Los alpinistas y Tom Sawyer se
parecen en algo. Siempre están buscando lo más complicado.
Tom se reúnen con su amigo Huck en un lugar del Misisipi con
la idea de liberar a Jim. Jim es un negro esclavo que se ha escapado de su ama
la señorita Watson.
Huck y Jim habían recorrido el río durante algún tiempo en una balsa. Se
vieron envueltos en varias aventuras. Entre estas la compañía no deseada con
dos malandrines estafadores.
Como la señorita Watson ha boletinado
a Jim, uno de los malhechores acaba por venderlo en una granja de la región en
la que se han detenido.
Es cuando Tom alcanza a Huck y entre
los dos se proponen rescatarlo. Consideran varios planes. Huck propone algo que
puede dar buenos resultados, con economía de tiempo y sin comprometer el éxito
de la empresa.
Tom se opone. Eso no tiene ningún
atractivo de peligro, dice. Pensemos en otro plan en el que haya emociones y
riesgo. Lo que propones “es más sencillo que andar pie y más fácil que engañar
a un tonto-dice Tom-.Yo diría que podemos encontrar una forma más complicada,
Huck Finn”.
A su vez a Tom se le ocurre: excavar un túnel
para llegar hasta donde esta Jim, Con una cuchara cada quien. Pero abandonan la
idea porque eso les llevaría 37 años.
Huck y Tom son dos muchachos de trece
o catorce años que se sienten pésimos por no delatar a Jim. Como blancos tienen
la obligación legal y moral de denunciarlo: “Así son las cosas-piensa Huck recriminándose-
alguien hace algo que está mal y después no quiere cargar con las consecuencias.
Se cree que mientas puede esconderse no tendrá que pasar vergüenza.”
Pero con vergüenza, y faltando a las leyes de su mundo, los dos muchachos
hacen lo necesario para que Jim sea libre.
La historia del alpinismo como
deporte nos ilustra que el hombre emprendió la conquista de las montañas por lo
que le pareció la vía más accesible. Lo que importaba era la cumbre.
La siguiente etapa fue trazar una
ruta de más dificultad. Finalmente se dirigió a lo que hasta entonces se consideraba imposible de escalar,
flanco que recorrer o del desierto para
cruzar.
Por la arqueología supo que miles de
años atrás otros hombres ya habían subido esas cumbres pero por motivaciones
espirituales.
Los alpinistas por deporte no aspiraban tan alto. Hijos
del siglo, sólo buscaban la cumbre de roca y nieve.
Ni la libertad, compartida, buscada por Huck y
Tom ni el Tlalocan de los sacerdotes de Tláloc. Sólo la cumbre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario