Un cuento
demasiado largo para lectores apresurados del teléfono de mano
Titulo:
Una
taza de café con Aristófanes
Autor: Armando Altamira
Gallardo
Editado por el Sindicato de
Trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (STUNAM)
Cuaderno número 94, editado en enero de 2009 , de la serie
Cuadernos de Comunicación Sindical
1
Lo reconocí de inmediato.
Estaba en el centro de Coyoacán, sentado en el suelo a la entrada del café El
Jarocho, por la calle de Cuauhtemoc, entre el pasar de tanta clientela. No es
que se pareciera en facciones sino que era él. Pelo largo y por lo menos veinticinco
siglos sin bañarse.
Estos griegos creían en la
metempsicosis y descarté que sólo se tratara de una coincidencia. De todas
maneras al verlo de pantalón de mezclilla y rompevientos gris con capucha y
casi tapándole la cara, decidí tantear el terreno. Bien podía tratarse de un
indigente de los que nunca faltan en Coyoacán. Al caminar se notaba que
extrañaba sus sandalias y por lo visto llevaba mucho camino andado porque sus
zapatos eran botines modernos y macizos, marca “N”. En la frase “aprender es
recordar” concentraban el mito de la reminiscencia. El alma es inmortal pero
puede y tiene que vivir en otros cuerpos después de morir, creían. Es así como
va acumulándose experiencia, sabiduría y virtud.
- Le oí decir un poco molesto:
- En el siglo veinte Carl Jung
nos puso un jaque mate con su idea del inconsciente colectivo. Con nuestra
reminiscencia griega era tarea del individuo aprender, a través de las
sucesivas vidas a lo largo de los siglos, a prueba y error. Pero Jung, en
cambio, le pasó el paquete del aprendizaje a la colectividad de un pueblo, no
ya al individuo. Hay inconsciente colectivo regional- continental, otro
universal, muy general, vamos, y también tribal o étnico.
Veía azorado el ritmo loco que
nos traemos en la ciudad. Dijo que es necesario permitirse haraganear siquiera
una vez por semana. De otra manera el estrés se vuelve negativo y todos
empiezan a gritar como locos...¡La gente debería agarrar de vez en cuando su
mochila y largarse a caminar por el campo y sus montañas, cambiaría su carácter
y sus valores de colesterol, presión arterial y cantidades de azúcar en la
sangre! Recordó algo de Thoreau: “confieso que me asombra la capacidad de
aguante, por no mencionar la insensibilidad moral, de mis vecinos que se
encierran en tiendas y oficinas todo el día durante semanas, meses, y...años
seguidos”.
Fue a sentarse en la banca
donde había un lugar vacío y de esa manera quedé junto a él. Había larga cola
de la gente que esperaba su turno de ser atendida junto al tostador, del que salía
humo oloroso a cafeína, y percibía cierta algarabía de las conversaciones
informales y relajadas. Cuatro señoras intercambiaban, de manera atropellada,
recetas de cocina mientras llegaban al mostrador. Tres hombres hablaban de
marcas de automóviles. Pero aun así se podía charlar. Esperaba que dos mil
cuatrocientos cincuenta años de soledad, que habían pasado desde su muerte, no
lo hubieran vuelto huraño. Dijo que una de las más grandes conquistas de la
Hélade fue el descubrimiento del placer de no hacer nada. “teníamos
esclavos...ahora ya ni eso”.
- Nuestra carrera era por
saber, no por tener. Aprendimos a aburrirnos. Nos encantaba platicar con otros.
Eso nos salvó de la drogadicción y del estrés negativo. La droga laicizada hace
tontos aun a los hombres más sabios.
Me caía bien este individuo
porque en su tiempo se había pitorreado, a través de sus obras de teatro, de
ideas de Sócrates, de Platón, de Eurípides y de otros. Es decir que aprendía de
ellos, pero los humanizaba. Era un burlón que le valía gorro todo. A la casa de
Sócrates, donde se reunían los amigos a charlar y elucubrar sobre las
matemáticas, la belleza, la angustia, el tiempo, lo bueno y todas esas cosas,
se le ha señalado como la primera universidad que existió en el mundo de la
antigüedad, aun antes que las Academias formales de Platón y Aristóteles. Y a
tan solemne lugar, Aristófanes simplemente le decía el “Pensadero”. Aristófanes
había leído la República, el Fedón, las Leyes y el Fedro, de Platón, donde se
desarrollan estas ideas de la reencarnación y otras como el comunismo y la
democracia, la virtud y el desconocimiento a los dioses olímpicos por parte de
Sócrates. Y de todo eso se sirvió Aristófanes como materia prima para escribir
sus comedias de la manera más pícara e irreverente. Al verlo ahí sentado,
después de casi veinticinco siglos de su muerte, quise hacerle una broma con
eso de su escepticismo respecto de volver a vivir después de la muerte, en lo
que él no creía, y decirle ¿no que no? Pero decidí empezar con cautela. Porque
también podía darse el caso o bien que en realidad no fuera el Aristófanes que
yo pensaba o bien que si lo era, que no quisiera charlar. Uno nunca sabe
cuántos estragos hace la soledad en las personas. Algunas con pocos años se
vuelven locas y éste llevaba siglos de haber fallecido... Empecé preguntándole
si estaba montando alguna nueva obra de teatro o se había echado a dormir con
su fama de la antigüedad. Para mi sorpresa le escuché decir:
- Perdí mis contactos y me
encuentro sin fondos para montar una obra de esa naturaleza. Te digo que ahora
ya ni siquiera esclavos tengo para ponerlos a trabajar gratis en la
construcción del escenario. Piden salario y prestaciones contractuales. ¡Ya no
es como antes! Ayer metí (creo que ahora se dice “ingresé”) un proyecto para
una obra de teatro en el Centro Universitario de Teatro de la UNAM y debo darme
mis vueltas. Me dijeron: nosotros nos comunicamos con usted.
- ¿Mientras, qué vas a hacer?
-¡Cuida más tus preguntas.
Estoy haciendo! Acuérdate que el presente temporal es muy griego.
-No veo que hagas algo sentado
en esta banca, como no sea tomar café y fumar Faros o Alas o lo que caiga.
-Te equivocas. Estoy en medio
de dos tiempos. Recuerdo lo que fui en el tiempo de mis comedias y espero que
me contesten los del CUT. ¿me sigues? Un tiempo que se fue y otro que será.
Vamos, lo eterno y lo temporal. Y, en medio, este día, nosotros, el presente.
La eternidad se hace de presentes. Esto lo dijimos primero en la Hélade pero
ahora lo dicen hasta en las peluquerías.
-Puedes comunicarte al CUT por
medio del celular y te ahorras las vueltas.
-Tengo el problema que no sé
escribir en español, sólo en griego. Lo habló pero no lo escribo. Me ha
ofrecido el CUT un traductor pero ya me he dado cuenta que hay mucha dificultad
en pasar las ideas de un idioma para otro. Por más hábil y honesto que sea el
traductor no es lo mismo. Y para acabarla algunos le ponen de su cosecha. Más
parecen adaptaciones que traducciones. En los tiempos de la caída de Roma me
hicieron vikingo, en la Edad Media casi me hacen cristiano del lado de
Bizancio, en la Unión Soviética me hicieron comunista. La semana pasada asistí,
de incógnito, a una conferencia sobre mis comedias que se dio en Manhatan, a
dos calles del Parque Central, en Nueva York, y resulté más capitalista que
Rockefeler. En México me declararon guadalupano y en Argentina peronista. Los
kierkeggardistas, los jasperistas, los gabrielmarcelistas, los heideggerristas
y los sartreristas, me hicieron existencialista. ¿Puedes creer eso?
- ¡Y tú?
-El hombre en el
existencialismo se crea libremente a sí mismo, a través de la angustia, pero de
esa manera está encerrado en sí mismo. ¡Acaba angustiado! Como el pensamiento
del autista... Y la psiquiatría nos dice que, en esto de los autoencierros, está
cabrón, ¿así se dice? De todas maneras, entre los existencialistas hay teístas
y ateístas. ¿Para qué tanto brinco?
Volteó para todo lado,
visiblemente nervioso, y me preguntó:
-¿Se pueden decir estas cosas?
Porque en un país de pastores luego lo toman a uno por hechicero y hasta lo
andan sacrificando...
-¿País de pastores? ¡No
empieces con tus balcanescentrismos!... Sí
se pueden decir esas cosas en México, por ahora...
Mientras daba otro sorbo a su
café (cargado) veía el trasero de alguna dama que pasaba frente a nosotros. Le
pregunté qué había de aquel origen fálico que le atribuían los críticos a sus
obras. Lo único que contestó fue:
-Te digo que me han colgado
cada milagrito. Soy misógino y también andrófono. Para algunos paso como
sátiro, otros me catalogan de pederasta, otros que fui consejero de Mesalina,
los de más allá asesor de Sade... Esos críticos tiene que justificar su chamba
de la manera más protagónica. Sucede que me gustaba incluir en mis comedias la
sátira y la censura, pero con Dioniso, el dios (en Grecia todos se llamaban y
se llama Dioniso), siempre guardé la distancia...Lo que he observado es que los
teatros están casi vacíos. Ayer ingresé a uno y en la sala había cuatro
individuos, yo incluido. Y eso que yo había podido ingresar con un pase de
cortesía que conseguí en la Secretaría de Cultura del STUNAM. Eran más los
actores que los espectadores.
- Siempre ha sido así en el
teatro, ¿no? Va con la cultura del pueblo.
- ¡Ni lo digas! El público
antes tenía cultura y se sentía bien en los teatros. Ahora con la
televisión...¿Y en México que solamente se leen dos libros de cultura por
persona al año?...¿Imagínate? En un país de pastores el teatro necesita, para
sobrevivir, de un fuerte apoyo económico tanto del gobierno como de los particulares.
Pero como no abundan los ricos cultos tampoco hay mecenas. El sueño dorado de
los niños de mi tiempo era comprar un balero o un yoyo, ahora a los diez años
de edad ya sueñan con un cuerno de chivo... La violencia diaria de la
televisión, y de los videojuegos, ha hecho entre los niños verdaderas escuelas
de criminales y los teatros siguen olvidados.
Me pareció que a este “Zorba”
se le estaba pasando la mano y se ponía insolente... Notó mi disgusto y cambió
la expresión:
-Para decirlo con propiedad,
México es un país donde pocos leen mucho, muchos leen poco y muchísimos no
quieren saber nada de libros ni de teatros... El resultado, como te digo, es
que no abundan los mecenas y en la medida que los teatros permanecen cerrados
las calles se llenan de neandertales...De por sí cada quien es como es ¿y sin
libros? En este año CONACULTA acaba de publicar que de 4057 encuestados sólo el
56.4 por ciento lee libros. Y para que no creas que este es un rollo que me
saco de la manga y que ando con balcanescentrismos, te voy a citar textualmente
lo que Ruy Pérez Tamayo dijo en una entrevista que apareció publicada en
Humanidades y Ciencias Sociales de febrero de este año ( espero que sepas que
este investigador lleva 60 años impartiendo cátedra en la Facultad de Medicina
de la Universidad Nacional y entre otros premios nacionales de ciencias tiene
el “Luis Elizondo”. El “Miguel Otero” y un largo etcétera). Hablando de las
nuevas generaciones, de su formación y contacto con la lectura: “Creo que
necesitan más horas en la biblioteca y menos frente a la televisión y la
computadora. Una de las cosas fundamentales que tendrían que implementar es el
amor a la lectura. Esto se ha perdido. En la ciudad de Barcelona hay más
librerías que en este país (México). Esto no puede ser, somos 100 millones de
analfabetas funcionales. ¡Cuántos libros al año lee el mexicano promedio? Ni un
libro completo. No es posible vivir en el siglo XXI en ese estado de
ignorancia.
