hemingway debió inspirarse en eso para decir que el que escribe una novela debe contar las cosas no como si las imaginara sino como si las estuviera reportando, presenciando, con realismo y convicción. Como si fuera un periodista, no un novelista.Julio Verne, Wells, Salgari, y demás novelistas "fantasticos", debieron haber fortalecido su fantasia al leer en Sócrates cuando éste se refiere a "la otra tierra".
A Sócrates se le acusó de varias cuestiones, hasta de sofista, aun cuando había disputado fuertemente con los sofistas. Por lo tanto bien puede cargar con otra etiqueta, la de estoico (aunque también rechazaba a los estoicos). Dice: “ si alguien ha vivido conforme a la templanza, la justicia, la fortaleza, la libertad, la verdad, semejante hombre debe esperar tranquilamente la hora de su partida para el Hades”.
Sócrates lo hizo así. En las últimas horas de su vida la pasó discurriendo tranquilamente con un grupo de filósofos en su celda esperando que le llevaran la cicuta. Se despidió de sus amigos con estas palabras: “La suerte me llama hoy y es tiempo de que me vaya al baño, porque me parece que es mejor no beber el veneno hasta después de haberme bañado, y ahorraré así a las mujeres el trabajo de lavar mi cadáver”.
Sus últimas palabras fueron para recordarle a Critón: “debemos un gallo a Asclepio, no olvides de pagar esta deuda”. Se trataba de un sacrificio, en acción de gracias, al dios de la medicina que le libraba, por la muerte, de todos los males de esta vida.
Sócrates estaba en contra del suicidio pero, por otra parte, anhelaba morir porque estaba seguro que a donde iba encontraría otros filósofos con quienes conversar libremente, ya sin las molestias de atender a los requerimientos de este cuerpo mortal. Y con esto estaba reafirmando su idea de la inmortalidad del alma.
Jesús sólo dice: voy con mi padre.
Hubo un tiempo, ya muy cercano a nuestro tiempo, en que los filósofos andaban como descuidados de su apariencia personal, hasta comían frugalmente y rehuían el trato farragozo de la gente. Era un intento de librarse de "los requerimientos de este cuerpo mortal", al que se refería Sócrates, como condición para dedicarse completamente a la tarea de filosofar.No hay que olvidar que en los primeros tiempos, de nuestra era, los ascetas cristianos se retiraba al desierto dedicados por completo a meditar en los principios de la religión. Y para mejor lograrlo comían de la manera más frugal posible, estaban flacos y vestían con harapos...
Era una manera de pensar menos en lo inmediato y más en lo imperecedero.
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