Empezó la plática, correspondiente al
tercer día del “Ciclo de conferencias de escalada 2018”, con el tema: La
Metafísica en el alpinismo, del Club Red
Winbreak, en el sur de la ciudad de México.
Un seminario de escalada no es foro
de debate para considerar otras
cuestiones, pero cuando se tiene un pie metido en la eternidad, aunque sea por
media hora, se queda situado, así de pronto, en la frontera del posible no
retorno al valle.
El hombre, a diferencia de los
animales, busca el ser de las cosas. Pero, con mucha frecuencia, se queda con
las cosas, y se olvida del ser, se olvida de ser.
El ser para Platón son las Ideas, y
las cosas son un ser inauténtico. Para Aristóteles el ser son muchas cosas.
Dibujo tomado de
El País
Dic.2017
Este batallar filosófico lleva siglos
tratando de establecer la diferencia entre el mecanicismo de los animales y la
libertad de decidir de los humanos: “La obra que viene después de la física”,
dicen unos y otros: “Más allá de los dominios de la física”, otros.
Cuando el saliente de un centímetro, y en ocasiones
más chico, es todo lo que me sigue
manteniendo entre los habitantes del valle…No puedo más que pensar en
esa diferencia, del sólo tener y del ser, del tema que ha preocupado desde
tiempos remotos, desde “el tesoro intelectual de la Antigüedad, de la Edad
Media y la pre kantiana”.
Los militares en el frente de guerra
(todos los días hay cuarenta guerras en alguna parte del planeta), los toreros
en el ruedo, los que viajan en pleno
vuelo del avión, los limpia ventanas en los altos edificios, los bomberos,de alguna
manera, aunque se tenga mucha experiencia, es un pensamiento que no se puede,
ni se debe, evitar. ¡No se puede bajar la guardia!
En escalada hemos hecho del vivac un fin en sí mismo, a 100 metros,
o más, arriban de la base (norte de la pared
Rosendo de la Peña, Las Monjas ,Chico, Hidalgo, la Oeste del Centinela,
en la cañada de Milpulco, suroeste de la Iztaccihuatl, norte de Abanico,
Popocatépetl, Corredor Superior Oeste de la Iztaccihuatl), ya no tanto por necesidad de seguir avanzando hacia arriba. Le
llamamos vivaquismo.
Del libro
Alpinismo Mexicano
de Manuel Sánchez
y Armando Altamira
Colgados del arnés oscilando sobre el vacío,
lo mismo que en una tienda especial para el caso, o sentados sobre la roca, con
lo pies colgando sobre el valle, hay tiempo para pensar…El miedo es miedo de
algo.
Evolucionando por la montaña es una
actitud inhumana irracional, aquella que está fuera de la razón. ¿Qué de
razonable tiene esto de introducirse por páramos ignotos de la montaña o subir
por las rocas verticales, sin motivo práctico para ello?
Y también, así de pronto, se queda
situado frente a la vieja pregunta; ¿hay vida después de la vida? Y la segunda
pregunta cae por su peso, ¿hay un legislador divino? (como quieras llamarlo)
Sabemos que hay dos posiciones,
también viejas como humanidad, pero siempre presentes).
A) los que piensan que el alma humana es la
unidad sintética de los fenómenos psíquicos, es decir, que hay átomos
psíquicos, en otras palabras, física, material, en los que los átomos tienen un
carácter intencional de los fenómenos físicos. El amor es una descarga
eléctrica psicofísica, etc.
Alpinismo Mexicano
B) Los que creen que el alma humana
es un noúmeno, que vive eternamente fuera del espacio y del tiempo, profunda,
vital, irreductible: el amor, la belleza…
Aquí también cada quien tienen que
rascarse sus pulgas como mejor pueda.
Lo
cierto es que, pensar firmemente en una de estas cuestiones, es como una
“herramienta” de escalada, tan útil como una clavija o un mosquetón o un
piolet…
De regreso al valle este momento de
crisis, este haber estado en la frontera, se desvanecerá gradualmente. Volverá
el anhelo del tener y parecerá obsoleto la idea del ser. La montaña, sus
vientos, el silencio, la lluvia, el frío o el calor y la soledad del desierto, han quedado
atrás.
En el valle impera el automatismo
inconsciente, el liberalismo moderno que no admite distracciones.