“La pretendida sustitución por
la televisión lo que ha hecho es empobrecer la cultura, es decir, la televisión
está hecha para los oligofrénicos, para individuos incapaces de pensar por sí
mismos y lo único que hacen es ver colores y escuchar tonterías”. Que los
jóvenes lean libros de cultura es responsabilidad del estado y de la escuela
pero también de la familia. Este investigador recuerda sus años de niño en su
hogar: “Mi casa está llena de libros, la de mis hijos igual. ¡Cómo me acuerdo
de mí mismo, sentado, leyendo! Así vi a mis padres. Mi padre llegaba todos los
días a la casa con un paquete le libros nuevos y ya no cabían en la casa”.
- Así se oye menos feo.
-Y respecto de los autores, de
mi tiempo, había verdadera fecundidad. Para que tengas otra idea te diré que, a
casi seiscientos años después de mi muerte, es decir en el año doscientos
después de Cristo, había en mi tierra unos sesenta comediógrafos que habían
producido unas ochocientas piezas y el público acudía de manera asidua y en
cantidad considerable con respecto al número de habitantes de la localidad.
Pero ahora, insisto, tienen esa cosa que se llama televisión ¡con una idea de
valor menos cada año! Los he observado por algún tiempo (pues tiempo es lo que
me sobra). En los últimos cincuenta años utilizan un mismo guión y sólo cambian
los nombres y las vestimentas según la época y uno que otro dicho para
actualizarla (ahorita ya me tiene frito con eso de “guey”).... La inventiva ya
no da para más. Algunos en mis tiempos, en cambio, eran verdaderos creadores de
caracteres y situaciones. Entre ellos Menandro, Filemón y Dilfo. El primero
compuso cien comedias, el segundo noventa y el tercero también casi un
centenar. Después vinieron Plauto y Terencio. Todos estos tuvieron su
continuación en nada menos que en Shakespeare y en Ibsen.
-¿Y tú cómo le hacías.
-Yo a pura inspiración y sin
recurrir al peyote ni al humito. Te repito que la droga laicizada pone loca a
la gente porque encuentra en ella la medida de su ego. Y como hay egos que no
tiene medida, acaban tronando y nada de escribir original. No hay vigilancia de
la comunidad, como sucede en los rituales, y acaban en los manicomios. Yo quise
dejar las cosas en claro y en Las Nubes escribí: “Yo que soy el poeta, no vengo
con mi maleta para hacerme el muy hombrón. Ni doy a los que vienen a ver dos o
tres veces el mismo refrito. Siempre traigo temas nuevos. Son hechuras de mi
ingenio. A nadie imito y yo solo me las capoteo”-. Se sonó las narices como le
hacen los corredores de Viveros de Coyoacán, sin recurrir al pañuelo, y sí
sirviéndose de los dedos de las manos que después se limpió en su rompevientos.
- ¿Tenías pleito con Eurípides
y Esquilo?
-Ellos también produjeron
mucho pero el naufragio de los siglos, y la ignorancia de los hombres, casi
desaparecieron la totalidad de sus obras. Sí, aunque fueron grandes, me caían
mal porque escribían muy propio. Más fríos que el aire invernal que recorre las
dunas al caer la noche en el desierto. Sus personajes eran héroes o dioses de
esos que no iban a baño y nunca se enfermaban de gripa. Y cuando escribían de humanos
se les pasaba la mano como con el pobre Edipo, su madre, su esposa y sus hijos.
Mataban a todos...
-¿Y tú?
Escribí muchas obras,
procurando darles sabor alegre a todas, con sabor de humanos, de esos humanos
que tiene agruras y se les levanta la túnica cuando ven a una dama cuando se
agachaba a recoger el cántaro del agua. Pero parece que de tanta obras mías
sólo han sobrevivido veinticuatro y de esas las que se pueden encontrar con
facilidad son once.
-Nadie sabe con exactitud
cuándo naciste.
-En 445 antes de Cristo, en
Atenas. Aunque había algunos que no me querían y me decían extranjero!
-Insisto que hables por el
celular para que no vayas hasta el CUT. Dices que hablas el español pero que no
lo escribes. Por celular lo que tienes que hacer es hablar.
Cuando dije la palabra
“celular” pegó un brinco y dio otro trago a su café.
- En estos veinticinco siglos
de muerto, como ustedes dicen al que ya no está entre ustedes, y ahora está en
la nada (¡espero que en este país de pastores sepan que la nada existe!) he
desarrollado algunas ideas para nuevas obras y el celular no me dejaría pensar.
Si te llaman interrumpe tu intimidad y si llamas te sales de tu intimidad y te
metes salvajemente en la intimidad del otro. En México hay ochenta millones de individuos
con celular en la mano. Yo te puedo decir, en una mirada de gran angular, que
un millón lo usa efectivamente para negocios y el resto porque se sienten
solos. O padecen cierta angustia y timidez. Cualquiera habla con aplomo por el
celular pero le tiemblan las piernas si tiene que hacerlo cara acara con el
psicólogo o con el sacerdote. Fíjate en ese grupo de mujeres que están
hablando- Aristófanes tenía fama de misógino.
-¡Odias a las mujeres?
-¡Nadie puede odiar a la
Estética!
-También hay hombres hablando
por celular.
-Y ellos no son estéticos,
según el ideal griego. Los hombres en todas partes, hasta en Grecia, tienen
algo de chaparros, feos, gordos y calvos. Precisamente por eso se llama el
ideal griego, porque aspiraba a algo diferente a la cruda realidad...El celular
tiene su antecedente. El primer gran invento que la gente hizo para no tratarse
cara a cara fueron ciertas enfermedades mentales. Claro que el invento más
grande, hasta ahora logrado, y con excelentes resultados, para no comunicarse
con los demás, es no leer. Lo peligroso de no leer es que rehúsas entrar en
contacto con el pensamiento de los demás. Por eso los países de pastores ni
generan pensadores originales ni conocen las ideas de otros lados. Quiero decir
no generan y no conocen a escala deseable, suficiente para el pueblo. Siempre
hay garbanzos de a libra pero... No lees la Biblia y no entras en contacto con
tus semejantes. No lees filosofía y no entrar en contacto con tus semejantes.
Quiere decir que te metiste a tu capsulita y echaste el cerrojo por dentro. O
alguien echó el cerrojo por fuera y te dejó aislado. Ni razón ni espíritu, puro
rollo de peluquería o de cantina.
2
Dio dos tragos más a su
americano y esta vez se refirió a la guerra entre Israel y Líbano.
-En mi tiempo los Testigos de
Jehová peleaban como pastores.
-¿Cómo pastores?
-Con ondas a las que ponían
una piedra para lanzarla. Ahora tienen gran tecnología. Eso ha metido en una
enorme agitación al Cercano Oriente. A la sazón, es decir hace veinticuatro siglos,
nosotros éramos la primera potencia. Estuvimos varios años en la guerra con el
Peloponeso.
-De esta guerra Grecia se fue
para arriba en cuanto a cultura.
Hermano, los pueblos que no
saben leer su historia están fregados al partir siempre del caos. Como los
corredores sobre la banda sin fin del gimnasio. En tanto otros están avanzando
en los maratones a campo traviesa. Pero no creas que es tan fácil esto. El
enemigo se encarga de distorsionarles su historia. Por eso Peer Gynt decía que
se iba a dedicar al estudio de los acontecimientos históricos porque sabía que,
los historiadores mercenarios al servicio del imperio del momento, distorsionan
toda la historia. Macbeth, mientras fue rey, borró todo lo anterior a él y se
hizo una historia a su medida. Cervantes escribió su Quijote como una sátira a
Ricardo Corazón de León de los ingleses. Para leer en la historia, y para ser
un corredor auténtico, se necesita que ese pueblo no haya agotado su espíritu
de poeta pues sólo en la poesía está el anhelo de crear, moverse, avanzar. Los
pueblos necesitan tanto al físico como al poeta. Tener cuidado de no hacerle
caso al milenario pleito de poesía contra filosofía. La poesía es
revolucionaria y la filosofía es educación. Se complementan, no se contraponen.
El pueblo que puede conciliar ambas cosas estará situado entre los punteros de
la carrera maratónica. Los países de pastores que no pueden encontrarle el hilo
a la madeja deberán conformarse con ir a la zaga en la columna de los atletas.
Por eso a las universidades públicas las fuerzas del mal siempre les están
escamoteando lo que debería ser un presupuesto intocable, automático y
suficiente, según los estándares recomendados por los organismos
internacionales de la educación. Entre menos geólogos, poetas y filósofos haya,
menos competencia entre los corredores punteros y más pastores y neandertales
habrá. Ya sabes que fuera de los griegos todos son pastores. Un hombre ilustre
entre ustedes, que se llamaba (es de los que pertenecen al eterno presente)
Jesús Reyes Heroles, dijo que la historia no es un estorbo y sí en cambio puede
ayudara a salir adelante. Y Juliana González dice que “La ética del presente no
puede gestarse sin pasado y sin memoria”, que no hay que estar juntos a fuerza
sino juntos pero en una integración armónica. Esta es la clave del progreso y
la tarea del enemigo es desarmonizar. ¿Sabes quién es Juliana González? ¿No?
Una filósofa académica mexicana frente a la cual hay que quitarse el sombrero,
como usted dicen. Cuando los mexicanos tengan el hábito de leer, la
descubrirán.¡Ojalá la encuentren antes que siga avanzando el proceso de
disolución de esta nación! ¡Ya dejen en paz a las heroínas mexicanas de los
tiempos pasados! En la Universidad Nacional del siglo veintiuno hay mujeres
académicas de valor científico propio y moderno, que dicen los que necesitan
los mexicanos, sólo hay que leerlas. También filósofos. Uno de ellos es el
maestro José Castillo Farreras, maestro de la Preparatoria 7. Entre su
abundante producción bibliográfica tiene un trabajo, muy didáctico, que
aprendes mientras te ríes y se llama Fenomenología del chisme.
Intenté sacarlo de su rollo
griego:
-Te ves joven y fuerte.
-Veinticinco siglos pesan,
hermano. Me dolía la espalda de tantas horas en avión. Pero en la mañana, antes
de venir a El Jarocho, fui a que Manuel Sánchez me diera un masaje. Me lo
recomendaron en Grecia. Sánchez es el director del Área de Masaje del Centro de
Educación Continua de Estudios Superiores del Deporte de la Universidad
Nacional Autónoma de México. Me dejó como nuevo. Se ve que es una autoridad en
la materia. Me preguntó que clase de masaje prefería si el holístico, peruano,
azteca o irlandés y quien sabe cuantos más mencionó. Le dije prefiero el
griego. Me contestó: ¡ a eso no le hacemos aquí! El romano ¡menos! El caso es
que primero me hizo meditar - relajar como una hora. Me envolvieron en una
sábana junto, pero no revuelto, con otros, apagaron la luz y callaron todo
ruido. Tú que ves tanta televisión no te imaginas lo que significa tener que
pensar, por primera vez, en años de sólo escuchar que los otros hablan. Años,
siglos, de escuchar y lo que escuchas es noventa y nueve por ciento basura.
