Ensayos
Ralph Waldo
Emerson
Prologo de
Edward Larocque Tinker
Editorial
Porrúa, Serie Sepan Cuantos…Núm. 596, año 2007
Primera
edición en inglés en 1841
En la
cultura y en la educación veía Emerson la única escalera por la que, el pueblo todo, puede ascender hacia una
vida digna de ser vivida, no sólo caminada.
“Ralph Waldo Emerson (1803
– 1882) fue un escritor, filósofo y poeta
estadounidense. Líder del movimiento del trascendentalismo
a principios del siglo XIX. Sus enseñanzas
contribuyeron al desarrollo del movimiento del Nuevo Pensamiento, a mediados del siglo XIX. “Como conferenciante y orador, Emerson
–apodado «el sabio de Concord»- comenzó siendo la voz líder de la cultura
intelectual yanqui. Herman Melville, quien conoció a Emerson en 1849,
pensó que tenía un “defecto en la región del corazón” y una “autoconciencia tan
intelectualmente intensa que en un comienzo uno duda de llamarla por su
nombre”, y más tarde admitiría que Emerson era “un gran hombre”. Theodore Parker, un ministro y trascendentalista,
notó su habilidad para influenciar e inspirar a los demás: El trabajo de
Emerson no solo influenció a sus contemporáneos como Whitman y Thoreau, sino
que continuaría influenciando pensadores y escritores en los Estados Unidos y
en todo el mundo hasta el momento. Nietzsche y William James reconocieron la influencia del
«Sabio de Concord». También en Henri Bergson, cuyo élan vital es una transcripción literal de lo que
él llamó “vital force”.
No falta
quien quiera erigirse en guía del pueblo pero no se pasa de las bien acabadas piezas de oratoria que
escuchamos todos los días. Sobre el empirismo cotidiano está la literatura. El
pueblo necesita frecuentar asiduamente la literatura y los literatos bajarse de
los carros presidenciales, en los que gustan viajar, para mezclarse con el
pueblo: “Nuestros literatos, -decía Emerson-necesitan tener el valor de ser
ellos mismos y tomar a pecho sus más avanzadas exhortaciones.”
Todos los
países de América tienen a sus paradigmáticos educadores. México, por ejemplo,
A su Justo Sierra y a su José Vasconcelos. Lo que no tienen es el contexto
estable, y emergente, como lo tuvo Emerson. En esa época la labor civilizadora,
en el área al sur del río Bravo, se vio entorpecida y retardada por los
factores ambientales de las políticas locales.
Emerson |
En sus 76
años de vida independiente México tuvo, ponemos como caso, en el siglo
diecinueve, (de Guadalupe Victoria a Porfirio Díaz) 38 presidentes. En promedio
permanecían dos años como presidentes. Y como Porfirio Díaz duró casi 20 años
en la presidencia, estamos por señalar que el promedio no pasó de un año (20 años de lo que corresponde al siglo diecinueve porque para el siglo veinte todavía permaneció otros 10 años). A esto hay que agregar tres guerras, una con
España, otra con Francia y otra más con Estados Unidos. ¿Qué educador puede
hacer algo en tan loco torbellino?
Además que
cada administración que llegaba echaba a la basura el proyecto anterior y empezaba de cero. Cuando iba dando
por fin los últimos toques a sus programa educativo ya el gobierno había
cambiado y era necesario echar al basurero las cuartillas escritas. Nuestra realidad, en México, de leer sólo dos libros culturales, como promedio cabeza al año, en pleno siglo
veintiuno, viene de muy lejos.
Emerson, en
cambio, de quien tuvo que librarse fue de él mismo, empezando el siglo
diecinueve cuando los países de América apenas emprendían sus luchas de
liberación a través de la pólvora. Su contexto social era estable, prospero en
economía, tecnología y vida universitaria. Por lo mismo sus pensamientos son de
alcance más universal, menos local.
Con toda visión Emerson evitó meterse en el estrecho callejón del mercadeo ideológico de los partidos políticos y se fue hacia horizontes más amplios. En una ocasión dijo: "tengo otros esclavos que liberar".
Parecido a
lo que los filósofos del Romanticismo alemán, seguidos de Schopenhauer y Nietzsche, con su kulturkampf, o lucha cultural, Emerson
clamó también por una revolución
cultural propia para su país: “Nosotros hemos escuchado por demasiado tiempo las
cortesanas musas europeas”. Y en la segunda conferencia importante de Emerson
dada en la Universidad de Harvard, pugnó por “liberar a la literatura de los Estados
Unidos de Norteamérica de las ligaduras de Inglaterra.”
Emerson
estaba convencido que la agresión entre individuos y entre naciones hacía
retroceder a la civilización. Estaba contra las guerras aunque, cuando su
pueblo se fue a la Guerra Civil, en la liberación de la esclavitud, declaró
que: “En ocasiones la pólvora huele bien.” Cuando la guerra de Estados Unidos (primero
Texas) contra México en 1846 dio a entender por escrito que en otras ocasiones
la pólvora huele mal.
Por esto,
que de manera directa atañe a México, y por tratarse de un hombre de cultura
universal, los mexicanos y demás pueblos de los llamados latinoamericanos, más los pueblos amerindios, tendríamos que
conocer más el pensamiento de este gran educador que fue para los
norteamericanos.
Fue un
individuo que nació en el momento que su pueblo quiso que naciera. Se dio una
búsqueda nacional cultural propia porque el país había entrado en una
prosperidad económica y tecnológica que permitió ese surgimiento cultural.
Se acostumbra
considerara Emerson como uno de los grandes iniciadores del movimiento cultural
(Trascendente) propio de los Estados Unidos. Pero como en el mundo de los
humanos nada sale da la nada sino que viene de algo que le antecede, también es
lícito pensar que Emerson fue un
“producto” de lo mejor del pueblo estadounidense. En su prólogo Larocque dice
que cuando Emerson regresa de uno de sus viajes, de Europa, se encontró con que
“Se había posesionado de la juventud de aquellos días la idea de que a través de libros, y no de
batallas, se encuentra el camino de la grandeza, teoría que reaparece en las naciones
cuando alcanzan un cierto grado de cultura y prosperidad.”
El papel de
los intelectuales comprometidos con su nación, no con su administración, es
sugerir un camino de progreso. “Su misión es la de alegrar, levantar, y guiar
hombres enseñándoles hechos en medio de las apariencias…Nada podrá traerte paz
más que el triunfo de tus principios.”
Viajó en
varias ocasiones a la “vieja “Europa para conocer el pensamiento de los
clásicos griegos y otros como Zoroastro y Confucio así como de sus contemporáneos
tales como Carlyle, John Stuart Mill, Goethe, Coleridge, Wordsworth…
Y en verdad
que trascendió a su época. Abandonó su
puesto de Ministro Unitario pero no abandonó a su Dios. Siguió sirviendo a Dios
pero ahora desde la iglesia de la naturaleza eterna: “Abandonó la fría y dura
estrechez de la religión de sus antepasados, la cruel creencia en el pecado
original ,el infierno y la cruel condenación a favor de una filosofía más
benigna…”
Él, al igual
que su gran amigo Thoreau, se volvió a la vida cerca de la naturaleza. Tal vez
en su tiempo de incipiente polución en el ambiente atmosférico esto haya
parecido algo exótico. Ahora, en pleno siglo veintiuno, rodeados cada tercer
día por 80 grados IMECAS y mil partículas contaminantes en suspensión en el aire que respiramos, no
podemos negar que Emerson fuera un visionario más allá de su destacado papel
en la revolución cultural de su pueblo.
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