En América hay varias américas, o modos
de llamar a sus habitantes. Según quien lo diga. El criterio que se sigue es
político, no cultural. Sectario, no ecuménico.
¿Indios, mestizos, españoles, franceses,
“americanos”?.¿Indoamérica, Hispanoamérica, Latinoamérica? El trabajo de Frost
analiza todo eso.
La política domina el discurso oral y escrito,
en el mitin callejero, en la mesa de los intelectuales, en la novela, en el
ensayo, en la pintura muralista, en la historia de academia, en el chisme del mercado, en la cantina, en
los toros, en el futbol. Se es conservador o se es liberal.
¡Abstracciones de la historia que no lo
dicen todo!
Igual que los españoles hacen cuando escriben
de su conflicto de 1936.El franquismo o
el montsenysmo. Y cien modos de
hipostasiarse unos y otros. ¿Eso se
merece una historia extraordinaria que costó miles de vidas valiosas y
valientes de ambos lados? ¡Alguien no está diciendo la realidad completa!
En la novela romántica (When Calls the
hart), Llamada del corazón, de Janette
Oke, se tratan temas por Elizabeth, una maestra de escuela, de una remota aldea
minera, que se preocupa en instruir a
sus alumnos e infundirles que mediante la cultura dejarán de ser obreros sin futuro.
No
se dedica a enconar los ánimos de sus niños hablándoles de los yanquis o de los confederados. Tampoco Margaret Mitchell lo
hizo en su inmortal novela.
Para escapar de la rueda del pozo, en México,
hay que acudir a los extranjeros que
escriben sobre México. Madame Calderón
de la Barca, por ejemplo, para los años inmediatos de la independencia. Sus
“cartas” escritas apresuradamente, literalmente entre los balazos que conservadores y liberales se tiraban,
dicen más que veinte sesudas “historias”.
W. Prescott para la conquista de México,
y su apología de setecientas páginas que hace a Hernán Cortés, dice de la
grandeza de los aztecas, y de Cuauhtémoc, en particular, como difícilmente se puede encontrar en otras
historias.
Y Graham Greene en su novela profundiza
más de la prohibición religiosa en México, de 1936, que trabajos de conservadores
y liberales dicen desde sus sectarios enfoques.
Es legítimo ser como se es y no ser lo
que no se es. En otras palabras es legítimo diferir de los demás y respetar que
los otros sean como son. Ya idealista ya materialista. ¡Todos caben en este
planeta!
El mundo se descompone cuando quiero que
los otros nieguen su ser y sea como yo soy. O que el otro quiera que yo vea al
mundo como él lo ve.
En su obra Introducción a la filosofía, Jean Wahl se refiere así a esta dicotomía cuando habla de la teoría de Platón
del No-Ser: “En el Sofista muestra que es necesario decir que en cierto sentido
el No-Ser es, porque cada cosa es lo que es y no es lo que no es, de forma que
la definición misma de una cosa implica
la negación de todas las características de lo que carece.” Cap. XIV.
Todavía en este siglo veintiuno hay países que, desde sus programas de
educación pública, azuzan a un sector contra otro. El otro sector se defiende y
ya está la inestabilidad social en
pleno.
En Llamada
del corazón la maestra habla a sus alumnos de Tomás Alva Édison, del cometa
Halley, de la gravedad atmosférica, del verbo, del sustantivo, de la composición
en el escritura, el cómo leer aun para
los niños de especial aprendizaje.
Y
cuando dos niños camorristas se van al
callejón a pelear, la maestra los conmina a que hagan las paces. No toma
partido sembrando rencores en uno contra el otro.
¡Se pierde tiempo caminando para atrás
en la historia. Estancarse es retroceder porque los otros no se de tienen, siguen avanzando! ¡En la cultura y en la ciencia hay al menos tres universos: conocer, aprehender y descubrir.
Sin pasar por alto los esfuerzos
ecuménicos de algunos (sólo algunos) intelectuales mexicanos, al estilo de
Francisco Javier Clavijero, cuando escribe, lejos del pensamiento sectario, de
la historia antigua de México, incluida la conquista por los españoles.
La tónica es de vacuidad en nuestras letras, por más premios bajo los reflectores.
Frost se refiere a esta superficialidad
cuando se pregunta por qué a raíz del conflicto religioso, de la primera mitad
del siglo veinte en México, no hay un estudio de ese conflicto más allá del
grito de “¡Viva Cristo rey!”:
“Se trata más bien de un rasgo que se ha
venido repitiendo a lo largo de la historia de México: puestos a escoger entre pensar y escribir o actuar, los
mexicanos se decidirán siempre por lo último. En el terreno religioso especialmente, no sé de ningún mexicano que
haya escrito un gran libro en la materia: hemos de aceptar que nunca hemos
tenido teólogos ni místicos y ni siquiera al presentarse la persecución se
escribió un libro verdaderamente reflexionado sobre la auténtica condición del catolicismo mexicano.”
Abundan, desde luego, las obras que
justifican al clero y otras que
justifican el anticlerismo. Otra vez el nihilismo que hace pensar en un
eclecticismo disolvente, más que amalgador de la sociedad entera.
Frost
señala y analiza cada una de las categorías en particular:
Indoamericana, Hispanoamericana, Latinoamericana. Y otras que llama categorías
de imitación, como la criolla, la sucursal, la heredada, la heterónoma…
Elsa Cecilia Frost, Las categorías de la cultura mexicana, editado por la Universidad
Nacional Autónoma de México, 1990.
Frost |
Elsa Cecilia Frost fue una académica y
traductora mexicana. Obtuvo el doctorado en Filosofía y Letras por la UNAM.
Elsa Cecilia Frost dedicó su vida a la traducción de textos filosóficos,
religiosos e históricos. Dominó los idiomas español, alemán, inglés, francés,
italiano, catalán, y latín.