¿Cómo no va a haber tantas enfermedades psicosomáticas que no sabes ni cuando
ni por donde te entraron? En los primeros minutos pensé que aquel método de
Sánchez no era razonable pero enseguida fui penetrando en su sabiduría. Muchos
piensan basura para no pensar en lo que les duele. Lo que duele cura pero
muchos o tienen miedo o ya están muy a gusto con su enfermedad. Así es que
pensar envuelto en aquella sábana es una experiencia que no entiendes de
pronto. ¡Imagínate, hacer meditar a un ateniense de mi tiempo! ¡Yo, que vengo
del núcleo selecto de los pensadores clásicos de la antigua Hélade! Cuando
llegué a su mesa de dibujo vi que Sánchez estaba escribiendo un trabajo sobre
Solveig, la novia de Peer Gynt. No sabía quién era (soy), sólo se quedó mirando
a mi rostro joven. Pero adivinó mi cansancio de veinticinco siglos. Al
despedirnos me dio un golpe en la espalda y me dijo: “ No te preocupes, al
final todo pasará... Y las arenas del desierto seguirán siendo llevadas por el
viento”. Hasta entonces recordé que Manuel Sánchez era uno de los
conquistadores del peligroso Desierto de Altar.
Aristófanes iba a decir algo
del celular pero lo atajé:
¡Ya me tienes hasta el gorro
con tu fobia anticelular! ¿Qué malo tiene usarlo?- aquí fue cuando me di cuenta
que no es fácil platicar con filósofos. Son algo pesados. Dijo:
-La respuesta se encuentra
aplicando un juicio abstracto con razón suficiente. Ahora que todo está lleno
de inventos chicos y grandes la gente no se pone a pensar que para eso, antes
que conocimientos técnicos y científicos, se necesitan juicios abstractos.
Schopenhauer señala que los inteligentes orangutanes no saben alimentar con
ramas el fuego que encuentran, lo que prueba, dice, que esto de acercar leña,
requiere ya una reflexión, imposible sin conceptos abstractos. Esa falta de
aplicación de conceptos abstractos con razón suficiente... ¿me sigues?
No lo seguía y no sabía de qué
carajos estaba hablando.¿Conceptos abstractos con razón suficiente? Por fortuna
enseguida abandonó su viejo rollo griego:
-Escribir requiere un pueblo
de lectores. Hablar de comedia implicaba ir al teatro. La gente de teatro es un
baluarte de la cultura. Cuando a todo esto se lo lleve la fregada (¿así se
dice?) todavía nos quedará el teatro. Pero ahora la televisión, y su hermano
gemelo, el cine... Sólo en círculos reducidos de la sociedad se permite a los
hijos ver televisión hasta que han acumulado un buen hato de cultura. Así están
en posición de seleccionar sus programas y analizar otros que de manera
fortuita les salen al paso. Sucede con la política, le religión y la cocaína.
Sino tienes vitaminas culturales esas corrientes te arrastrarán sin remedio en
las mortales aguas del Helesponto. Nietzsche ya lo había advertido: “Antes de
lanzarnos en el centro de esos combates cubrámonos con la armadura del
conocimiento que acabamos de conquistar”.
Aproveché cuando se refirió a
la guerra de Grecia con el Peloponeso para ingresarlo en el tema de Los
Acarnios.
-Es el anhelo de la paz. Pero
por lo visto de nada sirvió. Si te contara lo que he visto en el mundo en estos
siglos. Hay más guerras que bailes los fines de semana. Los Acarnios se
representó el año 425 antes de Cristo. Con el pretexto de una guerra entre
Megara y Atenas, compuse mi tema. Estuvo difícil pues era época de humanos
héroes y dioses guerreros. De esos que te digo que no van al baño... Antes a la
guerra al menos iban los héroes, ahora van los pobres indocumentados que buscan
ser nacionalizados en el imperio en turno. El pretexto para empezar la guerra
en Megara, como siempre, fue de orden económico. Los de Megara acostumbraban ir
a vender sus mercancías a Atenas (haz de cuenta los macheteros de Atenco, que
les impidieron, en 2006, a los de Texcoco poner sus puestos de flores para
venderla en el mercado, y se armó la trifulca, así paso en Atenas). Un día los
atenienses les prohibieron que instalaran sus puestos. A partir de ahí
empezaron a complicarse las situaciones. En este caso dos muchachos borrachos y
calientes fueron a Megara y se robaron a una prostituta llamada Simeta. Luego
los de Megara, enojados y también calientes, se robaron a dos mujeres
atenienses. Así empezó.
La conciencia popular, en voz
del coro, contrasta las dos posiciones de los guerreros y los pacíficos. El
coro dice: “¡Vayan muy alegres cada uno a su lucha! ¡ Qué caminos toman tan
contrapuestos! Este va a beber , con su guirnalda de flores, pero tú tiritando
de frío estarás en los ribazos atisbando al enemigo. Este dormirá muy a gusto
con una muchachona, que le estará dando masaje en cierta parte”.
Lámaco es el guerrero y
Diceópolis el pacífico y un tanto sibarita.
Al final Lámaco regresa herido
de la guerra y exclama: “ ¡Cómo me duelen esta heridas! ¡Me hirió una lanza
enemiga y me estoy acabando!
En cambio Diceópolis, el
sibarita, entra con dos mujeres, una en cada brazo y les dice: “ ¡Qué pechitos
tan duros! ¡Buenas están! Sosténgame, sosténganme que se me van los...higos.
Tomen al que los guía por el merito en medio”.
¿Entiendes que me estoy
sirviendo del espíritu dionisiaco o tampoco sabes de eso? ¿ Ya te quedó claro
que la nada existe o tampoco eso entiendes? ¡Sino para empezar de más atrás!
Mientras lo escucho pienso que
este era el Aristófanes que había leído en mi niñez y en mi juventud y siempre.
Si mi vida no contara con otros valores, nada más por haber leído a Aristófanes
habría valido la pena haber nacido. Tenía ante mí al hombre que no podía morir.
No puede morir por la calidad de sus obras de teatro y tampoco puede morir
porque tiene que purgar las ofensas que le hizo a Sócrates. Aristófanes había
cometido el error de burlarse del dios Dioniso y de Sócrates, desatando con
ello las fuerzas del estado que llevarían a la muerte al gran hombre de la
filosofía. Sócrates, el que sería recordado y citado mientras durara la
humanidad, por los siglos de los siglos. Nietzsche dice de él sin tapujos: “si
se considera al mismo tiempo la colosal pirámide de la ciencia moderna, no
podemos menos de ver en Sócrates el eje y la palanca de lo que constituye la
historia del mundo…hasta hoy y para toda la posteridad futura, la influencia de
Sócrates se ha extendido sobre el mundo como una sombra que se alarga sin cesar
bajo los rayos de un sol poniente”. De él se había burlado Aristófanes o al
menos lo había tratado con poco respeto.
En Las Nubes, obra de
Aristófanes, Sócrates, como personaje de Aristófanes, le dice a Estrepsiades
que si quiere entrar a estudiar a su escuela tiene que aceptar que ahí no se
cree en los dioses de Grecia sino “en los nuestros que son el Caos, Las Nubes y
la Lengua. Sólo esos tres, no hay más”. Esto enseñaba Sócrates en la vida real
y Aristófanes lo aprovechó para ponerlo en Las Nubes. Por todo eso el estado
acusó a Sócrates de pervertir a la juventud. El espíritu socrático consagrado a
la destrucción del mito, para dejar en su lugar a la razón, laica y científica,
era algo que nadie en el gobierno le iba a perdonar. Arostófanes fue el primero
que comprendió los alcances de semejante actitud y no tardó en aprovecharlo
para sus irreverentes comedias. Y el viento helado que bajaba por los
ventisqueros del Olimpo, de pronto, al estallar las carcajadas del teatro,
estuvo más caliente que el aire del desierto chihuahuense de Samalayuca.
En la misma obra de Las Nubes
se pitorrea del maestro como sólo Aristófanes sabe hacerlo. Cuando Estrepsiades
hace su solicitud de ingresar al “Pensadero” de Sócrates, quiere estar seguro
que ahí va a aprender. Entonces un discípulo del maestro lo anima poniéndole
varios ejemplos de la sabiduría de Sócrates. Sócrates descubrió, le dice,
cuántas veces salta una pulga la largura de sus patas. El animalito había
picado a alguien en la oreja y luego saltó hasta la calva de Sócrates. ¿Pero,
como pudo medirlo? Pregunta el otro. Muy fácil. Sócrates tomó la pulga, metió
sus patitas en la cera y la pulga quedó con sus botitas borceguíes persas. El
aspirante se queda sorprendido de tal sabiduría.
Aristófanes me comentó:
- Seis siglos más tarde San
Agustín, en Retractationes, hará grandes esfuerzos por comprender el tiempo.
Para hacérsela fácil reducirá todo al presente: pasado- presente, presente-
presente y futuro -presente. Llega un momento que dice que el tiempo no existe.
A San Agustín también pude haberle hecho una broma con el ejemplo de la pulga
socrática. Pero el santo y yo estuvimos en tiempos diferentes... San Agustín me
caía bien porque, antes de convertirse al cristianismo y dejar las loqueras de
los maniqueos, era grueso con las mujeres como sólo los paganos podían serlo.
¡Hasta Dioniso se quedaba con la boca abierta! Mira, hasta el eterno devenir de
Bergson, que niega el es, tiene un momento de presente. En realidad la
trayectoria de la flecha del indio está formada de presentes...Son los
acontecimientos los que nos dan los diferentes tiempos.
Esto del tiempo es una
obsesión porque se quiere modificar el pasado. Y eso trae angustia. El pasado
está sellado. Por eso hay que cuidar el presente porque dentro de unas horas
también será un inalcanzable pasado. El físico, el poeta y el psiquiatra
trabajan por meter mano en el pasado. El historiador reinterpreta la historia
todos los días. El médium dice tener la clave para manejar el pasado y mientras
mira hacia las estrellas acumula fortunas en monedas.
Así es a todo lo largo de la
obra de teatro Las Nube de Aristófanes.
Yo sabía que, de hecho,
Aristófanes además de Sócrates, la había emprendido contra varios “ pesos
completos” de la literatura de su tiempo a través de la obra de teatro. A
Eurípides le dice que es “el hijo de la diosa de las legumbres”. Y cuando en
Las Ranas Aristófanes baja al mundo subterráneo, en busca de un buen poeta
trágico para traerlo al mundo de los vivos y con sus poemas salve a la patria,
hace que compitan Eurípides y Esquilo, y al que hace perder, y deja en el
infierno, es a Eurípides. ¡Eurípides era casi el compadre de Sócrates! ¡Comían
en el mismo plato! Empecé a sospechar que un jurado metafísico le tenía
preparadas varias sentencias perpetuas a Aristófanes. ¡Y ni siquiera me atrevía
a pensar qué significarían “cadenas perpetuas” en esa dimensión donde ya no
existe el tiempo...! De todas maneras este comediógrafo fue audaz al
emprenderla contra Sócrates. Para Nietzsche esa actitud no pasó desapercibida:
“ El instinto seguro y penetrante de Aristófanes ha puesto en claro la verdad,
cuando reunió, en un común objeto de odio, a Sócrates mismo, la tragedia de
Eurípides y la música de los nuevos ditirambos”.
-Se te pasó la mano con los
grandes, ¿no crees?
