PLATONICA DISYUNTIVA
¿Razonar o ver a Dios?
Filósofos creen que la Verdad no es creada,
que es descubierta.
Como el niño al descubrir que las
montañas existen. No las creamos con nuestra imaginación, ya estaban allí.
Y algo también importante, que hay cierta distancia entre el
niño y las montañas. En otras palabras: hay distancia entre el ser y el
conocer.
Siempre nuestra razón se está
preguntando por qué no podemos ver a Dios, no sólo en sus obras o en los
milagros, sino directamente.
¿Dios? El Demiurgo de Platón, el Zeus
del Olimpo o la divinidad de los cristianos. Hay concepciones de Dios como
etnias hay en el planeta, que son miles. Por fortuna pues cada grupo es una
visión de la vida y del cielo.
Unas concepciones religiosas, la
mayoría, con naturaleza centrípeta, al estilo de las etnias de Indoamérica, y
otras con tendencias colonizadoras.
Con sus nombres, representaciones
(mayormente antropomorfas), o ausencia de ellas, según sus cosmogonías.
Hay algunos rasgos comunes en todas
ellas, dice Jean Wahl: “Dios como el principio organizador que gobierna la naturaleza,
como el Creador de los espíritus y de las verdades eternas, como el que elige
entre posibilidades, dicen que Dios es poderoso, e incluso todopoderoso, lo mismo
que supremamente inteligente.”
Jean Wahl, El camino del filósofo.
Perderíamos la libertad de reflexionar y argumentar.
Los Presocráticos
Platón dice que sería necesario
alegrarse de no poder verlo. Si lo viéramos, dejaríamos de razonar.
Perderíamos la libertad de
reflexionar y argumentar.
Un símil, desafortunado, lo
encontramos en el alcohólico, el fumador, reo de alguna droga dura o en el obsesivo
sexual que sólo piensa en el paraíso
artificial, en su dios, haciendo a un lado la facultad de razonar.
Y, se dice, precisamente el libre
albedrio es el mayor don que la divinidad dio a los humanos. También a los
ángeles, que razonaron, según el cielo, por eso tuvo lugar una revuelta allende
las nubes.
De tal modo se acepta que ni Dios
quiere hacerse presente para no quitar con ello esa libertad, y que por su
parte el humano no debería insistir tanto en verlo directamente, por eso,
porque perdería la libertad de disentir.
¿Razonar, dudar, cuestionar, con
libertad y responsabilidad, u obnubilados frente a la luz? , esa es la
cuestión.
La divinidad es considerada tan
vital, y escurridiza, como la Verdad, siempre mencionada y poco buscada.
En la oda decimotercia,Píndaro (520 a. C. ) parce referirse a este buscar la virtud,avatar de los dioses:
"Cuanto está fuera de la humana meta
La alta virtud sujeta
De los dioses;y leve
Empresa es en su mano
La que el hombre se atreve
A acometer en vano"
Hemos oído que algunos de los no creyentes, como se autollamen, piden al sacerdote en el postrer minuto de su vida. ¡Ya no necesitan razonar según el mundo! ¡Antes y ahora ejercieron su libertad!
Santa Teresa de Jesús De manera reiterada la divinidad transgrede sus propias reglas
Los apóstoles de Jesús quedaron
obnubilados al contacto directo con la divinidad. Al final, con el Espíritu
Santo, ya no dudaron, ya no razonaron según el mundo. Aquí la divinidad transgredió sus propias
reglas.
En el Popol Vuh, el libro quiché de
la creación, no se hacen los hombres estas preguntas. La pregunta pude esconder
su lado sospechoso: evadir la
responsabilidad.
En el Quiché (Centroamérica) los
hombres se limitan a hacer lo suyo, que es conservar en buen estado (valga la
tautología) la obra de los dioses. Para decirlo mejor: ejercen su libertad con
responsabilidad.
“Ver y haber visto esa visión es no
seguir razonando”, advirtió Platón. Veinticinco siglos hace ya de eso.
(La
Republica, sexto libro)
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