El pensamiento de Santo Tomás
Por F. C. Coplestón
Fondo de Cultura Económica, México-Buenos Aires,
1960
Dar limosna es un acto
bueno, pero si se hace por vanagloria propia, es un acto perverso. Por eso se
dice que el “fin” de un acto debe coincidir tanto en la intención como
materialmente.
Santo Tomás empieza al revés, en la tarea de conocer a los
otros y conocernos a nosotros. Se guía por los hechos consumados. No por los
declarados.
Cuando estos hechos son auténticos, ejecutados con libertad,
no obligados de alguna manera desde el exterior.
En términos realistas el mercado de trabajo me marca la pauta
y no siempre coincide con mi parecer, o modo de ser. Ahí otros son los que
están decidiendo, no yo.
También puede ser que yo sea un malandrín y piense robarme un
reloj pero, si no se me presenta la oportunidad, nunca me robaré ese reloj.
Pero eso no quita que mi naturaleza sea la un malandrín.
“…bien puede haber un acto interior sin lo que ordinariamente
se reconocería como el acto exterior correspondiente. Por ejemplo, un hombre
puede decidirse a robar un reloj, sin hacerlo nunca realmente, quizá porque no
se le presente una buena oportunidad.”
Por eso hay el siguiente
dicho, dirigido a Dios: “no te pido que me des, sólo que me pongas donde haya”.
Los políticos en campaña electoral, y los romeos en el terreno del amor, dicen, con vehemencia, cien promesas que no se cumplen.
De ahí el dicho que la
naturaleza es como es cuando actúa en libertad. Y se le conoce por sus actos, no
por sus palabras.
Coplestón pone un ejemplo de actitud para ilustrar el
pensamiento de Santo Tomás:
“Si yo veo que un niño
cae a un río y empieza a ahogarse, y soy la única persona que puede salvarlo,
el alejarme y dejar morir al niño porque me sería molesto mojarme las ropas,
sería una acción moralmente mala. Tengo la obligación moral de llevar a cabo la
acción que, así lo suponemos, es la única que puede salvar al niño.”
En el planeta hay 500 millones de madres solteras.500 millones
de padres no quisieron mojarse las ropas.
El humano se mueve continuamente, todos los días, entre la
teología y la filosofía. El anhelo vital y la razón práctica. Pero es su
naturaleza la que decide:
“La gracia perfecciona
la naturaleza, pero no la anula; la revelación arroja una nueva luz
sobre las verdades que pueden obtenerse por medio de la reflexión puramente filosófica,
pero no las cancela.”
Vemos que en el mundo
hay mucha facilidad de palabra, tanta que es una verdadera industria, un
oficio, eso de hablar. Por eso Santo Tomás de Aquino cree que:
“Muchas veces sólo podemos decir lo que esta idea es,
observando las acciones de un hombre, y viendo cómo organiza su vida conocemos
el propósito que lo guía o sea su idea operante.”
COPLESTON |
“Frederick Charles Copleston S.J., (10 de abril, 1907, Taunton, Somerset, Inglaterra – 3 de febrero, 1994, Londres, Inglaterra) fue un sacerdote de la Compañía de Jesús y un escritor de filosofía. Copleston se convirtió al catolicismo romano mientras asistía al Marlborough College. Fue el autor de la influyente obra Historia de la filosofía, publicada en once volúmenes. Es conocido además por el debate que sostuvo con el famoso pensador inglés Bertrand Russell, transmitido en 1948 por la BBC. El debate se centró en la existencia de Dios. El año siguiente debatió con A. J. Ayer sobre el positivismo lógico y la significación del lenguaje religioso.”
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