-Se repartieron entre ellos
los premios. Fíjate: el oráculo de Delfos declaró que Sócrates era el más sabio
de todos los hombres. Sócrates puso en segundo lugar a Eurípides, Eurípides
nombró a Sófocles como tercero, Sófocles dijo que Esquilo era el cuarto ¡y
cerraron la lista! Ni siquiera se me mencionó como un modesto quinto lugar.
¡Que bueno que ahora los intelectuales ya no se reparten los lugares y las
becas entre ellos!
También los filósofos de todas
las épocas deben tenerle algún resentimiento a Aristófanes al hacer, por medio
de Estrepsiades, un bosquejo de su personalidad y terminará diciendo que
“ninguno de ellos se corta el pelo, ni usa aceites perfumados, ni siquiera va
al baño para asearse” . Es decir que los mugrosos son los filósofos y los
limpios no son filósofos. Me cautivaba la finura con la que decía las
cosas...Pero a pesar de los varios castigos eternos que le esperaban,
Aristófanes resultó un parlanchín:
-He observado que las mujeres
han tenido su Renacimiento.
-¿Renacimiento?
-Su vuelta a lo de antes. Las
mujeres espartanas y las etruscas participaban mucho en, digamos, los festines
institucionales de los hombres.
-¿Con qué fin?
-Porque el estado necesitaba
gente tanto para los campos de batalla contra los persas como el desarrollo de
las actividades de la ciudad. Aquí entre ustedes los teotihuacanos y después
los aztecas hicieron los mismo. Se facilitaban las reuniones entre ambos sexos.
Cuando las guerras terminaron ellas siguieron en sus puestos de trabajo y con
la independencia que significa disponer de dinero propio. Ahora ellas podían
invitar al hombre que quisieran. Mientras no hay invitación de la mujer hacia
el hombre no hay liberación real de la mujer. Puro cuento intelectual....
¡Ojalá que se liberen pronto para que inviten siquiera una taza de café!
3
-¿Eso te inspiró para componer
La Asamblea de las Mujeres?
-Sí. Eso fue 392 años antes de
Cristo. Las mujeres de Atenas dijeron que la ciudad tenía muchos problemas pero
los hombres, por estar parloteando en el Ágora, no hacían nada. Entonces
deciden hacerse del mando de la ciudad por medios democráticos. Para ello necesitarían
participar en la asamblea legislativa. Pero las mujeres no tenían acceso a ese
lugar. No votaban (no votaban muchos siglos después con Rosseau, imagínate en
mi tiempo). Entonces se les ocurrió, guiadas por Praxágora, disfrazarse de
hombres. Se ponen barbas postizas y ropa de sus maridos. Nadie las descubre y
ganan la votación de una nueva ley que proponen.
Lo primero es abolir la
propiedad privada. Poner todo en un fondo común. Incluidas las cuestiones
sexuales. Los diversos personajes que intervienen en la comedia, como por
ejemplo Blépiro, marido de Proxágora, van haciendo una serie de preguntas de
cuestiones que todavía no se comprenden bien de la nueva ley. Proxágora va
contestando. ¿Ya no habrá ladrones? ¿Pero qué caso tiene, si todos los bienes
son comunes? ¿La casa para dormir? Toda la ciudad será la casa y podrás mudarte
a gusto. ¿Ya no podré jugar a los dados? ¿Qué caso tiene? ¿Cómo pagaré mis
deudas? Ya no habrá prestamistas. ¿Dónde comeré? Lo que antes fueron los
tribunales ahora serán comedores públicos?
Blépiro se pregunta qué hará
un hombre cuando “ ¿ ve a una chica que le gusta y quiere darse gusto con ella,
de sus propios bienes le dará un buen regalo y, seguirá gozando de los bienes
comunes después de haber gozado con ella? Proxágora responde: “Pero eso podrá
hacerlo sin paga: yo también hago que las mujeres sean comunes, para todos los
hombres. El que quiera la toma...” Es decir que si había un fondo común, la
exclusividad sexual en la pareja no tenía razón de ser. La pareja exclusiva
busca funcionar en la propiedad privada, no en la comunal.
Y sigue una serie de
consideraciones con lo del sexo. Todas buscarán a las hermosas y desdeñarán a
las feas. Pero esto también ya ha sido legislado por la Asamblea de las
Mujeres. Hermosas y feas estarán todas juntas. “Si alguien quiere acostarse con
una hermosa primero tendrá que darle a la fea”.
Blépiro quiere dejar todo en
claro de lo que dispone la nueva ley. “Tal como está previsto, ellas huyen de
los feos y se entregarán a los bonitos”. Proxágora ilustra a su marido: “A las
mujeres no se les permitirá entregarse a los hermosos, y a los de buena
estatura, sino han dado tributo antes a los feos y a los chaparros... De ahí
para adelante la mujer puede llevarse a la cama al hombre que ella diga.
Conocido, o no, en el momento que una se lo encuentre se lo lleva, si le gusta,
y por ley el hombre tiene que obedecer. Si se resiste, porque a él no le guste,
la mujer llama al guardia y el otro es obligado a entrar a la casa a tener
relacione sexuales.
-Formidable sistema para los
hombres y para las mujeres. ¿Cómo fue que no perduró hasta nuestros días? ¿Fue
el cristianismo el que acabó con eso? Porque acuérdate que luego aparecieron
los puritanos que no permitían que la mujer enseñara ni siquiera una uña del
pie.
- No. Fueron las mismas
mujeres atenienses. A la postre las bellas y jóvenes perdieron la batalla.
Resulta que en esa asamblea legislativa las mujeres de la tercera edad, como
ahora ustedes llaman a las viejas, levantaron la voz. Dijeron que quedaban en
desventaja frente a las mujeres jóvenes. Estas se llevarían a los hombres a la
cama y a ellas no les dejarían nada. Entonces fue cuando se aprobó una cláusula
que decía que las viejas tenían prioridad sobre las jóvenes. La ley dice: “ Pareció
bien a las mujeres que si un joven quiere tener trato con una joven, no podrá
hacerlo, sino da antes a una grande la parte que le corresponde. Y si se niega
a cumplir con esta ley y se dedica a la joven, las ancianas tendrán derecho de
aprehenderlo y arrastrarlo por las calles bien agarrado de la parte más
sensible de su cuerpo”. También protestaron la viejas. Porque hay mujeres de
edad pero bonitas. Por eso se me ocurrió que tendrían la preferencia las más
viejas y las más feas.
La obra termina cuando una
muchacha quiere llevarse a la cama a un joven. Este va encantado y ella
también. Pero aparece una vieja y se lo quita. Después otra más vieja y más fea
se lo arrebata y finalmente aparece una tercera mujer, más fea y más vieja que
las anteriores, y es la que gana pues así decía la ley: “La más vieja y la más
fea tiene derecho sobre las otras”. La vieja le dice: “¡Yo no te llevo, la ley
es la que te lleva!” Bueno, esa ley se echó abajo y todo volvió a lo de antes.
Es decir, que cada quien se atenga a sus habilidades, empatía, dinero, suerte o
como quieras llamarle.
En algunos momentos el
parlanchín caía en silencios que resultaban incómodos. Para decir algo salía
con lo primero que se le ocurría. Fui por otro café y al regresar su
rompevientos era de color rojo. No es que la prenda fuera de “dos caras” sino
que algo como metafísico estaba sucediendo que yo no comprendía. Al regreso me
cometo:
-Ahora con lo de la revolución
industrial, que no sólo encochinó y calentó la atmósfera sino también cosificó
a los individuos, los convirtió en números, en pesos, por cierto muy
devaluados, es cuando más necesitan el teatro (mi teatro) y la poesía.
Redescubrir lo que el viejo gruñón Sócrates tanta lata daba con eso del
intelecto y la emoción. La Idea y las Pulsiones. El viejo tenía mucha habilidad
para interesarte en su plática. Si se te ocurría decirle que no entendías, de
inmediato él también decía no entender: “lo que quiero es que me ayudes, con
tus luces, a ir avanzar por este difícil camino”. Y con eso ya estabas envuelto
en su método mayeutico de partero para oírlo sin parar las siguientes cinco
horas. Si le daba hambre no interrumpía. De alguna parte de su túnica sacaba
cebollas y ajos y sin parar de hablar se daba su colación.
Aristófanes era decididamente
un cafeinómano. Me enseñó su vaso de duracel como diciendo: “disparate otro”.
Le di una monedas y se levantó. Antes de llegar al mostrador se quedó aspirando
el humo del café, que salía en nubes densas en ese momento de la máquina
tostadora. Las rodillas de sus pantalones estaban rotas y no supe si era por
falta de dinero o porque andaba a la moda. Era algo excéntrico. En el tiempo
metafísico en el que se movía podía hacer lo que quisiera de dinero y
situaciones y no obstante procuraba no perturbar la vida de los humanos
alterando el principio de causa y efecto. Viajaba por el espacio a la velocidad
del pensamiento pero, tal vez para entretenerse en algo, procuraba hacerlo como
los humanos. Dice que para viajar de Grecia a México buscó a alguien. “Era piloto
de vuelos internacionales y se llamaba Heriberto Salazar Bertrand. Un güerito
alto y flaco. Era más mexicano que las enchiladas pero yo sabía que sus abuelos
eran de origen francés. Seguramente por eso leía como condenado. A los ocho
años de edad le daban su domingo y en lugar de gastarlos en dulces, como los
otros niños, se compraba series de libros de Los Pardallán, Emilio Salgari,
Julio Verne...El caso que este güerito, ya muchacho, había abordado escaladas
verdaderamente peligrosas. Como no me creyó, que conocía su vida y nada más
trataba de sorprenderlo para que me trajera a México, le mencioné la conquista
de la Torre Negra de Nexpayantla, abajo del Popocatepetl, en la que él había
participado en su conquista de la pared oeste. Escalada azarosa, por lo
erosionado de su roca, que los escaladores de ahora le sacan la vuelta. También
le dije de su escalada al Colmillo, en la sierra de los Frailes, en Hidalgo, la
norte de la Benito Ramírez, en el Circo del Crestón, Macizo de las Monjas,
arriba de Chico, y el impresionante rappel que hizo en el del Peñón del Zorro,
también en Hidalgo, arriba de Pachuca, junto a Pueblo Nuevo. Traté de
lisonjearlo: Ya nada más con eso tienes para pasar a la posteridad como
escalador. Yo buscaba que me trajera a México por ahí escondidito en algún
asiento del avión aprovechando que era temporada baja de turismo. Seguía sin
creerme que lo conociera hasta que le dije que, su amigo “Bozho”, que
trabajaban en la cervecería La Ola, en el primer cuadro de la ciudad de México,
hacía trampa con la rifa del pollo y Heriberto y otros veinte escaladores con
frecuencia ganaban la rifa. Así lo convencí y de esa manera pude viajar
escondido entre un montón de maletas hasta México. Desde luego nunca le dije
que era Aristófanes y al bajar, en el aeropuerto de la ciudad de México, se
despidió como si fuera yo un pordiosero y de lejos me grito: “¡Bañate más
seguido, mugroso!” Luego supe que en México la gente se baña diario. Sabía que
los indios tienen costumbres degeneradas pero, eso de bañarse diario,
francamente me pareció el colmo de las degeneraciones...
