La revolución francesa le sirvió de punto de referencia. El hombre parado en el centro, ya no del universo, sino en el centro del mundo, liberando al hombre. Pero el hombre que es susceptible de un solipsismo general tal que se puede convertir en el peor enemigo de la sociedad.
Descubrir, en el juego de la razón viva y la razón abstracta (se les llama comúnmente Ilustración y Romanticismo, respectivamente), que alguien te quiere apartar de tus símbolos, rituales y tabúes, sólo para llevarte al campo de sus símbolos, rituales y tabúes. Es el juego que juega la humanidad desde antes de salir de las cavernas. Lo que va cambiando son las etiquetas con las que se les designa.
Novalis |
Si el pueblo tiene la suficiente información se dará una muy sana y muy envidiable confrontación dialéctica de ideas, principios e intereses. No para eliminar si no para complementarse y enriquecer modos de vida. Si no tiene la suficiente información, veremos a un zorro que se lleva para su madriguera a un pollito recién nacido.
Ese juego se da en los niveles altos. Cuando un Poder Legislativo le escatima recursos a la universidad pública, y a la educación pública en general, le está haciendo el juego al zorro. A la sazón hay muchas universidades públicas, de los estados, en México, que ni siquiera cuentan con recursos para pagar de manera regular los sueldos de los académicos y de los trabajadores manuales, no hay aguinaldos, las prestaciones son miserables, mucho menos hay presupuesto para hacer investigación científica y cultural ni difusión.
El Romanticismo alemán fue un mundo, casi loco, con la suficiente información, que entró decidido en la práctica dialéctica. Ministros protestantes que brincaban de la teología a los campos de la filosofía y acababan en un delirante narcicismo. Otros, militantes del protestantismo que se pasaban al terreno del pensamiento lógico y, posteriormente, al estilo de San Agustín, se convertían al catolicismo: En Rüdiger Safranski (El Romanticismo, una odisea del espíritu alemán) encontramos:
“A los románticos les une el malestar ante la normalidad, ante la vida cotidiana. ¿Cuál es su vida en Alemania en torno a 1800? En primer lugar, es la vida cotidiana de escritores, es decir, de personajes para los que los asuntos espirituales no son una bella cuestión secundaria, sino la principal, y para los que lo espiritual está unido todavía con lo religioso. Y eso no ha de sorprendernos, pues muchos de ellos descienden de familias de párrocos. Ciertamente, también entre ellos la Ilustración ha vaciado la antigua fe. Más por eso mismo, para proteger la vida ordinaria frente al desencanto, prospectan nuevas fuentes de lo misterioso. Las encuentran en el espíritu poético, en la fantasía, en la especulación filosófica y a veces también en la política. Aunque sea una política que pertenece al reino de la fantasía.”
F. Schlegel otro impulsor del Romanticismo |
El Romanticismo fue una actitud en contra de lo que se veía venir, y de hecho ya estaba en puerta, y es el capitalismo neoliberal y la ciudad industrial que enajena al humano volviéndolo una máquina ciega de producir y consumir. Apartándolo del universo de la cultura. Novalis, uno de los románticos, escribió: “La forma moderna de pensar convierte la música infinitamente creadora del universo en el matraqueo uniforme de un molino monstruoso”.
El Romanticismo es la protesta contra un mundo donde reina la utilidad sin fantasía “y hace sospechoso el talento humano para la trascendencia y la imaginación”. Un mundo donde no tiene que haber mitos porque el mito distrae de la producción y el consumo. Safranski se pregunta: “¿Qué es una vivencia mítica? Es una vivencia potenciada, a la que se abre una inesperada plenitud de significación.”
La solución aristotélica es el individuo en la ciudad industrial, que produzcas en la fabrica en la perspectiva de la plus valía pero que, a la vez, frecuente con asiduidad la cultura universal y viaje en aras de la magia y de la poesía. Dicho de otra manera: ni puro Romanticismo ni pura Ilustración. O una buena dosis de Ilustración Y otra de Romanticismo.
Fue Friedrich Schlagel, uno del Romanticismo filosófico histórico, que vio la necesidad de separar y, a la vez, de integración de los dos modos de pensar y vivir.Safranski, por su parte, termina su obra mencionada con las siguientes palabras: "no podemos perder el Romanticismo...El Romanticismo despierta nuestra curiosidad por lo completamente diferente.Su imaginación desencadenada nos otorga los espacios de juego que necesitamos"
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