El poder nos revela tal como
somos
El tema de esta novela célebre
de Honorato de Balzac no es tanto cómo conseguir las cosas, sino cómo se
utilizan una vez que se tienen.
Balzac trata el tema de la libertad y de otras
cuestiones como el dinero, el poder, la fama, la salud, el matrimonio. De
manera especial un aspecto de la modernidad: el consumismo.
El consumismo que nos consume.
Es necesario trabajar duro para conseguir la prosperidad
material . Pero, luego, ¿cómo gastarla? El dinero no es para guardarse pero tampoco
para derrocharse.
Y muchas veces, eso que con
tantos anhelos y esfuerzos se consiguió, se le da el más inútil y tonto, cuando
no el más errado, de los empleos.
Un preso puede soñar, cada minuto, con el día
que vuelva a ser libre, sale por fin pero
una semana más tarde estará de regreso en su celda.
El dinero puede llevar la felicidad a propios
y extraños, pero preferimos darle un enfoque utilitario. “Que cada quien se
rasque con sus propias uñas”.
En todo caso La Piel de Zapa
es la metáfora que observa cómo, de tenerlo todo, a partir de ahí, se va
gastando, o reduciendo, por el uso, bueno o malo, correcto o no.
Como el humano en el día que nace. Tiene una
vida por delante. A partir de ese día su existencia se irá aproximando a su
fin...
Un ejemplo menos pesado y tal
vez más didáctico y de una realidad más inmediata y cercana a nosotros: el
cheque de quincena. Después de salir del banco, en el que lo cambiamos,
empezará a gastarse, día con día, minuto tras minuto, bien o mal.
Inexorablemente.
El guion de esta novela es
sencillo pero abunda en consideraciones de toda índole. Ese es el estilo de
Balzac. Poco diálogo y mucha reflexión. No hay que olvidar que en Papá Goriot
hay un personaje que va a cruzar la calle. De cuando esta persona está en una
banqueta, para cuando llega a la otra acera, ya han pasado veinte hojas de
texto.
Escritor, francés, del siglo
diecinueve (nació en 1799 y murió en 1850), tiene una fecunda imaginación, una
minuciosa observación de las cosas y de la conducta de los humanos.
Rafael Valentín O’ Flaharty es
el personaje, joven, que quiere ser famoso entre los hombres de ciencia y a la
vez gustar la vida en su vertiente hedonista. Pobre de recursos, se encierra
durante tres años escribiendo sobre algo que está seguro que lo hará célebre.
Un amigo de farra de otros tiempos lo introduce en un ambiente de lujo de la
alta sociedad. Como anhela ser rico,
pretende a Fedora, una condesa que se las sabe
todas para esquilmar incautos.
Desesperado, Rafael decide
llevar a cabo el recurso romántico, muy en boga en ese tiempo en la sociedad
europea: suicidarse. Con un poco de dinero sucumbe al sueño de los jugadores:
¡con un golpe de suerte y todo cambiara! Pero pierde y renueva su idea
original: suicidarse.
Va al puente y, una vez que ha
escogido el sitio desde dónde se habrá de echar de cabeza al Sena, se retira
con la idea de volver. Es temprano, el sol está en lo alto y el momento no
llena la atmósfera apropiada para morir.
En tanto se hace de noche se mete a un bazar.
Sobra decir que, haciendo reflexiones de los objetos que va observando, Balzac le
da una repasada a historias, civilizaciones y personajes sin fin.
Conoce al dueño del bazar, un personaje que, podemos decir, es el mismo Diablo. Este le sugiere que compre una piel curiosa, que viene siendo de una especie de cuero de burro, propio de los países árabes. Tiene la singularidad de satisfacer, a quien sea su dueño, cuantas cosas quiera. Pero a cada deseo la piel se contraerá. Cada vez más chica. Llegada al límite, el poseedor morirá y se irá al infierno.”
Rafael no cree en pamplinas, pero la compra. Enel principio la tiene como una simple curiosidad.
Pronto va a ser inmensamente
rico, famoso y va a tener cuantas cosas y mujeres quiera. Y aquí es donde,
apenas a los veintisiete años de edad, se da cuenta, un día, que ha quemado su
vida.
Para nada tuvo la intención
del progreso cultural, sólo el material.
Hace todo lo posible para ya
no experimentar ningún deseo y así evitar una nueva contracción de la piel.
Pero es inútil. La vida hay que vivirla aunque no se quiera. Es un proceso
irreversible
Muy bien puede decidir no
levantarse ese día y pasársela sedado bajo las cobijas, inconsciente, pero el
hecho es que ya decidió como vivir ese día ¡y cuenta en el conteo regresivo.
Despierto o dormido, lúcido o narcotizado, hay
que seguir con el nuevo día! ¡El infaltable nuevo día! La vida Lo va llevando de modo tal, que él,
con poder disponer a su antojo, debe seguir el curso de los acontecimientos.
Para salir airoso de ellos, tiene que experimentar otro deseo. Así hasta el
fin.
"Honoré de Balzaca (pronunciación en francés: /ɔnɔʁe d(ə) balzak/; Tours, 20 de mayo de 1799-París, 18 de agosto de 1850) fue un novelista y dramaturgo francés, representante de la llamada novela realista del siglo xix. Trabajador infatigable, elaboró una obra monumental, La comedia humana, ciclo coherente de varias decenas de novelas cuyo objetivo era describir de modo casi exhaustivo la sociedad francesa postnapoleónica de su tiempo para, según su famosa frase, hacerle «la competencia al registro civil». Es considerada generalmente como su magnum opus." Wikipedia
Balzac no recurre al
expediente salvador que utilizó Goethe en su Fausto. O como en la Leyenda del
Holandés Errante. En estos casos un amor inocente y apasionado, hasta el mismo
sacrificio, salva al que está destinado al infierno.O bien procurar la
felicidad, ofrendando su vida y salvar
la de otro, como Cartoné, el personaje de Historia de Dos Ciudades, de Charles Dickens.
Rafael pensaba en el dinero, la fama y en los placeres, no en salvar a nadie. Su obsesión era la prosperidad
material, no el progreso cultural.
Aquí también existe ese amor, pero al final
Rafael no puede evitar, por más que haga para cambiarlo, el destino que él
aceptó con tal de tenerlo todo en abundancia.
Igual que Oscar Wilde hará con
su Dorian Grey, que lo presenta todo consumido físicamente y con un aspecto de
lo más horrible, y al final ¡crack!
Ni porque le ofreciera toda su
fortuna al mejor mago de Oriente se
salvaría. Como el judío mafioso de El
Padrino II cuando exclama: “Daria la mitad de mi fortuna por poder orinar
sin dolor”
Así hace Balzac con su personaje.
Increíblemente rico, Rafael tuvo que descubrir que, para los enfermos, el mundo comienza en la
cabecera, y acaba en los pies de su lecho”.
Una frase de Balzac, bien pudo servir de
epitafio en la tumba del personaje central de La novela: “El poder nos deja tal
como somos". Rafael pudo hacerlo todo y no hizo nada”.
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