Tenía una hora oyendo a aquel
ilustre parlanchín y mi capacidad de escuchar había llegado al tope. Todo su
bagaje de bellas comedias yo lo conocía mucho mejor que él mismo pues
veinticinco siglos habían hecho sus estragos en ese ilustre escritor y empezaba
a decir cosas con sello senil. Comentaba argumentos que estaban en una de sus
obras y creía que pertenecían a otra. Además, por lo que medí cuenta, él no
había leído tan bien a Jaeger y yo sí. Esto quiere decir que yo poseía una
sinopsis de la gran filosofía de aquellos siglos y él sólo llegó a conocer una
etapa. Como los aztecas del siglo dieciséis no conocieron el adoratorio doble
del Templo Mayor, del siglo quince, como lo conocemos los que vivimos en el
siglo veintiuno....
La senectud lo invadía porque
en dos horas que estuvimos charlando le escuché decir varias veces: “Si llegó
al Paraíso y no te encuentro, ¡no quiero entrar!”. Era parte de una opera pero
no recordaba el título. Casi no sabemos nada de la vida amorosa de este
comediógrafo pero es seguro que debió haber vivido un gran amor y aun lo
recordaba.
Hice como que me despedía y me
preguntó:
-Cómo te llamas. Digo, nada
más para saber con quién tuve el gusto... A lo mejor hasta puedo ingresarte
como personaje en alguna de mis obras futuras.
-Tlahuizcalpantecutli Juan
Pérez Salas, a tus ordenes.
-¡No puede ser que un hombre
se llame así!
Como lo vi molesto, pues creyó
que me estaba burlando de él, sentí una pequeña satisfacción. Era una pequeña
venganza por lo que él le había hecho a Sócrates.
-Tienes razón.
Tlahuizcalpatecutli no es nombre de humanos. Así se llama el dios más sabio de
los mexicanos (es decir de los toltecas) y se trata nada menos que del numen -
símbolo de la Universidad Nacional pues tiene que ver con la cultura en
general. Como Paideia entre ustedes los griegos.
-¿Cómo que de los toltecas y
no de los mexicanos?
- ¡Olvídalo, sería largo de
explicar!
Se puso más molesto por lo que
agregué, con toda mala fe:
-Pero Tlahuizcalpantecutli no
es el más grande entre nosotros. El dios de dioses es Tezcatlipoca. También
puedes llamarlo Cuchauentrú, el dios más grande de los ranqueles de Argentina.
Tratándose de indios es lo mismo Tezcatlipoca que Cuchauentrú. Ningún Dios tuvo
jamás, en ninguna parte del planeta ni del mundo, tres grandes templos en la
plaza principal del imperio dedicados a Él, como los tuvo Tezcatlipoca. El
Templo Mayor de México- Tenochtitlán estaba dedicado a Él con el nombre de
Huitzilopochtli. La gran pirámide del norte a Tezcatlipoca Rojo y la gran
pirámide del sur a Tezcatlipoca Negro.
-Bueno- dijo desalentado-
ahora si ya no entiendo nada. ¿Sabes qué? acabas de perder un lugar en mis
comedias, ¡jamás podría escribir ese primer nombre tuyo de
Tlahuizupazcincitliticomtitli o como cabrones se escriba-. Se fue por otro café
pero no se fue... Regresó y siguió hablando.
-En estos siglos me he
percatado que la gente ha emprendido una aventura hacia el centro de su yo.
Primero fueron teocéntricos, después geocéntricos y remataron en
antropocéntricos. Mil años de filosofía, otros mil años de teología y ahora
quinientos años de astrología revuelta con astronomía. Para finalizar en la
actualidad andan en el pleno individualismo, al estilo de este muchacho, ¿ cómo
se llamaba, el de los grandes mostachos?
-¿Cuál?
-Ese que también tenía unas
enormes cejas y unos ojos medio saltones. Por cierto era el que conocía bien la
diferencia del espíritu dionisiaco y el espíritu apolíneo.
-No doy.
-Era el que reunía la
increíble dualidad de ser poeta y filosofó y además poseía una prosa deliciosa.
Desde luego que se trata de una bella prosa que congela a los hombres más que
las grietas de hielo de la vertiente norte del Pico de Orizaba.
-Casi lo tengo pues no abundan
los filósofos que...¡ Otra pista!
- Le gustaba agarrarle las
nalgas a su hermana.
-¡Nietzsche! Por ahí hubieras
empezado.
-Ese tal Nietzsche. Después
del individuo nietzscheano la gente fue perdiendo la batalla del buen dormir,
gradualmente, por décadas. Tuvo más conciencia de la angustia. No el miedo que
es localizable y por lo tanto mensurable. La angustia que no sabes de dónde
viene o dónde está. Luego la década de las fobias. La década de las alergias.
La década de la descamación de las células de la piel. La década de la
anorexia. La década del doctor Alois Alzheimer. La década de la obesidad. La
década del insomnio. La década de los triglicéridos. La década de la baja
estima. La década del estrés. La década de los adultos mayores. La década de la
descalcificación en los huesos. La década de la hipertensión. La década de la
autoayuda... En seguida se aseguraron los candados para ya no poder hallar el
regreso al buen dormir y empezaron con la década de la hipocondría. Varias
enfermedades. Si el médico general curaba una enfermedad, le quedaba otra más
complicada. Si el psiquiatra la curaba, quedaba otra...Y si un superpsiquiatra
lograba cortar el nudo gordiano de la muy compleja hipocondría, aun le quedaba
al superpsiquiatra la enorme tarea de convencer que ya el paciente estaba sano.
O sana. Es lo más difícil: ¡ convencer que ya está sano! Algunos, como Lord
Jim, la novela de Conrad, prefieren huir donde no haya médicos y así poder
regodearse a sus anchas con su enfermedad, hasta morir... Menuda tarea la de la
ciencia el quitarles la cara sombría y que vuelva a sonreír. Y todavía
inauguraron otra década: la de las enfermedades mientras dormían. Con una
herramienta de la causa y el efecto biológico decían comprender los sueños que
son metafísicos, irracionales.
-¿Cómo que los sueños son
metafísicos?- le oí otro viejo rollo griego:
-Las representaciones soñadas
se rompen al despertar. Sólo tienen la importancia que uno quiera darles. A
estas representaciones oníricas les falta el lazo común, el encadenamiento de
causas y efectos, y por lo tanto el principio de razón. Y sino hay razón hablas
de cuestiones sin razón...Los sueños proceden del mundo de los fenómenos, se ha
dicho desde siglos.¿Pero esto es verdad o sólo ha sido un modus vivendi? ¿Te lo
haz preguntado? Porque acuérdate que la función de la ciencia es dudar de lo
que está aceptado, no defender lo que está aceptado... Hasta Faulkner dice por
medio de uno de sus personajes: “Un sueño no es algo muy seguro en lo que
confiar”. Y el coronel Lucio V. Mancilla, el que visitó en el siglo diecinueve
a los indios ranqueles de Argentina, estaba convencido que: “El sueño no tiene
amo”. Y ya Poquelín había escrito, en su obra de teatro El enfermo imaginario,
obra estrenada el 10 de febrero de 1673, en Paris: “Bellos sueños que no nos
dejan, al despertar, más que la tristeza de haber creído en ellos”.
Fue cuando Aristófanes dijo
aquello de Nietzsche: “Quizá haya un límite de la sabiduría de donde esté
desterrada la lógica”. Esta región me parecía más apropiada para los sueños. De
una o dos cosillas que sabía de filosofía, por haberlas encontrado escritas en
las puertas de los excusados públicos, una era precisamente algo que Edmundo
Husserl había dicho y coincidía con Nietzsche. Hablaba del psicologismo. Antes
de ponerles la etiqueta de absurdos, a los fenómenos psíquicos, prefiere pensar
que sus “leyes lógicas pertenecen a un orden totalmente diferente: son leyes
ideales a priori”. Y aquí debo recordarte lo que ese gran psiquiatra
norteamericano William James dijo: “en algunos individuos no sólo existe la
conciencia del campo ordinario, con sus centros y su margen usuales, sino que, sumido
en ello existe también un conjunto de recuerdos, pensamientos y sentimientos
que son extraperiféricos y totalmente fuera de la conciencia primaria, pero que
han de ser clasificados como hechos conscientes de algún tipo y que pueden
revelar su presencia con signos diferentes”.
-Me parece que ya estas viejo.
No crees en los sueños ni en los reflejos condicionados y tampoco usas el
celular.
- Lo que sucede es que no me
escuchas. Para contestar, o dialogar, es necesario poner atención a lo que el
otro está diciendo. Lo que digo es que esta generación del celular no tiene
frecuente contacto diario, cara a cara, con las personas. La gente acostumbrada
al ciberespacio será tímida pues no tiene muchas oportunidades de desarrollarse
socialmente. Por celular todos podemos hablar como ejecutivos, pero cara a
cara... ¿Por qué crees que la gente prefiere acudir con el dentista pero se
rehúsa ir al psicólogo? ¡Le da cus, cus!
Otro enorme trago de café. ¡Y
siguió!
- Sabes que ese tal Nietzsche
era todo un tipo. Su obra trasciende los siglos. No hay que perder de vista su
perspectiva que tiene en el renglón de la educación, tú que estás ligado a la
Universidad Nacional. Marca la pauta de lo que será un país de punta y otro
culero. ¿Así se dice?
-¡Colero, zaguero!
4
Vi mi reloj y me propuse
aguantar exactamente otra hora. Después de todo era un parlanchín ilustre y no
siempre se tiene oportunidad de platicar con uno de los autores favoritos que
uno lee con placer desde la niñez. Recuerdo que para disfrutarlo no lo leía de
seguido. Me divertía tanto que Aristófanes me servía de “aliviane” respecto de
los otros poetas trágicos que, en efecto, como él decía, sus personajes no
tenían necesidades fisiológicas ni se reían. Sólo lloraban y se deshacían en un
mar de lamentos y gritos de dolor. Desde luego que no podía cometer el pecado
mortal laico de dejar de leerlos y busqué la fórmula para hacerme fácil la
lectura. Así, leía algo de Esquilo y algo de Aristófanes, algo de Eurípides y
algo de Aristófanes, algo de Sófocles y algo de Aristófanes. Tiempo después,
cuando hube leído todo de estos cuatro ilustres autores, había derramado más
lagrimas y lamentos y al mismo tiempo me había reído tanto, que tuve que
ponerme en tratamiento psiquiátrico por un tiempo...
Aristófanes (en griego antiguo: Ἀριστοφάνης, pronunciado /aristopʰánɛːs/; Atenas, c. 445 a. C.-Atenas, c. 385 a. C.)1 fue un comediógrafo griego, principal exponente del género cómico.Wikipedia
-Cuando me llamen los del CUT,
yo disparo, pero, mientras tanto, te toca pagar otro café americano... ¡Sabes
qué decía Kant respecto del café, no? Te lo voy a decir textualmente: “La gente
puede morir de un momento a otro, es un fenómeno natural. Bebamos café porque
en el otro mundo no se puede”.
Me levanté y fui por otros dos
“americanos”. Desde la banca me gritó: “Al mío que le pongan tres cargas”. Al
regreso su rompevientos era otra vez gris. Me comentó algo de alpinismo.
-Desde el avión vi escalar a
Mario Campos Borges. Ya lo había observado escalar cuando la conquista de la
Oriental del Pecho de la Iztaccihuatl. Escala como en los mejores tiempos se
escalaba en el mundo. Como en otro tiempo escalaban los escaladores del Club
Exploraciones de México, conquistadores de paredes de roca, nieve y hielo
arriba de los 5 mil...Con ellos aprendí que el alpinismo se siente, no se
explica. Esta vez pude observar a Mario que subía una ruta de roca, nieve y
hielo en la pared Oeste del Pico de Orizaba. Enorme esta pared. Dos kilómetros
de largo por cuatrocientos metros promedio de alto. Algún día esa pared será la
Meca de los escaladores propios y extranjeros. Me llamó la atención porque
ahora los gimnasios están llenos de escaladores en la medida que las montañas
se quedan solas. En los mexicanos hay mucha madera de escaladores
conquistadores, es decir, de primeras ascensiones, pero, ahora andan distraídos
repasando ondas ya muy vistas. Itinerarios con mérito innegable pero no son
originales. Le dije que (¿entiendes que en la dimensión metafísica en la que
vivo no hay problema de comunicación en lo que toca a distancia ni tiempo?) me
parecía que la ruta que subía en la Oeste del Pico de Orizaba era de un noveno
grado. Yo había visto escalar a Reinhold Messner, en las “Pumprisse”, del
Wilder Kaiser, que fue donde se acreditó “oficialmente” el Séptimo Grado.
-¡Déjate de patrañas! ¿Por qué
crees eso?- me preguntó.
- Porque aquello está en los 3
mil metros sobre el nivel del mar y en una roca firme. Y aquí tú estás en los
cinco mil y en roca por demás erosionada. Por eso creo que estás en un Noveno
Grado. O hasta puede que en un Once.
No me hizo caso y siguió
escalando. Lo que le alcancé a escuchar fue que eso de los grados, para medir
la habilidad del escalador, pertenece al reality show alpino, pero no al
alpinismo de conquista. Es decir que son chismes de comadres en día de mercado.
Es el concurso de los yoyos: yo un quinto grado, yo un sexto grado, etc. Le
comenté que yo había visto morir a muchos escaladores en los Alpes europeos.
¿Qué crees que me contestó?
-Allá son muy “´pastillos”.
Algunos se sienten superhombres de esa manera. Las pastillas les quita la
conciencia del miedo racional (aprendido) y no pueden medir el peligro. También
les da una fortaleza tal que su corazón a lo mejor no está preparado para ello
y truenan. ¡ Y como en el alpinismo no hay prueba antidoping, como sí lo hay en
otros deportes..! Cerciorarse que se tiene miedo racional es tan importante
como cortarse las uñas de los pies cuando apenas en casa se está preparando la
mochila. Si se cree que ya no se tiene miedo racional será mejor no salir de
casita...
Mario Campos Borges se río en
mi cara cuando me dijo:
- Los mejores escaladores que
conocí eran miedosos...
En este punto de la charla
creí que había llegado el momento de averiguar si también Aristófanes se creía
un escritor original. Contestó:
-Después del binomio Platón-
Protágoras hay que andarse con cuidado en ese punto. Lo que se ha escrito en
los últimos veinticinco siglos de alguna manera se parece a lo que ellos
dijeron respecto de Dios y del Hombre. Platón decía que Dios es la medida de
todo. Protágoras, en cambio, aseguraba que el hombre es la medida de todo.
Después de tantos siglos Max Scheler lo dice casi de otra manera: el homo
naturalis y el buscador de Dios, es decir otra vez un antropomorfismo y un
teomorfismo Bochenski, escribe que si buscáramos la fuerza decisiva que trabaja
para la vocación filosófica “sin duda que tropezaríamos con Platón y Aristóteles.
Con cada pensador esta influencia varía de grado: Whitehead es más platónico
que aristotélico mientras que los tomistas y Hartmann se orientan hacia
Aristóteles”. Y el mismo Hartmann no se anda con rodeos y declara que “toda la
filosofía europea no es otra cosa que una serie de notas al pie de las páginas
de Platón”. Y Bochenski sigue diciendo: “Tanto en Moore como en Husserl se
aprecia cierta simpatía por el platonismo, una simpatía de nuevo cuño”. Y
también te puedo asegurar que, en el terreno de la razón, científico y
materialista, hay también una miríada de filósofos que se apoyan en Protágoras.
-No me vengas a mí con cuentos
griegos. El primer filósofo que forjó la idea de espíritu, como apuesto a la
materia, quinientos años antes de Cristo, fue Anaxágoras, de Clezomene.
Opuestos pero no contrario sino como una sola cuestión. Por eso al de Clezomene
se le llama “monista”. ¿Quién es ahora el pastor?
No me hizo caso. Después de un
largo trago de café siguió:
-En pleno siglo veinte el
filósofo del pragmatismo, que es Ferdinand Canning Scott Schiller, retoma la
sentencia de Protágoras que el hombre no sólo es la medida de las cosas sino
que le agrega: “el hombre es el creador de la realidad”. Es decir lo
salvajemente dionisiaco. En cambio William James es un filósofo profundamente
religioso. Espíritu moderno que busca la armonía entre lo dionisiaco y lo
apolíneo. La pachanga y lo espiritual, para que me entiendas.
Cuando creí que había acabado
con su rollito griego, le oí seguir:
- Schopenhauer se refiere a
Dios como la medida de todas las cosas y lo encontramos “como un pescador en un
esquife, tranquilo y lleno de confianza en su frágil embarcación, en medio de
un mar desencadenado...” Como ves en este breve párrafo tenemos otra vez a
Dioniso y Apolo. Embriaguez y ensueño, el orden geométrico y el elán vital o
como quieras llamarlos. Como veo que sigues lento con esto del discurrir
filosófico, hay que puntualizar que este pensador a Dios le dice la cosa en sí
y al fenómeno, el velo de Maia. Algo más. Hace dos siglos a los investigadores
científicos se les viene dificultando decirle Dios a Dios. Tiene relación con
la enseñanza laica de la universidad pública. Los filósofos le dicen de varias
maneras como la cosa en sí o el elán vital y los antropólogos héroe cultural.
Como vio que seguía quedándome
sin entender ni papa, me dijo:
- El mundo está dominado por
leyes lógicas y por la armonía estética. En el mundo hay valores y cosas. Pero
el mundo no se compone de cosas sino de aconteceres. No te hagas bolas que la
cosa es sencilla. Mira, el humano es el campus donde viven la fiesta y el
misticismo. Pocos logran equilibrar esas fuerzas. Otros son borrachos o son
santos. La medianía no la entienden ni tipos tal ilustres como José Ingenieros
ni Samuel Ramos. El hombre de la medianía, es decir, el equilibrador de
fuerzas, lucha por igual contra el exceso o contra la abstinencia...- se me
quedó mirando y repitió desalentado:- Se ve que no entiendes ni el alfa de
filosofía. ¡Eso te pasa por ver tanta televisión! ¿Te imaginas a alguien viendo
hacia la televisión apagada durante horas? ¡Pues creeme que da lo mismo que si
está encendida!¡Sigues sin entenderme, verdad?
No se lo confesé pero tenía
razón. La verdad es que todo lo que yo sabía de filosofía lo había leído en las
puertas de los excusados públicos. La semana anterior alguien escribió en
Viveros de Coyoacán: “¿Quieres tener la razón o quieres tener salud?”. Creo que
ni a Wittgenstein se le hubiera ocurrido.
Al ver a una jovencita, otrora
porte distinguido, pero ahora definitivamente deschavetada, comentó:
-En sólo una hora que tengo
sentado en esta banca he visto pasar a varios como ella...Es obvio que no
supieron detenerse en el límite que marca el espíritu dionisiaco. Para decirlo
con palabras de Nietzsche: “En ellos se desencadena verdaderamente la más
salvaje brutalidad de la naturaleza”. Por andar consiguiendo la droga enfriaron
su corazón más que los vientos alpinos arriba de los cinco mil. Ahora ya ni en
los hospitales los admiten. Por eso deben dormir en la calle. Estas bancas en
las que en el día nosotros nos sentamos, para ellos son sus camas por las
noches. Perales y el “Changoleón” eran parte de ese pequeño ejercito de
habitantes de la calle del centro de Coyoacán y este año ya no están... Ahora
otros ocupan su lugar en la banca callejera. Descendieron desde sus alturas
sociales hasta dormir en estas bancas....
-Fueron lo que vieron en la
sociedad. De haber tenido otros paradigmas...-Aristófanes se río de mis
palabras:
-Creeme, el hombre es como es.
Así le dijo Shane al niño fuera de la cantina después de acabar con los
pistoleros malos de la película.¡Te acuerdas de la novela de Jack Schaefer? “El
hombre es como es”. Necesita hacerse responsable de sus actos y no echarle la culpa,
de lo que él es, a la sociedad, a sus padres, a sus tíos, amigos, vecinos o
compañeros de trabajo. Si chocas por manejar borracho el juez no va a enjuiciar
al vino que te hizo actuar imprudente sino a ti que no supiste comportarte ¿me
sigues? El juez no va a encerrar al padre que hizo un hijo irresponsable que
por andar drogado mató con su automóvil a una señora, va a encerrar al hijo.
Cuando las puertas del manicomio se abran, para alojar de manera definitiva a
esa muchacha deschavetada que quemó sus neuronas con los inhalantes, no va
encerrar al novio que le daba para la sustancia sino que va a encerrar a la
muchacha. También en la sociedad de mi tiempo le echábamos la culpa de nuestros
errores a los dioses griegos. De esta manera los humanos transgresores
justificaban sus errores y le pasaban la culpa a los olímpicos. Los perros
fingen y mueven la cola mientras les das de comer, pero acaban rebelándose.
Sabido es que por todo el mundo hay casos, a diario, de nobles mascotas que
acabaron atacando a sus dueños con tal furia que terminan en el sacrificio del
animal. Se sientan en dos patas, brincan el aro, te traen de regreso la vara
que les arrojas, pero un día se rebelan... Algunos hombres son educados para
ser santos y resultan perversos. Pablo, Ignacio y Francisco fueron educados
para matar y resultaron santos...Esas pulsiones pueden ser educadas,
efectivamente, por medio de la angustia, la responsabilidad propia y la
educación epistémica, pero sólo a muy largo plazo, tan largo como cambian las
ígneas en sedimentarias...Y eso habría que estar muy al pendiente. Las
cuestiones de la herencia biológica suelen regresar después de algunas
generaciones. La angustia de sus errores pasados, y la responsabilidad del
momento presente, es lo que lo puede sacar adelante.
Dos tragos más y siguió con su
rollito:
- Con veinticinco siglos de
vida te puedo decir que lo que parece estar en el fondo es un inamovible
determinismo. Así como la gripa siempre vuelve, así en el plano cultural. En el
terreno religioso no hay conversiones, sólo el regreso a lo que uno siempre
fue. Como el campesino que trabajó treinta años en la ciudad y al jubilarse se
apresura a volver a vivir a su pueblo. Jesucristo lo dijo en pocas palabras:
“No eran de los nuestros”. Lutero, el ilustre sabio doctor en teología, de la
orden de los agustinos, al final no pudo ser católico. No es que abandonara el
catolicismo sino que nunca fue católico. De haber podido se hubiera regresado
hasta Odin. Acuérdate que Schopenhauer no creía en el éxito de los sistemas
pedagógicos, aseguraba que mientras le conviene, el hombre finge, después
vuelve a ser como siempre fue. En diferencia de Lutero, Alphonse Ratisbonne, el
judío francés librepensador, que relata William James, no pudo ser otra cosa
que católico, a pesar de todo lo que esto representa para un judío. Y en el
terreno del razonamiento lógico, de la filosofía, tampoco pueden ocultar los
hombres sus troqueles culturales. Es conocido que Schopenhauer, Nietzsche,
Kierkegaard y James hicieron un brinco de engrane en su producción-creación
intelectual y no tuvieron empacho en revelar sus íntimas preferencias
religiosas. Nietzsche, procedente de una familia protestante, tampoco debía su
anticatolicismo porque tuviera algo contra Roma. Pensaba más allá: “Que nadie crea
que el espíritu alemán ha perdido su patria mítica, si comprende tan claramente
aún el canto de los pájaros que nos habla de esta patria. Un día se encontrará
despierto y sentirá el fresco vigor de la mañana después de un sueño inusitado;
entonces matará dragones, aniquilará los pérfidos nomos y despertará Brunilda,
y ¡ni siquiera la lanza de Wotan podrá detenerle en su camino!” Unos pensando
en Odín y Buda y otros en el Antiguo Testamento. Desde luego, con gran estilo.
Un ejemplo: Kierkegaard aborda el origen de la angustia en el hombre desde el
pecado original del Antiguo Testamento. Pero lo hace con herramientas
culturales de los griegos como la Ética, más que con la Dogmática, y entre los
antiguos griegos no había el concepto del pecado original como caída sino como
superación en Dioniso - Prometeo. Al final, como ustedes los mexicanos dicen,
algunos acaban por enseñar el cobre. El mismo Agustín enseñó el cobre al no
poder ser maniqueo por más que también lo intentó y acabó escuchando a los
neoplatónicos y cristianos romanos. Murió pensando que la muerte no es la
última palabra pues más allá de la nada está la esperanza…
- En Lisistrata, tu otra obra
para el teatro, te refieres a esa arma que poseen las mujeres y es tan poderosa
que, de proponérselo, empezarían y terminarían guerras con tan sólo ellas estar
de acuerdo entre sí.
-Lo que sería una utopía más
entre tantas que se han escrito...Ni siquiera en el Olimpo las diosas estaban
de acuerdo... Vivían en constantes pleitos y no se dieron cuenta que el
conflicto permanente las volvió más frígidas que las nieves de la pared sur del
monte Ameghino, Argentina.
-Pero en La Asamblea de las
Mujeres, en cambio, tocas el asunto de ¿cómo sería el mundo si las mujeres
gobernaran plenamente los organismos legislativos del planeta? Te felicito por
ese increíble guión. ¡A nadie se le hubiera ocurrido!- le dije con giribilla,
pero no mordió el anzuelo.
-¿ Qué cosa no se les hubiera
ocurrido a nadie?
-Cómo organizar al mundo para
que ya no hubiera pobres ni ricos.
- Los capitalistas les han
hecho creer que siempre hay que... ¡La producción! Te digo que con nosotros era
diferente. Uno entre nosotros, el que se llamaba Anaxágoras y, efectivamente,
era de Clazomene, le preguntaban ¿por qué valdría la pena haber nacido? Y
contestaba: “Para contemplar el cielo y el orden del universo”. Ahora los
capitalistas te hacen preguntar ¿cuántas docenas de corbatas tienes, de cuántos
cilindros es tu automóvil. Antes, cuando el hombre estaba angustiado recurría a
la filosofía, al psicólogo, a la religión o al libro. Ahora te preguntas
cuántas horas- aire tiene tu celular.
- A mí no me la pegas. Esto
del radical comunismo, que aparece en tu Asamblea de las Mujeres, no es tuyo,
lo sacaste de “la comunidad de mujeres”, de la República de Platón. En La
Asamblea de las Mujeres se presentan también los dos extremos de la línea
política de una sociedad y su solución dialéctica. La insufrible posición de la
dictadura y la democracia que acabó enloqueciendo.
-Esa solución dialéctica, como
tú la llamas (entre paréntesis: ¿Ya se murió Hegel?- Sí, ya hace muchos años),
llegó de observar de cerca la dictadura del poderoso estado de Persia y Atenas
que al principio tenía una democracia sana y cayó víctima del libertinaje sin
freno. Debes de saber que La Asamblea de las Mujeres tiene otros referentes
tales como las Leyes. Las leyes que Platón delínea, para la ciudad de Knosos,
se hacen bajo el conocimiento que los hombres no son ni dioses ni héroes, Más
aun, se considera que, entre el estándar de los componentes de la sociedad,
siempre habrá hombres con carácter perverso e incorregible. ¿Sino, para qué
necesitaríamos las leyes? Una sociedad mide su estado de corrupción por la
cantidad de leyes que tiene. ¡Te lo dejo de tarea!
-A propósito de la leyes en la
República, de Platón, todo pertenece al estado comunista y en la Leyes, también
de Platón, ya aparece la propiedad privada.
- No exactamente. Antes que
nada debes saber que eso de la propiedad privada es una tomada de pelo. Tu casa
no te pertenece y tu vieja quien sabe. Tu ropa se reparte entre la comunidad
apenas dos días después que te dejan en el panteón. Y la comunidad se apresura
a distribuirse tu fortuna cuando todavía ni siquiera llega el ataúd con el que
te han de enterrar. Y si acaso algo se escapa tuyo, los arqueólogos te sacarán
dentro de veinte siglos y te pondrán en la vitrina de un museo para que el
pueblo te observe. Está como ahora en México. Mejor dicho ahora en México está
como entonces en Knosos. ¿No me crees? Tu casa te pertenece tanto como al
Estado, ¡si pagas el predial! Sino él se queda con tu amada propiedad privada.
Con lo que eso de propiedad privada, te repito, viene siendo puro cuento entre
los mexicanos. Te haces el morosito y el gobierno te deja con tu tienda de campaña
viviendo en el bulevar. Insisto que la propiedad privada siempre fue una
utopía, no la propiedad comunal. Y por si tuviera dudas, en el libro XI de Las
Leyes, Platón declara, poniéndose en el lugar del legislador: “Y con más razón
declaro que toda vuestra familia, con sus bienes, pertenece al Estado”.
-Siempre escuché que la
propiedad comunal era la inalcanzable utopía, no la privada.
-Lo que sucede que a raíz de
la revolución industrial hay otros que también te quieren hacer rehén. Te
venden la idea que estas en la propiedad privada. Y entonces en lugar de pagar
el predial, que tanto te exige el gobierno, mejor compras la última versión del
teléfono celular. ¿Entiendes cómo está la jugada? Eres un pececillo creyéndose
libre que se disputan dos tiburones. Estado y capitalistas. Pero para donde te
hagas no tienes escapatoria. Uno de los dos te va a engullir. Y si te pones a
modo los dos se llevarán algo de ti. Vives en la ilusión de la libertad pero
sólo trabajas para esos dos. El auténtico hombre libre es ese que va allí - me
señaló a uno de los indigentes de Coyoacán -. Ese se ha negado a pagar el
predial y tampoco compra el celular. Y a juzgar por las apariencias hará unos
quince años que ni se cambia de ropa ni se baña. Hace mucho que dejó de
pelearse con los piojos, las mujeres, el que cobra la renta y con los gérmenes.
¡Un auténtico hombre libre! ¡Créeme cuando te digo que el más lírico de los
poetas no se le compara en libertad! El más rico de los capos no puede dormir
una noche bajo las estrellas con la libertad con la que él lo hace. ¡Ni la
dictadura ni la democracia pueden dañar al indigente! Hölderlin pertenecía a
esta clase. Sólo que Hölderlin, hasta donde conocemos, el más grande de los
poetas de la cultura alemana, pudo vivir en el cobertizo que le ofreció de por
vida un pobre y sencillo carpintero.
Iba a decirle algo pero me
atajó:
- No tan de prisa. Fija otra
vez en el indigente. Vuelve a mirarlo. ¿No ves nada, verdad? Es que no eres
descifrador de enigmas. Debo ponerte en antecedentes. Mira, uno de los
personajes más sabios y respetados por el poder, en la Edad Media europea, era
el bufón. Mientras miraba hacia arriba contaba lo que estaba sucediendo abajo.
Pero el indigente de Coyoacán no es un bufón- testigo de corrupciones sociales,
sino un enigma. Un enigma es como un holograma que viene de otra dimensión. La
psiquiatría, la economía y la sociología lo han puesto bajo el microscopio pero
han equivocado la herramienta. El microscopio revela átomos pero no enigmas.
Para entender su presencia necesitan otro Edipo, otro gran descifrador de
enigmas, que entienda el mensaje del indigente...Contigo no hay ni la más
remota esperanza...ves mucha televisión. ¡Apúrate que ya se va a pasar la hora
de la comedia!
5
Aristófanes dijo, como la cosa
más natural, cuando le mencioné que, para el argumento de La Asamblea de las
Mujeres, se había inspirado en Platón:
Sabes que en estos veinticinco
siglos me he dado cuenta que la cosa sigue igual. Los filósofos, con sus
loqueras de estar piense y piense, son los que producen la materia prima en el
terreno intelectual de la que nos surtimos los escritores, periodistas y
publicistas. Cada quien dándole el enfoque que según sus intereses
intelectuales, o la cantidad de chelines, le paguen por ello. Estaba enterado
de la obra platónica y eso me fue dando la idea, en parte, para mi argumento de
La Asamblea de las Mujeres. Desde luego, a mi estilo. Ya te dije que a mí me
gusta escribir como lo entiende el pueblo del mercado. ... ¿Oye, como serán los
del CUT, mamilas o buena onda?
- No tengo idea. Conmigo no te
hagas el original- insisití-, la liberación de la mujer aparece ya en el mundo
que Platón imagina en su República, ¿cierto?
-Puede ser. Mira, estas cosas
se dan en todos los tiempos pero poco se fijan y menos todavía se toman el
trabajo de dejarlo consignado por medio de la escritura. Oscar Wilde era bueno
en eso. Estaba al pendiente de lo que la gente decía y agarraba las ideas al
vuelo. Aparte que era un pensador genuino luego procesaba los temas que había
oído en la boruca del chisme y los resultados literarios fueron de calidad.
-¡No me digas que conociste a
Wilde?
-Si te contara a cuántos
escritores he tratado a través de los siglos. Claro que me los encuentro por
todas partes. Algunos de ellos son filósofos o escritores que practican el
“efecto cucaracha”. En el congreso de Bruselas son existencialistas. Quince
años después, en el Congreso de Milán, esos mismos ya son fenomenólogos con
tendencias deistas... Bochenski ha relatado esta actividad: “existen pensadores
que se pasean con sus escuelas entre los grupos y se deslizan de uno a otro”.
-¿Intentaron escribir algo los
dos como coautores, porque él también escribía para el teatro?
-Una ocasión nos reunimos a
tomar vino en una taberna de mala muerte de Londres, porque tanto él como yo no
teníamos ni siquiera dos peniques en la bolsa, y no alcanzaba para un sitio
mejor. El acaba de salir de la cárcel y yo andaba quebrado por culpa de las
ediciones piratas que no dan regalías a los autores... Oscar Wilde estaba tan
amolado de dinero y de salud que no se quitaba para nada un viejo abrigo todo
arrugado con el que había soportado los fríos en su celda. Le había pegado, con
durex canela, un parche en la parte izquierda de la espalda porque no tenía ni
para hilo y aguja. Como tenía la sensibilidad del gran artista que era, la
ingratitud de la sociedad lo golpeó más que si le hubiera caído encima una
avalancha de roca, nieve y hielo.
-¿Y qué escribieron tú y
Wilde?
-Nada. Fue la última vez que
lo vi. Apenas estábamos trazando las líneas generales de un guión, para teatro,
cuando ingresó su mano entre mis piernas y ya no la sacaba. Le dije ahorita
vengo, voy al baño, y apenas di la vuelta a la barra de la cantina y que cambio
de siglo. Fue cuando vine a dar a esta puerta de El Jarocho.
-Me parece muy extraño eso
viniendo de ti porque, me acuerdo de aquellas palabras tuyas en las que te
refieres a los homosexuales: “No hay otros tan excelentes como ellos, y los
únicos, además, que pueden sobresalir en política” . ¿Las dijiste o no?
-Lo dije para llevarle la
contra a Platón que pone a los dirigentes de su utópica República casi como
superhombres incapaces de tener sentimientos. Hasta quiere que sean filósofos,
¡imagínate, políticos que sean filósofos! El político es de acción y el
filósofo es de meditación. Claro que muchas cosas que Platón imaginó, como
meras locuras de tipo intelectual, ahora las tenemos como realidad. Realidades
que con el tiempo lograrían los políticos con la acción. Esto que te voy a
decir puedes consultarlo con Werner Jaeger, en su obra Paideia, donde dice que
Platón instituye, por primera vez, hace veinticinco siglos, en la historia de
las ideas, la educación tal y como hoy la entendemos: pública, universal,
obligatoria, gratuita y popular. ¿qué te parece?
- Aquí a media calle esta el
CADAC. ¿Por qué fuiste a solicitar chamba hasta el CUT si tienes éste a la
mano?
-¿Qué es?
-Centro de Arte Dramático.
Siempre está lleno de chavos y chavas.
-No hay que descartarlo pero
voy a esperar a ver qué dicen los del CUT. Ya me ha pasado en otros lados que
he ido a solicitar trabajo. Piden muchos requisitos como el historial
académico, credencial del IFE, el CURP, credencial de la tercera edad,
credencial del metro, filiación política y quién sabe qué tanto más. Además de
experiencia en el trabajo. Les digo oiga pero yo soy Aristófanes, Aristófanes
de Atenas, de la tribu de Pandión y muy conocido en Egina. ¿Atenas? Buscan un
poco en el plano de la República Mexicana, por el Estado de Michoacán: Nueva
Italia, Nueva Jerusalen, Ario de Rosales, Sebastopol... y enseguida me señalan:
de todas maneras traiga su historial académico, lo ingresa a su expediente y
sin esperar más dicen: “el que sigue”.
-¿ Les dices que eres
Aristófanes?
-Eso no los impresiona.
Algunos de los que atienden las oficinas de los teatros no saben nada de teatro
y Aristófanes para ellos nada significa. En el mejor de los casos me dicen:
deje su número telefónico y nosotros nos comunicamos con usted...Tienes razón
cuando dices que hay paradigmas (teocentrismo y antropocentrismo) en literatura
que viene de muy lejos. Algunos probablemente arrancan desde la tradición oral
de los tiempos antropológicos. De ahí saltaron a los presocráticos..
-Eso dijo Sócrates... Pero ya
sabes que hay el Sócrates histórico y el Platón-Sócrates... Es decir una gran
producción literaria filosófica donde Platón dice que Sócrates dijo...
Aristófanes fue por otro vaso
de café americano ( con otras tres cargas adicionales) y al volver le dije a
boca de jarro:
-Pero en la más antigua
educación helénica ni escuelas tenían los griegos para el común del pueblo.
Solamente podías ilustrarte si te juntabas con los filósofos o si te metías al
cuartel de los espartanos.
-Pero teníamos la Iliada y la
Odisea. Igual puedes decir de los judíos del Antiguo Testamento que ni escuelas
tenían, pero tenían su Libro. Un solo libro los educó. Como los mayas con su
Chilam Balam de Chuyamel. Bueno, estos sí tenían más libros, como ese otro
llamado Popol Vuh, y otros “Chlam Balam”, pero les fueron destruidos en el
siglo dieciséis.
-Hay otro tema tan viejo como
los siglos, que tú agarras en La Asamblea de las Mujeres, y lo ligas con el
sexo libre de todos contra todos.
-No propiamente todos contra
todos. Ahora ustedes los del siglo veintiuno han diversificado, especializado,
mucho las cosas. En mis tiempos sólo había dos categorías sexuales: ortodoxos y
andróginos. Mira, ya te dije que el sexo libre siempre va unido con la
abolición de la propiedad. Al contrario del sexo por la pareja exclusiva, que
viene con la propiedad privada. Así de fácil.
- Otro tema que abordas en Las
Ranas es el que se refiere al género de literatura que puede ser muy yoica o
democrática.
-El historiador, el poeta, el
ensayista, el cronista...Ahí habla sólo el autor. Puede estar hablando de la
más pura democracia, pero sólo él habla... En la novela hay varios autores o
hasta muchos, como en Los Miserables de Victor Hugo o La Guerra y la Paz de
Tolstoi donde hay cincuenta personajes. O bien al estilo de Don Quijote de la
Mancha o Lord Jim de Joseph Conrad en los que ni siquiera habla directamente el
autor sino es por medio de un alter ego. Otros tienen pocos personajes como en
La Montaña Mágica de Tomas Mann. Pocas son las noveles en las que el autor
sostiene un soliloquio. Desde luego estos largos soliloquios suelen aparecer
también en el teatro pero lo que podemos ver en la escena son los parlamentos,
al menos de dos... Pero mira, eso de escribir una novela o una obra de teatro,
siempre se ha acostumbrado a fisgonear en el trabajo de los filósofos, para ver
que se les ha ocurrido. Por cierto que en El origen de la tragedia Nietzsche
dice que Platón fue el iniciador de la novela como género literario. La pone
como “filosofía dialéctica”, por encima de la fábula y de la poesía.
De su rompevientos sacó una
palanqueta y comenzó a comérsela. Fue cuando se bajó la capucha y me di cuenta
que usaba lentes. En el momento que arrojaba su servilleta a la basura, un
indigente buscaba entre los vasos sucios..
¿Qué hace?- me preguntó
sorprendido Aristófanes.
-Busca botes vacíos de
refrescos que venderá en el deposito de fierros viejos y luego serán
refundidos.
-¿A tanto ha llegado la
pobreza en México?- enseguida, más sorprendido, me señaló un detalle del
cinturón del indigente:- ¡También lleva teléfono celular!... ¡No entiendo!
-¿ Como vienes del ejercicio
de las ideas sospecho que ves con desconfianza el progreso que da la
tecnología. Nuestro mundo es moderno y no creas que estás en tu mundillo griego
de la antigüedad - le dije para darle jaque mate pero me llevé una sorpresa
cuando le oí decir:
-La tecnología moderna tiene
ya su propio dinamismo y éste poder se expresa en la cibernética...Como veo que
tampoco entiendes mucho de esto, y hablas pura filosofía de peluquería, te diré
que la tecnología artesanal de los grandes imperios de la antigüedad, y todavía
durante la Edad Media, era selectiva a necesidad o capricho del hombre o del
Estado. En la tecnología moderna, ella solita, provoca nuevas necesidades en el
marco de la producción y consumo masivos. En el caso del celular es la
necesidad y facilidad de comunicarse. Y esto es un logro extraordinario de la
ciencia. Sólo que...Para no hacernos bolas te diré que en esta era tecnológica
hay que preguntarse, siempre que aparezca un nuevo invento, ¿ cuánto beneficia
al humano? Te pongo un ejemplo. El autobús, o el metro, como trasportes
colectivos son sin dudad grandes inventos. Pero el automóvil como trasporte
individual es ya una regresión pues nunca, como ahora, hay en el planeta tantos
millones de gordos. ¡Y el cielo tan sucio y caliente! México ocupa el segundo
lugar de obesos en el mundo después de Estados Unidos y se cree que dentro de
tres décadas será el primero. Aquí estamos hablando ya de hipertensión que es
la manera genérica como se conoce al sobrepeso y un abanico de enfermedades
graves como presión alta, hemorroides... Se considera que ahora en México ya
todos son prediabéticos...Si hay que ir a la panadería de la esquina vas en
automóvil...Lo que en el principio se tomó como una liberación tecnológica del
hombre, frente a los límites que le imponía los reinos vegetales y animales,
así como las grandes distancias de la geografía, resultó en su confinamiento en
una sala de hospital... La tecnología nos permitió llegar a las estrellas pero
a cada uno de nosotros nos sobran al menos diez kilos de peso corporal Si la
tecnología siempre ha tenido como meta el bienestar humano, ¿de qué progreso
estamos hablando con millones de obsesos? Siempre sale lo del uso racional de
las cosas pero obviamente el humano es del exceso, no del uso racional. La amenaza
no estriba en la tecnología sino en su autor, el hombre, que no es racional en
cuanto su uso. Y aquí es donde debería entrar la filosofía. El viejo sueño es
que las publicaciones de filosofía se vendan hasta en las carnicerías...
-¡Con el celular sería
cuestionar algo que usan ochenta millones de mexicanos!
-Definitivamente no eres capaz
de seguir el pensamiento lógico y cuestionador del científico. ¿Las cosas están
bien porque ochenta millones de personas lo hacen? Piensa en esto: ochenta
millones de baterías que al mes estarán inservibles y serán arrojadas a
cualquier basurero sin tener la menor idea de la enorme contaminación de
radiactividad que eso estará generando.
- ¿Qué haces, maestro
Aristófanes, estamos hablando de tecnología, teatro y filosofía y te pones a
comer cacahuates? Al rato tus eructos van a apestar a ajos, cacahuates y
tabaco...
-En mis tiempos fui atleta y
corrí varias veces en Maratón. Los carbohidratos son excelentes para los
deportistas. Aunque casi prohibidos para los sedentarios...Tienes razón cuando
dices que en mis obras le tiraba a Platón. Lo hacía porque subestimaba el arte
de la comedia encaminada a provocar la risa. Decía, lo dice en su libro VII de
Las Leyes, que es una actividad para esclavos y extranjeros y de ninguna manera
para hombres libres. ¡Imagínate, decirme eso a mí!
-¿Te lo dijo a ti?
-No, pero Sócrates lo dirigió
a todos los poetas bufos, dionisiacos, que, como yo, hacen de la sátira una
manera de criticar o quitarle lo serio a la vida. En cambio a los poetas
trágicos, apolíneos, hasta les dice “divinos”.
-¿Por fin, Platón o Sócrates,
o estas tan viejo que todo lo empiezas a revolver?
-Era un relajo con esos dos y
no sabemos bien cuál es cual. Platón dice que lo dijo Sócrates, ve tú a
saber...
Volví a consultar mi reloj.
Había transcurrido otra hora. Para entonces ya sabía cómo librarme de ese
ilustre parlanchín burlón. Le dije que le iba a hablar a Oscar Wilde, por medio
del celular - güija, para que nos encontrara en El Jarocho y tomara una taza de
café con nosotros. De paso con eso pondría en claro lo de “El mito de
Aristófanes”. Si era cierto le gustaría mi gesto, sino.... Dio resultado. De
inmediato se puso en pie y dijo:
-Voy por otro café.
-Se metió en El Jarocho por la
puerta de Allende, pasó junto a la tostadora (con rompevientos gris), envuelta
todavía en la gran niebla de humo de cafeína y vi que se formaba en la cola
(ahora su rompevientos era otra vez rojo). Diez minutos después no regresaba.
Fui a asomarme a la calle Cuautemoc y no lo vi por ningún lado.
Jamás volví a verlo. Había
regresado a la dimensión donde no existe el tiempo. A seguir pagando la absurda
cadena perpetua por haberse burlado de Sócrates...¿O se había burlado de
Platón?
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